Este jueves 1º me avisaron de la muerte del compañero René
Plaza, en Francia. Sé que no lo conoció la mayoría de nuestr«s compañer«s delas generaciones que vinieron después de 1973. Les puedo decir
que fue un compañero de origen muy modesto, casi un niño de la calle, un joven
popular, y que hubo compañeros del MAPU de Valparaíso que lo reclutaron,
creyeron en él, en sus valores, en su sabiduría de calle y de familia
proletaria, lo formaron, sobresalió, llegó a dirigir un Regional. Para René,
entrar al MAPU fue renacer.
Recordaremos cómo organizamos una campaña para que René
fuese nuestro Secretario Regional, junto a otros compañeros con bastante
conciencia s favor del poder popular, en reemplazo de una dirección menos
arraigada en las bases. Eran los tiempos de Rodrigo Ambrosio, en que el MAPU se
esforzaba por proletarizar sus bases y direcciones. Cuando el reformismo y la
burocracia de otros partidos intentó dividirnos, en 1973, Plaza se quedó en el
MAPU, como casi todos nosotros. El golpe y el exilio lo afectaron, se tuvo que
desarraigar, aprender otro idioma, otras costumbres y otras formas de ganarse
la vida.
No pudimos contar con su apoyo para seguir una lucha más
radicalizada, por un Chile Popular. Creyó que lo mejor era una salida a la
dictadura, sin más víctimas, como much*s, creyó en dejar el destino del país en
otras manos. No nos siguió cuando hicimos el llamado a esta reconstrucción en
que estamos empeñados.
Una vez, en una jornada memorable, en que debatíamos la
línea a tomar, previo a nuestro 2º Congreso, ya sin nuestro conductor Rodrigo,
nos ejemplificó cuál debía ser la conducta de las masas populares: el
capitalismo es un elefante que el proletario carga a sus espaldas. Hay gente
mirando, le gritan al elefante, le tiran piedras, no le entran balas, y el
proletario sigue con esa carga. Todo se solucionó cuando el compañero sólo se
sacó ese enorme peso y lo dejó en el suelo.
Casi medio siglo después, la parábola tiene sentido. No
sacamos nada con gritar, tirar piedras, tener pena, rabia o ser indiferentes,
si no hacemos lo debido, como parte de las clases populares organizadas. Tomar
conciencia de que tenemos una carga injusta y que debemos colectivamente dejar
de sostener al sistema opresor. Piensen y digan Uds. cómo se puede hacer real
hoy en día esto de dejar de cargar al monstruo.
Así recuerdo hoy a René Plaza, mi jefe regional. El creyó en el MAPU y, como siempre, nuestro mejor homenaje es sacar de nuevo las banderas a la calle y las ideas del MAPU a la contienda, para pensar y hacer pensar, para soñar y hacer soñar. Este Movimiento debe seguir renaciendo y creciendo. El nombre "René" significa renacido. Descanse en paz y nosotros a seguir en campaña.
Carlos Ruiz R.