Cada 22 de noviembre, familiares y amigos de Héctor Alejandro Venegas Gauthier, concurrimos al lugar donde falleció como resultado de una acción de protesta contra la dictadura, en el día del cumpleaños del tirano.
Esta vez nos volvimos a hacer presentes y, presididos por Paulette, madre del Jano, del Janito para la familia, realizamos el homenaje de palabras sentidas y cantos populares, alumbrados por las velas que quieren decirnos que la luz del joven combatiente permanece aquí y en todas partes.
Su hermana, Tamara, nos dijo a nombre de la familia que hubiera preferido tener un hermano "menos luchador" pero que estuviese junto con nosotros. Nosotros también lo sentimos así, pues necesitábamos mucho a jóvenes como Jano, para la construcción permanente junto a los y las populares, donde la organización y la formación consciente hace tanta falta. Les decíamos que la lucha es un concepto amplio, y que luchamos de muchas formas. Poner esas velas frente a la iglesia mormona donde Janito encontró la muerte, acaso es una forma de ayudar al Jano a sembrar luz, y de hacer visible su presencia tan querida.
Aquí las palabras de Carlos Ruiz en el homenaje:
Hace 24 años, cayó en una acción nuestro hijo, sobrino, primo y
compañero Héctor Alejandro. Faltaban como tres semanas para una elección
presidencial donde el dictador sería reemplazado por un gobierno civil.
Alguien pudo decir que faltaba muy poco, poco que esperar, porque
la alegría ya venía. Si hubiese sido así, la pérdida del Jano hubiese sido en
vano. Pero cada sacrificio en los años de dictadura, fue logrando que los días
de ésta se acortasen de todas formas.
Otros dijimos, lamentablemente después, pasado el primer
aturdimiento familiar y colectivo, que esta pérdida se pudo haber evitado y
después de saber otros detalles de tragedias similares, ahí surgió la teoría de
la infiltración. No nos hemos podido meter a fondo a esta investigación, primero
como parte del mismo aturdimiento, que nos impedía hablar de ciertos detalles
de la secuencia de hechos que llevaron a un destacamento de jóvenes, a
emprender una acción que fue valorada por ellos como revolucionaria.
Ha pasado casi un cuarto de siglo y hoy no perdemos la memoria,
donde se destaca el heroísmo, la entrega desinteresada, sin cuestionarse, sin
hacer preguntas, por la cual el Jano pasó a la historia. Lo rescatable, es que
Jano no solo fue un joven miliciano realizando acciones especiales. Lo
principal es que mantuvo siempre una acción abierta a la gente, al trabajo de
base, a crear conciencia para perderle el miedo a la tiranía. Estuvo abierto
para aprender a aprender, para aprender a enseñar y para enseñar a enseñar. Y
eso fue un trabajo colectivo con sus queridos compañeros y compañeras de
colectivos juveniles del Cortijo, que desde entonces no han dejado de honrar a
su memoria.
Tenemos que evaluar a estas alturas, que a la larga, el Jano tuvo
enorme lucidez para no creer que venía “la alegría” que todavía algunos
enamorados de la ilusión siguen esperando, y en estos días de noviembre de
2013, aun más.
Nos quedamos con el Jano construyendo desde la base, el accionar
popular que llevaría a cuestionar a la dictadura y al régimen transicional que
la reemplazó y que no cambió mucho lo anterior. Como muchos, Jano no se creyó
el cuento y hoy simboliza la entrega por la gente popular. Nos quisiéramos
quedar con la imagen del Jano reunido con otros compañeros y compañeras
jóvenes, y creciendo él y haciendo crecer en convicción revolucionaria a gente
que doblaba su edad.
Para los y las mapucistas, Jano es un hijo, un sobrino querido, es
parte de nuestra historia. Los que teníamos vínculos cercanos con su entorno
(en algunas épocas dificultados por algunos pasos tácticos por la
clandestinidad, que ejercía él o ejercíamos nosotros), después de su trágica
partida nunca pudimos ser los mismos. Mucho de lo que hacíamos nos lo
cuestionamos. Dijimos una vez (el que habla a nombre del MAPU y mi compañero y compadre Marcelo), que teníamos que investigar lo que pasó, para evitar la
pérdida de otros jóvenes tan valiosos y queridos como era nuestro sobrino.
Hoy decimos, que la vida y sacrificio de Héctor Alejandro deja un
conjunto de enseñanzas: la generosidad como ejemplo y forma de vida. El
espíritu crítico, de discernimiento crítico, de cuestionamiento, como lección
alcanzada duramente. El que la alegría ya no llegó, algo que Jano supo, sigue
vigente. Por la vía de la construcción de conciencia, hacia la organización de
la gente, por la vía de organizar para crear las bases para el poder popular de
mañana, es la conclusión que nos deja con su ejemplo, con lo que él hizo y con
lo que le ha pasado al país en 24 años.
Por eso, es coherente con el ejemplo del Jano, nuestro llamado a
no enfrascarse en la institucionalidad capitalista, que fue construida para
desconocernos, segregarnos e impedirnos el menor protagonismo. A no creerles a
los que nos ofrezcan irnos para la casa y encargarse ellos de arreglar las cosas.
La revolución no la va a hacer un aparato armado ni un aparato de burócratas. Debemos
dar nuestras mejores energía, como él hizo, en organizar al descontento, al
indignado, que con pura rabia no se hace nada. Y que esa organización de los y
las populares rebeldes, se dedique a la construcción del poder popular.
A CONVERTIR EL DESCONTENTO EN REBELDÍA
Y LA REBELDÍA EN PODER
POPULAR
COMPAÑERO JANO, NUESTRO HOMENAJE ES Y SERÁ SEGUIR LUCHANDO,
CREANDO PODER POPULAR
FOTOS: AGENCIA CHILE NUEVO
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