DECLARACIÓN DE QUINTA NORMAL
Quinta Normal, 26 de
octubre de 2019
Elaborada en ampliado del MAPU de las regiones de Valparaíso
y Metropolitana, con mayoría de miembros de la Coordinación Política General.
Consensuada al 29 de octubre.
Las manifestaciones de descontento, las marchas, actos y
concentraciones multitudinarias, producidas a partir del viernes 18 son una
expresión de que bajo un “monte lleno de dinero y ambiciones” siempre hubo una
soberanía popular que no había muerto. Esa soberanía se manifiesta como
descontento, la tarea de las y los revolucionarios sigue siendo la que
planteamos en 2011: convertirla en rebeldía popular y ésta en poder popular.
Estamos por la destitución de
Piñera y no por su simple renuncia, tras la cual esta camarilla seguiría
gobernando de la mano con el ministro de turno que lo suceda. Si es destituido
por una acusación constitucional, sería reemplazado por el Presidente del
Senado que tendrá que llamar a elecciones, poniendo fin a su gobierno.
Consigna, #Piñera-destitución.
Pero no es Piñera el único
blanco de nuestra lucha: lo es el poner fin al sistema que representa,
cambiando la constitución que permite continuar las injusticias establecidas
por siglos de historia y fortalecidas por la dictadura cívico-militar. Los tres
poderes del Estado son igualmente responsables de la crisis que sufre Chile
antes y después de 1990 y se ha prolongado por estos últimos 30 años. Que se
ponga fin definitivo al poder de los corruptos parlamentarios.
La izquierda anticapitalista,
y en medio de ella el MAPU, no pudo liderar hasta ahora el descontento popular,
no se había preparado lo suficiente para ello.
La izquierda anticapitalista,
y en ella el MAPU, debe ganar posiciones. Se debe hacer ver en medio de la
actividad popular. Debemos sacar nuestras banderas a la calle. Nuestras
conciencias y manos están limpias, los corruptos de ayer están hoy en los
grupos de poder y no acá. Debemos apoyar toda acción de descontento,
canalizándola para que se convierta en rebeldía consciente y organizada.
Aunque lo más posible es que
vuelvan a gobernarnos otros corruptos, debemos fortalecer permanentemente la
opción de seguir luchando por una Asamblea Constituyente y por un Chile
Popular.
La Asamblea Constituyente
debe ser el resultado de una movilización y de un esfuerzo por generar una
nueva carta para el país, donde el capitalismo neoliberal no sea el eje
inamovible. Debe ser radicalmente transformadora, con ejes como la valorización
de quien trabaja, con un rol de Estado activo en favor de los sectores
desposeídos, que controle las relaciones laborales y comerciales, impida el
saqueo de nuestras riquezas básicas territoriales y humanas, acepte la
plurinacionalidad y muchas libertades que hoy no tenemos.
Desde hoy se construye un
Chile Popular, unificando la voluntad de las grandes mayorías. No es la hora de
que otros saquen provecho, ni los oportunistas que nos han gobernado, ni los
oportunistas que quieren reemplazarlos. Ni tampoco es la hora del lumpen, que
sólo busca su provecho a semejanza de los delincuentes de cuello y corbata. No
queremos la destrucción, estamos construyendo un Chile nuevo y popular.
Por eso el movimiento popular
debe ser direccionado. Que se sepa que los desmanes los comete la trenza de
poder entre pacos, milicos y lumpen. Validamos y legitimamos el derecho a
recuperar lo que el gran capital nos ha quitado históricamente. Pero no
validamos el accionar del lumpen, que termina por hacer que la gente corriente
se vuelva en contra del movimiento popular.
Debemos ejercer control
popular y educar hacia el poder popular. El control popular se ejerce haciendo
valer nuestros derechos en todo el aparato estatal. Si hay especuladores en el
comercio, debemos neutralizarlos denunciándolos y ejerciendo acciones de
reparación.
Las y los anticapitalistas
debemos construir el poder popular con las y los dirigentes vecinales y
sindicales honestos, expulsando a los corruptos.
Es necesario preparar la
autodefensa desde las organizaciones de base, elaborando planes contra las
fuerzas represivas y el lumpen.
Es necesario crear y
fortalecer organizaciones de derechos humanos a nivel local.
Ejercer acciones de nueva
conciencia comunitarista, no individualista: realizar campañas de trabajo
colectivo, la Minga Popular, para aseo, ornato, construcción de espacios
comunitarios, y también para la denuncia de la corrupción, el daño ambiental y
la represión.
Al MAPU le cabe sacar su
experiencia de lucha saliendo a la calle, y también ponerla a disposición de
las organizaciones populares, en especial de las y los jóvenes: fortalecer las
organizaciones de base, genera coordinaciones entre éstas, crear escuelas de
cuadros donde despleguemos nuestra capacidad acumulada por medio siglo.
Debemos oponernos a la imagen
que quiere instalar Piñera, de que él logra la Paz. No habrá paz con milicos en
la calle, sólo habrá un nuevo Pinochet y una nueva resistencia popular.
Denunciaremos uno a uno los crímenes de lesa humanidad, que condenan moralmente
a Piñera, su clase dominante y sus sicarios uniformados.
A CONVERTIR EL DESCONTENTO EN REBELDÍA POPULAR Y LA REBELDÍA
EN PODER POPULAR
NUEVA CONSTITUCIÓN PARA UNA NUEVA DEMOCRACIA EN UN CHILE POPULAR
No hay comentarios:
Publicar un comentario