martes, 29 de octubre de 2013
Un gran estafador A LA MONEDA (2). Conozcamos verdades sobre Marcel Claude
Trabajadores ex Diario
Uno en pleito laboral contra Marcel Claude
Venimos a aclarar
Cuestiones generales: Lo primero en señalar es que esta
demanda no tiene relación alguna con la condición de candidato presidencial del
Sr. Claude. La demanda se remonta a 2010, es decir, mucho antes de que la
situación política antes mencionada existiera. Asimismo, el embargo de su casa
no responde a otra razón que a su negativa a acatar los fallos judiciales que
le ordenaban indemnizar a sus ex trabajadores y a los mecanismos que la ley
establece para ello. Aclaramos además, que nada tuvimos que ver con que los
medios de comunicación denunciaran estos hechos. Dicho lo anterior y ante las
descaradas mentiras del Sr. Claude en relación al juicio laboral que perdió,
declaramos lo siguiente:
1.- No éramos trabajadores: Torciendo mañosamente los hechos, el
Sr. Claude señala que Diario UNO no tenía trabajadores, sino sólo colaboradores
que enviaban páginas de vez en cuando y por las cuáles se les pagaba por
artículo publicado. Es cierto que casi todos laboraban como
"freelance", lo que no dice el Sr. Claude es que éramos los únicos
trabajadores estables y a tiempo completo del periódico, dado que estábamos a
cargo de toda la producción periodística en nuestra condición de Editor y
Sub-editor y corrector de pruebas, tal como aparece señalado en el colofón de
la publicación. Tanto es así que ambos recibíamos un sueldo mensual fijo para
desempeñarnos en estas tareas, no pago por página publicada, todo lo cual fue
debidamente acreditado por el tribunal. De hecho, miente descaradamente cuando
señala que el periódico ni siquiera tenía oficinas, lo cierto es que tenía
oficina, allí trabajábamos, se realizaban las reuniones de pauta, se
almacenaban los periódicos sobrantes y era la dirección legal, tal como
constaba también en el mismo colofón. El Sr. Claude, como el peor de los
empresarios, intenta justificar su planteamiento afirmando que como no teníamos
un contrato de trabajo formal, no éramos trabajadores. ¿Qué define una relación
laboral?: una relación de subordinación y dependencia hacia un jefe, él era el
director y definía lo que debíamos hacer; la realización de un trabajo, cuya
prueba evidente era el mismo semanario; y el pago periódico y estable por ese
trabajo en un período de tiempo: esto se conoce como contrato
"tácito". Si sólo fueran trabajadores los que poseen un contrato fijo,
entonces deberíamos decir que en Chile sólo un tercio de los que trabajan y
viven de un salario, son trabajadores. En su oportunidad, el Sr. Claude durante
el juicio, quien quiera puede revisar el expediente que es público, llegó a
afirmar que nosotros no recibíamos pago, y que éramos voluntarios en nuestra
condición miembros de la cooperativa que el formó para financiar el periódico.
Bueno, en el juicio se acreditó que nosotros nunca formamos parte de dicha
cooperativa y que llegamos al periódico en nuestra condición profesional de
periodistas y no de tenedores de acciones.
2.- Cometieron perjurio y presentaron testigos falsos: Un juicio es un acto legal y solemne por el cual un poder
del Estado se aboca a la difícil tarea de administrar justicia. Por tanto, cada
acto, decisión, palabra, hasta incluso el espacio físico, la ropa y la postura
corporal están rígidamente normados. Esto es mucho más delicado aún en el caso
de testigos y juicios. Cada uno de nuestros testigos en el proceso fue
debidamente acreditado y aceptado por el tribunal y cada uno de nuestro
testigos eran o habían sido trabajadores del periódico, entre ellos la
periodista fundadora y ex administradora del periódico -hoy lamentablemente
fallecida- Patricia Roa. ¿Cuál era el objeto de esos testigos?, acreditar la
existencia de la relación laboral que el Sr. Claude negaba. En este punto, el
propio testigo de Claude, su amigo y entonces Subdirector del periódico,
Fernando Montolio, reconoció que nosotros éramos trabajadores. Quien tenga dudas,
puede revisar el fallo.
3.- Perdí el juicio porque "no me preocupé" de
enfrentarlo: Esta es otra de las mentiras de este
personaje, perdió el juicio simplemente porque nosotros teníamos la razón, lo
cual fue acreditado en tribunales. Y fue ratificado en la Corte de Apelaciones a la
que él recurrió; y hasta en la
Corte Suprema , instancia a la que él mismo también apeló para
no responder ante nuestra condición de trabajadores y la suya de empleador.
Estuvo preocupado del proceso porque de hecho fue a juicio y apeló a todas las
instancias posibles. Simplemente, por una actitud de revanchismo infantil, se
negó a acatar el fallo. Pero meter la cabeza en el agujero no le va a servir
para evadir a la justicia y por el contrario, agrava el problema, que es lo que
hoy estamos viendo. Este personaje simplemente considera que puede hacer lo que
se le antoje y cree estar por sobre la justicia.
4.-Era un proyecto político y no una empresa: Todos los medios de comunicación son proyectos políticos y
ciertamente Diario Uno lo fue. Sobre si era una empresa o no, habría que
definir el término, pero manejaba dineros, flujos, hacía pagos y compras,
recibía aportes, facturaba, en fin... pero todo esto era manejado
reservadamente por el Sr. Claude, así que no podemos afirmar si era una empresa
rentable en lo económico o no. En cualquier caso, hasta las empresas con
problemas deben responder primero a sus trabajadores. Lo que no logramos
entender ni podemos aceptar es que, por el hecho de trabajar en un medio de
comunicación con una línea editorial que puede definirse de
"izquierda", los periodistas no tengamos derechos laborales. Si
nosotros mismos denunciamos un Código Laboral hecho a la medida de los
empresarios, lo justo es que a lo menos, esos derechos sean respetados.
5.- Razones de la demanda: Mientras nos encontrábamos en la
oficina del periódico, editando el número, el Sr. Claude nos manda la editorial
para revisarla, siendo el último material entregado. Es en ese momento que nos
enteramos que ese sería el último número en salir. Es evidente que el Sr.
Claude tomó mucho antes la decisión de cerrar el periódico, pero simplemente no
consideró necesario comunicárselo precisamente a quiénes hacíamos el diario a
tiempo completo. Una evidente falta de respeto, de valoración por el trabajo
ajeno y una vulneración a las ya precarias leyes laborales, que exigen un mes
de aviso. Ante nuestro reclamo, simplemente señaló que debíamos darle "las
gracias" por habernos dado trabajo y permitirnos publicar en su medio.
Frente a esa situación, incluso le ofrecimos que nosotros podíamos sacar el
diario por nuestra cuenta, sin pedirle un peso, pero se negó rotundamente,
afirmando además que él era dueño de la marca y que no podíamos usarla. Frente
a esta actitud, sólo nos quedó recurrir a tribunales, no por plata, porque
entonces sólo lo que nos debía pagar era el mes de aviso, sino por dignidad.
¿Por qué llegamos a una cifra de casi 20 millones de pesos de indemnización?,
porque en su típica actitud soberbia y altanera, se negó a pagar algo tan
básico, así que el monto se fue sumando, agregando multas, cotizaciones e
intereses durante años, hasta llegar a este punto. Si el Sr. Claude hubiera
tenido la mínima deferencia de avisarnos con un mes de anticipación que iba a
cerrar el diario o de tener la altura y generosidad de permitirnos continuar el
proyecto por nuestros propios medios, nada de esto habría sucedido.
Consideraciones finales:
Considerando que el juicio se remonta hace tres años atrás, es
claro que no ha sido de nuestro interés hacer un debate público sobre este
asunto. Pero ante la acumulación de descaradas mentiras y destemplados ataques
del Sr. Claude y un grupo de sus acólitos, que opinan y atacan sin conocer en
lo absoluto el caso, nos vemos en la obligación de hacer estas aclaraciones.
Asimismo, nos reservamos el derecho de proseguir la denuncia pública que se ha
desencadenado, en caso de que este asunto no sea resuelto en forma rápida,
satisfactoria y respetuosa.
Iván Valdés, periodista y ex Editor General del Diario Uno Andrés Figueroa Cornejo, periodista y
ex Sub-editor y corrector de pruebas de Diario Uno
Enlace relacionado:
viernes, 18 de octubre de 2013
Ovalle: Interponen querella por secuestro y muerte de menor en octubre de 1973
Agradecemos aporte de Felipe Portales. Atte.Enrique
SI TU NO LE HACES "LÍOS" A LOS ABUSADORES ¿¡ ENTONCES QUIÉN !?
JESUS FUE AYER EN EL TEMPLO Y AHORA: "UN INDIGNADO"Esto es un correo de (El Clarín de Chile) enviado por Felipe Portales (lfportales@gmail.com). También puede que encuentre interesantes los siguientes enlaces: http://www.elclarin.cl/web/
Interponen querella por secuestro y muerte de menor en octubre de 1973
Una
querella criminal por sustracción de una menor con resultado de muerte
durante octubre del año 1973 fue interpuesta en el Juzgado de Garantía
de Ovalle. La demanda, contra quienes resulten responsables, fue
suscrita por Eliecer Maluenda, padre de la menor.
El
hecho ocurrió mientras el padre de la pequeña se encontraba en calidad
de preso político en La Serena, contexto en que la madre dejó a la niña
en el hospital de Ovalle en buen estado de salud, siendo devuelta
fallecida al día siguiente, informa El Ovallino. El padre de la menor
relata que
durante su reclusión en La Serena durante 1973, su esposa llevó a un
control rutinario a su hija, instante en que se desencadenó el
problema."Nosotros teníamos cuatro hijos, la menor en ese entonces tenía
cerca de tres meses, mi señora la llevó a control de salud al hospital
de Ovalle, donde había una facultativa que, quizás del punto de vista
humanitario, con mucha sensibilidad de la situación que se estaba
viviendo, le dijo que le dejara a la niña para hacerle un buen chequeo y
como ella sabía lo que pasaba, le dijo que le dejara a la niña y
después la pasara a buscar y cuando ella volvió no pudo ver a la niña.
Al final cuando tuvo noticias la niña estaba muerta. Había dos
carabineros que le entregaron a la niña envuelta para que la llevara
inmediatamente al cementerio, que por ser hija de un subversivo no tenía
derecho a nada. Con el amedrentamiento no teníamos nada que hacer, por
lo que nunca supimos si la que nos entregaron era nuestra hija", afirma
Maluenda. Silvia Muñoz, esposa de Eliecer, señala que la niña estaba
bien y reafirma el trato recibido por los carabineros que le entregaron a
su hija, informa ese medio regional.
En
tanto, el psiquiatra Eliecer Maluenda Muñoz, hermano de la víctima,
relata a Clarín que recientemente han abierto como familia el juicio por
el supuesto fallecimiento en el hospital de Ovalle de su hermana de
tres meses en octubre de 1973. “Mi madre cuenta que se le prohibibió en
la mañana la entrada al hospital, que finalmente la bebé ya fallecida
fue entregada por dos carabineros a mi madre en los brazos sin urna y
sin derecho a velorio. La médico tratante, en un box y en secreto, le
dice que la habrían matado, pero que no puede contarlo porque su vida
estaría en peligro. En el certificado de defunción consta Shock
hipovolémico, pero la bebé no presentaba a su ingreso diarreas o vómitos
que expliquen ese diagnóstico. Hasta la fecha mi madre desconoce si esa
bebe es su verdadera hija, y si lo es, bajo qué circunstancias murió.
Mi padre esos días estaba en calidad de incomunicado en la cárcel de La
Serena, con temor a ser fusilado por la Caravana de la Muerte. Nunca se
le permitió visitar la tumba de su hija hasta su salida de la cárcel
después de tres años y medio y posteriormente nos obligaron irnos al
exilio durante diez años”.
Eliecer
agrega que la ficha médica de su hermana aun está desaparecida del
archivo. La médico tratante huyó, dice, y aparentemente está inubicable
hoy en día. “Conozco esta historia desde mi niñez pero hoy como médico
psiquiatra y forense conozco los procedimientos correctos que obligan al
fallecimiento de un lactante. Tengo certeza que no se actuó según un
protocolo médico. Necesitamos conocer la verdad. Logré después de muchos
rechazos encontrar un abogado, el Sr. Jorge Alvarado, en la ciudad de
Ovalle, que está llevando el caso con mucho éxito y prudencia. El
tribunal acogió la demanda por "sustracción de menor" y se encuentra
actualmente en investigación. La declaración de mi madre sirvió para que
se iniciaran una serie de diligencias, como la exhumación”
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