Carlos Ruiz
Comentario personal
Lunes 20 de noviembre, 0.30 h.
El presente comentario se emite independientemente de nuestra subjetividad, del deseo de subvertirlo todo. Se busca plantear una reflexión y empezar a entender el escenario político electoral. No se hacen llamados ni recomendaciones. es una opinión.
Datos dados por el Servel:
22.37 h. Con 96.13% de los votos emitidos.
Votaron
más de 6 millones (6.044.524): la campaña de la Nueva Mayoría a favor de ir a votar y no
abstenerse, funcionó, ya que en la elección anterior habían votado menos de 4
millones. Así y todo, si había 14 millones de personas habilitadas, la abstención "gana", siendo de más de 7 millones.
Piñera
36.64 %
Guillier
22.66 %
Sánchez
20.31 %
Kast
7.92 %
Goic
5.88 %
ME-O
5.71 %
Navarro
0.51 %
Artés
0.37 %
=
99.9%
Piñera
+ Kast = 44.56 %
Guillier
+ Sánchez + ME-O + Navarro = 49.19 %
Los
votos de la Goic pueden decidir la elección: si la DC se derechiza, será responsable
por todo el resto de su vida (que va a ser muy poca) de un triunfo de Piñera.
Pero
con tan solo el 17% de los votos de Goic (o sea 1/6 de su 6%), que sería el 1%
de la votación, más los votos (casi seguros) del FA, del Me-O y de Navarro, Guillier
puede ganar en 2ª vuelta.
Ahora
va a tener que funcionar la muñeca de Guillier y de los interesados en que se
vuelva Presidente, para negociar con los demás y agregar a su 23 % un 28 % más,
por lo menos.
Guillier,
con el PS, PC, PPD, PR, van a tener que actuar con mucha modestia para “formar
gobierno” (como se dice en España) antes de las elecciones del 17 de diciembre.
Solos, embotados en su arrogancia, no llegarán a ganar.
Si
pudiese reconstruirse una izquierda (pero izquierda, no centro neocapitalista
ni derecha neoliberal con disfraz), habría señales positivas en la votación de
hoy: La mayoría absoluta de las y los votantes es al menos progresista y no de
ultraderecha.
De
esa mayoría, descartemos a los neoliberales, para poder pensar en un tercio de
izquierda como el que funcionó en Chile entre los años 50 y 1973.
Si se
cree que la votación del Frente Amplio está contra el duopolio en su mayoría,
ahí hay casi un 20% con que se acerca la posibilidad de llegar a un tercio
(Allende ganó con el 36.63%, antes, en 1964 tuvo el 38 %, pero la elección era
a dos bandos) el cual pueda disputarle el poder a los otros dos tercios, con la
salvedad de que desde 1990 hay segunda vuelta y un candidato no gana con un
tercio.
Los
llamados “progresistas” (PRO, de ME-O), suman casi un 6%.
En el
23 % de Guillier, están los votos del PC y de algunos pocos socialistas no tan
pillos; si fuesen sólo la tercera parte del conjunto, ahí hay un 7 %.
La
votación de Artés y Navarro es de un 1%.
Todo
eso sumaría un 34 % de “capital inicial”. El 17% restante está en el centro y
centro-derecha no pinochetista-piñerista, o sea 2/3 de las y los que votaron
por Guillier y una parte de quienes votaron por Goic.
Ha llegado
la hora de que la DC se disuelva: su proyecto no solo no es mi demócrata ni
cristiano, sino que no le llega a la gente. Unos se irán con la derecha, otros
a un centro que aún no se constituye, pero, ¿no será la hora de que algunos
pocos DC “doctrinales”, de esos que estarían por el “socialismo comunitario” o “autogestionario”
reconozcan que su lugar está en la izquierda?[1]
Parece
que lo único sólido es la ultraderecha, con su 45 % que no ha bajado desde el
plebiscito del No.
Y
dialécticamente, es también demasiado sólida la constatación de que la
izquierda anticapitalista necesita superar muchas trancas externas e internas
para abrirse espacio dentro o fuera del sistema electoral.
Por último: si se interpretase que 7 millones de no votantes "deslegitiman" estas elecciones", eso es simbólico pero a la larga, lo real es que con los votos emitidos, tendremos de todas formas un gobierno neoliberal y es más que muy posible que Guillier se tercie la banda presidencial de todas formas.
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