Incluye:
1.
Chomsky desvela
la naturaleza del temor al 'apocalipsis zombi' en EE.UU.
2.
Noam Chomsky nos
da las claves de 10 estrategias de manipulación masiva
3.
Chomsky o el
enemigo interior. Guía de lectura para tiempos difíciles
4.
Contornos del
orden mundial. Continuidades, cambios y desafíos
5.
La intervención
de Noam Chomsky en París.
Para comprender la manipulación
de la que la sociedad es objeto a través de los medios de comunicación masiva,
es importante leer y asimilar los escritos y conferencias de Noam Chomsky.
Las comunicaciones,
especialmente de los grandes medios, no son “inocentes” a la dominación mundial
por parte de una élite de poderes económicos y políticos. Incluso la
literatura, el cine y otros soportes son funcionales a la dominación y ésta a
la explotación de clases.
Al más alto nivel de la
dominación, surge el imperialismo, que es la explotación y dominación de unos
estados sobre otros estados y pueblos.
La producción intelectual de Chomsky es enorme, aquí hemos recopilado una breve parte, relativa a la dominación por medio de la manipulación del temor. Los poderes fácticos han creado la figura del "enemigo interior", que sirve para unificar a las masas en torno a la dirección de la élite.
Chomsky desvela la naturaleza
del temor al 'apocalipsis zombi' en EE.UU.
El académico lingüista,
filósofo y activista estadounidense Noam Chomsky dejó en evidencia una verdad
poco conocida de la sociedad de EE.UU. al responder sobre por qué hay una
preocupación cultural con “el apocalipsis zombi”en ese país.
“Yo creo que es un reflejo
del miedo y la desesperación. Estados Unidos es un país extraordinariamente
asustado y, en tales circunstancias, la gente inventa, a lo mejor como un escape
o alivio, [relatos] en los que suceden cosas terribles”.
“El miedo en Estados Unidos
es en realidad un fenómeno bastante interesante”, continuó Chomsky. “En
realidad se remonta a las colonias. Hay un libro muy interesante de un crítico
literario, Bruce Franklin, llamado 'Las estrellas de la guerra'. Es un estudio
de la literatura popular desde los primeros días hasta la actualidad, y hay un
par de temas que se desarrollan en él que son bastante sorprendentes”.
Según Chomsky, uno de los
temas principales en la literatura popular es que “estamos a punto de enfrentar
la destrucción por parte de algún terrible enemigo y en el último momento somos
salvados por un superhéroe, o una superarma o, en los últimos años, por niños
de la escuela secundaria que van a las colinas para ahuyentar a los rusos”.
Estamos a punto de enfrentar
la destrucción por parte de algún terrible enemigo y en el último momento somos
salvados por un superhéroe, o una superarma o, en los últimos años, por niños
de la escuela secundaria que van a las colinas para ahuyentar a los rusos.
El lingüista asegura que en
esta manera de ver las potenciales amenazas “hay un subtema”. “Resulta que este
enemigo, este horrible enemigo que nos va a destruir, es alguien que estamos
oprimiendo. Si regresamos a los primeros años, el terrible enemigo eran los
indios”, explica Chomsky, citado por 'The Raw Story'.
“Los colonos, por supuesto,
eran los invasores. Sin importar lo que usted piense acerca de los indios,
ellos estaban defendiendo su propio territorio”. Después de una breve discusión
sobre la Declaración de Independencia, Chomsky señala que una de las quejas que
figuran en ella es que el rey Jorge “azuzó contra los colonos a los despiadados
indios salvajes, cuya forma de guerra era la tortura y la destrucción, y así
sucesivamente”.
“Bueno, Thomas Jefferson, que
fue quien escribió tales cosas, sabía muy bien que los ingleses eran los
salvajes y despiadados cuya conocida forma de guerra era la destrucción, la
tortura y el terror, y que asumieron el control del país expulsando y
exterminando a los nativos. Pero está tergiversado en la Declaración de la
Independencia”, dijo Chomsky, indicando que este es un ejemplo más de la tesis
de Franklin de que los pueblos oprimidos se convierten, en la imaginación
popular de los opresores, en el “terrible, impresionante enemigo”empeñado en la
destrucción de EE.UU
Chomsky luego señaló que el
siguiente grupo satanizado fueron los esclavos. Se empezó a creer que “iba a
haber una revuelta de esclavos y que la población esclava iba a levantarse y a
matar a todos los hombres, violar a todas las mujeres, y destruir el país”.
“Y se extiende hasta los
tiempos modernos, con los narcotraficantes hispanos que van a venir y destruir
esta sociedad”, dice Chomsky de manera irónica. “Y estos son temores reales,
eso es mucho de lo que hay detrás de la extremadamente inusual cultura de las
armas en Estados Unidos”, dijo el filósofo.
Tenemos que tener armas para
protegernos de las Naciones Unidas, el Gobierno federal, los extranjeros y los
zombis, supongo
“Tenemos que tener armas para
protegernos de las Naciones Unidas, el Gobierno federal, los extranjeros y los
zombis, supongo”, dijo, continuando con una línea sarcástica.
“Creo que cuando lo
desglosas, en gran parte es solo el reconocimiento, en algún nivel de la
psique, de que si tienes tu bota en el cuello de alguien hay algo que está mal,
y que la gente que estás oprimiendo podría levantarse y defenderse”.
Texto completo en: http://actualidad.rt...psis-zombi-eeuu
NOAM CHOMSKY NOS DA LAS
CLAVES DE 10 ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN MASIVA
¿Cómo se forma un
mensaje? ¿Qué hay detrás de los medios de comunicación?
¿Existe realmente la manipulación?
Uno de los teóricos y lingüistas más acertados de nuestros tiempos Noam
Chomsky realizó un estudio en
el que demuestra el submundo de los medios de comunicación y su relación con
las esferas de poder.
Siempre se ha
cuestionado la forma de comunicar de los medios, asegurando que controlan el
imaginario colectivo, la opinión pública y las acciones del público. Siempre
vemos películas, pero no notamos el mensaje oculto que este nos emite, por
ejemplo, el que Capitán América tiene como principal enemigo a un soviético que
es el villano. Además, estas películas y/o series de televisión nos venden
estereotipos que, al final se convierten en modelos aspiracionales que todos
queremos seguir, y Noam Chomsky siempre ha escrito sobre eso, y a continuación
te mostramos sus 10 estrategias de manipulación
(FUENTE:
https://aweita.larepublica.pe/magazine/1186681-10-estrategias-para-manipular-a-alguien-segun-noam-chomsky)
Vivimos tiempos convulsos en
los que el exceso de información manipulada nos desinforma; cortinas de humo e
hilos, que se mueven a la conveniencia de una élite minoritaria, reconducen
nuestros pensamientos alienados; soñamos con héroes visionarios como “V”de “V
de Vendetta”o Elliot Alderson de “Mr. Robot”, pero son personajes ficticios.
Quizás, nuestra última esperanza sea Noam Chomsky, él sí es real y está
dispuesto a desmontarlo todo.
La cabeza de Noam Chomsky no
para de bullir, por eso es la cabeza del pensador, filósofo, lingüista y
sociólogo más importante de la era moderna.
El enemigo número uno del
capitalismo, la jerarquización de la clase obrera y del mundo, tal y como está “funcionando”y
organizado actualmente, vuelve a arrojar luz en un intento por abrir nuestras
mentes y, sobre todo, nuestros ojos, y nos revela (¿o rebela?) las diez
estrategias de manipulación masiva más atroces y descaradas.
Despuès de cada uno de los
diez enunciados de Chombsky, copiaremos un comentario, tomado del sitio
aweita.larepublica.pe.
1. La distracción:
Desviar la atención de las
masas con cosas como el fútbol, la telerrealidad o noticias que parecen más
importantes que las que de verdad lo son, es una de las estrategias de
manipulación masiva más antiguas que hay. Pan y circo.
Comentario (por
aweita.larepublica.pe):
Según Chomsky, es
un elemento básico para poder manipular, que consiste en desviar la atención de
lo realmente importante a través de una inundación constante de distractores o
informaciones insignificantes. Por ejemplo: los noticieros mostrando los
accidentes vehiculares de la madrugada, o los programas de espectáculo que
abundan en la tv.
2.
Problema-Reacción-Solución (Crear problemas y después ofrecer soluciones):
Se da cuando el poder y los
gobiernos dejan, de manera premeditada, de atender un problema, nos hacen ver
que la solución debe externalizarse y ellos mismos proponen el arreglo a ese
problema que han creado; empeorar, a propósito, un servicio público para
justificar su privatización es una maniobra muy común.
Comentario:
Consiste en crear un problema para causar cierta reacción y
después ofrecer una solución. Por ejemplo: crear una crisis económica para
aceptar un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el
desmantelamiento de los servicios públicos.
3. La gradualidad:
Las subidas de impuestos o la
reducción de los derechos laborales se hacen poco a poco para que sean
imperceptibles, para que cuando caigamos en la cuenta ya sea tarde.
Comentario:
Para permitir que
se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, durante años
consecutivos, y así las personas no sentirán un cambio tan drástico: salario
mínimo, desempleo, privatización, etc.
4. Diferir:
Consiste en tomar decisiones
perjudiciales en el momento prometiendo que reportarán beneficios en un futuro,
beneficios que nunca llegarán para cuando ya estemos acostumbrados y no
rechacemos la nueva y perjudicial situación generada.
Comentario:
Otra manera de
aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”,
obteniendo así, la aceptación pública, en el momento, para una aplicación
futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato.
5. Infantilizar al público:
En la televisión, la
publicidad o las campañas electorales se tiende a tratar al público de manera
infantil y paternalista con el objetivo de anular su pensamiento crítico, y
funciona.
Comentario:
El lingüista
asegura que cuando se dirige a una persona como si fuera un niño, la sugestión
es más grande y habrá más probabilidad de una respuesta favorable, desprovista
de sentido crítico. Quizá por este motivo los comerciales prefieran una voz
suave en lugar de una grave.
6. Apelar a las emociones:
La manipulación emocional es
una de las artes más burdas que hay; se busca jugar con la parte sensitiva de
los cerebros para no estimular la reflexiva; anular nuestro lado racional hace
que nos quedemos con un mensaje global, no con los elementos específicos que
esconde.
Comentario:
Es esta la razón
por la que las telenovelas funcionan bien, porque ataca las emociones básicas
del ser humano.
7. Crear públicos ignorantes:
La ignorancia es la peor arma
de destrucción masiva que hay; crear brechas entre la educación pública y la
privada o no proporcionar las herramientas necesarias para culturizar son dos
procesos habituales. Por ejemplo, se sigue ridiculizando a “los ratones de
biblioteca”, en cantidad de películas o series; ser inteligente o inquieto es
sinónimo de ser un perdedor en la estructura social.
Comentario:
Hacer que el
público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos usados para su
control y esclavitud.
8. Promover públicos complacientes:
Los medios, las redes, la
radio o la televisión promueven estilos de vida superficiales haciéndonos creer
que es lo que está de moda, que es a lo que debe aspirarse, matando, de esta
manera, dos pájaros de un tiro; por un lado crean un dócil rebaño, y por otro,
una sociedad de consumo que va a mantener la maquinaria capitalista siempre en
marcha.
Comentario:
Instar a l
público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.
9. Refuerzo de la autoculpabilidad:
Hacer creer a las personas
que sólo ellas con culpables de sus problemas es otra jugada maestra; si nos
hacen creer que nuestro entorno es idílico, un fallo en nuestra economía
personal o un fracaso laboral es sólo culpa nuestra; nuestras crisis son
nuestras por haber vivido por encima de nuestras posibilidades, no lo olvidemos.
Comentario:
Hacer creer a las
personas que son culpables de por su propia desgracia, por causa de la
insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos.
10. Conocimiento minucioso del ser humano:
La ciencia y la psicología ha
recopilado una ingente cantidad de información sobre los comportamientos del
ser humano, pero esa información privilegiada sólo la usan unos pocos en
beneficio propio, porque sólo unos pocos tienen acceso a ella. Otro ejemplo
claro de que la ignorancia del pueblo favorece las acciones de los que están en
el poder.
Comentario:
Estudios de
mercado, la biología, psicología, han provocado que conozcan mejor nuestro
comportamiento que nosotros mismos. Y ante esto producen contenido que nos
hacen convertirnos en patrones repetibles y seres que siguen otros modelos
aspiracionales.
Sería de gran utilidad que
cada lector/a publicase sus propios comentarios y así formaremos una cadena
haciendo conciencia crítica, algo que hace mucha falta en los tiempos oscuros
que vivimos.
Chomsky o el enemigo interior
Guía de lectura para tiempos difíciles
José
Ramón Martín Largo – La República Cultural
Publicado el Martes
20 de septiembre de 2011
Uno de los acontecimientos
más notables e influyentes de las últimas décadas ocurrió en los años 50 del
siglo pasado, y a pesar de sus enormes consecuencias no figura en ningún libro
de Historia. En esos años el gobierno de Estados Unidos desmanteló gran parte
de la red ferroviaria, que por ejemplo en el estado de California estaba
totalmente electrificada y constituía un medio de transporte no contaminante,
eficaz y barato. En dicho estado la red ferroviaria fue adquirida, y acto seguido
suprimida, por tres compañías: General Motors, Firestone y Standard Oil. Poco
después, en nombre de la seguridad y de la defensa nacional, que requerían una
red de comunicaciones que pudiera usarse para el transporte de tropas, el
gobierno construyó una gran red de autopistas y de aeropuertos, que todavía
existen. El resultado fue un sistema de transportes que no está basado en las
necesidades de la población ni en la lógica del servicio público. Pero tal plan
de ingeniería social, uno de los mayores de la historia, tuvo otras
consecuencias: en primer lugar el deterioro de los centros históricos de las
ciudades y el desplazamiento de sus habitantes a la periferia. A resultas de
ello hoy la gente, obligada a moverse en vehículo propio, vive en las afueras,
donde se construyen grandes superficies comerciales. Lo que a su vez ha tenido
un enorme impacto en la sociedad, en los hábitos de consumo y en las relaciones
personales. La descentralización de las ciudades ha traído consigo el
aislamiento y la ruptura de las comunidades. Por último, la emisión de gases
contaminantes se ha multiplicado hasta el punto de llegar a afectar a las
condiciones climáticas del planeta. Y todo ello como resultado de una
silenciosa operación realizada en beneficio de los fabricantes de automóviles,
de neumáticos y de las petroleras.
Lo anterior, que constituye
un modelo de actuación que hace tiempo se exportó al resto del mundo, es uno de
los episodios de enriquecimiento de lo privado, a costa de lo público, que ha
ilustrado minuciosamente Noam Chomsky en algunas de sus obras. En una de ellas
se lee: “El sector público asume colectivamente los gastos y los
riesgos, [en beneficio de] un sector privado que está en manos
de instituciones totalitarias”. La avidez de éstas últimas ha provocado el
debilitamiento de los estados, a los que únicamente se atribuye la función de
acudir en su ayuda en caso de quiebra. A su vez, la progresiva debilidad de los
estados provoca “una decadencia de las funciones que antes estaban al
servicio de los ciudadanos, a un estancamiento o a un descenso de los salarios,
a una prolongación del horario laboral, a una degradación de las condiciones
laborales, y, por fin, a un quebranto de la democracia…”En este proceso ha
desempeñado un papel protagonista la liberalización de los mercados
financieros, que en las Bolsas han sustituido casi completamente a los valores
del sector productivo. Hoy la salud de la economía se mide por el alza o la
baja en las Bolsas de los valores especulativos, los cuales, por miles de millones
de dólares, cambian de mano a diario, pero esto dice realmente bien poco acerca
del estado de una economía, si tenemos en cuenta que la mitad de las acciones
está en poder de menos del uno por ciento de los accionistas. Por cierto que
esa minoría todopoderosa que dicta sus órdenes al Fondo Monetario
Internacional, a los gobiernos y a otras instituciones, en contra de lo que nos
vienen diciendo, sí tiene nombres y apellidos: son los miembros del Grupo
Bilderberg, la Comisión Trilateral y el Foro Económico de Davos. Este club
elitista se ha constituido en el auténtico poder mundial, que hace tiempo
reemplazó a los gobiernos y a los estados. Ante este panorama, Chomsky
concluye: “No hay nada que garantice el futuro de la sociedad, excepto el
control de la ciudadanía”.
Chomsky niega que de sus
escritos pueda deducirse alguna teoría y menos una ortodoxia, y afirma que
aquellos son solamente un dictado del sentido común. Este descendiente de
inmigrantes judeo-ucranianos es hoy un referente imprescindible para el
activismo político, y su conciencia crítica de nuestra sociedad y nuestra
economía han hecho de él una autoridad, la cual, si tiene el privilegio de
poder expresarse (aunque lo haga casi siempre en medios más bien marginales),
es a causa del prestigio que ha alcanzado como lingüista tras muchos años de
ejercicio en su cátedra del Instituto Tecnológico de Massachusetts, del que en
la actualidad, a sus 82 años, es profesor emérito.
La literatura política de
Chomsky, como él mismo afirma, es producto de su renuncia a dejarse embaucar
por los corruptos medios de información dominantes, de su búsqueda de fuentes
de información fiables y de su independencia de criterio. No por casualidad uno
de sus libros más citados es el que escribió en colaboración con Edward S.
Herman, Los guardianes de la libertad, que se publicó en inglés en
1988 y que es hoy una de las obras de referencia para la crítica de los medios
de comunicación de masas. Aportando gran cantidad de datos extraídos del
tratamiento informativo dado a diferentes acontecimientos, sus autores muestran
la dependencia de los medios con respecto a las grandes corporaciones, lo que
explica que la desinformación institucionalizada por los mismos sea un
ingrediente capital en la construcción del consenso que debe instaurarse en la
opinión pública, en interés de las élites económicas y los gobiernos a su
servicio.
Esto último, la servidumbre
de los gobiernos, ha podido comprobarse una y otra vez en Estados Unidos, donde
son conocidas las fuentes de financiación de los candidatos al Congreso.
Chomsky llama la atención acerca del hecho de que en las últimas elecciones el
noventa y cinco por ciento de los candidatos electos habían invertido en la
campaña electoral más dinero que sus adversarios, dinero procedente de las
multinacionales. De este asunto, como en general de la degradación de la
democracia, trata en Estados fallidos, continuación del análisis de
la sociedad norteamericana que ya había iniciado en su Hegemonía o
supervivencia, obra esencial para comprender el papel que los poderes
económicos asignan en el mundo a Estados Unidos. Entre ellos, y ante todo, la
militarización del planeta, una vez superado el caduco prejuicio de las
fronteras nacionales, como demostró el caso de Irak, y la necesidad de que a tal
política exterior acompañe un profundo “déficit democrático”en el
interior. Igualmente estos libros desvelan la preferencia que dichos poderes
(que a veces han tenido que vencer la tímida oposición de los gobernantes) han
mostrado históricamente por las aventuras militares, en perjuicio de la
diplomacia.
Semejante desvalorización de
todos los valores no sería posible si, además de sobre el derecho internacional
y la democracia, no se ejerciera una violencia radical sobre el individuo: “Hay
que desviar a las masas hacia objetivos inofensivos, utilizando la gigantesca
propaganda orquestada por el mundo empresarial, que destina unas sumas y una
energía enorme a convertir a las personas en consumidores atomizados y en
dóciles instrumentos de producción, eso cuando tienen la suerte de encontrar
empleo. Básicamente, se trata de destruir los sentimientos humanos normales, ya
que son incompatibles con una ideología al servicio de los privilegiados y del
poder que eleva el interés individual a la categoría de valor supremo”.
Y sin embargo es precisamente
esa alienación del individuo el punto débil de esta forma moderna de
servidumbre, lo que justifica el grado superlativo que alcanza la propaganda
que continuamente se dirige contra él. Pues como dice Chomsky “hay motivos
para pensar que las personas tienden instintivamente a la igualdad y a la
libertad”. Al individuo le basta una cierta apertura de espíritu para pasar
de ser un consumidor pasivo de desinformación a un activista de la crítica
política: “Para que la gente reaccionara, tendría que disponer de
información. Por eso soy un firme partidario de la educación popular, entendida
como algo muy distinto de los medios de comunicación, la escuela o la cultura
intelectual dominante”. Se comprende que sólo una información que merezca
tal nombre puede preceder al ejercicio de la responsabilidad individual, en
nuestro nombre y en el de otros, ya que de este drama contemporáneo siguen
estando ausentes algunos personajes, en especial las generaciones futuras. “Y
serán precisamente ellas las que deberán soportar las consecuencias de nuestras
decisiones actuales”.
La cultura del miedo
ZNet
Traducido por Jain Alkorta y
revisado por Deborah Gil, marzo de 2001
Este ensayo es la
introducción de “Colombia: La Democracia Genocida”, volumen de 125 páginas, escrito
por Javier Giraldo S. J., en 1996. Dos hechos debieran resonar en la conciencia
de los estadounidenses, en su lectura de la documentación del Padre Giraldo,
acerca del reino de terror en el que se vio sumida Colombia durante la “Guerra
Sucia”perpetrada por las fuerzas de seguridad del estado y sus paramilitares
asociados, desde principios de los años 80. El primero es que la “Democra-tadura”de
Colombia, como Eduardo Galeano denomina el actual laberinto de formas
democráticas y terror totalitario, ha pasado a encabezar el índice de
vulneración de los derechos humanos en todo el hemisferio, en los últimos años,
lo cual es sin duda toda una proeza, vista la competencia. El segundo es que
Colombia ha contado para sus crímenes con ciertos cómplices, de entre los
cuales, el gobierno de EE.UU. se lleva la palma, si bien, Gran Bretaña, Israel,
Alemania y demás han colaborado en el adiestramiento y el aprovisionamiento de
armas a los asesinos y torturadores que forman la red de terratenientes
narco-militares que gestiona la “estabilidad”de un país rico en promesas, que
se tornan en pesadilla para mucha gente. En julio de 1989, el Departamento de
Estado de EE.UU.A. anunciaba sus planes de subvencionar la venta de armamento
militar a Colombia con supuestos “fines contra el narcotráfico”. La venta se “justificaba”en
el hecho de que “Colombia cuenta con una forma de gobierno democrático que no
presenta indicios permanentes de violación de derechos humanos reconocidos
universalmente.
Unos meses antes, la Comisión
de Justicia y Paz, presidida por el Padre Giraldo, hacía público un informe
documentando las atrocidades cometidas en el primer semestre de 1988, que
incluían 3000 asesinatos de carácter político y 273 campañas de “aniquilación
social”. El peaje humano era de ocho asesinatos políticos al día, de los cuales
siete personas eran asesinadas en sus propios hogares o en plena calle y una
desaparecía. En su alusión a este informe, la Oficina de Asuntos
Latinoamericanos en Washington (WOLA) añadía que “la gran mayoría de los
desaparecidos en los últimos años son organizadores de base social, campesinos
y dirigentes sindicales, militantes de izquierda y activistas pro derechos
humanos y demás actores sociales”, un total de más de 1.500 personas, en el
momento en el que el Departamento de Estado elogiaba a voces la democracia
Colombiana y su consideración por los derechos humanos. Durante la campaña
electoral de 1988, 19 de los 87 candidatos a alcalde del único partido político
independiente, el UP, fueron asesinados, junto con más de 100 del resto de sus
candidatos. La Organización Central de Trabajadores, coalición de sindicatos
instituida en 1986, había perdido ya a más de 230 de sus miembros afiliados,
quienes aparecían muertos tras haber sido salvajemente torturados. Pero el “sistema
de gobierno democrático”colombiano salía airoso, sin tacha ni “indicios
consistentes de graves violaciones”de derechos humanos. Para cuando el
Departamento de Estado de los EEUUA publicara su informe, los tan encomiables
métodos, según el informe, se llevaban a la práctica con extraordinaria
eficacia. El índice de asesinatos políticos entre 1988 y 1989 ascendía a 11
personas al día, según un informe de la sucursal colombiana de la Comisión de
Juristas Andinos. Entre 1988 y principios de 1992, 9.500 personas resultaban
asesinadas por motivos políticos, 830 personas desaparecían y se perpetraban
313 matanzas (1988-1990) de campesinos y gente humilde.
A lo largo de todos estos
años las principales víctimas del terrorismo de estado han sido, cómo no, los
campesinos. En 1988 las organizaciones sociales de uno de sus departamentos
sureños denunciaban una “campaña de aniquilación total y tierra quemada, al
estilo Vietnam,”llevada a cabo del modo más vil por las fuerzas del ejército, “aniquilando
a hombres, mujeres, ancianos y niños. Hogares y cosechas eran arrasadas y los
campesinos eran expulsados de sus propias tierras.”También fue en 1998 cuando
el gobierno de Colombia estableciera un nuevo régimen judicial llamando a la “guerra
sin cuartel al enemigo interno,”autorizando la “máxima criminalización de toda
suerte de oposición social y política,”según un informe Europeo - Latino
Americano presentado en Bruselas, en el que se examinaba la “consolidación del
terrorismo de estado en Colombia”. Cuando se hizo público el informe del
Departamento de. Estado Norteamericano, un año después de estos sucesos, el
Ministro de Defensa colombiano reincidía en la doctrina de la “guerra sin
cuartel”desde todos los poderes del estado “en el ámbito político, económico y
social”. La Guerrilla era el objetivo oficial, pero como ya observara un alto
mando militar en 1987, sus organizaciones eran de escasa importancia: “el
peligro real,”explicaba, es “lo que los insurgentes han venido a denominar la “guerra
política y psicológica,”sus esfuerzos por “controlar a los agentes sociales”y
la “manipulación de masas”. Los “rebeldes”buscan influencia en los sindicatos,
las universidades, los medios de comunicación y un largo etcétera, y el
gobierno debe atajar esta “guerra”con su propia “guerra sin cuartel en el
ámbito político, económico y social.”Vista la doctrina y la práctica, el
estudio de Bruselas concluye, con los pies en el suelo, que el “enemigo interno”del
aparato terrorista del gobierno se extiende a “organizaciones laborales,
movimientos populares, organizaciones colectivas indígenas, partidos políticos
de oposición, organizaciones agrarias, sectores intelectuales, corrientes
religiosas, colectivos de jóvenes y estudiantes, comunidades de vecinos,”de
hecho, cualquier sector o colectivo susceptible de verse indeseablemente
influenciado. “Todo individuo que, de una u otra forma, comulgue con los
objetivos del enemigo debe ser considerado un traidor y tratado como tal,”según
un manual militar colombiano. El manual data de 1963. Por aquel entonces, la
violencia en Colombia se veía “exacerbada por factores externos”, escribía el
Presidente de la Comisión Permanente de Derechos Humanos colombiana y antiguo
Ministro de Asuntos Exteriores, Alfredo Vásquez Carrizosa, unos años atrás, en
un repaso de sus consecuencias. “Durante el mandato de Kennedy,”continuaba,
Washington “se las ingenió para transformar nuestros ejércitos regulares en
brigadas de contrainsugencia, integrando la nueva táctica de los escuadrones de
la muerte.”Estas iniciativas “indujeron a lo que actualmente se conoce en
América Latina como la “doctrina de la Seguridad Nacional,... no un sistema de
defensa contra el enemigo externo, sino el medio de hacer de la institución
militar amo y señor de la jugada... [con] derecho a actuar contra el enemigo
interno, doctrina introducida por Brasil y adoptada en Colombia: es el derecho
de maniobra y aniquilación de los agentes sociales, miembros de sindicatos,
hombres y mujeres que no apoyan el sistema y son, por tanto, extremistas
comunistas.”La “Guerra Sucia”se potenció a principios de los años 80 -- no sólo
en Colombia -- conforme la administración Reagan fue extendiendo sus programas
por toda la región, dejándola devastada y repleta de cientos de miles de
cadáveres de personas torturadas y mutiladas, que cabe no apoyaran lo
suficiente al sistema o, incluso, estuvieran bajo la influencia de los “subversivos.”Los
norteamericanos no debieran permitirse el lujo de olvidar los orígenes de la
doctrina de Brasil, la de Argentina, la de Uruguay, la de Colombia,”y algunas
otras. Fueron diseñadas y aplicadas por alumnos adiestrados y equipados aquí
mismo. Las nociones básicas provienen de los manuales norteamericanos de
contrainsurgencia y “conflictos de baja intensidad”.
Estos tecnicismos son simples
eufemismos del terrorismo de estado, práctica ampliamente extendida en América
Latina. Cuando el Arzobispo Oscar Romero se dirigió por escrito al Presidente
Carter en 1980, poco antes de su asesinato, pidiéndole en vano que pusiera fin
al apoyo de E.U.A. los estados terroristas, éste comunicaba al rector de la
Universidad Jesuita, Padre Ignacio Ellacuria, que se veía atado al “nuevo
concepto de estrategia de guerra especial, la cual consistía en la supresión de
cualquier intento de organización popular bajo acusación de Comunismo o
terrorismo...”De modo que el Padre Ellacuria informaba, poco antes de ser
asesinado por la misma mano negra, una década más tarde, que los hechos
revestían la década asesina de un simbolismo tan espeluznante como eficaz.
“Estos agentes terroristas
del estado reciben adiestramiento de EE.UU. para garantizar su debida
asimilación y orientación para con los objetivos norteamericanos”, comunicaba
el Secretario de Defensa Robert McNamara al Asesor del Consejo de Seguridad
Nacional, McGeorge Bundy en 1965. Este es un asunto de particular relevancia “en
el ámbito cultural de la América Latina, donde se reconoce al ejército el poder
de destituir a los gobernantes de sus cargos, si, a juicio de los militares, su
conducta es injuriosa para con el bienestar de la nación. Es derecho del
ejército, y de aquellos que se encargan de proporcionarle la debida
orientación, el privilegio de determinar el bienestar de la nación, y no de las
bestias de carga que duramente trabajan, sufren y mueren en sus propias
tierras.
Cuando el Departamento de
Estado hizo público el envío de una nueva remesa de armamento como recompensa a
los logros de Colombia en el terreno de los derechos humanos y la democracia,
sin duda tenía acceso al historial de atrocidades recopilado por la principal
organización pro Derechos Humanos en Colombia. Tenía pleno conocimiento del
papel de los EE.UU. en la implantación y el respaldo de un régimen de terror y
opresión. El ejemplo, desgraciadamente, sigue un típico patrón que apenas
varía, además de ser perfectamente verificable. Conforme la “Guerra Sucia”de la
década de 1980 fue alcanzando su cada vez más fatídico peaje en vidas humanas,
los EE.UU.A. fueron estrechando su colaboración. Entre 1984 y 1992, 6.844
soldados del ejército colombiano eran adiestrados bajo el auspicio del Programa
Internacional de Adiestramiento Militar estadounidense. Más de 2.000
colombianos eran adiestrados entre 1990 y 1992, periodo en el que la violencia
alcanzaba niveles sin precedentes”, bajo la presidencia de César Gaviria, según
informes de la Oficina de Asuntos Latinoamericanos de Washington, corroborando
las conclusiones de diversos observatorios internacionales pro Derechos
Humanos. El presidente Gaviria era un predilecto de Washington tan admirado que
la administración Clinton lo impuso como Secretario General de la Organización
de Estados Americanos, en un juego de poder que suscitó gran resentimiento. “[Gaviria]
Ha mostrado una gran visión de futuro en la creación de instituciones democráticas
en un país en el que, en ocasiones, resulta peligroso hacerlo,”manifestaba un
representante de OAS -- sin ahondar, no obstante, en la causalidad del “peligro”.
El programa de adiestramiento dirigido a los oficiales del ejército colombiano
es el más importante de todo el hemisferio, y la ayuda militar que proporciona
EE.UU. a Colombia actualmente constituye la mitad del total destinado al
hemisferio. Y se ha incrementado con Clinton, según un informe de Human Rights
Watch, que añade que planeaba incrementar su capacidad de emergencia de
endeudamiento ante la eventualidad de que el Pentágono pudiera resultar
insuficiente dada la necesidad de incremento. La tapadera oficial para la
colaboración en el delito es “la guerra contra los grupos insurgentes y los
narcotraficantes”. En su informe de nuevas ventas de armamento de 1989, el
Departamento de Estado se basaba en sus propios informes sobre los Derechos
Humanos, en los el monopolio de la violencia se atribuía a los grupos
insurgentes y a los narcotraficantes. Así es como EE.UU. “justificaba”su
suministro de equipamiento y adiestramiento militar a los torturadores y
exterminadores de masas. Un mes más tarde, George Bush anunciaba el mayor envío
de armamento jamás autorizado, en virtud de las disposiciones de emergencia
contempladas en la Ley de Ayuda Internacional. El destinatario de las armas, no
obstante, no era la Policía Nacional, actual responsable de la práctica
totalidad de las operaciones contra el narcotráfico, sino el ejército. Los
helicópteros y los aviones de transporte, como ya se apuntara en el momento,
son inútiles en la guerra contra las drogas, aunque, no para otras finalidades.
Los grupos pro Derechos Humanos puntualmente informaban del bombardeo de aldeas
y demás barbaries. Resulta insólito también que Washington no estuviera al
corriente de que las fuerzas de seguridad a las que apoyaba estuvieran
estrechamente implicadas en operaciones de narcotráfico, y, textualmente, como
claramente reconocen sus líderes, el objetivo fuera el “enemigo interno”,
susceptible de apoyar o, de una u otra forma, dejarse influir por los “subversivos”.
En una conferencia sobre el
terrorismo de estado organizada por los Jesuitas en El Salvador y celebrada en
enero de 1994, se advertía de a la “pertinencia de investigar... el peso que la
cultura del terror ha tenido en la domesticación de las expectativas de la
mayoría con respecto a alternativas que no fueran las de los poderosos.”Este es
el punto crucial, cuando tales métodos se emplean para subyugar al “enemigo
interno.”La física israelí Ruchma Marton, quien forma parte de la vanguardia en
la investigación de los métodos de tortura empleados por las fuerzas de
seguridad de su propio país, apunta a que, dado que las confesiones obtenidas
bajo tortura carecen de valor, el verdadero propósito de la tortura no es la
confesión, sino que es más bien el silencio, “el silencio inducido por el
miedo.”“El miedo es contagioso,”proseguía, “y se extiende a los demás miembros
del grupo oprimido, silenciándolos, paralizándolos. La inducción al silencio
mediante el suplicio es el verdadero objetivo de la tortura, en su sentido más
profundo y fundamental.”Lo mismo atañe a todos los demás aspectos de las
doctrinas que han sido urdidas y aplicadas, con o sin orientación y apoyo, a
base de una serie de procedimientos fraudulentos. La imposición del silencio
del enemigo interno es vital en las democracia-duras que la política de Estados
Unidos de América pretende imponer en sus dominios, desde que “asumiera, en
base a sus propios intereses, la responsabilidad del bienestar del sistema
capitalista mundial”, según profería el diplomático e ilustre historiador de la
CIA Gerald Haines, en un debate sobre la invasión norteamericana de Brasil en
1945 -- e incluso antes, lo cual habría de tener también importante repercusión
interna. Es vital imponer el silencio, máxime, en la región donde se dan las
mayores desigualdades del mundo, gracias, en gran medida, a las políticas de la
superpotencia que prácticamente la controla. Es necesario imponer el silencio y
hacer que cunda el pánico en países como Colombia, donde el selecto 3% de la
elite posee más del 70% de la tierra cultivable, mientras el 57% de los
campesinos más pobres subsisten con el 3% --, en un país donde el 40% de la
población vive en la “más extrema pobreza”, incapacitado para cubrir sus
necesidades de subsistencia más básicas, a tenor de un informe oficial del
gobierno de 1986, y el 18% de sus gentes vive en la “absoluta miseria”sin
posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas de nutrición. El Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar calcula que cuatro millones y medio de niños
menores de 14 años, la mitad de los niños del país, son pasto del hambre.
Recordemos que se trata de un país de enorme potencial y recursos, que cuenta
con “una de las economías más saludables y florecientes de América Latina,”según
aseguraba el experto en la materia, John Martz, en Current History, loando este
triunfo del capitalismo en una sociedad con “estructuras democráticas”, que, al
margen de sus inevitables defectos, figura entre los más consolidados del
continente,”modelo de “una bien instituida estabilidad política”--,
conclusiones que no resultarían desacertadas, si no fuera por el sentido que se
les pretende dar.
Los efectos del adiestramiento
y la venta de armamento de EE.UU. no se limitan a Colombia. El historial de los
horrores está plagado. En el diario Jesuita América, el Reverendo Daniel
Santiago, sacerdote radicado en El Salvador, informaba en 1990 de la historia
de una campesina que, un día, al llegar a casa, se encontró a su madre, hermana
y tres hijos sentados alrededor de una mesa, en la que sus cabezas seccionadas
yacían frente a sus mutilados cuerpos y sus manos colocadas sobre sus propias
cabezas, “cual si estuvieran dándose palmaditas.”A los asesinos de la Guardia
Nacional Salvadoreña les había resultado difícil conseguir que las manos del
bebé de 18 meses se mantuvieran en su sitio, de modo que las habían clavado en
su cabeza. Un enrome cuenco de plástico repleto de sangre presidía el centro de
la mesa. Dos años antes, el grupo salvadoreño pro Derechos Humanos, que se
mantenía al pie del cañón pese al asesinato de sus fundadores y directores
informaba de la aparición de 13 cadáveres en las dos semanas siguientes, de los
que la mayoría presentaba signos de tortura y entre las que se hallaban dos
mujeres que habían sido colgadas del pelo a un árbol, siéndoles seccionados sus
pechos, y sus rostros pintados de rojo. Los hallazgos son el pan de cada día,
pero el momento resultaba significativo puesto que Washington se hallaba a
punto de concluir con éxito la cínica exención de sus criminales clientes de
los términos de los acuerdos de paz de Centro América, proclamando la “justicia,
la libertad y la democracia”imperante, “el respeto por los derechos humanos,”y
las garantías de “integridad e inviolabilidad de toda forma de vida y libertad.”El
historial es interminable e interminablemente asolador. Tan macabras escenas,
raramente reflejadas en la prensa convencional de los EE.UU., están diseñadas
para la intimidación. Más adelante Santiago describe que “los escuadrones de la
muerte no sólo asesinan a la gente -- la decapitan y luego los empalan en altas
estacas que luego utilizan para ornamentar el panorama. La Guardia del Tesoro
Salvadoreño no se contenta con destripar a los hombres, sino que tiene que
seccionar sus genitales y rellenar con ellos sus bocas. La Guardia Nacional no
sólo viola a las mujeres salvadoreñas, sino que les extrae sus úteros y los
utiliza para cubrir sus rostros. No les es suficiente con asesinar a los niños,
los arrastran sobre alambre espinoso hasta que se les desprende la carne de sus
huesos, mientras sus padres son obligados a presenciarlo. La estética del
terror en El Salvador es religiosa. El propósito es asegurarse de que el
individuo quede totalmente subordinado a los intereses de la Madre Patria,
razón por la que, en ocasiones, los escuadrones de la muerte son denominados
por el partido gobernante, ARENA, “Ejércitos de Salvación Nacional”. Lo mismo
ocurre en la vecina Guatemala. En la tradicional “cultura del miedo”, el
experto en asuntos latinoamericanos Piero Gleijeses escribía, “la paz y el
orden se garantizaban mediante una feroz represión, y, sus coetáneos, siguen el
mismo curso: “Al igual que a los indios se les tildó de bestias salvajes para
justificar su explotación, también los grupos sociales son tachados de
terroristas, traficantes de drogas o como quiera que sea el término artístico
actual. La razón fundamental, no obstante, sigue siendo la misma: las bestias
salvajes pueden caer bajo la influencia de los “subversivos”que cuestionan el
régimen de injusticia, opresión y terror, que debe reinar al servicio de los
intereses de los inversores extranjeros y de los privilegios nacionales.
Durante estos espeluznantes
años, no ha habido nada tan inspirador como el coraje y la dedicación de todos
aquellos que han luchado por superar la cultura del miedo en sus atormentados
países. En el camino han caído abatidas las voces de las víctimas silenciadas
por el poderoso -- un crimen tras otro. Pero han recogido el testigo de la
lucha y la excelente labor del Padre Giraldo, cuyas elocuentes palabras no sólo
debieran servirnos de aliento, sino de fuerza de inspiración para actuar y
poner fin a estos actos de terror en la medida de lo posible. Su testimonio
aquí constituye una “urgente petición”. Debiera hallar una respuesta, pero no
ha de quedar sólo en eso, porque nuestras responsabilidades van mucho más allá.
El destino de los colombianos y de mucha otra gente depende de nuestra
disposición y capacidad para reconocer y atajar este tipo de actuaciones.
Noam Chomsky
Cambridge, MA
Mayo de 1995
Lunes, 31 de mayo de 2010; La
intervención de Noam Chomsky en París
El texto en francés de la intervención de Noam Chomsky.
El audio efectivamente un poco pesado es necesario sólo para el que prefiere
escuchar la voz y las intervenciones.
Me hace pensar a menudo en Bertrand Russel por su inteligencia y su aguda
libertad .
En lingüística sus aportes son considerables, ni siquiera hay que decirlo.
JEAN-PIERRE P. EDBERG
16, rue Pétrarque - 75116 Paris
Tel : +33.(0)1.42.15.55.23
Mobile : +33.(0)6.73.91.11.51
Skype : jp.edberg
E-mail: jean-pierre.edberg@wanadoo.fr
Finance : jppedberg@orange.fr
Apreciado lector.
La anterior, es la carta con la que mis amigos de Topolacan (espacio para el estudio
del psicoanálisis, coordinado por el Dr. Jean Pierre Edberg) me hicieron llegar
esta mañana esta noticia, importante para todos.
Espero que esta traducción realizada para ustedes, sirva en estas épocas
electorales en mi país, para tomar conciencia de por quién votar, quién es el
candidato que sería más apto para oponerse a la corrupción mundial, en materia
de economía, política y religión, aquellos temas que hacen que suframos en lo inconsciente:
mecanismo inherente a lo humano, estructurado como un lenguaje y que determina
nuestros actos y decisiones de la vida diaria, insistiendo en hacerse saber. ¿Saber
qué? Saber sobre todo aquello que imposibilita la vida!
Lo inconsciente es como el sonido de los ejes de la carreta cuando chirrean
por que no se les da limpieza, recuerdan la canción “los ejes de mi carreta”? y
el mugre que los hace chirrear está constituido justamente por los sistemas
económico, político y religioso. Aquellos sistemas que quieren educar y
gobernar, pero no psicoanalizar. Aquellos sistemas que no quieren saber de sí
mismos ni de los efectos de su denegación.
Por qué estos sistemas? porque atraviesan el discurso (lenguajero) con el
que nosotros nos constituimos en tanto que sujetos (de la lengua -noción
lacaniana-), y frente a lo cual, lo inconsciente aparece haciéndose oír. Lo
inconsciente, el mecanismo que trabaja protegiendo la vida, es totalmente
ético, y allí en donde hay basura, molestándonos, chirrea. Ese chirrido es la
manifestación de lo que nos obstaculiza la vida y se presenta como música de
fondo de todo sufrir (souffrance), de todo mensaje que está en trayecto para
llegar a su destino, de todo aquello que en nosotros insiste, repite, para
hacerse saber.
ça fait ça. esos sistemas hacen eso.
Margarita Mosquera
Psicoanálisis.
traductora del francés al español.
http://analiz-arte.blogspot.com/
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Contornos del
orden mundial. Continuidades, cambios y desafíos
La intervención de Noam Chomsky en París
Texto de la conferencia consagrada por
Noam Chomsky al teatro de la Mutualidad el sábado 29 de mayo de 2010. El
registro sonoro de las diversas intervenciones y de las preguntas de la sala
están disponibles al final del texto, más abajo.
traductores
del inglés al francés.
Thomas
Legoupil, Sam Levasseur et Anne Paquette,www.chomsky.fr
Margarita
Mosquera traductora del francés al español. http://analiz-arte.blogspot.com/
Entre los temas que aparecen en el título, el más importante para mí, y presumo
que también para ustedes, son los desafíos actuales, son muy reales y en efecto
en ciertos aspectos, horrorosos. Ciertos desafíos conciernen incluso la
supervivencia de las especies, si se habla de armas nucleares y de amenazas que
afectan el medio ambiente, estos temas tratados durante las recientes
conferencias de Copenhague sobre el clima y de Nueva York sobre el Tratado de no
Proliferación (TNP), en ambos casos con resultados apenas favorables. Entre
otros importantes desafíos encontramos el futuro de la Unión Europea
(actualmente muy incierto) y el papel de las economías emergentes y sus
diferentes configuraciones en un mundo que se diversifica, con la Organización
de la cooperación de Shanghai, el BRIC [Brasil, Rusia, la India, China], la
Unión de las naciones sudamericanas (Unasur) y otras. A otra escala, el
financiamiento de la economía de los Estados Unidos y de otras economías de
primer orden (estrechamente vinculadas al aumento del sistema de producción
asiático) que tuvo un impacto superior en nuestras sociedades y en el sistema
mundial. Para tomar un ejemplo, Martín Wolf, muy respetado comentador del
Financial Times, aprueba la conclusión según la cual el origen de la crisis de
las deudas públicas que pone en peligro la supervivencia de la zona euro “es el
desenfreno ocurrido en amplios segmentos del sector privado, en particular del
sector financiero “. Los mercados financieros, escribe, “financiaron la orgía y
ahora, ante el pánico, se niegan a financiar el saneamiento que surge de ésta.
En cada etapa, actuaron de modo procíclico “, transformando la crisis en una
catástrofe potencial. El economista Juan Talbott añade: “Si alguien debe ser
censurado por estas crisis, son los bancos que prestaron demasiado y son pues
los que deberían pagar el precio mayor de la reestructuración“. Sin embargo,
apartándose de prácticas anteriores, el plano de salvamento adoptado por Europa
repite un sistema inventado en el curso de la crisis actual por la Reserva
federal americana [FED] y el ministerio de las finanzas, garantizando a los
bancos salir indemnes. En los Estados Unidos, los efectos durables para el
país, incluyen un estancamiento para una mayoría de la población y un
crecimiento radical de las desigualdades, con consecuencias potencialmente
explosivas. El poder político de las instituciones financieras bloquea toda
reglamentación seria, mientras que las crisis financieras regulares que en
estos treinta últimos años hemos conocido, se volverán entonces, más severas
aún.
No es difícil seguir: no carecemos de desafíos para superar. Pero no podemos
comprenderlos ni atacarlos de manera seria sino inscribiéndolos en una
perspectiva más amplia.
A nivel muy general, es útil de tener presente, varios principios de amplio
alcance y de gran significado. El primero es la máxima de Tucídides: “los
fuertes hacen como lo entienden, y los débiles sufren como se debe“. Esta
máxima tiene un corolario importante: los sistemas de poder cuentan con
especialistas en gestión de doctrina, a la que le queda mostrar que lo que
hacen los fuertes es noble y justo, y si los débiles sufren, es por su falta.
Se trata de una tendencia que avergüenza a la historia intelectual y que se
remonta a sus más antiguos orígenes.
Los contornos persistentes del orden mundial reflejan esta misma máxima. Desde
la Segunda Guerra mundial, los Estados Unidos dominan el mundo de los negocios
y continúan haciéndolo en amplias proporciones, a pesar de cambios importantes.
Durante la guerra, altos responsables comprendieron que después de todo, los
Estados Unidos detentarían un poder sin precedente en el mundo y cuidadosamente
planificaron la organización del mundo de la postguerra. Delimitaron una “vasta
zona “en la cual los Estados Unidos detentarían “un poder indiscutible “con “supremacía
militar y económica”, velando por la “limitación de todo ejercicio de soberanía“
por parte de los Estados que pudiera interferir con sus intenciones
planetarias. La vasta zona debía incluir por lo menos al Lejano Oriente y al
antiguo imperio británico, incluyendo los recursos energéticos de Asia
occidental; El control de estos recursos aportaría “un importante control sobre
el mundo“, hizo ver más tarde un influyente planificador. Mientras Rusia
aventajaba sobre los ejércitos nazis después de la batalla de Stalingrado, los
objetivos de la vasta zona se extendieron tan lejos como fue posible en
Eurasia, por lo menos en su base económica en Europa del oeste. Siempre ha
quedado entendido que Europa podría escoger seguir una vía independiente,
posiblemente la visión gaullista de una Europa desde el Atlántico hasta el
Ural. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha sido destinada
en parte a duplicar esta amenaza y el problema sigue siendo hoy, completamente
actual.
Los Estados Unidos continuaron protegiendo con celo su propia soberanía,
rechazando las reivindicaciones del mismo orden que provenían de otros países.
Los Estados Unidos contribuyeron a la creación de las jurisdicciones
internacionales, pero aceptaron su autoridad sólo con reservas decisivas: en
particular, los Estados Unidos no estarían sometidos a los tratados
internacionales, incluida la carta de la ONU. Del mismo modo, firmando el
Convenio sobre el genocidio 40 años más tarde, los Estados Unidos se eximieron
de su aplicación. Estas dos reservas han sido invocadas ante la Corte
internacional de justicia y por estos motivos, la Corte liberó a los Estados
Unidos de las acusaciones de agresión y de genocidio. Otra ilustración es
surtida por la doctrina Clinton que prevé que los Estados Unidos se reserve un
derecho de “recurso unilateral de la fuerza militar“ para asegurarse “un acceso
sin restricción a los mercados claves, al aprovisionamiento en energía y a los
recursos estratégicos“. Clinton hacía eco de un tema familiar. En los primeros
años que siguen a la Segunda Guerra mundial, el diplomático americano Jorge
Kennan explicó que en América Latina “la protección de nuestras materias primas“
debe ser una preocupación superior. “Nuestras materias primas”, que el azar
quiere que se encuentren en otro lugar, nos pertenezcan de derecho. Tales son
las prerrogativas de la potencia según la máxima de Tucídides.
La segunda máxima importante ha sido formulada por Adam Smith. Observó que en
la Inglaterra de su época “los principales arquitectos” de la política eran los
“vendedores y los fabricantes”. Éstos se aseguraban que sus propios intereses
fueran bien servidos sin tener en cuenta los efectos “nefastos” sobre otros,
incluidos aquellos sobre el pueblo inglés, pero más grave aún, los efectos
sobre los que sufrían en otros lugares “la injusticia salvaje de los europeos “,
en particular en la India británica (que fue su principal preocupación).
En las democracias industriales de hoy, los principales arquitectos de la
política son las instituciones financieras y las sociedades multinacionales.
Una versión actual de la máxima de Adam Smith, en una versión más sofisticada,
es la “teoría de inversión de la política” desarrollada por el economista
político Thomás Ferguson, que considera las elecciones como ocasiones para que
grupos de inversionistas se alíen con el fin de controlar el Estado. Esta
teoría permite hacer predicciones políticas y muy buenas sobre un amplio
período. Desde los años 1970, la parte de las instituciones financieras aumentó
fuertemente entre los beneficios de las empresas, hasta alcanzar hoy en día,
cerca de un tercio de los Estados Unidos. Su poder político evolucionó de
concierto, llevando al desmantelamiento del aparato de reglamentación que había
evitado las crisis financieras desde la Gran Depresión. Estas instituciones
financieras también abastecieron lo esencial del sostén de Barack Obama,
ayudándole a llevarle a la victoria. Esperaban ser recompensadas, y lo fueron,
con un plano enorme de salvamento, financiado por los contribuyentes,
pretendiendo así salvarlos de las consecuencias del hundimiento destructor de
la economía de la que tienen la mayor parte de la responsabilidad.
Uno de los temas principales en la elaboración de las políticas de los
poderosos es lo que podríamos llamar el “principio de la Mafia “. El padrino no
tolera “desafío acertado”. Hasta el acto más pequeño de desobediencia es
peligroso. Podría tornarse un “virus” que “difundirá el contagio“, para tomar
las palabras de Henry Kissinger cuando preparaba la caída del gobierno de
Allende. En otros términos, el virus es un dominó que podría hacer derribar
toda la hilera. El principio ha sido invocado muchas veces por los Estados
Unidos durante su período de dominación mundial, y tiene por supuesto numerosos
antecedentes.
Los principios en vigor en la elaboración de una política a veces entran en
conflicto. Cuba es un ejemplo muy instructivo. En creciente y aplastante
mayoría, el mundo se opone al embargo de los Estados Unidos, concebido, como lo
sabemos a partir de los archivos internos, para castigar a la población por su
incapacidad de derribar un gobierno desobediente. Durante décadas, la población
estadounidense fue también favorable a la normalización de las relaciones. No
es raro que los responsables no tengan en cuenta la opinión pública mundial y
nacional, pero que, lo que es más interesante aún, en este caso, es que
poderosos sectores de la economía particular son también favorables a la
normalización, particularmente sectores de la industria agroalimentaria, la
industria farmacéutica y las empresas del sector energético. La política que
consiste en castigar a los cubanos, persiste no obstante, como violación a la
máxima de Adam Smith, pero de acuerdo con “principio de la Mafia “. Entre los
intereses más amplios del Estado sobresalen los intereses comerciales locales.
Las mismas personas pueden tomar decisiones diferentes con arreglo al papel que
juegan en las instituciones, en otros casos también como el Irán de hoy, con
los interesantes precedentes que remontan a la caída del régimen parlamentario
en los Estados Unidos y el Reino unido [en 1953]: empresas del sector
energético han sido forzadas por el Estado, que toma el 40 % de la concesión
británica, en desacuerdo con sus preferencias a corto plazo pero de acuerdo con
la planificación estatal más amplia.
En el caso de Cuba, los archivos y los documentos históricos son ricos e
instructivos. Algunos meses después de que Cuba hubiera obtenido su
independencia (en enero de 1959), los Estados Unidos tomaron iniciativas para derribar
el régimen. Una de las principales razones adelantadas en los documentos
internos a la administración era el “desafío acertado” que representaba Cuba
para las políticas estadounidenses (remontando a la doctrina Monroe de 1823);
se trataba allí de una afrenta intolerable y de una amenaza de contagio. La
amenaza inmediatamente fue reconocida por el gobierno de Eisenhower, pero más
explícitamente por los “liberales (1)“ del equipo de Kennedy que llegó al poder
dos años más tarde. Antes de su toma de posesión, el presidente Juan Fitzgerald
Kennedy puso en pie una misión para América Latina, dirigida por el historiador
de izquierda Arthur Schlesinger. En su informe al nuevo presidente, Schlesinger
no dejó de prevenir que otros países podrían ser infectados por la propagación “de
la idea castrista de encargarse de sus propios asuntos“, un peligro
particularmente grave, añadía “cuando la distribución de las tierras y de otras
formas de riqueza nacional favorece las clases poseedoras y qué los pobres y
desfavorecidos, animados por el ejemplo de la revolución cubana, exigen entonces
condiciones decentes de vida“. El conjunto del sistema de dominación podría
deshacerse si la idea de encargarse de su destino debiera extender sus funestos
tentáculos.
Una vacuna contra el virus de la política
En tales circunstancias, las prescripciones políticas son sin ambigüedad: es
necesario destruir el virus y vacunar a las víctimas potenciales. Este
tratamiento estándar fue aplicado inmediatamente: primero en el momento de la
invasión de la bahía de los Cochinos [en 1961], y, después de este jaque, una
vasta campaña fue aplicada para llevar “los espantos de la tierra“ a Cuba, para
repetir las palabras utilizadas por Schlesinger en su biografía del hermano del
presidente, Robert Kennedy, que se asigna rápidamente esta tarea como misión
prioritaria. Esto no fue un asunto delicado, aparte del hecho de que esto llevó
el mundo a una amenaza de guerra nuclear. Mientras tanto la región fue
protegida de la infección por la plaga de una represión sin precedente desde la
época de los conquistadores. Esta represión se presentó con un golpe de Estado
militar en Brasil en 1964, planificado por el gobierno Kennedy que instaló el
primero de una serie de Estados policiacos represivos que comprendieron Chile,
Uruguay, y los asesinos argentinos (contando entre los queridos del presidente
Ronald Reagan). Esta calamidad se extendió en América central bajo el gobierno
Reagan, desarrollando la tortura, las matanzas en serie y otros crímenes.
Un hecho pasado prácticamente inadvertido en Occidente tiene sin embargo una
gran importancia: la vacunación de las víctimas potenciales consistió en una
amplia medida en una guerra contra la Iglesia, dejando detrás de ella una lista
sangrienta de mártires religiosos. En 1962, en el momento de Vaticano II, el
Papa Juan XXIII estuvo al principio de un esfuerzo histórico para rehabilitar
en el Cristianismo los Evangelios que habían sido destruidos en el cuarto
siglo, cuando el emperador Constantin había hecho del Cristianismo la religión
del Imperio romano, convirtiendo “la Iglesia perseguida” en una “Iglesia de la
persecución”, para repetir las palabras de distinguido teólogo Hans Küng.
Inspirándose en Vaticano II, los obispos de América latina adoptaron “la opción
preferente por los pobres“, renovando con pacifismo radical los Evangelios.
Sacerdotes, monjas y laicos les llevaron el mensaje de los Evangelios a los
pobres y a los perseguidos animándoles a tomar su destino en sus manos y a
trabajar juntos para superar la miseria de la supervivencia bajo la coacción
del poder estadounidense.
La reacción ante esta grave herejía que constituía en la teología de la
liberación, fue inmediata. El golpe de Estado en Brasil constituyó la primera
etapa. La guerra contra los Evangelios ha sido consumada en noviembre de 1989,
algunos días después de la caída del muro de Berlín, cuando seis intelectuales
latinoamericanos de primer plano, sacerdotes jesuitas, fueron asesinados por un
batallón de élite del Salvador, sacado frescamente de la escuela especial de
guerra “Juan F. Kennedy“ [Juan F Kennedy Special Warfare School]. La
responsabilidad del aplastamiento de los esfuerzos hechos para hacer renacer el
Cristianismo no fue enmascarada. Esta escuela de formación para la guerra fue
luego renombrada como Escuela de las Américas [School of the Americas]. Célebre
por su entrenamiento de los asesinos de América latina, anuncia orgullosamente
en su mensaje publicitario que la teología de la liberación fue “vencida con la
ayuda del ejército americano “, con un pequeño golpe del Vaticano que utilizó
medios más suaves: la expulsión y la autocensura.
Aprendemos mucho sobre nosotros mismos comparando un acontecimiento que dominó
la actualidad del noviembre último [2009], con un no acontecimiento en el mismo
mes. El acontecimiento fue la celebración eufórica del vigésimo aniversario de
la emancipación de Europa del este de la tiranía rusa, saludada como una
victoria de la acción sin violencia y del idealismo, y se trata bien de esto.
El no acontecimiento fue el silencio que rodeó, al mismo tiempo, la consumación
de la rencorosa guerra que atropellaba a la teología de la liberación y
destruía a “las organizaciones populares que combatían para defender los
derechos humanos más fundamentales”, para retomar las palabras pronunciadas por
el arzobispo Oscar Romero, “la voz de los sin voz”, algunos días antes de su
asesinato por aquellos mismos que perpetran esta guerra. La comparación entre
lo que pasó en los años 1980 en el seno de las esferas de influencia de Rusia y
de los Estados Unidos (así como las reacciones que esto suscitó en Occidente),
aclara mucho todo esto pero regularmente es presa de una historia inaceptable.
Las guerras de Indochina, que se cuentan sin duda entre los crímenes más
horribles de la postguerra, también ilustran el funcionamiento del “principio
de la Mafia “. Cuando los Estados Unidos decidieron sostener la guerra
mortífera de Francia para reconquistar su antigua colonia, la preocupación
central era para que la independencia de Vietnam no pueda constituirse en un
virus que contamine otros países, posiblemente hasta Indochina, rica en
recursos y hasta finalmente Japón, lo que el historiador Juan Dower llamó el “dominó
super”. Japón podría convertirse en el centro industrial de un continente
asiático independiente, y esto estableciendo el Nueva Orden que había procurado
crear en los años 1930. Los Estados Unidos no estaban dispuestos a perder la
fase Pacífica de la Segunda Guerra mundial aunque Washington tenía entonces la
intención de abastecer en Japón “una suerte de imperio hacia el sur“, algo como
una Nuevo Orden para repetir la frase de Jorge Kennan, pero ahora en el seno
del sistema mundial dominado por los Estados Unidos, entonces aceptable.
Allí también, los medios convencionales para hacer frente a un virus fueron
puestos en ejecución con brutalidad extrema. El virus fue suprimido demoliendo
la resistencia meridional-vietnamita, luego una gran parte de Indochina. La
región fue vacunada colocando en los países vecinos feroces dictaduras
militares. Indonesia fue protegida de la contaminación por lo que Nueva York
Times llamó la “sorprendente matanza en masa“ de 1965 - un “rayo de luz en Asia“
pregonó su corresponsal de izquierda, exprimiendo así la euforia occidental
desembridada por, de una parte, la matanza de centenas de millares de personas
(la inmensa mayoría de los campesinos sin tierra) y, por otra parte, la
destrucción del único partido político de masas, mientras que el país se abría
a la libre explotación occidental, cuyos crímenes han sido comparados (por la
CIA) con los de Hitler, Stalin y Mao. El consejero de la seguridad nacional de
Kennedy y Johnson, McGeorge Bundy, hizo observar a posteriori que la guerra de
Vietnam habría podido fácilmente pararse después que Indonesia hubiera sido
vacunada con toda seguridad por este oportuna “sorprendente matanza en masa “.
Revisión de la historia
Después de la ofensiva de Têt de enero de 1968, la comunidad de asuntos
estadounidenses concluye que era inútil prolongar la guerra que por entonces,
perjudicaba la economía del país. El gobierno siguió de mala gana. Como la
política del gobierno evolucionó, la opinión de las élites también cambió, y
una historia imaginaria fue inventada tras la cual todo el mundo era una “paloma”
que se ignoraba (tan bien escondida que no encontrábamos ningún rastro en los
archivos). Los equipos de Kennedy reescribieron sus primeros cuentos para
responder a las nuevas exigencias. Esta revisión de la historia fue un éxito
completo, como lo fue la conservación de estrictos límites sobre las críticas
aceptables. Al final de la guerra, los más disidentes en el seno de la
corriente dominante, juzgaron que la guerra era “un error”, que se había
presentado con “torpes esfuerzos para hacer el bien “, y que, finalmente, nos
costaba demasiado caro (según Anthony Lewis). Muy asombrosamente, para el 70 %
de la población poco esclarecida, la guerra era “fundamental y moralmente un
dolor“, y no “un error”. Las críticas formuladas por las élites que conciernen
a la guerra en Iraq son muy similares. Obama, por ejemplo, es considerado como
un crítico de principio de esta guerra porque la juzgó como siendo un “error estratégico”.
Críticas semejantes a la invasión rusa en Afganistán habían aparecido en
Pravda. No los juzgábamos “fundadas sobre principios”, mientras que era aquello
en lo que debía pensar la clase de los comisarios antiguos. Por todas partes
las reacciones están completamente conformes con la norma histórica y con los
mismos principios.
Generalmente, convenimos que la guerra de Vietnam fue una derrota para América.
Es exacto si se toma en consideración los objetivos máximos: Vietnam no ha sido
transformado en un país como los filipinos. Si no obstante se toma en
consideración los objetivos principales, la guerra fue más bien un éxito. El
virus ha sido destruido y la región vacunada con éxito contra la contaminación.
Las consecuencias durables son mitigadas, pero el éxito siegue siendo
considerable. Un título reciente de Financial Times da un ejemplo
significativo: “Tokio acepta la derrota de la base naval de Okinawa”. El
artículo indica que “el primero ministro japonés reconoció ayer una derrota que
concernía a sus esfuerzos para desalojar de Okinawa una base marítima
estadounidense cuya presencia es controvertida, sugiriendo que el sur de la
isla debía continuar “llevando esta carga” con el buen fin de la alianza entre
Tokio y Washington”, a pesar de la oposición aplastante y popular. Japón es el
principal poseedor de deuda con los Estados Unidos, pero se queda al abrigo en
el seno del sistema mundial. Es una de las continuidades que merece nuestra
atención.
Observen en cambio la guerra en Iraq. Los Estados Unidos han sido forzados a
ceder paso a paso bajo las presiones populares que reclaman la democracia y la
independencia. Se trata de una gran victoria para la resistencia no violenta.
Las fuerzas de invasión podían matar a los insurrectos y destruir a Falloujah,
comitente de crímenes horribles de guerra, pero no fueron capaces de hacer
frente a centenas de millares de manifestantes que exigían elecciones, y
repetidas veces Washington debió retroceder frente al nacionalismo iraquí.
Recientemente todavía, en enero de 2008,
Washington valoraba siempre firmemente sus principales objetivos de guerra: el
presidente le señaló así al Congreso que no tendría en cuenta ninguna ley que
pueda obstaculizar el empeño de los Estados Unidos con miras a establecer bases
militares “permitiendo el estacionamiento permanente de las fuerzas
estadounidenses en Iraq” o “permitiendo a los Estados Unidos controlar los
recursos en petróleo de Iraq”. Algunos meses más tarde, los Estados Unidos
también debieron abandonar estos objetivos. Washington ha sido forzado de
aceptar la derrota en Iraq ante la resistencia nacional iraquí. Pero la
oposición a la agresión en el seno del país agresor es otro elemento que hay
que tomar en consideración. Es la oposición que impidió a los demócratas “liberales”
recurrir a ciertas medidas de las que podían disponer en los Estados Unidos en
los años 1960. Esto cuenta entre los verdaderos éxitos de la militancia
política de los años 1960 y de los rastros que dejó, contribuyendo civilizando
la sociedad estadounidense. Esto también se produjo en otro lugar.
Un vencedor: Irán
Iraq fué prácticamente destruido y los Estados Unidos vencidos, pero existe un
ganador: Irán. Pocos analistas serios discutirían la conclusión del respetado
corresponsal de Financial Times en Oriente Medio que escribiría que la invasión
“aumentó muchísimo la influencia del islamismo en la chiíta iraní” (David
Gardner) para el desengaño más grande de los Estados Unidos, de su cliente
israelí y de su protectorado saudí, éste que perseguirá una relación con los
Estados Unidos que “durará hasta el momento que el último barril de petróleo
haya sido extraído de las reservas subterráneas saudíes“, como lo hizo ver al
catedrático universitario Gilberto Achcar.
Los analistas en política exterior suponen que con su programa nuclear, Irán
constituye la superior crisis actual. Ninguna persona sana mentalmente
desea que Irán, o cualquiera otro, desarrolle armas nucleares. No obstante, es
un poco engañoso decir que Irán desafía a la “comunidad internacional “prosiguiendo,
con desprecio de las órdenes del Consejo de seguridad y del AIEA, su programa
de enriquecimiento nuclear. De hecho, el mundo está mayoritariamente opuesto al
régimen muy duro de sanciones que los Estados Unidos procuran y, con miras a
endurecerse más aún. La oposición no incluye solamente a los disidentes iranís,
sino también a las potencias regionales: Turquía y la Liga Árabe. Esta
oposición también comprende Brasil, posiblemente el país más respetado por el
hemisferio meridional, que vigorosamente apoyó el derecho de Irán a
enriquecerse de uranio, como signatario del TNP. También hay que hacer un
cierto esfuerzo para olvidar que tres Estados nucleares se negaron
directamente, a firmar el TNP: Paquistán, la India e Israel, todos tres,
aliados de los Estados Unidos, y cuyos programas nucleares gozan siempre, de la
asistencia estadounidense.
El pasado septiembre , el Consejo de Seguridad adoptó la resolución 1887, que,
aparte de su condena a Irán, invita a todos los Estados a firmar el TNP y a
resolver sus conflictos de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas, que prohíbe
la amenaza de intervención por la fuerza. Dos Estados violan los términos de
esta resolución: los Estados Unidos e Israel, que insisten en que “todas las
opciones sean abiertas”, incluido las más violentas. La India respondió a la
resolución 1887 anunciando que puede ahora fabricar armas nucleares con el
mismo rendimiento que las superpotencias. El enviado de Obama inmediatamente
informó a la India, que no está sometida a esta resolución. La India y
Paquistán continúan desarrollando armas nucleares. Las relaciones militares
entre los Estados Unidos, la India e incluso Israel están estrechándose.
Gozando de las importaciones “para uso doble [civil y militar NDT]” procedente
de los Estados Unidos (y de Francia también), la India pasa ahora a las
técnicas más avanzadas de destrucción: éstas comprenden plataformas de armas
láser en el espacio y satélites destructores, según el comandante de las
fuerzas aéreas.
En el mismo momento, el AIEA adoptó una resolución que pedía a Israel adherirse
al TNP y facilitar el acceso de las inspecciones internacionales. A pesar de
las objeciones de Europa y de los Estados Unidos, que procuraron bloquear la
resolución, ésta ha sido adoptada. Así como en el caso de la India, Obama
informó inmediatamente a Israel que no estaba sometido a estas exigencias,
renovadas todavía en estas últimas semanas. En los Estados Unidos, pasó en
silencio casi todo esto, supongo que también en Europa, pero es fácil ver por
qué las acusaciones de hipocresía hechas por el presidente iraní Mahmoud
Ahmadinejad pueden encontrar eco en otro lugar.
Obama también reaccionó a la resolución 1887 por otros medios. El Pentágono
anunció que iba a acelerar la entrega de las armas más asesinas disponibles, a
excepción de las armas nucleares. Se trata de bombas de 13 toneladas concebidas
para destruir búnkeres profundamente escondidos y protegidos por 5 toneladas de
hormigón armado. Aquello para lo que van a servir estas bombas no es para un
secreto. La planificación de este “obús de artillería maciza” empezó en los
años de Bush, pero se estacionó hasta la toma del poder por Obama; entonces
pidió que fueran acelerado inmediatamente, su desarrollo y su despliegue.
Luego, Obama envió estas armas a las islas Diego García, en el Océano Índico;
se trata de una base importante para el bombardeo de Oriente Medio y de Asia
Central. También envió a Diego García un edificio de sostén de submarinos con
el fin de prestar asistencia a los submarinos de ataque rápido y lanza-misiles
que operan en las aguas de Oriente Medio y de África del oeste, según el
anuncio de la marina estadounidense, no confirmado. Estas son nuevas amenazas
contra Iran, en violación de la resolución 1887 y de la Carta de las Naciones
Unidas.
Existe un contexto más amplio. Para aquellos que se empeñaron seriamente en la
no proliferación, ciertas medidas pueden ser emprendidas. Una de ellas sería la
creación de zonas sin armas nucleares [nuclear weapons-free zonas, NWFZ]. La
Unión africana alcanzó recientemente un acuerdo para crear una zona de este
tipo, pero este acuerdo no puede ser puesto en ejecución. La Gran Bretaña y los
Estados Unidos insisten para que la isla Diego García no sea incluida, porque
los Estados Unidos la utilizan para almacenar armas y submarinos nucleares. Una
zona sin armas nucleares en el Pacífico meridional tiene los mismos problemas.
Al principio era Francia la que bloqueaba porque quería utilizar sus islas para
ensayos nucleares, ahora son los Estados Unidos que bloquean insistiendo para
que sus islas del Pacífico gocen de una derogación.
El caso más significativo se encuentra por supuesto en Oriente Medio dónde las
tensiones regionales podrían ser atenuadas por la creación de una zona sin
armas nucleares. Es una cuestión caliente en la región desde hace cierto
tiempo, y ha sido formulada una vez más, el pasado mes, durante la conferencia
conjunta de las Naciones unidas y del TNP. Egipto, que preside el movimiento de
no alineados contando a 118 naciones, hizo circular un llamado para la creación
de una zona sin armas nucleares en Oriente Medio, como esto había sido
convencional con Occidente (incluido los Estados Unidos) en 1995 en el momento
de la conferencia de revisión del TNP. Washington oficialmente se comprometió
pero insiste en que Israel sea la excepción, y en que no se dé a entender que
estas disposiciones se aplicarían a ellos mismos. La secretaria de Estado
Hillary Clinton declaró en el momento de la conferencia del TNP, que no era
todavía el momento de crear una zona sin armas nucleares en Oriente Medio.
Washington insistió por otro lado, en que no sean aceptadas las proposiciones
que piden a Israel someterse al control del AIEA o que invitan a los firmantes
del TNP (los Estados Unidos en particular) a hacer públicas las informaciones
relativas “a las instalaciones y a las actividades nucleares israelíes,
incluida la información que tiene relación con las transferencias precedentes
de tecnología nuclear a Israel “.
La técnica para ocultarse es adoptar la posición de Israel, pidiendo que toda
proposición sea subordinada a un reglamento total de paz. Si es está sometido a
una interdicción efectiva por parte de los Estados Unidos, existe un acuerdo
casi-unánime sobre el modo de ajustar el conflicto israelí-árabe, y esto desde
el 1976. Data desde el momento en que países árabes de la región introdujeron
una resolución en al Consejo de seguridad, apelando a un acuerdo para una
solución para los dos Estados que comprendían la frontera internacional y toda
garantía prevista por la resolución 242 (el documento de base por acuerdo
común). Los Estados Unidos opusieron su veto a esta proposición de resolución
en 1976, y otra vez en 1980. Todo se prosiguió de idéntico modo. Los principios
de base prácticamente son sostenidos por el mundo entero, incluido la Liga
árabe, la Organización de la conferencia islámica (comprendiendo Irán) y los
actores concernidos que no son unos Estados, entre los que están Hamas. Un
acuerdo según estos términos está bloqueado por los Estados Unidos e Israel,
que están a la cabeza del frente de desestimación desde hace 35 años, aunque
existe una excepción decisiva y muy instructiva. Durante su último mes en la
presidencia de los Estados Unidos, en enero de 2001, Bill Clinton empezó
negociaciones israelí-palestinas en Taba, en Egipto, en las que casi se alcanzó
un acuerdo (según las declaraciones de los participantes) antes de que Israel
pusiera fin a las negociaciones.
Es importante recordar que los Estados Unidos y el Reino unido poseen una
responsabilidad única en el proceso de creación de una zona de no proliferación
de armas atómicas en Oriente Medio. En su tentativa de 2003 de abastecer una
mínima cobertura jurídica para su invasión de Iraq, citaron la resolución del
Consejo de seguridad 687 (de 1991) que pedía a Iraq poner fin a su programa de
desarrollo de armas de destrucción masiva. Los Estados Unidos y el Reino unido
pretendieron que esto no se había hecho. No necesitamos este pretexto pero
anotamos que esta resolución compromete a sus firmantes a crear una zona de no
proliferación de armas atómicas en Oriente Medio.
La destrucción del medio ambiente
Dije que la proliferación de las armas nucleares era uno de los dos desafíos
que ponen literalmente en peligro la supervivencia de nuestra especie. Esta
cuestión no es tomada en consideración a pesar de la impresionante retórica y
desplegada. Lo mismo ocurre con la segunda amenaza: la destrucción del medio
ambiente. Lo que pasa en los Estados Unidos es particularmente importante, como
siempre, pero es también muy revelador. El sector de las empresas aplica una
campaña masiva de propaganda para que la opinión pública abandone sus
preocupaciones concernientes al cambio climático vinculado con las actividades
humanas, y con el éxito más grande ya que, esta convicción bajó y reúne ahora
exactamente, a solo un tercio de la población. Los responsables de esta tarea
propagandista, que pretenden luchar contra esta convicción, saben tan bien como
nosotros que la “novatada progresista “es muy real y que las perspectivas son
poco divertidas (2). Cumplen de hecho el papel que las instituciones les
asignaron. En una economía de mercado, estos responsables deben actuar para
maximizar las ganancias a corto plazo. Si no lo hacen, serán reemplazados por
otros, que lo harán. Por otra parte, según el derecho anglo-americano de las
sociedades, se trata de una obligación jurídica. Lo que significa que no deben
tener en cuenta externalidades (el impacto de una operación por fuera de la
empresa). En este caso, la suerte de la especie humana es un externalidad que
deben apartar en la medida en que la economía de mercado prevale. La lógica
tiene curso hasta cuando los directores de sociedades financieras no tomen en consideración
el riesgo sistémico, sabiendo que actuando de este modo provocarán una crisis
financiera. En este caso, su comportamiento no es irracional. Saben que después
del hundimiento del castillo de naipes que construyen, pueden ir a ponerse a
cubierto de lo que llaman el Estado nutricio, cerrando los libros de Hayek,
Friedman y Rand. No existen tales recursos cuando las externalidades vinculadas
a la destrucción del medio ambiente son ignoradas. No es fácil no obstante
superar las necesidades institucionales. Las dos grandes amenazas que son un
peso para nuestra supervivencia permanecen temibles.
La borradura de las naciones
Pasemos a otro tema, hay de momento muchas agitadas discusiones en lo que
concierne a un gran cambio de poder en el mundo. Las especulaciones van a buen
paso para saber si (o cuando) China podría, con la India, reemplazar a los
Estados Unidos como la potencia dominante mundial. Si esto debiera ocurrir,
significaría que el sistema mundial volvería a ser cercano a lo que era antes
de las conquistas europeas. Las tasas de crecimiento del PIB chinas e indio
fueron, en efecto, espectaculares últimamente. Pero hay que añadir algo. El índice
de desarrollo humano (IDH) de las Naciones unidas indica que la India ocupa
siempre un sitio bajo en la clasificación: la 134, ligeramente por encima de
Camboya, debajo de Laos y de Tadzhikistán. China se coloca en el 92, lugar un
poco por encima de Jordania, debajo de la República Dominicana e Irán. La India
y la China también sufren de muy fuertes desigualdades, si, aunque más de un
mil millones de sus habitantes se encuentran mucho más bajo en esta
clasificación. Además, una contabilidad precisa iría más allá de las medidas
hechas actualmente tomando en consideración los costos muy serios, que China y la
India no pueden ignorar más; la ecología, la disminución de los recursos
naturales y el bien de otras cosas más aún. Las especulaciones sobre el cambio
de poder en el mundo descuida algo que todos nosotros sabemos: las naciones, al
no ocupar ya más el mismo lugar en el sistema interno de distribución del
poder, no son los verdaderos actores en el seno de los asuntos internacionales,
un truismo que ha llamado nuestra atención por este incorregible radical de
Adam Smith, como ya hemos hablado al respecto.
Sin dejar de considerar el truismo radical de Adam Smith, percibimos que existe
en efecto un cambio de poder en el mundo pero no el que ocupa la delantera de
la escena. Se trata de un desplazamiento que va de la mano de obra mundial
hacia el capital transnacional, este desplazamiento que distintamente se ha
intensificado durante los años de neoliberalismo. El coste es muy pesado
incluso para los trabajadores estadounidenses que son víctimas de la
financiación de la economía y de la deslocalización de la producción y que
llegan a mantener sus rentas sólo endeudándose y creando burbujas de valores.
Los campesinos indios son matados a punta de hambre y millones de trabajadores
chinos están en la lucha: la parte del trabajo en la renta nacional disminuye
allí más rápidamente que en la inmensa mayoría de los otros países.
China desempeña un papel de primer plano en el cambio real del poder mundial,
se constituyó en gran parte, en una fábrica de ensamblaje en el seno de un
sistema regional de producción. Martín Hart-Landsberg trató esta cuestión en
una importante obra (3). Japón, Taiwán y otras economías de Asia exportan
piezas y componentes hacia China y también le abastecen la mayor parte de la
tecnología de punta. Nos preocupamos mucho con el aumento del déficit comercial
de los Estados Unidos con China pero hicimos menos caso del creciente déficit
comercial de los Estados Unidos con Japón y otros países de Asia en el momento
en el que el sistema regional de producción se ubica. Wall Street Journal
concluye que si únicamente se cuente el valor agregado de los constructores
chinos, el verdadero déficit comercial entre los Estados Unidos y China sería
reducido en una proporción del 30 % mientras que el déficit comercial entre los
Estados Unidos y el Japón aumente al 25 %. Los constructores estadounidenses siguen
el mismo camino al abastecer piezas y componentes a China que los ensambla y
los exporta de vuelta, en gran parte hacia los Estados Unidos. Para las
instituciones financieras, los gigantes de la distribución, los propietarios y
los gerentes de las industrias fabricantes así como para los sectores
estrechamente vinculados a estos centros de poder, todo esto es maravilloso.
Pero no es el caso para la mayoría de los estadounidenses cuyas rentas se
estancan desde hace treinta años en medio de una sorprendente concentración de
riqueza, del hundimiento de los sistemas de ayuda y de las infraestructuras;
Todo esto es lo que conduce a una situación interior de los más inquietantes.
Observamos desarrollos similares en Europa y en otro lugar.
La situación en Afganistán
Finalmente, deberíamos decir algunas palabras respecto a Afganistán. En la
primera operación de la nueva estrategia de Obama, las Marinas estadounidenses
conquistaron a Marjah, una ciudad pequeña que formaba parte de la provincia de
Helmand, el principal núcleo de la insurrección. Nueva York Times señala que:
“Las Marinas se toparon con la identidad de los talibanes, una identidad tan
dominante que podemos describir este movimiento como un partido único cuya
influencia toca a todo el mundo en la ciudad. Debemos reconsiderar nuestra
definición de la palabra “enemigo” declaró Larry Nicholson, comandante de la
brigada Marine expedicionaria en la provincia de Helmand. “La inmensa mayoría
de la gente aquí se considera como los talibanes... Tenemos que reajustar
nuestra manera de pensar para no cazar a los talibanes de Marjah, es al enemigo
a quien tratamos de cazar“, declaró. “
Las Marinas están confrontadas con un problema que siempre hostigó a los
conquistadores. Se trata de un problema bien conocido de los antiguos Marinos
en Vietnam. El mayor erudito del gobierno antiguo se lamentaba que el enemigo
era el “único verdadero partido político que posee asiento popular“ y que todos
los esfuerzos hechos para medírsele en el plano político se parecería a un
enfrentamiento entre la morralla menuda y una ballena. Justo utilizando nuestra
ventaja comparativa - la violencia - nosotros debimos superar pues, su fuerza
política. Otros tuvieron problemas similares, por ejemplo los rusos en
Afganistán en los años 1980: ganaron todas las batallas pero perdieron la
guerra. Después del triunfo de Marjah, las fuerzas dirigidas por los Estados
Unidos están a punto de dar el salto sobre la ciudad principal de Kandahar
donde, según los sondeos del ejército estadounidense, el 95 % de la población
se opone a la operación militar y 5 personas de cada 6, consideran a los
talibanes “nuestros hermanos afganos”. Una vez más, esto hace eco de las
conquistas anteriores.
Control cerebros
En estas condiciones, no es asombroso que las autoridades estén preocupadas por
el hecho de que el sostén interior pueda corroerse más aún. Una “huida” reciente
que emana de un informe del CIA, hace ver que “las pocas informaciones libradas
al público concernientes con la misión en Afganistán permitieron a los
dirigentes alemanes y franceses no tener en cuenta la oposición popular y
aumentar regularmente su contingente militar para la Fuerza internacional de
asistencia y de seguridad (FIAS). Berlín y París respectivamente conservan la
tercera y la cuarta fila en términos de fuerzas militares presentes en el seno
de la FIAS, a pesar de la oposición del 80 % de los alemanes y de los franceses
al aumento del despliegue de las tropas en el seno de la FIAS (según un sondeo
que databa del último otoño). Pues es necesario “adaptar el mensaje“ para “prevenir
o por lo menos contener reacciones eventuales y violentas“. Para Francia, la
CIA recomienda recurrir a una propaganda elaborada para tomar en consideración
la “profunda preocupación por los ciudadanos y los refugiados“ y para provocar
el sentimiento de culpabilidad de los franceses vinculado a su abandono. El
informe recomienda poner por delante particularmente, la cuestión de la
educación de las chicas que puede convertirse “en un lugar de reunión de la
opinión pública francesa en gran parte laica, y darle a los electores una razón
para sostener una causa necesaria a pesar de las víctimas“. Los hechos, como de
costumbre, no tienen la menor importancia. Podemos tomar por ejemplo los
progresos de la educación de las chicas en Kabul en el momento de la ocupación
rusa, o el impacto verdadero de las operaciones militares.
El informe de la CIA debe recordarnos que los Estados poseen un enemigo
interior: su propia población, que debe ser controlada cuando se opone a la
política del estado. Este problema lo conocen los Estados totalitarios.
Alemania nazi debió disputar así una guerra “armas y mantequilla “para tener a
raya el público. En las sociedades más democráticas, el recurso a la fuerza
debe ser reemplazado por una propaganda eficaz en la “batalla eterna para controlar
el cerebro de los hombres“ y para “fabricar un consentimiento“ gracias a “ilusiones
necesarias“ y por una “simplificación extrema y poderosa emocionalmente“. (Para
citar a Reinhold Niebuhr, el filósofo preferido de los jefes de empresa y del
Obama venerado por las personalidades del establishment por motivos de interés
pero qué voy a deber dejar a un lado.) La batalla para controlar al enemigo interior
es en este momento hecha completamente a propósito, y debería ser una
preocupación de primera importancia para los que quieren hacer frente de manera
constructiva a los desafíos graves de hoy.
Introducción de Serge Halimi
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Conferencia
de Noam Chomsky
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90.9 Mb)
Preguntas del
público, respuestas de Chomsky
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105.6 Mb)
Noam Chomsky
Texto traducido del francés al español, por
Margarita Mosquera.
notas de pie
de página.
(1) En los Estados Unidos, los liberales son unos adeptos del liberalismo
político y reivindican, en materia económica, una forma de progresismo que da
importancia al Estado, a los servicios públicos, a la protección social y a la
utilidad de la nueva distribución fiscal, a NDT.
(2) En los Estados Unidos, una parte de los climato-sépticos presenta el
recalentamiento climático como una novatada ofrecida por el campo progresista
que procuraría así tomarse el poder, NDT.
(3) Martín Hart-Landsberg y Pablo Burkett, China and Socialism, Market Reforms
and Class Struggle, Monthly Review Press, Nueva York, 2005.