jueves, 7 de diciembre de 2017
A siete años de la partida de Jaime Contreras
A siete años de la partida de Jaime Contreras
El profesor de la Universidad de Valparaíso, Jaime Contreras
Páez, falleció el 6 de diciembre de 2010, de un ataque al corazón, mientras
hacía clases en la sede de Viña del Mar.
Ello se produjo dos meses después de que Jaime hiciera
huelga de hambre efectiva en apoyo a la huelga similar que llevaron a efecto
varios presos políticos mapuche. El profesor mantuvo un ayuno efectivo,
sabiendo que su enfermedad cardíaca no le permitía emprender esta acción sin
riesgo, y sabiendo que prolongaría su protesta mientras no estuviese en peligro
inminente. Así y todo, concluyó su acción solo cuando los últimos prisioneros
mapuche depusieron su huelga. Pero Jaime no quería quedar indiferente frente a
la acción drástica emprendida por los prisioneros. Fue una forma de apoyar su
movimiento, como hasta el fin apoyó la causa de la reivindicación de los
derechos del pueblo mapuche. Quizás creyó que su ejemplo sería seguido por
otros partidarios de la causa mapuche, lo que no ocurrió. Solo unos parlamentarios
estuvieron en un ayuno de 24 horas, hecho más mediático que efectivo (hicieron “régimen
de la luna” pero no se la jugaron por la causa).
Jaime fue uno de los que emprendieron la formación de un
grupo de derechos humanos, los Amigos de Miguel Woodward, que tenía por fin
rescatar la memoria del crimen de lesa humanidad cometido por efectivos de la
Marina contra el sacerdote (separado del clero diocesano por el Obispo Tagle), activista
poblacional, profesor popular y militante del MAPU, Miguel Woodward Iriberry.
Los Amigos de Woodward desde entonces realizan funas contra la Esmeralda y la
Marina y organizan ceremonias de recordación de Woodward y ogtros detenidos
desaparecidos de la región de Valparaíso, en el memorial que existe para ese
efecto dentro del Cementerio Nª 3, de Playa Ancha, levantado gracias a la acción
de esta y otras organizaciones de derechos humanos.
Jaime Contreras quería que Woodward fuese recordado como un
luchador comprometido con el cambio de sociedad: un anticapitalista que
militaba y ejercía acción colectiva en favor de una sociedad mejor, la sociedad
socialista, tal como la soñábamos en la época. Jaime no estuvo de acuerdo en
que en el memorial de Woodward se omitiese que él estaba a favor de construir el
camino hacia la sociedad socialista. Sin embargo, no dejó de participar en dicha
organización de memoria y derechos humanos. Fue el principal organizador, junto
a su compañera Miriam y otros copartícipes, del Comedor Miguel Woodward, que
realiza una acción de apoyo fraterno a las y los estudiantes universitarios,
proporcionándoles almuerzo digno y barato: eso es también construir el socialismo,
actuar sin el criterio del lucro apoyando a las y los futuros profesionales que
requiere el Chile Popular.
Desde 2008, Jaime se sumó a la reconstrucción del MAPU.
Siendo éste un movimiento tan reprimido hasta el día de hoy, y estando él
dentro de un ambiente donde los académicos (y no académicos) neoliberales sacan
todas sus garras contra ese destacamento, Jaime se mantuvo participando en
forma semi-clandestina.
Contreras creía que la lucha por la memoria y los derechos
humanos no se podía limitar a recordar a las víctimas caídas entre 1973 y marzo
de 1990. Apoyó la voluntad del MAPU de rescatar la memoria y homenajear a
quienes cayeron “en democracia” bajo los gobiernos civiles de 1990 en adelante,
lo que produjo un conflicto con alguien familiar de Woodward que se opuso al
uso del memorial de Playa Ancha con ese fin, ya que no correspondía rendir
homenaje a “subversivos”. Pero Jaime respondió que Miguel fue también un
subversivo y hasta su muerte un militante mapucista que cumplió el Programa del
MAPU en el aspecto de utilizar todas las formas de lucha posibles en favor de
la construcción del poder popular y el paso a la sociedad socialista.
Él mismo, rescató del olvido el Programa del MAPU aprobado
en su 2º Congreso concluido el 8 de diciembre de 1972. Otro 8 de diciembre, el
de 2010, estábamos rindiendo honores al militante ejemplar, en su sepultación,
que también fue en Playa Ancha, muy cerca de su amigo y compañero Miguel.
Ese programa de 1972 fue la base para la redacción de la
propuesta de programa del MAPU, redactado desde 2009, teniendo Jaime una parte
protagónica en el proceso de debate interno y de redacción de la nueva
propuesta, adecuada a los nuevos escenarios del país y del mundo. El proceso de
preparación del programa, se ha prolongado después de la muerte de Jaime.
A siete años, tenemos que hacer varias reflexiones.
Jaime cayó por ser consecuente con su propia conciencia
revolucionaria, que lo llevó a emprender una acción que otros en buena salud no
replicaron. Creyó hasta su muerte, que había que dar el ejemplo más que hablar
de revolución y de lucha. Como combatiente, luchó, dio el ejemplo, murió
físicamente, pero su ejemplo ha vencido a la muerte. Como cristiano, que siempre
lo fue, sin contradicción, actuó como decían los apóstoles: corrió la carrera y
recibió el galardón de la victoria.
Reflexionemos y preguntemos a las y los que lo conocieron: ¿sirvieron
de algo sus enseñanzas acerca de querer una sociedad mejor? ¿Dónde están, que
hacen, sus muchas alumnas y alumnos? ¿Les prendieron sus palabras, su análisis profundo
de la realidad y su forma de llevarlo a la realidad?
¿Se ha levantado la alternativa mapucista a ejemplo de Jaime
Contreras en su propia región, o es que tiene que seguir en la
semi-clandestinidad para poder resistir dentro de la lógica del capitalismo
salvaje?
¿Jaime aró en el mar? ¿O es que su ejemplo está germinando y
de a poco irán brotando sus ideas-fuerza, llevadas a la práctica por las nuevas
generaciones que comienzan a manifestarse en la región y a lo largo del país?
¿Cómo haremos para que a las y los jóvenes de las décadas siguientes no les suceda
lo que a no pocos jóvenes rebeldes de los años 60 y 70, y que hoy son los
reales sostenedores del sistema neoliberal?
Lo que es indudable, es que la memoria de Jaime se mantiene
viva y que su figura, como la de los héroes de la Antigüedad, está coronada con
verdes hojas de foye (canelo), de külom (maki) y de triwe (laurel).
Carlos Ruiz
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