27 DE FEBRERO DEL 2011: UN AÑO SIN RECONSTRUCCIÓN
Fuente: De recuerdos, olvidos y deseosBlog personal de Manuel Guerrero Antequera, sociólogo, académico, guitarrero.
A un año del terremoto y tsunami,
los damnificados que sufrimos la peor catástrofe de nuestra historia nos
sentimos abandonados por el gobierno.
En Dichato, por ejemplo, donde se
encuentra el campamento más grande del país, con cerca de 500 mediaguas, no se
ha levantado una sola vivienda y no han empezado siquiera las urbanizaciones de
las futuras poblaciones. Las únicas obras visibles son la canalización de un
estero y una cancha de tierra, que inauguró recientemente la intendenta del Bío
Bío, con bombos y platillos. Los subsidios de reconstrucción no han sido
asignados y la gente vive en la incertidumbre total.
En Constitución, otro de los
lugares más golpeados por el sismo, la situación es parecida. Allí, el
presidente inauguró hace algunas semanas mejoras en el acceso de una playa: un
mirador y unos cuantos quitasoles de madera.
¿Por qué el Presidente, en el
inicio de su campaña publicitaria previa a la conmemoración del 27F, va a
Constitución a inaugurar el acceso a una playa? ¿Por qué la Intendenta del
Bio-Bio inaugura una cancha de tierra? La respuesta es sencilla: en Dichato y
en Constitución, el gobierno no tiene nada más que mostrar.
Hoy, a un año del terremoto que
dejó a miles en la miseria, los damnificados de todo el país nos preguntamos,
¿Qué están esperando?
¿Están esperando que la gente se
resigne y pierda la esperanza? ¿Están esperando que la gente abandone lo poco y
nada que les quedó? ¿Están esperando que las familias se endeuden de por vida
para recuperar la dignidad perdida? Al Gobierno y a toda la clase política les
preguntamos, ¿Qué están esperando? ¿Están especulando con el dolor de los
damnificados? ¿Existe algo más miserable que especular con el dolor de las
personas?
De Rancagua a Concepción, hay
familias pasando hambre porque no tienen acceso a créditos blandos que les
permitan recuperar sus pequeños negocios.
En Cerro O’Higgins, hay familias
chantajeadas para que desistan de su legítimo derecho a demandar al Estado por
el derrumbe de un edificio construido por SERVIU, donde murieron 8 personas.
Sólo si desisten de su demanda podrán recuperar sus viviendas.
En Cauquenes, hay familias que
sacrificaron la universidad de los hijos para poder pagar un arriendo, porque
los jóvenes no han recibido ningún tipo de ayuda para seguir estudiando.
En Santiago, hay familias
separadas, repartidas en casas de familiares, que viven arrinconadas, tratando
de no molestar.
En Talca, miles de familias
luchan por no ser expulsadas de los históricos barrios que habitan desde hace
décadas porque no son propietarios o no tienen regularizados sus títulos de
dominio.
En La Poza, en Constitución, vive
Emilio, quien perdió a su padre, a su hijo, su casa, su bote y su motosierra;
su historia recorrió el mundo, pero de nada le ha servido, porque ni siquiera
recibió ayuda para buscar a su hijo desaparecido.
En Chiguayante, Coronel y
Talcahuano, hay familias vulnerables que serán expropiadas y recibirán una
miseria por viviendas sociales que pagaron durante décadas. La desesperación es
tal, que en Villa Futuro ya optaron por una huelga de hambre indefinida.
En Concepción, hay personas que
deben pagar arriendo, dividendo, terapias físicas y psicológicas, abogados, y
hasta los peritajes de sus edificios colapsados, con un sueldo de clase media
que no les da a basto.
En Dichato, hay pequeños
emprendedores que luego de décadas de trabajo habían conseguido construir casas
y negocios que le daban para vivir. El 27 lo perdieron todo, hoy sobreviven en
empleos precarios y más encima, deben enfrentar expropiaciones arbitrarias que
les quitarán el único patrimonio que les quedó: un sitio eriazo.
En las caletas del Maule y Bio
Bio, hay pescadores que no pudieron recuperar sus botes por estar en DICOM.
¿Y dónde están los alcaldes, los
concejales, los gobernadores, los intendentes, los consejeros regionales, los
seremis, los senadores y los diputados de todos esos distritos? Salvo honrosas
excepciones, todos brillan por su ausencia.
Chile es un país rico. Las arcas
fiscales de nuestro país tienen fondos suficientes para construir viviendas
dignas a los damnificados que perdieron su hogar, sin poner en peligro los
equilibrios de la economía nacional. Sólo nos detiene la voluntad de los
políticos.
Somos mucho más ricos hoy que el
año 1906, cuando Germán Riesco crea el Servicio Sismológico de Chile, después
del terremoto de Valparaíso.
Somos mucho más ricos hoy que el
año 39, cuando Pedro Aguirre Cerda promulga la "Ley de Reconstrucción y
Auxilio y Fomento de la Producción" y crea la Corporación Nacional de
Fomento, CORFO, que nace con la misión de impulsar la economía en las zonas
afectadas por el terremoto de Chillán.
Somos mucho más ricos hoy que el
año 60, cuando Jorge Alessandri posterga su programa liberal de gobierno, le
otorga prioridad a la reconstrucción de Los Ríos y la Araucanía, y emprende la
epopeya del Riñihuazo, luego del peor terremoto de la historia.
Somos mucho más ricos hoy que el
período 1965 – 1970, durante el cual Eduardo Frei Montalva utiliza ocho veces
el 2% constitucional, para mitigar el sufrimiento de los damnificados de
temporales, sequía, terremoto, plagas y cesantía.
Somos mucho más ricos hoy que el
año 71, cuando Salvador Allende, levanta en cuatro meses un Plan de
Reconstrucción que especificaba el tipo y cantidad de viviendas a construir, la
entidad a cargo de su ejecución, los plazos y la localización precisa del
terreno sobre el cual se levantarían.
¿Qué ha hecho el gobierno de
Sebastián Piñera para entrar en la historia de los grandes estadistas de Chile?
Ha celebrado los goles de la Roja en las aldeas de emergencia, ha paseado el
papelito de los 33 por el mundo; ha confirmado en su cargo a una Intendenta que
utilizó el terremoto como excusa para premiar a sus fieles, aunque estos no
fueran damnificados; y ha invadido de efectivos policiales una pequeña
localidad costera, para silenciar a los verdaderos damnificados.
Frente a este panorama desolador,
donde prima el abandono del Estado y el abuso de los privados, los damnificados
no nos hemos quedado de brazos cruzados. Al contrario. Desde el mismo 27 de
febrero del 2010, nos organizamos primero para sobrevivir dignamente en la
emergencia; y luego, hemos trabajado codo a codo para recuperar las condiciones
básicas de una vida civilizada: baño, ropa, techo, luz eléctrica, agua potable,
visibilidad mediática, legitimidad política, fuentes laborales y la posibilidad
de una vivienda definitiva en el mismo barrio que nos vio crecer. Casi todo lo
que se ha avanzado en reconstrucción a lo largo de este año, se ha conseguido gracias
a la presión de las comunidades organizadas. Y aún así es poco, demasiado poco.
Poco, porque las políticas
públicas de reconstrucción nada tienen que ver con la realidad del terremoto.
Los subsidios habitacionales son los mismos subsidios que operan en tiempos
normales, tan burocráticos que llegan a ser absurdos en tiempos de terremoto.
¿Acaso no es absurdo que una persona que se quedó en pijama en la calle, con
apenas su celular en la mano, deba gastar 50 o 100 mil pesos que no tiene, para
sacar decenas de certificados que demuestran que es un damnificado, y que luego
quede fuera de los subsidios porque su título universitario le otorga más de 14
mil puntos en la Ficha de Protección Social? Casos así, hay decenas de miles
entre Santiago y Angol, entre Valparaíso y Tirúa. Las comunidades que han
conseguido excepciones para postular a los subsidios son contadas con los dedos
de la mano.
El avance es lento también porque
a lo largo de todo el país hay empresarios afilándose los colmillos, esperando
la oportunidad para sacar ganancias de la catástrofe. Empresarios turísticos
aguardando las expropiaciones del borde costero para comprar a bajo costo.
Empresarios inmobiliarios aguardando la desesperación de los damnificados para
comprar a bajo costo.
Bancos, aseguradoras y
liquidadoras apostando a la indefensión de las víctimas del terremoto, para
sacar utilidades de su desgracia.
Algunos casos han salido a la
luz, como el sobrepago de las mediaguas, la compra de materiales de
construcción a las tres grandes cadenas del rubro, y el puente mecano que le
costó el puesto al ministro de defensa. Pero quienes pagan por sus faltas son
los menos. ¿Cómo es posible que pasen estas cosas?
¿Cómo es posible que la empresa
que construyó el mayor número de edificios nuevos que resultaron inhabitables o
con daños estructurales, se adjudicara las licitaciones del MOP para
estabilizar esos mismos edificios? ¿Por qué se premia y no se castiga a quienes
hacen mal las cosas y se aprovechan de la reconstrucción?
Y hasta la fecha, los
damnificados seguimos solos.
Este 27 de febrero del 2011
queremos hacer un llamado especial, a la consciencia de todos nuestros
compatriotas.
A los que tuvieron la suerte de
continuar con su vida normal después del terremoto. No se olviden de nosotros.
No necesitamos alimentos ni ropa ni frazadas. Necesitamos médicos, psicólogos y
psiquiatras que atiendan los problemas de salud que se arrastran desde hace
meses. Necesitamos abogados que nos orienten y nos defiendan de los abusos de
los especuladores.
Necesitamos arquitectos,
constructores civiles, ingenieros calculistas y estructurales, que nos ayuden a
la levantar proyectos de reparación y reconstrucción. Necesitamos periodistas
que organicen medios locales, y periodistas dispuestos a investigar y a
publicar en los grandes medios, las injusticias que nos aquejan.
A los funcionarios públicos del
Ministerio de Vivienda, del Serviu, de Bienes Nacionales, de los Municipios,
Intendencias y Gobernaciones: Nosotros no somos el enemigo. No vamos una y otra
vez a sus oficinas porque tenemos ganas de molestarlos. No nos estamos
aprovechando de las circunstancias.
Somos damnificados que vivimos en
tiempos de emergencia, y actuamos con urgencia porque los problemas nos
apremian. Además, somos damnificados con derechos, y para recuperar nuestros
derechos, necesitamos que ustedes pongan el bien común por sobre todos los
demás intereses.
A los medios de comunicación les
pedimos respeto. No conviertan nuestro dolor en farándula, no queremos
simulacros de solidaridad, ni llamados hipócritas a la unidad nacional, no
queremos ver nuestra desgracia con música truculenta de fondo y subiendo puntos
en el rating. Si van a venir a vernos y a pedir testimonios, muestren la
realidad tal cuál es: un país sin reconstrucción.
Y finalmente, al Gobierno de
Chile, queremos decirle: aún estamos a tiempo de enmendar el rumbo. Es de
sabios asumir los errores. Asumir que el plan de reconstrucción no puede
prescindir de la participación activa de los ciudadanos. Asumir que las obras
públicas prioritarias deben ser los establecimientos educacionales y las redes
de salud pública. Asumir que hay que invertir mucho más en subsidios
habitacionales, y simplificar la postulación para que ningún damnificado quede
en la calle.
La ministra ha dicho que de las
370 mil familias damnificadas, 150 mil familias son pudientes y no necesitan
protección. Pues queremos revisar uno por uno los RUT de esos 150 mil para que
no paguen justos por pecadores.
Hemos visto con nuestros propios
ojos, que aquellos que tienen recursos ya reconstruyeron y hoy viven
normalmente. Los chilenos no somos masoquistas y no permanecemos en la miseria
porque si. Los que están esperando un subsidio, son los que no tienen medios
suficientes para salir adelante, entre ellos, muchas familias de clase media
cuyos ingresos no alcanzan para enfrentar la catástrofe.
Se ha dicho hasta el cansancio
que el terremoto es también una oportunidad.
Pues bien, nosotros queremos ser
parte de esa oportunidad.
Los damnificados no solo queremos
recibir ayuda, también queremos aportar con nuestras manos y nuestras ideas a
la reconstrucción de pueblos y ciudades más sustentables y democráticas.
¿Dónde están los Comités
Comunales de Emergencia que establece la ley 16.282 para casos de terremoto?
Esta misma ley obliga al Ministerio de Planificación a formular planes
regionales de reconstrucción: queremos participar en el diseño de estos planes
y también en cada uno de los planes reguladores y planes maestros de nuestras
comunas, que afectan directamente nuestra vida cotidiana y definen nuestro
futuro.
Algunos podrán decir que el ciudadano
común no tiene el conocimiento necesario para diseñar el futuro de una ciudad.
Bueno, después del terremoto, los ciudadanos comunes nos hemos dado cuenta que
muchas autoridades políticas no tienen el conocimiento ni la capacidad de sacar
a sus pueblos de la ruina; y que por lo tanto, es necesario que todos participen
en el diseño de la reconstrucción.
No queremos que esta oportunidad
termine convirtiéndose en una oportunidad de buenos negocios para unos pocos.
Queremos que el terremoto del bicentenario sea una oportunidad de consolidar
esa solidaridad de la que nos sentimos tan orgullosos como chilenos. Queremos
ser solidarios hasta el tuétano. No dar un poquito y luego dormir tranquilos
olvidando la miseria de los compatriotas. Sino, dar y dar y dar y dar hasta que
duela.
Este es un movimiento ciudadano,
diverso y transversal. No somos un movimiento político, sino un grupo de
personas cuyo único denominador común es ser un damnificado del terremoto.
Por último, hacemos un llamado a
todos los damnificados del país a sumarse a nuestro movimiento. Queremos formar
una gran red que nos permita compartir experiencias y soluciones, que nos
permita compartir habilidades y recursos, una red solidaria capaz de reconstruir
las bases de un futuro dónde todos tengamos la posibilidad de ser felices.
¡Damnificados del 27F, los
invitamos a construir la verdadera unidad nacional!
Movimiento Nacional por la
Reconstrucción Justa -
Organizaciones miembros: Asamblea
de Vecinos de Villa Olímpica; Vecinos por la Defensa del Barrio Yungay; Escuela
Taller de Artes y Oficios Fermín Vivaceta; Comité de Vivienda Integración
Latinoamericana –todas de Santiago-; “La Mirada de San Hernán” de San Fernando,
la Población Santos Martínez de Curicó; el Movimiento Ciudadano Talca con tod@s
y la Unión Comunal de Juntas de Vecinos Sur Poniente de Talca; las Agrupaciones
de Comités Por una Vivienda en mi Barrio de Talca; la Agrupación de Damnificados
de Constitución; el Grupo Juvenil CONSTT, el Concejo de Organizaciones Sociales
y la agrupación “Mauchos Presentes” –todas de Constitución-; la Unión Comunal
de Juntas de Vecinos de Cauquenes, la Asamblea de Dichato y la Red Construyamos
de Concepción que agrupa a 25 organizaciones de la región del Bío Bío.
Organizaciones de apoyo:
Observatorio de la Reconstrucción INVI (Universidad de Chile); Hábitat
International Coalition (HIC); Agrupación Ancho Camino, Fundación Patrimonio
Nuestro, SUR Corporación y ONG Reconstruye de Santiago; ONG SURMAULE de Talca y
CEDESUS de Pichilemu.
ASAMBLEA DE VECINAS Y VECINOS PARA LA RECONSTRUCCIÓN DE LA VILLA OLÍMPICA
http://villaolimpica1962.blogspot.com/
http://villaolimpica1962.blogspot.com/
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