Dicen que “El Mauro” significa “lugar donde nace el
agua”. La comunidad de Caimanes, en Chile, se muere de sed y de contaminación y
teme que un mal día el tranque de El Mauro arrase el pueblo. Piden que la
minera Los Pelambres erradique el tranque o reubique la comunidad bajo la
condiciones de los comuneros.
En Caimanes viven cerca de 1.600 personas. La
mayoría son agricultores, amas de casa, pequeños mineros, criadores de cabras.
A 8 kilómetros de sus casas la minera Los
Pelambres construye un muro
de contención de 240 metros de alto para trancar 12 estanques donde se sedimentan
los desechos tóxicos de la actividad de la megamina de cobre Los
Pelambres.
Desde el 2001, las mujeres y los hombre de Caimanes
iniciaron la lucha legal, institucional, pacífica, para evitar que se hicieran
los estanques y se levantara el tranque. ¡Y ganaron la pelea¡ La Corte Suprema de Apelaciones dijo: “El proyecto es claramente
lesivo y perjudicial para el grupo de reclamantes…”. A juicio de esta Corte,
“ningún organismo ni estudio puede garantizar que no se producirá contaminación
ambiental, por el hecho de depositar en la cuenca de la que se trata, una
enorme cantidad de materia de relaves, que junto con hacer desaparecer la
cuenca misma, también terminará con la flora y fauna del sector”. Pero…
de todos modos la Antofagasta
Minerals construyó los
estanques y el muro.
“No malinterpreten que este problema es de esta
Administración, viene de mucho antes, del expresidente Lagos, y nuestra querida
expresidenta Bachelet. Por
ende, estos problemas ambientales no son exclusivos de un conglomerado u otro,
es la institucionalidad toda que se ve sobrepasada por intereses económicos”,
explica Cristian Flores, uno de los comuneros de Caimanes.
El Mauro es el relave más
grande de Sudamérica y el tercero del mundo. Son más de1.700
millones de toneladas de relaves tóxicos sin
tratar, son desechos mineros que contienen estroncio, arsénico, oxido de silicio, plomo… y otras sustancias
contaminantes asociadas a la explotación de cobre.
Las mayores reservas de agua de la IV región de Chile quedaron sepultadas bajo el relave y
ahora esas aguas están aflorando. “El embalse se les llenó de agua”, explica
Flores. La empresa no había considerado ese “detalle”, así que el relave
se desbordó y contaminó las fuentes de agua de los comuneros. “¿Cómo
puede ser que estamos en una zona seca y ellos contaminan millones de metros
cúbicos de agua? A nosotros se nos secó todo el río”, dice Cristian Flores.
“Nuestros canales de regadío están secos. No hay agua, no lo estamos
inventando: es real.”
Querellas, divisiones entre nosotros mismos, quiebres
familiares…
La empresa minera también pudo construir los estanques y
el muro porque logró dividir a la comunidad. En el 2008, “nada menos que
US$ 23 millones le costó a Antofagasta Minerals, el brazo minero del grupo
Luksic, que los regantes de Caimanes en el Valle de Pupío y el empresario
agrícola Víctor Ugarte se desistieran de los recursos presentados en la Corte
Suprema contra los permisos entregados por la Dirección
General de Aguas (DGA) para la construcción del tranque El Mauro”, señala el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA).
“El avenimiento implicó que los reclamantes reconocieran la competencia legal
de la DGA, así como la validez de los permisos obtenidos (por la minera) y de
los derechos de agua”.
El OLCA añade que “si bien la minera podría haber
esperado un fallo favorable por parte del máximo tribunal, decidió no
arriesgarse a perder la inversión por US$ 580 millones en el embalse que se
encuentra casi finalizado y aceptar el acuerdo planteado por los regantes. Otro
factor que habría colaborado -dijeron conocedores del caso-, sería que los
reclamantes bajaron sus expectativas de indemnización en al menos un 50%”.
La Antofagasta Minerals dividió la comunidad. Hay
familias que quedaron rotas y no ha habido manera de hacer las paces. En su
boletín “Caimanes al día”, la minera muestra “logros e inversiones
comunitarias” (wifi para todos, educación, diversión), la famosa generación de
empleo y el apoyo que ha dado a niños, jóvenes y adultos. En 2009 el Consejo
Minero desplegó una exitosa campaña para lavar la imagen de la Los Pelambres y
la empresa demandó a los abogados de los comuneros por asociación ilícita,
denuncia calumniosa, etcétera.
Pero los “Sin Agua”, siguieron adelante. El año pasado
hicieron una huelga de hambre de 88 días. Fueron ignorados durante bastante
tiempo. La empresa finalmente se sentó a negociar y les ofreció reubicarlos. No
hubo acuerdo y los comuneros continúan siendo una piedra en el zapato de la
minera. Hace poco estuvieron en Marsella,
en el Foro Mundial del Agua,
y contaron todo, incluso “lo del terremoto”. Allá, en la ciudad de Pau, los
condecoraron, les dieron una medalla por su tenacidad en la defensa del agua,
de su cultura.
La minera ocultó información relevante
El Estado sostiene que la transnacional cumple con las
leyes vigentes. Los comuneros han demostrado que la minera destruyó importante
patrimonio arqueológico, dejó incendiar el último bosque de canelos -unos dicen
que de la región y otros que era el último del planeta- y, además, ocultó
información relevante para obtener la aprobación del estudio de impacto
ambiental. “Estaban desesperados por construir el tranque”,
recuerda Cristian Flores.
Los comuneros de Caimanes presentan una lista de 32
terremotos causados por represas en todo el mundo. La Sismicidad Inducida por Represas (SIR) describe “el desencadenamiento
de terremotos mediante procesos físicos que acompañan el represamiento de
grandes embalses, compresión y lubricación de las fallas del suelo”. Los
comuneros ponen como ejemplo el terremoto de Sichuan de 2008, cuando la represa
Zipingpu, cuyo muro tenía 156 metros de alto, produjo un terremoto de 7.9
grados y la muerte de 80 mil personas. Los “Sin Agua” explican que en un país
con una alta actividad sísmica, como Chile, la Sismicidad Inducida por Represas
es información relevante. Pero la empresa no incluyó una palabra sobre la SIR
en el estudio.
Los comuneros advierten que los tranques de relave tóxico
son una bomba de tiempo. Si hay un terremoto, el inmenso tranque de El Mauro
puede destruirse y las mujeres, hombres y niños que viven en la comunidad de
Caimanes tienen 7 minutos para huir. No existe ningún sistema de alerta. Aunque
si existiera… igual solo siete minutos separan a la comunidad de un inmenso
“tsunami” de lodos contaminados por los desechos de la explotación de la
megamina Los Pelambres.
“Nosotros no estamos pidiendo nada regalado. Nosotros ya
vivíamos aquí. Solicitamos el apoyo a nuestra causa, somos un pueblo campesino
que busca la reivindicación del derecho que nos da la constitución de ‘Vivir en
un medio ambiente libre de contaminación’ y de un derecho inalienable muy
simple: El derecho a la vida”, explica Cristian Flores.
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