Eugenio Ruiz-Tagle Orrego nació
en Santiago el 17 de septiembre de 1947, en una familia acomodada y
conservadora, de calle Alcántara, barrio El Golf. Estudió en el Colegio Verbo
Divino (de la congregación del mismo nombre, conocidos como “los padres
alemanes”). De niño, con su hermana Alicia, jugaban a plantar hortalizas en el
amplio jardín de la casa: eran sus primeros contactos con la Madre Tierra.
Escolar tranquilo, se fascinó con el fútbol, llegando a ser un buen
centro-delantero en el equipo del colegio; le gustaba la UC. Ya joven, se
dedicó a la caza submarina obteniendo premios sudamericanos. Durante las
vacaciones recorría grandes distancias a pie, por la playa, practicando el
buceo: de Algarrobo a Valparaíso, de Concón a Papudo...
Donde más destacó, fue en las
matemáticas. Estudió Ingeniería Civil Industrial en la Universidad Católica.
Participó en la histórica toma de la Universidad, del año 1967, liderada por
Miguel Ángel Solar (estudiante de medicina) y otros que después formarían parte
del MAPU. Hicieron célebre el lienzo con la consigna: “El Mercurio miente”.
Acciones como esa, harían visible que el país necesitaba un cambio social mucho
mayor que lo que ofrecía el reformismo de Eduardo Frei Montalva.
Por 1969-1970 se quedó algunos
meses viviendo en Papudo, donde descubrió un mundo nuevo: el mundo de los
pescadores artesanales. “Se hizo un amigo, un poco mayor que él, el Chamelo,
quien ya tenía varios hijos. Eugenio se preguntaba cuáles serían las opciones
de vida de esos niños. Se impresionó con ese mundo fuera de la casa, que
comenzó a parecerle una burbuja inoperante”[1].
A su vuelta, retomó la Ingeniería
y comenzó a militar en el MAPU. Rápidamente se hizo conocido por su
responsabilidad y compromiso. Se dice de él que “jamás fue un activista. No era
un líder de asambleas. Más bien, dicen, era un conductor, un orientador, un
consejero”[2]. Es
decir, era uno de los que construyen desde la base, en el trabajo de hormigas,
silencioso y efectivo: aunque sin protagonismo individual, era uno de los
“precisos”, como decimos hoy.
En 1970 fue candidato a la UC,
junto a Solar, y estuvieron a 43 votos de ganar; triunfó la lista gremialista
de Hernán Larraín.
En 1972 se casó con Mónica
Espinosa Marty, psicóloga, y se fueron a vivir “a una villa en Pudahuel”, como
dice el libro del Comité Memoria MAPU. Digamos más bien, en honor a la
historia, que en esos años no eran villas sino poblaciones, y la comuna aún se
llamaba Barrancas: se fueron a vivir a
una población en Barrancas, no lejos de donde vivía el niño Luchín que
inspiró a Víctor Jara.
Jóvenes del barrio alto, vivieron
en extrema sencillez, acorde a valores tomados del compromiso revolucionario
inspirado tanto en los rigores de la izquierda proletaria como en el ejemplo de
Jesús, el que expulsó a los mercaderes del templo, arrojando las monedas y
liberando a las palomas.
En enero de 1973, Eugenio y
Mónica fueron padres de Josefa. ese mismo mes, Vicente Sota, de la dirección
del MAPU, lo envió a hacerse cargo de la gerencia de la Industria Nacional de
Cementos S.A., INACESA, en Antofagasta, intervenida como empresa estratégica
que estaba en manos privadas.
El 29 de junio de 1973, se
produjo el intento de golpe militar del Regimiento Tacna, de Santiago (Blindado
Nº 2). En todo el país hubo manifestaciones del mundo popular defendiendo a su
gobierno, los golpistas no siguieron adelante. Hoy se piensa que fue como los
ensayos de la parada militar, un ensayo general del golpe, para ver quienes y
cómo apoyaban al gobierno del compañero Salvador Allende. Incluso el traidor
Pinochet, se alineó junto a Allende, acaso por mera táctica y disimulo.
Eugenio dirigió la salida a la
calle de los trabajadores de INACESA, en apoyo al gobierno legalmente
constituido. Esto le valió la enemistad y desconfianza de la derecha de
Antofagasta. Al mismo tiempo, unos jóvenes del MIR, trabajadores de INACESA,
robaron unos explosivos de una industria cercana y Eugenio debió asumir su
responsabilidad como gerente de la empresa. El golpismo ya tenía una acusación grave
en su contra.
El 11 de septiembre fue llamado a
presentarse en la Intendencia de Antofagasta. Lo hizo al día siguiente, fue
detenido y enviado a la base aérea de Cerro Moreno, donde sufrió terribles
torturas. La Caravana de la Muerte selló su destino: el 18 de octubre fue
trasladado con otras trece personas a la quebrada El Way, donde los masacraron.
El 21 de octubre, la madre de
Ruiz Tagle Orrego vio el cadáver de su hijo en el ataúd: "Le faltaba un
ojo, el izquierdo. Los párpados estaban hinchados, pero no tenía heridas ni
tajos. Se lo sacaron con algo, a sangre fría. Tenía la nariz quebrada, con
tajos, hinchada y separada abajo, hasta el fin de una aleta. Tenía la mandíbula
inferior quebrada en varias partes. La boca era una masa tumefacta, herida, no
se veían dientes (...) Su cabeza estaba en un ángulo muy raro, por lo que creí
que tenía el cuello quebrado”[3].
Los golpistas y diarios como El
Mercurio, siguiendo en su mentira, publicaban después inaceptables versiones acerca
de los planes del MAPU para tomarse los centros militares, involucrando a los
ejecutados con el inexistente Plan Z.
Las mentiras de El Mercurio y de
los militares alimentaron por largo tiempo (y hasta hoy), la opinión
desfavorable al gobierno popular de Allende y a todo el proceso de cambios
liderado por la Unidad Popular. Hoy existe un 40% de la población, que
constituye el núcleo duro de la ultraderecha y que siempre será un escollo para
cualquier proceso de cambios.
Los que sufrieron las
consecuencias de crímenes como los relatados tienen ya conciencia del papel que
jugó el golpismo, y de los verdaderos motivos de la izquierda para plantear la
necesidad de cambios estructurales en un país que no puede ser regido por una
minoría que tiene todo el poder económico y que aplasta a las grandes mayorías,
condenadas a una existencia sin horizontes para la verdadera realización de la
vida humana en dignidad y plenitud.
El sistema capitalista mueve a
militares, parlamentarios, gobernantes, periodistas a tervijersar los hechos
para defender tal injusta forma de ordenar y administrar la sociedad. Los que
defienden este sistema pareciera que no conocen o no quieren reconocer los
horrores que él comete para perpetuarse.
INACESA fue “adjudicada” en 1978
por el Estado pinochetista a Cementos Biobío, empresa privada propiedad del
poderoso Hernán Briones. El Chile de hoy, que para algunos es tan próspero
(porque lo miden desde su propio éxito y no desde la desesperanza de las
mayorías), está construido sobre el despojo de lo que fuera el sector económico
de propiedad social o intervenida, y el milagro económico chileno, esa
“revolución silenciosa” ensalzada por el escriba Lavín, están basados en la
mentira, en la muerte y en la desaparición de los que soñaron un sistema
socialista, que equilibrara las injusticias, las desigualdades, y fuera un
ordenamiento distinto y mejor de la sociedad, en pos de la plena satisfacción
de las necesidades de vida de los pueblos.
Eugenio Ruiz-Tagle representa el
compromiso heroico de los que dejaron una vida cómoda, pero basada en un
ordenamiento injusto de la sociedad, y optaron por dedicarse a la causa de la
dignificación de los pueblos: del pueblo pescador, del pueblo minero, del
pueblo industrial, del pueblo poblador.
El ejemplo de Eugenio hoy mismo
ilumina a los estudiantes que se toman colegios y universidades, como él lo
hiciera en la UC en 1967; a los pescadores que hoy se enfrentan a la
depredación de la pesca industrial monopolizada en pocas empresas como las de
los clanes Luksic y Angelini; a los deportistas, faltos de oportunidades en un
Chile de gobiernos corruptos que robaron los recursos del Estado para el
deporte; a los profesionales idealistas que optan por el bienestar de los
pueblos y renuncian al consumismo y a la crápula del capital y sus lacayos.
Necesitamos más Eugenios
Ruiz-Tagle, yéndose a compartir el pan de cada día en las poblaciones, haciendo
el poder popular desde los talleres, los colectivos, organizando a los vecinos,
a los sin casa, a los sin esperanza.
Ruiz-Tagle está en las barricadas,
en los colegios y universidades tomados, está entre los populares de Pudahuel,
de Antofagasta, entre los pescadores de San Antonio a Papudo, de Puerto Montt.
Está junto a los verdaderos mapucistas, de Arica a Punta Arenas, y también
junto a los que aún viven el exilio.
[1]
Comité Memoria Mapu. Ausentes presentes.
Vidas y memoria. Santiago, 2007, pp. 195-196.
[2] Ibíd.
[3] Coordinadora de ex presas
y ex presos políticos de Santiago. Nosotros,
los sobrevivientes, acusamos. Diciembre de 2004. http://www.purochile.rrojasdatabank.info/Nosotros.pdf
[Visitado el 22 de octubre de 2011]
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