EN PALABRAS SENCILLAS...
1)
¡¡Nada que celebrar!!
Estas elecciones municipales marcaron la tendencia que era previsible, la nula identificación del actual sistema político con el electorado nacional, es decir de la ciudadanía. 60 % de abstención a nivel nacional y más del 70% en Maipú, la comuna donde vivo. Para ser más claros: 4 de cada 10 chilenos cumplieron con el más sagrado derecho de cualquier democracia decente, cumplir con la elección de las autoridades con el voto libre y secreto.
Esto que podría parecer un romanticismo propio de la cultura cívica de todo país en Chile es considerado como legalizar por las urnas un sistema que desde sus orígenes es ilegítimo. La tendencia es clara y esto lo pueden explicar mejor los Sociólogos, los chilenos no se sienten interpretados por el actual sistema político y sobre todo con la colusión de los actuales conglomerados políticos, léase Coalición de partidos por la democracia (de derecha a secas) y La Concertación de partidos por la democracia (que es de derecha igual, aunque se viste de centro izquierda).
Esta es la oferta electoral de los chilenos, aunque últimamente han estado apareciendo conglomerados políticos al margen de la actual oferta política, como el MÁS, el PRO, Partido Igualdad, PRI y otros que en estos momentos no me acuerdo. Que prometen un cambio mas sustantivo en cuanto a la tendencia política actual.
Si la gente o el electorado de izquierda no quiso participar es culpa de los carteles que aparecían democratacristianos, pepedés, socialistas, radicales y comunistas muy juntitos (solamente faltaban los abrazos y los besitos de rigor). Atrás quedaron las disputas doctrinarias de otros tiempos de un proyecto político consecuente: lo que importa ahora es tener una “tajadita” de la torta. He leído como el candidato a Alcalde por Estación Central y militante de la jota, Camilo Ballesteros, decir que perdió la elección porque le faltó tiempo para hacer campaña, cero autocrítica.
Muchos militantes de izquierda se molestaron al ver su foto junto a “mi Gordis” y sobretodo que Bachelet representaba la debacle de la educación chilena y Concertacionista, aquella que es clasista y que lucra con la esperanza de miles de jóvenes estudiantes. Camilo Ballesteros y el PC en particular mostró lo más perverso de la política actual, aquella que se vende por un pedazo de poder. Este cambio de militancias en pactos, subpactos, y la brutal campaña de recursos tirados a la calle hacen pensar a muchos chilenos que estas elecciones son solamente pan y circo, donde gana, no el mas capaz, sino el que tenga mas bombo y platillo en este entierro de la democracia.
En Maipú se ha dado el caso mas patético, con una abstención del 70 % del electorado y del porcentaje que participó en la votación (30%) la mitad eligió al candidato DC Cristian Vittori, es decir solamente el 15% de los Maipucinos lo eligió alcalde. ¿Es esto un ejemplo de democracia?. En la democracia de Venezuela, de la que odian tanto las dos coaliciones gobernantes, Derecha y Concertación, existe una participación del 95% del electorado.
Por esto las democracias se legitiman o se deslegitiman, según sea el caso. Yo creo en la obligatoriedad de votar, pero por otros motivos, pienso que nadie debe hacerse el tonto con la participación en los asuntos públicos, que siempre nos atañen a todos.
Por esto si la Concertación piensa que ganaron sus colores en comunas emblemáticas de la derecha y esto es un signo que vienen a ser gobierno nuevamente, se los digo altiro, la votación en Providencia, Santiago y Ñuñoa, donde se fueron para la casa los tres Alcaldes mas reaccionarios de Chile, no es el fruto de la confianza de la ciudadanía en sus añejos postulados, simplemente fue un voto de castigo a aquellos que no logran comprender que la masa movilizada también piensa.
Para resumir, Chile en estos momentos no tiene que darle lecciones de democracia a nadie en el mundo.
Hugo Farias Moya
2)
Elecciones municipales 2012.
Ningún partido o coalición puede declararse triunfador.
Celso Calfullán
Socialismo Revolucionario
Los grandes ganadores lamentablemente
son el 60% de los chilenos que decidieron no ir a votar este 28 de octubre y
abstenerse de participar de un sistema electoral que cada vez tiene menos
credibilidad y que a su vez refleja el desprestigio de los partidos y de las
instituciones del Estado chileno, en general la gente ya no cree en nada ni en
nadie y no ve que existan diferencias entre las propuestas que le están
presentando en las elecciones, por parte de los dos grandes oligopolios
políticos de derecha, Alianza y Concertación.
Ninguna coalición o partido puede cantar
victoria, dado que solo se están repartiendo los desechos de un
sistema que no da para más.
En esta elección se ha dado un paso
más hacia la casi nula representatividad de las instituciones de este país, los
futuros alcaldes con suerte contaran con el apoyo de dos de cada diez vecinos
de las comunas que dicen representar “democráticamente”, pero igual las dos
principales coaliciones de derecha no paran de celebrar sus “triunfos”,
demostrando realmente cuanto creen en una democracia supuestamente “representativa”,
a pesar de que ya casi no representan a nadie.
Nadie se puede arrogar la abstención.
Nadie se puede arrogar el
abstencionismo, dado que es muy aventurado afirmar que el 60% de los que no
fueron a votar lo hicieron como resultado de la campaña de un pequeño
grupo de estudiantes que llamaron a no votar a través de la campaña de YO NO
PRESTO EL VOTO. Por otro lado también hubo varios
empresarios que fomentaron la abstención, presionando a los trabajadores para
que no lo hicieran, amenazándolos directamente para que llegaran temprano a
trabajar y en otros casos ofreciendo incentivos económicos para trabajar y no
ir a votar, a lo anterior también debemos sumar que hay sectores
despolitizados a los cuales les da mismo una u otra opción o que no se sienten
para nada comprometidos con lo que esta sucediendo en el país.
El problema de la abstención es que
da para todo tipo de explicaciones, los sectores más afines al sistema,
declaran con su cara dura de siempre, que la gente no va votar dado que ellos
sienten que las cosas están bien y están conformes con la marcha del país ¿Entonces
para que cambiarlas? Pero es evidente que el alto abstencionismo
tiene raíces más profundas y tiene que ver con la bronca y el malestar que
tiene un alto porcentaje de la población, pero que por ahora no se ve reflejado
en organización y lucha para cambiar las cosas, la baja sindicalización, la
baja participación en las organizaciones vecinales de su barrio o población u
organizaciones sociales en general, el abstencionismo viene a ser su simil de
lo que sucede en el país en las elecciones, pero no marca claramente una alternativa
de cambios profundos de nuestra sociedad, afirmar lo contrario es puro
voluntarismo. El abstencionismo no representa una propuesta concreta de cambio,
solo representa un alto porcentaje de rechazo a lo existente.
La derrota de alcaldes emblemáticos relacionados
con la dictadura.
La derrota de algunos alcaldes
emblemáticos de la derecha dura que estaban relacionados con la dictadura es lo
que finalmente salvo el día, si esto no hubiera ocurrido no tendrían nada que
mostrar, ¿quien no estaba contento con la derrota de Cristián Labbe en la
Comuna de Providencia?, un ex-coronel del ejercito chileno que participo en los
servicios represivos de la dictadura, los mismos que se dedicaron a
torturar y asesinar a miles de chilenos, algo que en ninguna democracia del
mundo seria aceptable. Además debemos agregar la derrota a su vez de
los alcaldes más emblemáticos en la represión al movimiento
estudiantil, durante el año 2011, como Pedro Sabat en la comuna de Ñuñoa y Pablo
Zalaquet en la comuna de Santiago, que terminaron dándole una gran
satisfacción a millones de jóvenes chilenos y sus familias que le tenían un
odio parido a todos estos personajes funestos de la derecha más
reaccionaria.
¿Gano la derecha o gano la
Concertación?
Lo que se puede afirmar sin lugar a
dudas es que las votaciones del 28 de octubre representan un rechazo profundo a
los dos grupos que se han repartido el poder los últimos 23 años, dado que la
gente se da cuenta que estas dos coaliciones de derecha solo sirven a sus
intereses y los de empresarios que los financian. Ambas coaliciones tuvieron
una disminución en sus votaciones, un poco más alta en la Alianza y un poco
menor en la Concertación, pero igual de relevantes para ambas coaliciones, pero
como dicen los analistas, la elecciones no se ganan se explican, por
eso ahora todos son ganadores, mucha gente ve en las celebraciones de estos
“triunfadores” una provocación hacia ellos, generando todavía más rechazo.
En Santiago, la comuna más
emblemática del país, donde gano la candidata de la Concertación, Carolina Toa,
esta saco menos votos que los que obtuvo el candidato de la concertación en la
elección anterior, con los que perdieron frente al candidato de la Alianza que
acaba de ser derrotado ahora, esto lo dice todo con respecto al “gran apoyo”
que tienen. Finalmente ambos conglomerados hacen todo tipo de esfuerzos
comunicacionales para tratar de minimizar la derrota que sufrieron en estas
elecciones, no siendo tan exitosos finalmente dado que la debacle es
generalizada para ambas coaliciones.
El Partido Comunista y su Pacto por
Omisión con la Concertación.
El PC en estas elecciones realizo
abiertamente un Pacto por Omisión con la Concertación e hizo su ingreso formal
al sistema y por supuesto también saca cuentas alegres, pasaron de cuatro a
seis alcaldes (de un universo de 345 alcaldías) y lograron elegir un poco más
de cien concejales a nivel nacional, esto ni remotamente significa un aumento
en el caudal de votos hacia el PC, dado que también fue beneficiado de la alta
abstención. Una de las comunas emblemáticas que lograron ganar fue
Recoleta, donde sacaron 41% de los votos, pero la abstención en Recoleta fue de
un 64%, por lo tanto el apoyo real que tienen es de un 13% del universo total
de electores, o sea, representan a 1,3 de cada 10 habitantes de la
comuna, pero hay que recordar que estos resultados los
lograron con el apoyo de la Concertación, la situación no es mucho
mejor en las otras cinco comunas donde eligieron alcaldes.
Pero donde la cosa se le podria
complicar más al PC tiene que ver, en el subpacto que tenia con el PPD y
Radicales al interior de la Concertación, dado que ellos sacaron menos votos
que el otro subpacto que tenia la DC con el PS, esto tiene relevancia porque
los deja en mal pie para la futura negociación por los cupos de candidatos a
parlamentarios que se realizaran el próximo año, dado que se suponía que el PC
sumaria un caudal de votos que aseguraría una mayor votación a la Concertación,
algo que aparentemente no se cumplió.
El Partido Igualdad y el peso de la
legalidad chilena.
Esta claro que aparecer
relacionado con la Concertación y sus partidos es cada vez más impresentable y
no aparece como la mejor alternativa que se puede tomar para construir una
alternativa de izquierda, todo lo contrario es necesario alejarse lo más
posible de una coalición concertacionista que cada día que pasa esta más
desprestigiada de cara a un alto porcentaje de la población.
Tomando en cuenta que las elecciones
son el peor escenario para levantar una alternativa, unido al enorme
desprestigio de toda la institucionalidad chilena y que tienes que competir en
un medio donde el factor fundamental sigue siendo el dinero, bajo el actual
sistema los empresarios con su apoyo económico son los que deciden las
elecciones, esto empieza desde la inscripción de un nuevo Partido o
candidatos independientes, siempre la primera barrera que tienes que salvar es
el enorme monto que se necesita para legalizarlos y poder competir. Agreguemos
a eso el control que tienen los empresarios de los medios de comunicación y
finalmente el cohecho descarado, desde cajas con comida y varios otros
incentivos económicos para conseguir clientes-votantes, métodos empleados por
igual por la Alianza y la Concertación.
El Partido Igualdad que surge desde
los sectores populares, con poco recursos tuvo que hacer un gran despliegue y
desgaste de energías antes de las elecciones, no solo para juntar las firmas
para lograr la legalidad, sino también para sacar los recursos que se
necesitaban, proceso que culmino pocos días antes de que empezara el proceso
electoral mismo, esto fue algo que corrió en contra de los candidatos de
IGUALDAD y su despliegue en las comunas, pero a pesar de todos estos
inconvenientes igual se saco un número importante de votos y se logro
posicionar al Partido y ganar una buena experiencia en estas elecciones, que
servirá para las futuras batallas que se tendrán que dar en este campo.
La necesidad de construir
una alternativa de Izquierda.
La Izquierda Popular, conformada por
el Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez, Socialismo Revolucionario
y dirigentes sociales de izquierda, llevamos candidatos en un acuerdo electoral
con los compañeros del naciente Partido Igualdad. Nuestra campaña
apunto a no quedarnos dentro del estrecho marco de la legalidad heredada de la
dictadura o incluso del margen propiamente municipal, para ello levantamos una
propuesta de 11 puntos que apuntaban más allá de lo estrictamente municipal,
que apuntaba a una nueva institucionalidad para la comuna y el país,
nacionalización de las riquezas básicas, por un nuevo código laboral, llamando
a terminar con el sistema de AFP, entre otros puntos relevantes para los
cambios que requiere este país.
Todo esto apunta a empezar a
reconstruir la izquierda chilena, a construir una alternativa de los
trabajadores, de los jóvenes, de los pobladores, de todos los que hoy están
luchando contra el capitalismo y levantar la propuesta de un nuevo tipo de
sociedad, una sociedad socialista democrática, que termine con todas las lacras
actuales, que termine con la desigualdad, los abusos patronales y la miseria de
tantos, lucha que por supuesto no pasa solo por lo electoral, sino por
organizar a nuestros vecinos, a los trabajadores y jóvenes que hoy están
luchando en las calles.
Celso Calfullan
Socialismo Revolucionario.
Estimados:
Concuerdo con gran parte del análisis del compañero y peñi Celso.
Creo que tras las elecciones, el Partido Igualdad demostró su
incapacidad de acarrear más que los votos "alternativos", pero
principalmente en las comunas donde hubo trabajo del MPMR y Socialismo Revolucionario. Iván Carrasco,
con sus magros 1.200 votos en Santiago, mostró la incapacidad de su gente;
cualquier otro candidato a concejal por su lista, que tuviese un poco de
trabajo de base, sacó cantidades proporcionalmente mayores; pero Carrasco quiso
hacer el gallito de tirarse por la comuna más emblemática, en vez de unir esfuerzos
a sacar siquiera un alcalde (o 2 concejales) en otras comunas donde se supone
está su gran apoyo. Saludo en ese sentido, la votación de Celso.
Esperaría que no se entusiasmen en darle más luz al gas de Igualdad, con
apetencias hacia las diputaciones, están muy lejos de sacar el 5%
que exige la ley de Pinochet para que el partido siga legal. Van a
buscar votos y no poder popular, si no levantamos una alternativa realmente
anticapitalista y si no hacemos claridad sobre lo que es el Socialismo, cuando
éste se declara revolucionario. Los que no miran con buenos ojos a Cuba y
Venezuela, con sus logros indiscutibles, deberían plantearse si es posible
hablar de socialismo montando una alianza con fines electorales y efectistas
(para impresionar a la tribuna que mira desde el extranjero) sin dedicarse al
trabajo de hormiga de estar junto a los pueblos y l*s trabajador*s, tal como lo
han hecho esas revoluciones triunfantes.
Los que son críticos con esos
procesos, debieran preguntarse por qué no han sido críticos en torno a las
trabas que las propias organizaciones de izquierda han puesto a la constitución
de un referente revolucionario en este país, donde el intento de Igualdad no ha
sido el 1º. Se debe buscar más organizaciones hermanas y principalmente fuerzas
sociales proletarias para armar un proyecto ideológicamente más sólido y
humanamente de miras más elevadas.
Un saludo fraterno,
Carlos Ruiz
3)
Elecciones Municipales 2012: La
“Democracia” al descubierto
Elecciones Municipales 2012: “Aquí no
ha pasado nada”
Por: Níkolas Stolpkin
Los resultados de las pasadas
elecciones municipales han puesto al descubierto el verdadero rostro de lo que
la clase política dominante viene denominando afanosamente como “Democracia”,
concepto sujetado desde lo que se subrayó como “la vuelta a la democracia” o
“el retorno a la democracia” en 1989.
La puesta en marcha de la inscripción
automática y el debut del voto voluntario en las elecciones municipales del
pasado 28 de octubre, ha permitido ver con mucha más claridad el rostro de un
producto mal llamado “Democracia” que nos vienen vendiendo desde que asumió la
presidencia Patricio Aylwin Azócar.
Un tiro por la culata ha resultado
ser, para la clase política dominante, el estreno del sistema del voto
voluntario. La alta abstención obtenida en las pasadas elecciones municipales
ha permitido saber que la clase política no representa a nadie más que a un 41%
y que habría de disminuir –más encima– con el 4,26%, obtenido, que suman los
votos nulos y blancos. Por lo que el porcentaje exacto de representación sería
de 36,74% (eso en cuanto a alcaldes, porque las cifras en cuanto a concejales
disminuye aún más: 33% de participación menos 7,41% de votos nulos y blancos=
25,59%).
Ahora pongamos un ejemplo sencillo:
si existe una participación del 40% en una comuna, y sale elegido un alcalde
con el 55% de los votos ¿cuánto sería el porcentaje real que habría sacado ese
nuevo alcalde? Respuesta: 22%.
Cifras como las datas anteriormente
darían como para preocupar a cualquiera que esté dentro de la órbita de la clase
política dominante. Más pareciera ser que dichas cifras no resultaran ser tan
alarmantes.
La salida de Cristián Labbé y la
entrada de Josefa Errázuriz a la alcaldía de Providencia, o la salida de
Pablo Zalaquett y la entrada de Carolina Tohá a la alcaldía de Santiago,
parecieran “sintetizar” mediáticamente el resultado de las pasadas elecciones
municipales, graficando la derrota y la victoria de dos visiones “contrarias” y
un “aquí no ha pasado nada”. Todo ello bien condimentado con los famosos “votos
perdidos” o “fraude electoral”, para amortiguar quizá en algo los “7.908.155”
que se abstuvieron de ir a votar por “su” alcalde.
Los interesados en explicarse los
altos índices de abstención todavía los podemos ver “vueltos locos” buscar las
respuestas. Pero no hay mucho que buscar, menos cuando se ha pasado de un
padrón de 8,285,186 a 13,404,084 electores, producto de la inscripción
automática.
Cuando tienes a una “Democracia”
siendo irrespetuosa con sus ciudadanos, utilizando una Constitución (1980)
fabricada en dictadura, y “bien” administrada y profundizada por la
Concertación (entre 1989 y 2009), y ahora proseguida por sus propios
“progenitores” ideológicos de la Derecha, y le quitas obligatoriedad al acto de
votar, lo que estamos logrando es que los ciudadanos dejen de estar amarrados a
un sistema “democrático” que por años le había dicho que si se inscribía o si
ya estaba inscrito estaba obligado a ir a votar o de lo contrario arriesgaba
tener una multa o problemas con la justicia.
Hoy lo que ha pasado es que, los que
antes no habían tenido el interés en ir a inscribirse a los registros
electorales, por tratarse de una “Democracia” pobre e irrespetuosa que no les
toma en cuenta, ahora inscritos automáticamente siguen manteniendo su posición a
un sistema que no hace mucho por los intereses de los trabajadores, estudiantes
y pobladores, manteniéndolos como meros espectadores, alejados y desvinculados
de cualquier decisión que les pudiera afectar.
Se equivocan garrafalmente quienes
tienen la idea absurda de que los altos índices de abstención se debió en buena
parte a la campaña desplegada e identificada como “Yo no presto el voto”,
convocado por la ACES (Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios).
Cuando tenemos la urgencia de ir a la
taza del baño y sabemos que debemos ir sí o sí, que venga alguien a
“recordarnos” que debemos ir a la taza del baño ya se hace innecesario, debido
a la obviedad de lo que involucra la necesidad. Es obvio que debido a la
urgencia deberemos ir a hacer nuestras necesidades, y, más aún, cuando ya no
hay nadie que nos obligue a ir a la ensalzada “Fiesta de la Democracia”.
Si antes, cuando existía el voto
obligatorio, el llamado de ciertos grupos en contra del actual status quo era a
votar nulo o en blanco, debido a las circunstancias, ahora el llamado obvio se
ha convertido en llamar a no votar. ¿Cambian en algo las estructuras de Poder
al votar nulo o en blanco, o al no presentarse a votar? Claramente ha de
resultar lo mismo que votar, ya que las estructuras no cambian
significativamente.
Por tanto, todo llamado a votar nulo,
blanco o a abstenerse no deja de ser un mero acto simbólico que refleja cierta
crítica al desempeño de la clase política quienes supuestamente están por velar
por nuestros intereses.
El que un niño tire al suelo el plato
de comida o llore porque no quiere comer la comida que le está dando la madre, no
quiere decir que ese niño dejará de tener madre. Lo mismo ocurre entre la
relación entre gobernantes y gobernados. Los gobernados hagan lo que hagan
siempre tendrán gobernantes. El punto es ¿qué tipo de gobernantes deseamos
tener? ¿Gobernantes preocupados de nuestro bienestar o gobernantes preocupados
más de su propio bienestar?
Aquí no ha pasado nada
Lo que queda por precisar son los
porcentajes de quienes no fueron a votar entre una masa apolítica o apática y
un acto político consciente. Obviamente la masa apolítica o apática lleva las
de ganar por un largo trecho frente al acto político consciente. El vivir
dentro de una sociedad individualista y consumista, permitiría llegar a esas
conclusiones.
No obstante, cabe preguntarse ¿es la
masa apolítica o apática parte de un acto político inconsciente? ¿Cuánto de
ella sí lo es? ¿Cuánto de ella no lo es?
También queda por dilucidar cuántos
muertos fueron agregados “automáticamente” al nuevo padrón electoral –¡¡¡hasta
el propio Salvador Allende figuraba en la lista de los que debían ir a votar!!!
O es que… ¿hasta el propio Salvador Allende se abstuvo de ir a votar?– que, por
lo visto, no fueron pocos; lo que necesariamente habría de modificar el total
del padrón electoral y el… ¿porcentaje real de abstención?
La alta abstención obtenida desnuda
la “Democracia” en Chile y refleja una sociedad que dejó hace rato de creer en
sus gobernantes.
Aquí nadie ganó, aquí todos
perdieron.
La alta abstención
comunicacionalmente ha tratado de pasar desapercibida, tapada con el “éxito” de
los “ganadores”, a quienes se les debería caer la cara de vergüenza. Pero si la
misma abstención se hubiera hecho presente en Venezuela ¿los Grandes Medios
Nacionales se hubieran comportado como hasta el momento se han comportado? No
olvidemos que en Venezuela en las pasadas elecciones presidenciales la
participación popular fue de 81%, y ello con un sistema de voto voluntario.
Obviamente allá fue una elección presidencial y acá fue una elección municipal,
pero no quita el hecho de que se trataban de actos democráticos dentro de una
Democracia.
Lo que hay que preguntarse es ¿en
Chile existe democracia o más bien es una caricatura de democracia? ¿Por qué en
una democracia como la venezolana nos encontramos con esos altos índices de
participación y en una democracia como la chilena nos encontramos con estos
altos índices de abstención? ¿Ello no podría hablar de que la Democracia en
Venezuela es mucho más desarrollada que la de Chile? ¿Con qué moral entonces la
clase política dominante en Chile se da las atribuciones de criticar la
democracia venezolana y querer dar lecciones de Democracia a otras naciones?
La abstención, seamos claros, más
pareció un acto como cuando se deja en libertad a un niño de dos años para
almorzar algo que no le agrada o que por capricho no tiene ganas. Obviamente
aquí el niño se ha de retirar, dejando el plato tal como está.
La abstención deja un gran desafío
para la clase política chilena en general, en vías de las próximas elecciones
presidenciales. Y es evidente que habrán de poner mucho más empeño los que
están en el poder y los que aspiran volver al poder.
El próximo año ¿será el año de los
“bonos”? ¿Qué trucos se habrán de inventar para que el “niño” se tenga que
comer toda la comida? ¿Proseguirá el acto irrespetuoso que se da con el
“Sistema Binominal”, sistema que permite la “sana” convivencia entre dos
bloques desgastados, políticamente, administradores de los altos círculos de
Poder local y complacientes con los altos círculos de Poder foráneo?
A estas alturas será muy difícil
volver a la modalidad del voto obligatorio. La clase política dominante tendrá
que seguir soportando la vergüenza que significa no representar al 59%
más el 4,26% de los votos nulos y blancos, o sea el 63,26%, o tendrán que
ingeniárselas para no dar tanta pena.
¿Volverán los porcentajes de
participación superiores al 85% y nunca inferiores que hubo con el sistema del
voto obligatorio? ¿Volverán los porcentajes de abstención nunca superiores al
14,22% en cuanto a alcaldes y 14,30% en cuanto a concejales que hubo con el
sistema del voto obligatorio?
Campo fértil para nuevas fuerzas
políticas
La impresión que da, es que hay
combustible suficiente como para que entren en terreno fértil movimientos muy
cercanos a los que han brotado en los llamados países “Progresistas”, que
combustible como para hacer quemar toda la pradera. El caso de Marco
Enríquez-Ominami es una prueba de ello (por el alto apoyo obtenido en las
elecciones presidenciales pasadas, pero que se diluyeron en un “abrir y cerrar
de ojos”, no logrando solidificar ese apoyo.).
Muy distinta sería hoy la imagen de
Marco Enríquez-Ominami si hubiese optado, en su momento, por no apoyar la
candidatura de Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
Franco Parisi y su verborrea
“apolítica” e “ilustrada” ¿será el próximo “Marco Enríquez-Ominami”, pero
dentro de una coalición de Derecha?
La izquierda con inclinaciones
revolucionarias pudiendo tener una oportunidad histórica en estas
circunstancias, no ha sabido salir del atolladero de la fragmentación en la
cual hoy día se encuentra sumergida aún más. Nada más gráfico de esto que los
constantes llamados a la “unidad” dentro de sus propios círculos.
Cuando esa izquierda sepa traducir el
escenario en la cual se encuentra y sepa abandonar la cola del protagonismo
mediático de fuerzas inestables, como lo son hoy los movimientos estudiantiles
(que se diluyen sus discursos en cuanto finaliza “el año”, la secundaria o sus
estudios universitarios), y sepa dirigir su fuerza creativa y adentrarse en los
sectores de producción como fuerza motriz de cambios, allí ya podremos ver un
cambio rotundo dentro de esa izquierda, que hoy acostumbra a ver enemigos donde
no los hay; se preocupa infantilmente de querer aparecer “más revolucionarios”
que otros, descalificando a los que supuestamente son “menos revolucionarios”
que ellos; apoya discursos sin contenido estratégico por el solo hecho de
querer “figurar” en la cresta de alguna ola en particular; les encanta ser
“puristas” en el lenguaje, sin tener la capacidad de actualizar el lenguaje a
los tiempos actuales; les fascina mostrar el álbum nostálgico de algún “viejo
sabio”, para así quizá tratar de replicar lo que en otros tiempos junto con
otros códigos o niveles de desarrollo pudo hacerse, etc.
El actual escenario provee de un
campo fértil para que emerjan fuerzas políticas que quieran disputar el poder
como en su momento lo hizo Salvador Allende.
Para la izquierda con inclinaciones
revolucionarias radicales, el camino que tienen por delante está
lamentablemente lleno de nudos acumulativos y a los cuales deberán dedicarle
tiempo para desenredarlos primero, y así poder proseguir sin obstáculos por el
camino el cual están convencidos. Lo lamentable para esa izquierda es que esos
nudos que se presentan en el camino, en su mayoría no han sido creados más que
por ellos mismos.
¿Cómo habremos de lograr una “unidad”
si aún acostumbramos a convivir con innumerables nudos y más encima producimos
mucho más nudos?
Allí están los resultados: un campo
fértil para nuevas fuerzas políticas, sin necesidad de mucho esfuerzo, y un
campo infértil para “viejas” formas políticas fragmentadas y atascadas por
innumerables nudos autocreados.
El gran desafío para las fuerzas
radicales será trabajar el propio terreno para transformarlo de terreno
infértil a terreno fértil. Porque no basta con que la rueda de vueltas y
vueltas; para crecer en la lucha hace falta de una rueda que dé evidentes avances
sobre el terreno.