martes, 12 de septiembre de 2017
Mensaje en el día de las y los detenidos desaparecidos en Concepción, Chile
Intervención del compañero
Juan Homero Villarroel, Presidente de la Coordinadora de ex Presas y Presos Políticos
de la región del Biobío, en la plaza de armas de Concepción, el viernes 8 de
septiembre de 2017.
Las presas y presos políticos
de la dictadura cívico-militar somos quienes sobrevivimos a la prisión, a las
torturas, a mil vejámenes, somos quienes por alguna razón o sinrazón, no fuimos
asesinados ni hechos desaparecer.
Por eso, las y los ex
prisioneros políticos somos fuertemente solidarios con las familias de las y
los detenidos desaparecidos. Eran nuestros compañeros y amigos; compartimos los
sueños y la acción popular por construir un Chile nuevo; con algunos de ellos y
ellas estuvimos juntos en prisión; por eso compartimos las exigencias de verdad
y de justicia y seguimos luchando contra la impunidad que amenaza con dejar sin
castigo aquellos crímenes contra toda la humanidad que se cometieron en sus
personas.
El presidente de la Corte
Suprema, en 1978, dijo que los desaparecidos “lo tenían curco”. Después de casi
40 años, pareciera que a muchas autoridades del Poder Judicial de hoy, y
especialmente a las autoridades del Ejecutivo y del parlamento actual, el tema
también los tiene curcos, porque no dan respuesta a la parte central de las
demandas de derechos humanos. No hay reparación que devuelva vidas, el hacer
justicia no va solo por ese lado. Hay impunidad, y desde luego, faltan muchas
investigaciones para dar una respuesta a las familias que no pudieron
despedirse de sus deudos ni siquiera tener una sepultura a donde llevar unas
flores en su memoria.
Ha habido ex militares que
tuvieron que ver con desapariciones y que hoy están incorporados a labores
civiles, mientras muchas exoneradas y exonerados no fueron restituidos a sus
lugares de trabajo, y mientras muchos de nosotros seguimos esperando saber qué
pasó con nuestros familiares, amigos, compañeros, y saber a dónde se llevaron
sus cuerpos.
Se agradecen los gestos de
reivindicación, las acciones de memoria. Pero hay mucha deuda pendiente. El
Estado es el mismo en 1973 y hoy día, por eso exigimos al Estado que repare,
que busque la verdad, que se conduela con tanta gente sencilla que sólo quisiera
saber qué hicieron con los cuerpos de los suyos.
Algunos exigen venganza,
otros no; muchos familiares ya partieron sin saber qué fue de los suyos. No
pocos han recibido alguna reparación material. Pero muchos aún tienen
pesadillas y no hay nada que repare la falta que les hizo el esposo, la esposa,
el padre o la madre cuando en la infancia más los necesitaban junto a sí.
Esta región es emblemática.
No olvidemos que aquí se inmoló Sebastián Acevedo, porque exigía saber qué
pasaba con su hija y con su hijo, y no le daban respuesta. En la región del Bío
Bío hay 170 personas detenidas desaparecidas y otras 28 cuyos restos fueron
encontrados.
Hay informaciones de que a
esta región llegaron prisioneros desde otras y desde aquí no se volvió a saber
de ellos. Hay hijos de la región que fueron detenidos en otras partes y que
nunca volvieron a su tierra natal.
No podríamos mencionar uno
por uno a estos 170 compañeras y compañeros que desaparecieron en esta Región.
Recordemos algunos pocos casos emblemáticos:
A Juan Bautista Van Shouwen,
penquista, mirista, hecho desaparecer por carabineros y civiles en Santiago.
A su cuñado Edgardo Enríquez
Espinoza, hermano de Miguel, penquista, detenido en Buenos Aires y hecho
desaparecer desde Villa Grimaldi, en Santiago.
A Héctor Rodríguez Cárcamo,
estudiante de filosofía, sin militancia conocida, detenido por Carabineros en
su domicilio.
A Luis Durán Rivas y Sergio
Lagos Lagos, penquistas, mapucistas y colaboradores del MIR, hechos desaparecer
en Santiago.
A los 20 detenidos
desaparecidos de Laja en 1973, cuyos cuerpos fueron encontrados en 1979. Entre
ellos estaba Luis Alberto Araneda Reyes, socialista, hermano de la compañera
Ester Araneda, Presidenta de los familiares de detenidos desaparecidos; también
estaban Jorge Lamana Abarzúa y Luis Sáez Espinoza, mapucistas; y Luis Armando
Ulloa, comunista.
A Ricardo Troncoso León,
mirista, de Chillán. Su esposa, Mercedes Sánchez, es dirigente de la Agrupación
de Familiares de Detenidos Desaparecidos de la Región.
A Reinaldo Luis Jeldres
Riveros, mapucista, de Chillán.
A Leopoldo Benítez Herrera,
penquista, profesor universitario, mapucista y después comunista, hecho
desaparecer en Santiago.
A Octavio Saturnino Riquelme
Venegas, de Chillán, dirigente campesino, socialista.
A Erika del Carmen Riquelme
Briones y a su hermano Juan Antonio Riquelme Briones, de 17 y 14 años,
comerciantes ambulantes, detenidos en octubre de 1973, en la ciudad de Chillán.
A María Edith Vásquez Fredes,
comunista, hecha desaparecer desde la Comisaría de Curanilahue.
A Carlos Montecinos Urra,
simpatizante comunista y evangélico, hecho desaparecer en Coihueco.
Hacemos un llamado a las
autoridades para continuar en la búsqueda de la verdad y en el ejercicio de la
justicia. Aún quedan personas que pueden saber la verdad, tanto civiles como
militares y carabineros. Más tarde, sólo habrá impunidad, pero también habrá
más rencor.
A las familias, les decimos
que estamos también en esta lucha. A no perder el ánimo, después de tantos años
de lucha consecuente, tantos años de amarguras.
Nuestro mejor homenaje
siempre será seguir levantando sus banderas, sosteniendo sus ideales y actuando
para hacer posibles esos sueños.
Honor y gloria a quienes
fueron hechos desaparecer, oprobio eterno a los culpables, impunidad jamás.
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Felicitaciones Juan por esta importante acción, muchas gracias.
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