Propuesta
para cambiar el sistema
Rubén Andino Maldonado
Los estudiantes secundarios están
invitando a la sociedad a sumarse a su movimiento y afirman que los problemas
que afronta la educación son los mismos de la salud, vivienda, bajos salarios y
mala calidad de vida en general. El fallido diálogo entre el gobierno y el
movimiento por la educación está creando una situación de inestabilidad social
y política, que deriva de la ineptitud del Ejecutivo para responder a las
demandas formuladas por los actores sociales del sector y su incapacidad para
ceder ante la voluntad de la inmensa mayoría de la población. El ministro de
Educación, Felipe Bulnes, se presentó a la mesa de diálogo con el argumento de
que la gratuidad hará que los pobres financien la educación de los ricos. Pero
no llevó respuestas concretas a las demandas planteadas en estos meses por el
movimiento, en orden a terminar con el lucro en la enseñanza básica, media y superior.
Luego de fracasar la segunda reunión de la mesa, el ministro Secretario General
de Gobierno, Andrés Chadwick, motejó a los estudiantes de “ultras” y dijo que
la Confech está controlada por “los más duros entre los duros”. Sin embargo,
parece que los universitarios no son los más radicales en su relación con el
gobierno, porque los primeros en abandonar el diálogo fueron los jóvenes
agrupados en la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones) y en
la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces).
Aunque el presidente de
Renovación Nacional, Carlos Larraín, piense que constituyen “una manga de
inútiles subversivos”, los estudiantes tienen sólidos fundamentos y una
organización bien montada para sustentar su planteamiento de una educación
pública gratuita y de calidad en Chile.
La ACES agrupa a estudiantes de
todo el país y funciona a través de asambleas autónomas por colegios,
provincias y regiones. Sus voceros no tienen atribuciones para tomar decisiones
sin consultar. Para lograr acuerdos deben poner en consideración todas las
propuestas a sus respectivas asambleas de base. El proceso de deliberación en
todo el país demora cerca de una semana, y en la toma de decisiones utilizan
también las nuevas tecnologías de la información, como conferencias vía
telefonía (IP).
Propuesta de la ACES
La ACES ha formulado una
propuesta que fue preparada de manera rigurosa durante más de dos meses. Tiene
más de cuarenta páginas y está sustentada en el financiamiento de la educación
bajo aportes basados en aula y no por subvención. Contiene un conjunto de
demandas de corto, mediano y largo plazo, que tienen como base los cuatro ejes
centrales compartidos por el movimiento estudiantil secundario: la
reconstrucción de colegios, la educación gratuita y estatal, pase escolar
válido los 365 días del año y énfasis en la educación técnica-profesional.
Alfredo Vielma Vidal, vocero de
la organización conversó con Punto Final sobre esta propuesta, que tiene como
eje el deber del Estado de proporcionar a los jóvenes un sistema educativo
gratuito y financiado por el fisco, que termine en el mediano plazo con
personas o empresas que se lucran con fondos que el sector público les asigna
para colaborar en el proceso de enseñanza.
Lejos de sostener una posición
intransigente, los estudiantes entienden que el cambio de sistema no puede
realizarse de manera automática. En lo inmediato, proponen dos metas
fundamentales: poner fin al lucro en todo el sistema educativo y lograr que el
sector público, con apoyo de la comunidad, ejerza mayor control sobre los
establecimientos particulares subvencionados o de educación superior que
reciben fondos del Estado.
Organizados desde la base
El vocero de la ACES dice que el
presidente Sebastián Piñera no ha mostrado disposición real para llegar a un
acuerdo y que su ministro de Educación mantiene incólume su ya gastada
propuesta, centrada en poner algo de plata en la mesa para aumentar créditos y
becas, pero sin tocar el lucro. “Necesitamos desarrollar una presión grande que
obligue al gobierno a ceder”, afirma Vielma y recuerda que el Estado gasta el
10% de los recursos del cobre en armas. “Nos preguntamos, ¿por qué no los puede
destinar a educación? Esta no es la única fórmula que proponen los estudiantes
para allegar recursos, ya que también existe la posibilidad de una reforma
tributaria que grave a los más ricos, o aumentar el royalty minero a las
multinacionales”.
Alfredo Vielma agrega que “la
sociedad ha comenzado a comprender que los problemas de la educación son los mismos
de la vivienda, la salud, la precariedad de los salarios y las malas
condiciones de vida de la población”. Por esta razón los estudiantes agrupados
en la ACES priorizan una salida social y sistémica al conflicto, en que los
estudiantes y otros actores sociales participen organizados en asambleas
territoriales de base, constituidas en conjunto con sindicatos, juntas de
vecinos o centros de madres.
El vocero estudiantil rebate de
manera frontal el argumento del ministro Bulnes de que los sectores más pudientes
deben pagar por la educación. “El sistema debe ser gratuito en todos sus
niveles; desde la educación de párvulos hasta la superior, porque la educación
constituye a la vez un derecho social y un bien público”.
Participación y control social
La propuesta de la ACES señala
que el carácter caótico, desarticulado y competitivo de la lógica mercantil
aplicada a la educación impide desarrollar sinergias de colaboración, como las
que podrían establecerse entre las universidades regionales y las escuelas y
liceos de las diversas comunas de Chile. Los estudiantes proponen un estrecho
control social de los recursos que el sector público destina a educación,
mediante un modelo descentralizado, participativo y comunitario; gestionado por
órganos del Estado en los que la comunidad se involucre de manera activa en las
decisiones que le incumben.
Según este modelo, la comunidad
debe ejercer control sobre la gestión de los colegios mediante consejos
escolares y territoriales de la educación, que intervengan en la definición de
los contenidos curriculares asesorados por pedagogos, psicólogos, docentes para
talleres, asistentes sociales y otros especialistas.
También proponen
reformular, en conjunto con la comunidad escolar, los reglamentos internos y
los manuales de convivencia de cada establecimiento.
Un aspecto relevante de la
propuesta de la ACES es el énfasis que pone en la articulación que debe existir
entre la educación técnica-profesional y la educación superior técnica y
universitaria. En este aspecto, los estudiantes formulan una severa crítica a
los actuales centros de formación técnica e institutos profesionales, casi
íntegramente en manos privadas, proponiendo la creación de CFT e IP estatales y
gratuitos. Recuerdan que Inacap era una institución estatal de formación
técnica que fue entregada durante la dictadura a la Confederación de la
Producción y el Comercio.
Los jóvenes ven la educación
técnica del país vinculada con un “nuevo proyecto de desarrollo económico y
productivo”. En el mismo sentido, proponen prácticas laborales pagadas en
equivalencia con las horas trabajadas por los estudiantes, también reivindican
el derecho de los practicantes a sindicarse. Aunque la propuesta estudiantil
enfatiza los aspectos técnicos-profesionales de la enseñanza, también pone en
tela de juicio la educación concebida como bien de consumo y factor de
inversión productiva, que concibe a los estudiantes como “capital humano” y
mano de obra barata.
“Necesitamos saber de la historia
de Chile y aprender a conocer del mundo actual. No es suficiente que el
gobierno aumente los recursos presupuestarios. Estamos demandando un nuevo
modelo de educación en el que conozcamos más filosofía e historia”, señalan. En
esta misma línea, la ACES plantea reformular la Jornada Escolar Completa (JEC)
y propone incorporar en la extensión horaria de los liceos, talleres de
educación cívica o comunitaria, que permitan el desarrollo integral de los
estudiantes como ciudadanos conscientes y responsables.
El objetivo es cambiar el sistema
Alfredo Vielma afirma que la
unidad del movimiento por la educación es fundamental para llegar a resultados
efectivos y cambiar este sistema. Aunque reconoce algunas diferencias dentro
del movimiento, ve a todos los participantes unidos en torno a los objetivos
fundamentales y con una creciente coordinación con otros sectores sociales
excluidos.
Dice que el gobierno “trata de
criminalizar a los estudiantes, usando como pretexto el proyecto de ley
anti-tomas, que es una medida desesperada para hacernos negociar con la pistola
en la cabeza. Su conducta está mostrando improvisación; el gobierno no sabe
cómo actuar ante un movimiento que tiene el apoyo de más del 80% de la
ciudadanía. Se intenta mostrar a los carabineros como víctimas, en
circunstancias en las que, haciendo uso de su investidura, han ejercido una
violencia inusitada que incluso ha conducido a la muerte de nuestro compañero
el estudiante Manuel Gutiérrez”
Desde Rebelion.org
FOTO: Estudiantes de la ACES en apoyo a huelga de hambre de pres*s mapuche, marchando hacia la CEPAL, Witralkura - Vitacura, 30 de septiembre de 2010.
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