« Aunque
vayamos contra la corriente, hay que seguir denunciando al criminal que llegó
al papado. Ayuden Uds. a copiar y guardar toda información impresa o publicada en
Internet antes, durante y después del cónclave, para salir a enfrentar al Vaticano que
dice que todo es falso. Antes que obliguen a páginas de Internet a hacer
desaparecer las noticias.
Nuestro comentario:
Alguien puede decir que hay una campaña contra el Papado y desmentir las acusaciones contra Jorge Bergoglio. La memoria popular de víctimas sobrevivientes y de familiares de las víctimas de la dictadura argentina, es indesmentible.
Nos duele hasta hoy en carme propia lo que sucedió en Chile, con nuestros militantes cristianos, y entre ellos un sacerdote.
Sacamos por conclusión que lo que hizo Bergoglio en Argentina, equivale a la actitud de colegas chilenos de la talla de un Emilio Tagle Covarrubias. Este obispo de Valparaíso por su cuenta inhabilitó a Miguel Woodward como sacerdote oficiante. Pero no pudo romper el vínculo de Miguel con su fe y con su pueblo. Tagle se manchó las manos y las vestimentas con la sangre de Antonio Llidó, sacerdote de su diócesis, desaparecido. Nos consta que la familia Llidó intentó que Tagle mediase con los militares y marinos, para sacar al padre Llidó de la prisión. Tagle fue duro, mintió y no hizo nada: para él Llidó era un comunista menos.
Ya que sabemos como actuó la perra Marina con Woodward y tantos otros populares, concluimos que lo que pasó en Argentina fue igual, y que los uniformados de uno y otro país recibieron el mismo entrenamiento por parte de los instructores imperialistas.
Ya que los obispos de derecha actuaron del mismo modo en Chile y Argentina, somos testigos de que toda acusación es poca, y todas son ciertas.
Los asesinatos cometidos por la dictadura argentina nos duelen por muchas razones: porque somos americanos/as, porque somos proletarios/as, militantes de la izquierda consecuente, porque somos de una generación, porque los criminales del otro lado nos arrebataron a Cecilia Magnet Ferrero y a su compañero Guillermo Tamburini.
Castigaron a Woodward, a Llidó, a Joan Alsina, a Cecilia, a Guillermo, a tantos otros, por ser a la vez cristianos, populares y del MAPU o del MIR, pero no lograron matar las ideas ni a sus organizaciones.
Aquí estamos otra vez.
Carlos Ruiz
|
Playa Ancha, Valparaíso, Memorial de Miguel Woodward y de los detenidos desaparecidos de la Región |
Francisco I, el Papa que colaboró con la dictadura argentina
Foto: http://www.tercerainformacion.es/IMG/jpg/575997_222996357841777_122202352_n-2.jpg
14 de marzo 2013
UN CLARO MENSAJE DEL VATICANO Y ORDEN MUNDIAL
CAPITALISTA PARA TODA LA REGIÓN
por Cristóbal García Vera
14 de Marzo de 2013
Este miércoles se
conocía el nombre del nuevo Sumo Pontífice de la Iglesia Católica,
el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio. Inmediatamente, la maquinaria de
los mass media se ha puesto en funcionamiento para reconstruir la biografía del
sucesor de Benedicto XVI.
Este miércoles 13 de marzo se conocía el
nombre del nuevo Sumo Pontífice de la Iglesia Católica.
El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio será el Papa número 266 de la
historia con el nombre de Francisco I. El arzobispo de Buenos Aires, un jesuita
de 76 años, ha sido inmediatamente calificado como un religioso
"moderado" y "preocupado por la marginación social".
Una vez más, la maquinaria de los mass media se ha puesto en funcionamiento
para reconstruir la biografía del sucesor de Benedicto XVI. La realidad
es, no obstante, que Bergoglio comparte con Joseph Ratzinger un oscuro pasado,
denunciado hace años, que no lo sitúa precisamente al lado de los marginados de
la sociedad.
Nacido el 17 de diciembre
de 1936, Jorge Mario Bergoglio llegó al sacerdocio a los 32 años. Pese a
lo tardío de su vocación, su ascenso en la curia fue vertiginoso. En
menos de cuatro años llegó a liderar la congregación jesuita local, cargo
que ejerció de 1973 a
1979. Este ascenso coincidió con la instauración de la sangrienta
dictadura militar que gobernó la
Argentina desde el Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976,
contra la presidenta María Estela Martínez de Perón, hasta el año 1983.
Un régimen que se caracterizó por la práctica sistemática de la tortura, el
asesinato y la desaparición de miles de personas y el robo sistemático de recién
nacidos, sustraídos a los padres "subversivos".
BERGOGLIO DENUNCIADO POR SU COLABORACIÓN CON LA DICTADURA
Sobre el papel desempeñado por Bergoglio en estos terribles
años existe el testimonio de numerosos testigos, que relataron como el
sacerdote perjudicó a sacerdotes y laicos que fueron secuestrados, torturados y
desaparecidos. En abril de 2010, un sacerdote, un ex religioso, una
teóloga, un seglar de una fraternidad laica que en 1976 denunció en el Vaticano
lo que ocurría en la
Argentina, y un laico que fue secuestrado junto con dos curas
que no reaparecieron, denunciaron públicamente su apoyo a las prácticas criminales
de la dictadura. (1).
Uno de los casos
denunciados se refiere al secuestro de Orlando Yorio y Francisco Jalics. Dos
jesuitas que realizaban su labor pastoral y tareas sociales en un barrio de
chabolas del sur de Buenos Aires. Los dos sacerdotes fueron recluidos en la Escuela de Mecánica de la Armada - utilizada como
centro de tortura - cuando Bergoglio se desempeñaba como principal de la Compañía de Jesús.
Según la acusación, Bergoglio los delató y les retiró la protección de su orden
religiosa dejándolos a merced de sus victimarios. Ambos párrocos
aparecieron drogados y semidesnudos cinco meses más tarde en un campo de las
afueras de la capital argentina. Esta denuncia consta en el libro
"El silencio" del periodista Horacio Verbitsky y se apoya en las
declaraciones del propio Orlando Yorio, realizadas antes de fallecer por causas
naturales en 2000.
"La historia lo
condena: lo muestra como alguien opuesto a todas las experiencias innovadoras
de la Iglesia
y sobre todo, en la época de la dictadura, lo muestra muy cercano al poder
militar", señaló tiempo atrás el sociólogo Fortunato Mallimacci, ex decano
de la Facultad
de Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires, refiriéndose al nuevo Papa.
En 2010, el periodista
Sergio Rubín escribió un libro titulado "El jesuita, conversaciones con el
cardenal Jorge Bergoglio", en el que se refiere como los dos sacerdotes
consideraban que el jerarca "los tachaba de subversivos y ejercía
una actitud persecutoria hacia ellos por su condición de progresistas". El
8 de noviembre de 2010, Jorge Mario Bergoglio tuvo que declarar sobre el
secuestro de los dos jesuitas. Uno de los abogados querellantes en el
juicio, Luis Zamora, manifestó: "Cuando alguien es reticente está
mintiendo, está ocultando parte de la verdad. El cardenal no pudo
justificar por qué esos dos sacerdotes quedaron en una situación de desamparo y
expuestos... con su testimonio ha quedado demostrado en forma muy contundente
el rol tan siniestro de la
Iglesia católica durante la última dictadura militar".
Según declaró
posteriormente el periodista Horacio Verbitsky: "Bergoglio tuvo el
privilegio de eludir la declaración pública en el tribunal que juzga los
crímenes de la dictadura. En cambio los jueces aceptaron visitarlo en su
arquidiócesis. Reconoció que en 1999 habló conmigo sobre el secuestro de
sus entonces subordinados en la
Compañía de Jesús, Orlando Yorio y Francisco Jalics.
Pero dijo que nunca oyó hablar de la isla El Silencio, en el Tigre, propiedad
del Arzobispado porteño, a la que fueron trasladados los prisioneros de la ESMA en 1979 para que no los
encontrara la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Eso no es
cierto, ya que en aquella entrevista Bergoglio me dio los datos precisos sobre el
expediente sucesorio del solterón empleado de la Curia que figuraba como
dueño de la propiedad".
UNA ACTUACIÓN CONGRUENTE CON EL PAPEL DE LA IGLESIA ARGENTINA
Huelga decir que el propio Bergoglio no solo ha negado todas
estas acusaciones, sino que afirma haber protegido a numerosos perseguidos por
la dictadura. Las acusaciones que pesan sobre el Papa Francisco I, sin
embargo, no solo están apoyadas en los testimonios de las víctimas del régimen
militar. Son, además, perfectamente congruentes con el apoyo que
mayoritariamente dio la cúpula de la iglesia argentina a la dictadura de este
país sudamericano. Y este, a su vez, con la colaboración entre el
Vaticano y los EE.UU. en el combate de los movimientos izquierdistas de América
Latina.
Durante la década de los setenta
y ochenta el Vaticano hizo suya la "Doctrina de la Seguridad Nacional"
difundida por Washington para esta región, según la cual el enemigo de la
patria estaba dentro del propio país. Éste era el "subversivo",
al que se debía combatir por todos los medios hasta lograr exterminarlo.
Los patriarcas de la Iglesia
argentina actuaron en consecuencia. Tras el golpe militar, y mientras la
represión se cebaba con miles de ciudadanos, el entonces nuncio papal en esa
nación, Pio Laghi, llegó a manifestar: "...los valores cristianos están
amenazados por la agresión de una ideología que es rechazada por el
pueblo. Por eso cada uno tiene su cuota de responsabilidad, la Iglesia y las FFAA; la
primera está insertada en el Proceso y acompaña a la segunda, no solamente con
sus oraciones, sino con acciones en defensa y promoción de los derechos humanos
y la patria...". (2).
Durante el golpe militar
efectuado por los militares argentinos, Laghi y el embajador estadounidense,
Robert Hill, eran informados de cada uno de los pasos que daban los golpistas
(3). Obviamente, la "Santa Sede" conocía de primera mano cuanto
sucedía en la Argentina.
El Nuncio -íntimo amigo de Eduardo Emilio Massera, uno de los tres hombres
situados al frente de la
Junta Militar- utilizaba además la autoridad moral del Papa
para legitimar la dictadura, llegando a declarar "...hay una coincidencia
muy singular y alentadora entre lo que dice el General Videla de ganar la
paz y el deseo del Santo Padre para que la Argentina viva y gane la paz..." (4).
Sin duda, la
complicidad de Jorge Mario Bergoglio con los encargados de imponer esta
"paz de los cementarios" será ahora ocultada por la mayoría de
los grandes medios de comunicación y el conjunto de las instituciones del
establishment. (*) Sin embargo, la verdad sobre Francisco I, que llegó a
calificar el proyecto de Ley de Matrimonio entre Personas del Mismo Sexo como
"una movida del Diablo" y a convocar contra el mismo una "guerra
de Dios", no podrán olvidarla fácilmente en Argentina. Pues, tal y como
denunciaban en 2007 las Madres de Plaza de Mayo, “la que colaboró, la que nos
mintió, la que nos dio la espalda es la Iglesia de Bergoglio y la derecha”.
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2013/03/13/13444731-testimonios-vinculan-a-bergoglio-con-la-dictadura-argentina/image_mini
FUENTE: KAOS EN LA
RED
Quién es Jorge
Bergoglio?
Habemus
papam
http://elmuertoquehabla.blogspot.nl/2013/03/habemus-palam.html
"El
31 de julio de 1973, Bergoglio fue elegido provincial, que es el punto máximo
del escalafón de la Compañía
de Jesús, una orden caracterizada por la obediencia y disciplina cuasi militar.
Un informe de inteligencia de la
Side especializado en el seguimiento de los temas y los
actores eclesiásticos de la época –que se conserva en un archivo de la Cancillería– sostiene
que Bergoglio se proponía limpiar la Compañía de “jesuitas zurdos”. Una de sus
primeras decisiones como Provincial fue entregar la Universidad del
Salvador a una asociación civil formada por laicos que militaban en Guardia de
Hierro junto con él. Hacia fines de 1974, el ahora cardenal entregó la Usal a dos dirigentes de
Guardia de Hierro: Francisco Cacho Piñón, que fue nombrado rector, y Walter
Romero, jefe del Estado Mayor de la poderosa agrupación política, como operador
oculto en la Universidad.
En ese sentido, el
nombramiento de Massera como doctor “honoris causa” de la Usal se produjo casi
exactamente un mes después de que los sacerdotes Orlando
Yorio y Francisco Jalics fueron encontrados drogados y semidesnudos en un campo
de Cañuelas. Los dos curas que desempeñaban su labor pastoral en una villa del
Bajo Flores, habían permanecido casi seis meses secuestrados en la Esma.
Con Bergoglio la derecha se queda en el paraíso
1) ¿Quién es Jorge Bergoglio?
2) Jorge Bergoglio y el robo de bebes ( + 2 videos)
3) La Iglesia
y la dictadura militar
4) Cinco nuevos testimonios sobre Bergoglio en 1976
5) Jorge Bergoglio entregó a sus propios sacerdotes
6) Las relaciones de Bergoglio y Massera
7) Fama, dinero y poder
8) Operación cónclave
Se abrió la puerta y ahí estaba,
vestido de blanco inmaculado, con las manchas del pasado bien lavadas con lejía
(o soda caustica), para que no parezca que en el pasado tuvo algo que ver con las
desapariciones de bebés...
Un papa en el patio trasero
Por: Raúl Zibechi
En Latinoamérica dudan de la agenda del
nuevo papa
Por: Vicky Peláez (RIA NOVOSTI,
especial para ARGENPRESS.info)
El papa que llegó de la dictadura
Por: Jaime Richart (especial para
ARGENPRESS.info)
Argentina: Llora la Biblia contra el calefón
Por: Andrés Figueroa Cornejo
El Papa, la realidad y muchas fantasías
en Buenos Aires y Roma
Por: Emilio Marín (LA ARENA)
YO TE CONTESTO BERGOGLIO
Profesora María
Cristina Saborido
Tal vez porque
después de tanto tiempo puedo tomar distancia.
Tal vez porque después de tanto tiempo ya no siento que se subleva mi corazón y
se enloquece la vena de mi garganta ante tanta desfachatez de parte tuya y de
los curas que te acompañan.
Tal vez porque los años pasaron para vos y para mí y al pasar me dejaron esa
desolada sensación que es extrañar.
Yo te contesto.
Y le contesto a ese solapado intento de trazar los caminos que al parecer
debemos caminar para salvar el alma y vivir en un País en el que reine la
concordia a partir de perdonarnos o tal vez reconciliarnos.
Despojado de la humildad que debieras mostrar por tener el culo sucio de
reconciliació n has hablado
Y te planteo ¿Reconciliarnos? ¿ con quién o con quiénes?
¿Con los que comulgaban de día y asesinaban de noche?
¿Con los que nos pasaban sus sucias manos por los pechos y pezones mientras con
sus lenguas nos baboseaban estando atadas y sin poder defendernos?
¿Con los que se robaban los hijos de las que parían para entregarlos a familias
de milicos?
¿Con los que se burlaban de nuestras madres y las llamaban locas?
¿Con los que nos estrellaban las cabezas contra las rejas de las celdas para gozar
sádicamente con los lamentos y los gritos de dolor que el hierro rompiéndonos
la carne producía en nuestros cuerpos?
Te has atrevido a sermonear teniendo el alma negra y el culo sucio.
Y al hacerlo lo has hecho desde la impudicia de la inmoralidad que debiera
hacerte guardar un silencio recoleto.
Porque debieras responder con el silencio al silencio que producen en mi alma
la muerte de tantos compañeros que no aparecen.
30.000 compañeros no volvieron, 30.000 silencios en el silencio de ese horror
que fue que la Iglesia
delatara y entregara a los corderos a la muerte.
¿Por qué hablas ahora y no lo hiciste entonces?
Pudiste hacerlo... otros lo hicieron.
Vestían la sotana y andaban por las villas, fueron mis compañeros.
No regresaron.. ...
Desde este extrañar que se hizo costumbre en cada día de mis días.
Desde este llorar por las noches a escondidas.
Desde este sentir que algún día volveré a abrazarme en un abrazo con tantos
compañeros que se fueron.
Desde esta convicción de saber que la Iglesia fue una mierda delatora que entregaba y
señalaba.
Desde este sentimiento de resistir a tanto inmoral vestido con sotana que cree
que el discurso y las palabras han de acallar los gritos que duermen en mi
alma.
YO TE CONTESTO BERGOGLIO.
Y lo hago convencida que hay otros como yo que sienten lo que siento.
Teniendo el culo sucio, teniendo el alma negra y habiendo pactado con el diablo
no podés venir a hablar cuando callaste.
Silencio recoleto, mea culpa y muchas oraciones que tal vez perdonen tus
pecados
Porque yo que soy sobreviviente, no te perdono.
Tampoco olvido
Y menos aún me reconcilio.
Profesora María Cristina Saborido
Ex - detenida - desaparecida Pozo de Banfield/Quilmes en Julio/ 77
Algún día empezarán a respetarnos.
Asociacion Ex Presos Politicos Cordoba
Geopolítica
vaticana: Un papa en el patio trasero
Raúl Zibechi
La jerarquía del Vaticano posó sus ojos en
América del Sur, la región
donde combatió a muerte (textualmente) a los
teólogos de liberación.
Alineada con los poderosos, lo que no le impide
hacer guiños
populistas hacia los pobres, está a punto de
tomar posición ante la
integración regional y los gobiernos
progresistas.
“Lo peor que podría
pasarle a Sudamérica sería la elección de un papa de aquí”, escribía el periodista Martin Granovsky
horas antes de que los cardenales
ungieran a Jorge Bergoglio para ocupar el sillón de Pedro. En la medida que los
progresistas han sido barridos de las jerarquías
eclesiales, si el nuevo pontífice fuera sudamericano, especulaba el periodista, no sería “un estímulo para
los cambios que se producen en los dos
grandes países de Sudamérica desde 2003”
(Página 12, 13 de
marzo de 2013).
Pocas cosas hay más terrenales que el gobierno
de la iglesia católica. Muchas páginas se
han escrito sobre las estrechas relaciones del Vaticano con el fascismo y el nazismo, con el régimen de Francisco
Franco, sobre sus millonarias inversiones en
negocios turbios, por no decir mafiosos,
de la ligazón de algunos de sus más encumbrados jerarcas con la Logia
P-2, y del cogobierno de facto que ejercieron
con la última dictadura militar argentina.
Existe una geopolítica vaticana que no ha sido
enunciada, que no
cuenta con encíclicas que la avalen, pero que se
puede rastrear por su
actuación en algunos momentos decisivos de la
historia. En se sentido,
existen datos suficientes que confirman la
intervención vaticana en la misma
dirección que lo hacían los poderosos del mundo. La elección de
Bergoglio tiene un tufillo de intervención en
los asuntos mundanos de los
sudamericanos, a favor de que el patio trasero continúe en la esfera de influencia de Washington y apostando contra
la integración regional.
Antecedentes no faltan: en la década de 1950 la
actitud del Vaticano hacia el régimen de
Franco coincidió, con notable exactitud, con la apertura de Washington hacia el dictador; en la década de 1980, los
intereses de la superpotencia en una Centroamérica
sacudida por
guerras internas fueron acompañados y
acompasados por la diplomacia
vaticana, con notable sincronía.
PIO XII, EL ANTICOMUNISTA. Es ya un lugar común
recordar la profesión de fe democrática del Vaticano cuando agonizaba el régimen
fascista de Benito Mussolini, al que Pío XI había dado su bendición (animando a
los católicos italianos a votarlo en 1929) al
señalar que fue “un hombre enviado a nosotros por la Providencia”. Su
sucesor, Pío XII, el papa de la guerra fría, profundizó el anticomunismo y
defendió la excomunión de los católicos
que votaran por los comunistas.
Lo más notable de ese período es el profundo
viraje del Vaticano hacia
la potencia hegemónica que nació con el fin de
la Segunda Guerra
Mundial. Viraje y convergencia que tienen en el
año 1953 un nudo más
que simbólico.
El triunfo de Franco en la guerra civil
española, con el apoyo de las fuerzas
armadas de Mussolini y de Adolfo Hitler, provocó un agudo
aislamiento de España luego de la derrota del
Eje en 1945. La
posguerra española fue particularmente penosa
para su población ya que ese aislamiento la dejó fuera del Plan Marshall con el
que Estados
Unidos lubricó, con miles de millones de
dólares, la recuperación de la devastada
Europa.
Pero la península ibérica es un espacio
geopolítico decisivo para el control del
Mediterráneo y del norte de África, ya que el Estrecho de Gibraltar es la puerta de entrada a dos continentes.
El desmoronamiento de las potencias
coloniales en Asia y África, que detonó
la guerra de Argelia desde 1954, sumada a la tradicional independencia de Francia que bajo la influencia de
Charles de Gaulle tomó distancias de a
política militar de Estados Unidos, llevó a Washington a buscar un acercamiento con la dictadura de Franco.
En 1953 se firmaron convenios
hispano-estadounideses que diseñaron una alianza militar que se plasmó en la
instalación de tres bases militares en
Rota, Morón y Torrejón de Ardoz. En 1955 España ingresó en las Naciones Unidas y en 1959 el presidente Dwight
Eisenhower visitó a Franco para afianzar
las relaciones. A cambio, España recibió ayuda económica y el apoyo para salir de su aislamiento internacional.
El mismo año, 1953, el Vaticano puso su granito
de arena para ayudar al régimen a superar su aislamiento. Pío XII
firmó un concordato con Franco que daba base jurídica al llamado
nacional-catolicismo, la ideología del régimen peninsular que de hecho lo
legitimaba ante los católicos del mundo. Esta convergencia de
acciones entre la máxima autoridad católica y el nuevo hegemón global
habría de ser moneda corriente en los años siguientes, de modo muy
particular en América Latina.
JUAN PABLO II, LA GUERRA CONTRA EL
SANDINISMO. En 1983 Juan Pablo II realizó
una gira por Centroamérica, cuando en la región arreciaban guerras de alta
intensidad entre regímenes dictatoriales aliados de Washington y fuerzas
sociales y políticas de izquierda. En Guatemala el régimen de Efraín Ríos Montt
perpetró esos mismos años un gigantesco genocidio
contra la población indígena y en El Salvador los escuadrones de la muerte de
la ultraderecha asesinaban opositores, entre
ellos al arzobispo de San Salvador monseñor Óscar Arnulfo Romero. En Nicaragua gobernaba el sandinismo
desde el triunfo de la revolución en
1979, duramente acosada por los Estados Unidos que financiaban bandas terroristas, conocidas como
la contra, para desestabilizar al gobierno.
En Guatemala el papa se reunió con el dictador
genocida que pocas horas antes de su llegada había mandado fusilar
a cinco guatemaltecos y un hondureño. En El Salvador también se reunió
con los gobernantes, aunque fue a rezar a la tumba de Romero. Sin
embargo, sus palabras más duras no estuvieron dirigidas a los asesinos sino a
los sacerdotes de la teología de la liberación. “No vale la pena dar la vida
por una ideología, por un evangelio mutilado, por una
opción partidista”, dijo en clara alusión a algunos sacerdotes que se
habían enrolado en la oposición.
En todas sus vistas, estuvo también en Honduras
y Costa Rica, entre otros países, habló a favor de la paz. Menos en
Nicaragua. El país estaba conmovido por la primera acción
importante de la contra que asesinó a 17 jóvenes. Por el contrario, la
imagen del papa Juan Pablo II reprochando a Ernesto Cardenal por ser
ministro del gobierno sandinista, arrodillado frente a su santidad en
señal de respeto, dio la vuelta al mundo y se ha inscrito en el
imaginario de muchos cristianos latinoamericanos.
Ernesto Cardenal consideró que Juan Pablo II “lo
que menos quería era una revolución apoyada masivamente por los
cristianos como la nuestra, en un país cristiano, y por lo tanto una
revolución muy popular. Y lo peor de todo para él que fuera una revolución
con sacerdotes”.
La misa campal fue un desastre. El papa se
permitió criticar al sandinismo abiertamente y los asistentes, se
estima que había medio millón de personas, lo terminaron abucheando.
“El pueblo le faltó el respeto al Papa, es verdad, pero es que antes el
Papa le había faltado el respeto al pueblo”, escribió luego Cardenal
quien enfatizo que se negó a condenar los crímenes de la contra.
En Centroamérica volvieron a coincidir las
estrategias del Pentágono y del Vaticano, punto por punto, lugar por lugar.
Mención especial merece la convergencia de intereses contra el
clero progresista y de izquierda. El Documento Santa Fe I, emitido en
mayo de 1980 por un think tank ultraderechista dirigido a
influenciar en la presidencia de Ronald Reagan, tiene entre sus principales
propuestas atacar a la teología de la liberación. “La política exterior
de Estados Unidos debe comenzar a enfrentar (y no simplemente a
reaccionar con posterioridad) la teología de la liberación”.
GEOPOLÍTICA REGIONAL. La elección de un papa
latinoamericano puede ser
interpretada, desde un punto de vista
geopolítico, como reflejo del
ascenso de las potencias emergentes y de la
consolidación del papel de
la región sudamericana en el mundo. Sin embargo,
el nuevo pontificado
tiende a reforzar la política de los Estados
Unidos en la región,
parece destinado a colocar un palo en la rueda
de la integración
regional y aislar así a Brasil y a Venezuela.
Lo que está en juego en la región, lo que habrá
de marcar su futuro,
no es el destino de los curas pederastas, ni la
permanente disminución
de la cantidad de católicos, ni el matrimonio
igualitario ni el
aborto, sino la afirmación de Sudamérica como un
polo de poder en un
mundo cada vez más caótico. Eso pasa,
inevitablemente, por una
integración orientada por Brasil en base a dos
alianzas estratégicas
decisivas con Argentina y Venezuela.
El capital
transnacional hizo su apuesta hace tiempo por la
desestabilización de Argentina, objetivo
compartido por la Casa
Blanca. En este caso no se trata del petróleo como sucede con
Venezuela, sino de una lectura correcta por
parte del poder
estadounidense de los objetivos trazados por
Brasil para la
integración regional. El punto neurálgico, como
señala el diplomático
Samuel Pinheiro Guimaraes en su libro Desafíos
brasileiros na era dos
gigantes, es la alianza entre los dos principales países de la región,
porque juntos tienen la capacidad de arrastrar
al resto y de
neutralizar las injerencias externas.
Ese punto lo ha
comprendido el presidente José Mujica, quien ha hecho
esfuerzos por alinear al Uruguay en la alianza
que hoy encarna el
Mercosur. También la entendió derecha argentina
que echó las campanas al vuelo y
pronostica que el papel de Bergoglio en la región será similar al de Juan Pablo
II en la caída del comunismo. “El impacto
que tiene para un país que un conciudadano sea
elegido sumo pontífice
no requiere demostración. Basta recordar lo que
significó la
coronación de Karol Wojtyla para Polonia y, en
general, para el
socialismo real. Un tsunami”, escribió en La Nación el columnista
Carlos Pagni, un ultraderechista que fue acusado
por la Delegación
Argentina de Asociaciones Israelitas (DAIA) de representar
“una clara
expresión antisemita asociable a la peor
tradición del nazismo” a raíz
de un artículo en el que aludía a la
descendencia judía de un alto
funcionario gubernamental.
El nuevo papa está en condiciones darle a la
derecha argentina la
legitimidad popular e institucional que nunca
tuvo, en un momento
decisivo para la región, cuando la última
apuesta de Washington para
recuperar protagonismo, la Alianza del Pacífico,
naufraga sin rumbo.
Su pontificado no incidirá sólo en su país
natal; aspira a influir en
toda la región. Uno de los primeros viajes de
Francisco I será a
Brasil en julio, pero puede convertirse en una
gira regional. Será el
momento de aquilatar la estrategia vaticana en
este período de
transición hegemónica.
- Raúl Zibechi, periodista uruguayo, escribe en
Brecha y La Jornada
y
es colaborador de ALAI.
COMENTARIO 1:
From: melita112@hotmail.com
Subject: FW: Geopolítica vaticana, Un papa en el
patio trasero
Date: Fri, 15 Mar 2013 19:52:51 -0600
Querid@s, el autor de este artículo Raúl Zibechi, es reconocido
en toda América Latina, y sus planteamientos son dignos de tomar en cuenta...
lo que ha pasado en pontificados anteriores, fué así... cómo no recordar
aquella visita de Juan Pablo II a Nicaragua... sin la menor sensibilidad a las
madres de los jóvenes, a Ernesto Cardenal... no se dignó ni siquiera verlas,
menos escucharlas, y mucho menos condenar los asesinatos....
Nicaragua era una promesa de justicia... y no se le dejó
ser...
Hoy algunos países de suramérica han emprendido procesos de
transformación y construcción, amenaza para los poderosos, que se quieren
adueñar de todos nuestros recursos naturales, territorios..de todo....Europa
anda muy mal, y quiere de nuevo resurgir de sus crisis... y los ojos están
puestos en estos rumbos nuestros...la región suramericana... y toda América
Latina en general...
Este artículo es un campanazo.... una señal de alerta.... no nos
dejemos ir con la alegría de ver gestos solidarios... que pueden ser
genuinos... pero analizados los ayeres.... por qué tendrían que cambiar los
intereses en los ahoras?
Para mí este análisis es muy fuerte... abramos ojos y oidos.... mentes y
corazones y estemos atentos a lo que se nos viene.
abrazos
COMENTARIO 2
En efecto. Hay que estar alertas.
La ofensiva del capital financiero transnacional
contra la Argentina
es muy clara. Hay desde hace meses un enorme ataque especulativo, con fuga de
capitales, que tiene a maltraer a la economía argentina. Han logrado encarecer
el dólar y elevar la inflación. Y sobre esa base extender el malestar contra el
gobierno de Cristina Kirchner. Algo no muy distinto de lo que también han
logrado en Venezuela, sólo que en menor grado y mejor respuesta del gobierno
bolivariano.
El posicionamiento de Francisco I frente a la
situación argentina y latinoamericana puede ser muy clave. Ojalá no se cumplan
las prevenciones del compañero Zibechi.
Un abrazo
Dudas
Por Santiago O’Donnell
Cuando
escuché el anuncio me sorprendí pero no me alegré. Bergoglio Papa. Primer Papa
americano, primer Papa latinoamericano, primer Papa jesuita, en fin, lo que ya
todos sabemos. No sabía qué pensar. Prendí la tele y lo vi con la cruz de
hierro y el nombre Francisco pidiendo la bendición de la multitud antes de
darles la suya. Ok, arrancó bien, quién te dice, podría ser un buen Papa.
Camino al trabajo
prendí la radio y escuché a toda esa gente que lo conocía hablar de su
humildad, de su austeridad, de cómo les lavaba los pies a los paqueros en la
villa, de cómo les llevaba consuelo a los chicos enfermos de cáncer en el
Garrahan, que anda en colectivo, que no va a cenas paquetas, que vive en un
departamentito frente a la
Catedral. No sabía todo eso y me gustó.
Después llegué a mi
diario, donde muchos de los periodistas y lectores no simpatizamos con
Bergoglio, en mi caso, por su activa participación en la política y su falta de
compromiso durante la dictadura.
Lo primero que hice
fue googlear las denuncias de Horacio Verbitsky que lo acusan al Papa de haber
entregado a los sacerdotes Yorio y Jalics. Y ahí estaban, tan bien documentadas
como yo las recordaba, tanto que me había convencido de que, después de esos
artículos, Bergoglio nunca sería elegido Papa. También, el reconocimiento en
ese mismo trabajo de que Bergoglio nunca había sido un colaborador activo de la
dictadura y que el mismo Bergoglio les había pagado los pasajes a los curas
cuando finalmente pudieron salir del país.
Lo que hizo ruido
entonces sigue haciendo ruido ahora. En un punto no importa si fue mucho o poco
lo que hizo a favor o en contra de Yorio o Jalics, y está claro que muchos
hicieron cosas peores en esos años. Pero leyendo esos textos y la reacción que
tuvo Bergoglio, mi sensación es que pudo haber hecho más, que pudo haber estado
mejor, y que no se hace cargo. Ni como jefe de los jesuitas, ni como obispo de
Buenos Aires, ni como jefe de los obispos argentinos, ni ahora como Papa. Ante
un tema difícil y doloroso, donde hay una investigación seria sobre personas
verdaderas que merecen al menos una respuesta digna, contestó con negaciones y
evasivas. Más aún, ese no hacerse cargo remite a un no hacerse cargo de la Iglesia Católica
argentina.
En esta Iglesia, por
ejemplo, el sacerdote Christian Von Wernich sigue dando misa. Condenado por
crímenes de lesa humanidad en 34 secuestros, 37 casos de tortura y siete
homicidios calificados, crímenes cometidos en ejercicio de su sacerdocio,
escondido y protegido por la
Iglesia argentina hasta que lo encontraron dando misa en
Chile, preso en el penal de Carlos Paz junto a otros asesinos seriales de la dictadura,
Von Wernich sigue dando misa. Bergoglio nunca lo sancionó. Así como el cardenal
Aramburu suspendió las licencias sacerdotales de Yorio y Jalics pocos días
antes de que los chuparan, el cardenal Bergoglio nunca suspendió ni un día la
licencia sacerdotal de Von Wernich.
Entiendo que el tema
sea difícil para el Papa, que el marxismo y la Teología de la Liberación no le
despierten simpatía, que incluso vea detrás de esas corrientes de pensamiento a
enemigos de Dios. Las Madres y las Abuelas dicen que no se acercó a ellas del
mismo modo en que acompañó a las víctimas de Cromañón y la Tragedia de Once, o a los
curas villeros. Antes y ahora ellas le piden que abra los archivos de la Iglesia para ayudar en la
búsqueda de los nietos y de los desaparecidos.
Bergoglio tiene un
buen corazón. Lo dijeron en estos días iconos universales de la defensa de los
derechos humanos como Miguel Esteban Hesayne, Adolfo Pérez Esquivel y Leonardo
Boff, y muchos activistas valientes y comprometidos que conocieron a Bergoglio durante
los años de la dictadura.
Por eso, después de
alegrarme con los primeros gestos de Bergoglio como Papa, me sorprendí el
viernes pasado al leer el comunicado del vocero del Vaticano, Federico
Lombardi, acusando a Página/12, aunque sin nombrar a este diario, de ser “una
publicación que lanza, a veces, campañas calumniosas y difamatorias”. Lo hizo
en respuesta a los artículos de Verbitsky, que esta semana fueron levantados
por buena parte de la prensa más prestigiosa y respetada del mundo.
Mi primera reacción
fue pensar que había sido maldecido por el Papa. Que alguien con tanto poder
relacione a tu lugar de trabajo con la calumnia y la difamación es fuerte. Más
cuando se trata de un medio que, como todo medio, depende de su credibilidad
para ser viable. Con tantas cosas para corregir y denunciar en la Iglesia y en el mundo de
las que podía haber elegido el Papa, ¿justo tenía que empezar corrigiendo y
denunciando a sus denunciantes, y encima haciéndolo desde la descalificación?
Más tranquilo, debí
reconocer que –en lo que a mí me respecta– el Papa tiene razón. También, que
sus palabras me habían dolido por demás porque él me había puesto el dedo en la
llaga.
Difamar (RAE):
“Desacreditar a alguien, de palabra o por escrito, en contra de su buena
opinión o fama”. Confieso que no sólo en la parte que es casi inherente al
trabajo periodístico, muchas veces exageré a sabiendas, se me escapó un
adjetivo hiriente o sugerí algo que no me consta, ya sea para reforzar mis
argumentos, por soberbio o para quedar bien.
Calumniar (RAE):
“Atribuir falsa y maliciosamente a alguien palabras, actos o intenciones
deshonrosas”. Esta es más difícil. No recuerdo o no me permito creer que haya
calumniado conscientemente desde esta publicación o alguna otra, pero he
faltado a la verdad al omitir datos de la realidad que no pude o no quise ver
porque no tuve suficiente compromiso con mi palabra.
Hago mea culpa. Y
desde acá le deseo al papa Francisco todo lo mejor.
Habemus Papam, lo que no Habemus es vergüenza
Y el
pasado es imborrable, ahora lo condenará también el futuro
Hoy una gran parte del pueblo argentino recibió tremendo “gancho al hígado”
aplicado por la más alta estructura de la iglesia católica. No puedo quedarme
callada siendo parte de un pueblo que lloró a 30 mil compañeros asesinados,
torturados, masacrados.
Que aún llora por los nietos no recuperados.
Por los bebés nacidos en cautiverio y entregados, muchas veces, a quienes
fueran los asesinos de sus madres.
Dirán como han dicho mil veces, sus padres eran terroristas.
Preguntaré como he preguntado mil veces ¿los bebés también eran terroristas?
Por las madres, padres, hijos, familiares que aún no saben qué es lo que pasó
con sus seres queridos.
Por los compañeros y compañeras arrancados por fuerzas del odio cuando hasta
tenía el tupé de darles la extremaunción antes de despedazarlos.
Por el desangre de mi tierra y por el desastre que vino cuando se instalaron
las malditas teorías neoliberales que hasta el momento perviven.
Sudamérica y en momentos tan puntuales fue “honrada” habiendo sido electo para
ocupar el trono de San Pedro, un representante del ala más “derecha” de la iglesia
argentina. Quien fuera hasta ayer el cardenal Jorge Bergoglio, es ahora el
nuevo Santo Padre, anunciado con una fumata que más que anunciar, intoxicó.
Uno, acostumbrado a hilar finito encuentra una paradoja muy preocupante.
Retrotrayéndonos a la década del ‘80 cuando aparece un Karol Wojtyla y viendo
después como se cumplía el sueño de más de un mal nacido: entraríamos en la
etapa de unipolaridad del mundo. Un solo amo y sus secuaces serían quienes
habrían de amasar como arcilla blanda las teorías conspiradoras contra los
pueblos.
Tampoco casualmente, a Wojtyla lo sucede Ratzinger, hombre vinculado a la
juventud nazi con fuerte participación en esa estructura genocida.
“Dios no es neutral” dijo ya instalado en esa situación hegemónica, otro
delirante y parece que no habló en balde.
Tal vez no fuera Dios el que tomara partido para mal, así como tampoco hizo
nada para evitar las guerras que llegaron y avasallaron pueblos enteros,
valiéndose de mentiras y de toneladas de bombas inteligentes.
El Cardenal Bergoglio, hoy Papa, representante de ¿Dios? en la Tierra
Ahora, en un continente donde soplan aires de cambio en favor
de los pobres es designado Papa un sacerdote que fuera aliado de la dictadura
militar argentina. No son hechos casuales sino causales.
La iglesia como parte del poder mundial decide que un hombre que evitó que la
justicia caiga con toda su ley sobre un cura pederasta, sea Papa.
La iglesia decide que un hombre vinculado a la desaparición de personas, sea
Papa.
La iglesia decide que un hombre que es confeso y acérrimo opositor al
matrimonio igualitario, sea Papa.
Que quien se opone al aborto no punible, sea Papa.
Permite que sea Papa un jesuita de la Compañía de Jesús que hiciera públicas sus
declaraciones respecto a “limpiar esa Compañía de jesuitas zurdos”, para
posteriormente arrastrar a la muerte a dos sacerdotes “diferentes”, de esos que
lógicamente, nunca llegarían a ser máximo prelado.
Permitir que un hombre que lleva el odio enquistado en sus vísceras sea hoy el
máximo representante de una iglesia vernácula, es una vergüenza que algún día
deberá ser juzgada.
El famoso Reino de los Cielos no se si estará de luto ante lo que considero un
desatino, un agravio de la más baja calaña. De lo que sí estoy segura es que en
esta tierra convulsionada, quienes amamos y sobre todo respetamos la vida
sentimos que es un día en el que se institucionalizó el agravio.
Esta iglesia caótica ha dado una muestra más de su perfil fascista escupiendo
su veneno sobre los pueblos latinoamericanos.
Bajo el alias de Francisco I –que suena similar a la utilizada por un
“generalísimo” de España, también genocida, que la historia tiene engrampado en
sus páginas- extenderá su poder infernal tratando de incidir sobre un
continente que pretende ser libre de cadenas y marcha en ese camino.
Está en nosotros tratar de hacer la fuerza ya no posible, sino la imposible,
para contrarrestar este desatino que no es sino uno más en el triste historial
de odios que caracteriza a esa institución.
Personalmente MALDIGO esta decisión que no puede ser motivo de alegría más que
para los cómplices del odio, que tanto daño quieren descargar sobre mi pueblo y
sobre los pueblos hermanos.
Recordando a Juan Gelman en su inolvidable “Mi Buenos Aires querido” podemos
asegurar que: ¡…habrá más penas y olvido!
"La desmemoria del cardenal seguramente se extiende a un evento ocurrido
el 25 de noviembre de 1977 cuando él integraba la plana mayor de la Universidad del
Salvador. Ese día, la Usal
otorgó al jefe de la Armada,
Emilio Eduardo Massera, el título de “doctor honoris causa”, en una ceremonia
pública. Los datos de esa distinción al Almirante Cero desaparecieron
misteriosamente de los archivos de la Universidad porque allí constan las firmas de
quienes lo propusieron y cuáles eran las motivaciones para doctorar a un
genocida. Pero, el cardenal hoy no recuerda el decisivo papel que jugó en ese
homenaje al mandamás de la
Marina.
Esa tarde, Bergoglio escuchó a Massera pronunciar un ampuloso
discurso sobre la indiferencia de los jóvenes, el amor promiscuo, las drogas
alucinógenas y la “derivación previsible” de esa “escalada sensorial” en “el
estremecimiento de la fe terrorista”. Con una sonrisa en los labios, el dueño y
señor de la Esma
también aseguró que la
Universidad era “el instrumento más hábil para iniciar una
contraofensiva” de Occidente. Aunque aplaudió fervorosamente, el discreto
Bergoglio no subió al estrado. Sí lo hicieron sus fieles discípulos de Guardia
de Hierro, la poderosa organización paramilitar en la que Bergoglio militaba
desde 1972 y que posteriormente intervino en la apropiación de los bienes de
los desaparecidos. Los secretos de Bergoglio y Massera"
Escrito por Nechi Dorado
ANNCOL
COMENTARIO:
Gracias por esta
valiosa información. Hay un viejo adagio que dice "el diablo vendiendo
cruces."