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domingo, 9 de diciembre de 2018

ESPECIAL CHOMSKY




Incluye:
1.      Chomsky desvela la naturaleza del temor al 'apocalipsis zombi' en EE.UU.
2.    Noam Chomsky nos da las claves de 10 estrategias de manipulación masiva
3.    Chomsky o el enemigo interior. Guía de lectura para tiempos difíciles
4.    Contornos del orden mundial. Continuidades, cambios y desafíos
5.    La intervención de Noam Chomsky en París.


Para comprender la manipulación de la que la sociedad es objeto a través de los medios de comunicación masiva, es importante leer y asimilar los escritos y conferencias de Noam Chomsky.
Las comunicaciones, especialmente de los grandes medios, no son “inocentes” a la dominación mundial por parte de una élite de poderes económicos y políticos. Incluso la literatura, el cine y otros soportes son funcionales a la dominación y ésta a la explotación de clases.
Al más alto nivel de la dominación, surge el imperialismo, que es la explotación y dominación de unos estados sobre otros estados y pueblos.
La producción intelectual de Chomsky es enorme, aquí hemos recopilado una breve parte, relativa a la dominación por medio de la manipulación del temor. Los poderes fácticos han creado la figura del "enemigo interior", que sirve para unificar a las masas en torno a la dirección de la élite.




Chomsky desvela la naturaleza del temor al 'apocalipsis zombi' en EE.UU.


El académico lingüista, filósofo y activista estadounidense Noam Chomsky dejó en evidencia una verdad poco conocida de la sociedad de EE.UU. al responder sobre por qué hay una preocupación cultural con “el apocalipsis zombi”en ese país.

“Yo creo que es un reflejo del miedo y la desesperación. Estados Unidos es un país extraordinariamente asustado y, en tales circunstancias, la gente inventa, a lo mejor como un escape o alivio, [relatos] en los que suceden cosas terribles”.

“El miedo en Estados Unidos es en realidad un fenómeno bastante interesante”, continuó Chomsky. “En realidad se remonta a las colonias. Hay un libro muy interesante de un crítico literario, Bruce Franklin, llamado 'Las estrellas de la guerra'. Es un estudio de la literatura popular desde los primeros días hasta la actualidad, y hay un par de temas que se desarrollan en él que son bastante sorprendentes”.

Según Chomsky, uno de los temas principales en la literatura popular es que “estamos a punto de enfrentar la destrucción por parte de algún terrible enemigo y en el último momento somos salvados por un superhéroe, o una superarma o, en los últimos años, por niños de la escuela secundaria que van a las colinas para ahuyentar a los rusos”.

Estamos a punto de enfrentar la destrucción por parte de algún terrible enemigo y en el último momento somos salvados por un superhéroe, o una superarma o, en los últimos años, por niños de la escuela secundaria que van a las colinas para ahuyentar a los rusos.

El lingüista asegura que en esta manera de ver las potenciales amenazas “hay un subtema”. “Resulta que este enemigo, este horrible enemigo que nos va a destruir, es alguien que estamos oprimiendo. Si regresamos a los primeros años, el terrible enemigo eran los indios”, explica Chomsky, citado por 'The Raw Story'.

“Los colonos, por supuesto, eran los invasores. Sin importar lo que usted piense acerca de los indios, ellos estaban defendiendo su propio territorio”. Después de una breve discusión sobre la Declaración de Independencia, Chomsky señala que una de las quejas que figuran en ella es que el rey Jorge “azuzó contra los colonos a los despiadados indios salvajes, cuya forma de guerra era la tortura y la destrucción, y así sucesivamente”.

“Bueno, Thomas Jefferson, que fue quien escribió tales cosas, sabía muy bien que los ingleses eran los salvajes y despiadados cuya conocida forma de guerra era la destrucción, la tortura y el terror, y que asumieron el control del país expulsando y exterminando a los nativos. Pero está tergiversado en la Declaración de la Independencia”, dijo Chomsky, indicando que este es un ejemplo más de la tesis de Franklin de que los pueblos oprimidos se convierten, en la imaginación popular de los opresores, en el “terrible, impresionante enemigo”empeñado en la destrucción de EE.UU

Chomsky luego señaló que el siguiente grupo satanizado fueron los esclavos. Se empezó a creer que “iba a haber una revuelta de esclavos y que la población esclava iba a levantarse y a matar a todos los hombres, violar a todas las mujeres, y destruir el país”.

“Y se extiende hasta los tiempos modernos, con los narcotraficantes hispanos que van a venir y destruir esta sociedad”, dice Chomsky de manera irónica. “Y estos son temores reales, eso es mucho de lo que hay detrás de la extremadamente inusual cultura de las armas en Estados Unidos”, dijo el filósofo.

Tenemos que tener armas para protegernos de las Naciones Unidas, el Gobierno federal, los extranjeros y los zombis, supongo

“Tenemos que tener armas para protegernos de las Naciones Unidas, el Gobierno federal, los extranjeros y los zombis, supongo”, dijo, continuando con una línea sarcástica.

“Creo que cuando lo desglosas, en gran parte es solo el reconocimiento, en algún nivel de la psique, de que si tienes tu bota en el cuello de alguien hay algo que está mal, y que la gente que estás oprimiendo podría levantarse y defenderse”.




NOAM CHOMSKY NOS DA LAS CLAVES DE 10 ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN MASIVA

¿Cómo se forma un mensaje? ¿Qué hay detrás de los medios de comunicación? ¿Existe realmente la manipulación? Uno de los teóricos y lingüistas más acertados de nuestros tiempos Noam Chomsky realizó un estudio en el que demuestra el submundo de los medios de comunicación y su relación con las esferas de poder.

Siempre se ha cuestionado la forma de comunicar de los medios, asegurando que controlan el imaginario colectivo, la opinión pública y las acciones del público. Siempre vemos películas, pero no notamos el mensaje oculto que este nos emite, por ejemplo, el que Capitán América tiene como principal enemigo a un soviético que es el villano. Además, estas películas y/o series de televisión nos venden estereotipos que, al final se convierten en modelos aspiracionales que todos queremos seguir, y Noam Chomsky siempre ha escrito sobre eso, y a continuación te mostramos sus 10 estrategias de manipulación
(FUENTE: https://aweita.larepublica.pe/magazine/1186681-10-estrategias-para-manipular-a-alguien-segun-noam-chomsky)


Vivimos tiempos convulsos en los que el exceso de información manipulada nos desinforma; cortinas de humo e hilos, que se mueven a la conveniencia de una élite minoritaria, reconducen nuestros pensamientos alienados; soñamos con héroes visionarios como “V”de “V de Vendetta”o Elliot Alderson de “Mr. Robot”, pero son personajes ficticios. Quizás, nuestra última esperanza sea Noam Chomsky, él sí es real y está dispuesto a desmontarlo todo.

La cabeza de Noam Chomsky no para de bullir, por eso es la cabeza del pensador, filósofo, lingüista y sociólogo más importante de la era moderna.

El enemigo número uno del capitalismo, la jerarquización de la clase obrera y del mundo, tal y como está “funcionando”y organizado actualmente, vuelve a arrojar luz en un intento por abrir nuestras mentes y, sobre todo, nuestros ojos, y nos revela (¿o rebela?) las diez estrategias de manipulación masiva más atroces y descaradas.

Despuès de cada uno de los diez enunciados de Chombsky, copiaremos un comentario, tomado del sitio aweita.larepublica.pe.

1. La distracción:
Desviar la atención de las masas con cosas como el fútbol, la telerrealidad o noticias que parecen más importantes que las que de verdad lo son, es una de las estrategias de manipulación masiva más antiguas que hay. Pan y circo.

Comentario (por aweita.larepublica.pe):
Según Chomsky, es un elemento básico para poder manipular, que consiste en desviar la atención de lo realmente importante a través de una inundación constante de distractores o informaciones insignificantes. Por ejemplo: los noticieros mostrando los accidentes vehiculares de la madrugada, o los programas de espectáculo que abundan en la tv.


2. Problema-Reacción-Solución (Crear problemas y después ofrecer soluciones):
Se da cuando el poder y los gobiernos dejan, de manera premeditada, de atender un problema, nos hacen ver que la solución debe externalizarse y ellos mismos proponen el arreglo a ese problema que han creado; empeorar, a propósito, un servicio público para justificar su privatización es una maniobra muy común.

Comentario:
Consiste en crear un problema para causar cierta reacción y después ofrecer una solución. Por ejemplo: crear una crisis económica para aceptar un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La gradualidad:
Las subidas de impuestos o la reducción de los derechos laborales se hacen poco a poco para que sean imperceptibles, para que cuando caigamos en la cuenta ya sea tarde.

Comentario:

Para permitir que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, durante años consecutivos, y así las personas no sentirán un cambio tan drástico: salario mínimo, desempleo, privatización, etc.

4. Diferir:
Consiste en tomar decisiones perjudiciales en el momento prometiendo que reportarán beneficios en un futuro, beneficios que nunca llegarán para cuando ya estemos acostumbrados y no rechacemos la nueva y perjudicial situación generada.

Comentario:

Otra manera de aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo así, la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato.

5. Infantilizar al público:
En la televisión, la publicidad o las campañas electorales se tiende a tratar al público de manera infantil y paternalista con el objetivo de anular su pensamiento crítico, y funciona.

Comentario:
El lingüista asegura que cuando se dirige a una persona como si fuera un niño, la sugestión es más grande y habrá más probabilidad de una respuesta favorable, desprovista de sentido crítico. Quizá por este motivo los comerciales prefieran una voz suave en lugar de una grave.

6. Apelar a las emociones:
La manipulación emocional es una de las artes más burdas que hay; se busca jugar con la parte sensitiva de los cerebros para no estimular la reflexiva; anular nuestro lado racional hace que nos quedemos con un mensaje global, no con los elementos específicos que esconde.

Comentario:

Es esta la razón por la que las telenovelas funcionan bien, porque ataca las emociones básicas del ser humano.

7. Crear públicos ignorantes:
La ignorancia es la peor arma de destrucción masiva que hay; crear brechas entre la educación pública y la privada o no proporcionar las herramientas necesarias para culturizar son dos procesos habituales. Por ejemplo, se sigue ridiculizando a “los ratones de biblioteca”, en cantidad de películas o series; ser inteligente o inquieto es sinónimo de ser un perdedor en la estructura social.

Comentario:

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos usados para su control y esclavitud.

8. Promover públicos complacientes:
Los medios, las redes, la radio o la televisión promueven estilos de vida superficiales haciéndonos creer que es lo que está de moda, que es a lo que debe aspirarse, matando, de esta manera, dos pájaros de un tiro; por un lado crean un dócil rebaño, y por otro, una sociedad de consumo que va a mantener la maquinaria capitalista siempre en marcha.

Comentario:

Instar a l público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.

9. Refuerzo de la autoculpabilidad:
Hacer creer a las personas que sólo ellas con culpables de sus problemas es otra jugada maestra; si nos hacen creer que nuestro entorno es idílico, un fallo en nuestra economía personal o un fracaso laboral es sólo culpa nuestra; nuestras crisis son nuestras por haber vivido por encima de nuestras posibilidades, no lo olvidemos.

Comentario:

Hacer creer a las personas que son culpables de por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos.

10. Conocimiento minucioso del ser humano:
La ciencia y la psicología ha recopilado una ingente cantidad de información sobre los comportamientos del ser humano, pero esa información privilegiada sólo la usan unos pocos en beneficio propio, porque sólo unos pocos tienen acceso a ella. Otro ejemplo claro de que la ignorancia del pueblo favorece las acciones de los que están en el poder.

Comentario:

Estudios de mercado, la biología, psicología, han provocado que conozcan mejor nuestro comportamiento que nosotros mismos. Y ante esto producen contenido que nos hacen convertirnos en patrones repetibles y seres que siguen otros modelos aspiracionales.

Sería de gran utilidad que cada lector/a publicase sus propios comentarios y así formaremos una cadena haciendo conciencia crítica, algo que hace mucha falta en los tiempos oscuros que vivimos.



Chomsky o el enemigo interior
Guía de lectura para tiempos difíciles
José Ramón Martín Largo – La República Cultural
Publicado el Martes 20 de septiembre de 2011

Uno de los acontecimientos más notables e influyentes de las últimas décadas ocurrió en los años 50 del siglo pasado, y a pesar de sus enormes consecuencias no figura en ningún libro de Historia. En esos años el gobierno de Estados Unidos desmanteló gran parte de la red ferroviaria, que por ejemplo en el estado de California estaba totalmente electrificada y constituía un medio de transporte no contaminante, eficaz y barato. En dicho estado la red ferroviaria fue adquirida, y acto seguido suprimida, por tres compañías: General Motors, Firestone y Standard Oil. Poco después, en nombre de la seguridad y de la defensa nacional, que requerían una red de comunicaciones que pudiera usarse para el transporte de tropas, el gobierno construyó una gran red de autopistas y de aeropuertos, que todavía existen. El resultado fue un sistema de transportes que no está basado en las necesidades de la población ni en la lógica del servicio público. Pero tal plan de ingeniería social, uno de los mayores de la historia, tuvo otras consecuencias: en primer lugar el deterioro de los centros históricos de las ciudades y el desplazamiento de sus habitantes a la periferia. A resultas de ello hoy la gente, obligada a moverse en vehículo propio, vive en las afueras, donde se construyen grandes superficies comerciales. Lo que a su vez ha tenido un enorme impacto en la sociedad, en los hábitos de consumo y en las relaciones personales. La descentralización de las ciudades ha traído consigo el aislamiento y la ruptura de las comunidades. Por último, la emisión de gases contaminantes se ha multiplicado hasta el punto de llegar a afectar a las condiciones climáticas del planeta. Y todo ello como resultado de una silenciosa operación realizada en beneficio de los fabricantes de automóviles, de neumáticos y de las petroleras.
Lo anterior, que constituye un modelo de actuación que hace tiempo se exportó al resto del mundo, es uno de los episodios de enriquecimiento de lo privado, a costa de lo público, que ha ilustrado minuciosamente Noam Chomsky en algunas de sus obras. En una de ellas se lee: “El sector público asume colectivamente los gastos y los riesgos, [en beneficio de] un sector privado que está en manos de instituciones totalitarias”. La avidez de éstas últimas ha provocado el debilitamiento de los estados, a los que únicamente se atribuye la función de acudir en su ayuda en caso de quiebra. A su vez, la progresiva debilidad de los estados provoca “una decadencia de las funciones que antes estaban al servicio de los ciudadanos, a un estancamiento o a un descenso de los salarios, a una prolongación del horario laboral, a una degradación de las condiciones laborales, y, por fin, a un quebranto de la democracia…”En este proceso ha desempeñado un papel protagonista la liberalización de los mercados financieros, que en las Bolsas han sustituido casi completamente a los valores del sector productivo. Hoy la salud de la economía se mide por el alza o la baja en las Bolsas de los valores especulativos, los cuales, por miles de millones de dólares, cambian de mano a diario, pero esto dice realmente bien poco acerca del estado de una economía, si tenemos en cuenta que la mitad de las acciones está en poder de menos del uno por ciento de los accionistas. Por cierto que esa minoría todopoderosa que dicta sus órdenes al Fondo Monetario Internacional, a los gobiernos y a otras instituciones, en contra de lo que nos vienen diciendo, sí tiene nombres y apellidos: son los miembros del Grupo Bilderberg, la Comisión Trilateral y el Foro Económico de Davos. Este club elitista se ha constituido en el auténtico poder mundial, que hace tiempo reemplazó a los gobiernos y a los estados. Ante este panorama, Chomsky concluye: “No hay nada que garantice el futuro de la sociedad, excepto el control de la ciudadanía”.
Chomsky niega que de sus escritos pueda deducirse alguna teoría y menos una ortodoxia, y afirma que aquellos son solamente un dictado del sentido común. Este descendiente de inmigrantes judeo-ucranianos es hoy un referente imprescindible para el activismo político, y su conciencia crítica de nuestra sociedad y nuestra economía han hecho de él una autoridad, la cual, si tiene el privilegio de poder expresarse (aunque lo haga casi siempre en medios más bien marginales), es a causa del prestigio que ha alcanzado como lingüista tras muchos años de ejercicio en su cátedra del Instituto Tecnológico de Massachusetts, del que en la actualidad, a sus 82 años, es profesor emérito.
La literatura política de Chomsky, como él mismo afirma, es producto de su renuncia a dejarse embaucar por los corruptos medios de información dominantes, de su búsqueda de fuentes de información fiables y de su independencia de criterio. No por casualidad uno de sus libros más citados es el que escribió en colaboración con Edward S. Herman, Los guardianes de la libertad, que se publicó en inglés en 1988 y que es hoy una de las obras de referencia para la crítica de los medios de comunicación de masas. Aportando gran cantidad de datos extraídos del tratamiento informativo dado a diferentes acontecimientos, sus autores muestran la dependencia de los medios con respecto a las grandes corporaciones, lo que explica que la desinformación institucionalizada por los mismos sea un ingrediente capital en la construcción del consenso que debe instaurarse en la opinión pública, en interés de las élites económicas y los gobiernos a su servicio.
Esto último, la servidumbre de los gobiernos, ha podido comprobarse una y otra vez en Estados Unidos, donde son conocidas las fuentes de financiación de los candidatos al Congreso. Chomsky llama la atención acerca del hecho de que en las últimas elecciones el noventa y cinco por ciento de los candidatos electos habían invertido en la campaña electoral más dinero que sus adversarios, dinero procedente de las multinacionales. De este asunto, como en general de la degradación de la democracia, trata en Estados fallidos, continuación del análisis de la sociedad norteamericana que ya había iniciado en su Hegemonía o supervivencia, obra esencial para comprender el papel que los poderes económicos asignan en el mundo a Estados Unidos. Entre ellos, y ante todo, la militarización del planeta, una vez superado el caduco prejuicio de las fronteras nacionales, como demostró el caso de Irak, y la necesidad de que a tal política exterior acompañe un profundo “déficit democrático”en el interior. Igualmente estos libros desvelan la preferencia que dichos poderes (que a veces han tenido que vencer la tímida oposición de los gobernantes) han mostrado históricamente por las aventuras militares, en perjuicio de la diplomacia.
Semejante desvalorización de todos los valores no sería posible si, además de sobre el derecho internacional y la democracia, no se ejerciera una violencia radical sobre el individuo: “Hay que desviar a las masas hacia objetivos inofensivos, utilizando la gigantesca propaganda orquestada por el mundo empresarial, que destina unas sumas y una energía enorme a convertir a las personas en consumidores atomizados y en dóciles instrumentos de producción, eso cuando tienen la suerte de encontrar empleo. Básicamente, se trata de destruir los sentimientos humanos normales, ya que son incompatibles con una ideología al servicio de los privilegiados y del poder que eleva el interés individual a la categoría de valor supremo”.
Y sin embargo es precisamente esa alienación del individuo el punto débil de esta forma moderna de servidumbre, lo que justifica el grado superlativo que alcanza la propaganda que continuamente se dirige contra él. Pues como dice Chomsky “hay motivos para pensar que las personas tienden instintivamente a la igualdad y a la libertad”. Al individuo le basta una cierta apertura de espíritu para pasar de ser un consumidor pasivo de desinformación a un activista de la crítica política: “Para que la gente reaccionara, tendría que disponer de información. Por eso soy un firme partidario de la educación popular, entendida como algo muy distinto de los medios de comunicación, la escuela o la cultura intelectual dominante”. Se comprende que sólo una información que merezca tal nombre puede preceder al ejercicio de la responsabilidad individual, en nuestro nombre y en el de otros, ya que de este drama contemporáneo siguen estando ausentes algunos personajes, en especial las generaciones futuras. “Y serán precisamente ellas las que deberán soportar las consecuencias de nuestras decisiones actuales”.

La cultura del miedo

ZNet
Traducido por Jain Alkorta y revisado por Deborah Gil, marzo de 2001



Este ensayo es la introducción de “Colombia: La Democracia Genocida”, volumen de 125 páginas, escrito por Javier Giraldo S. J., en 1996. Dos hechos debieran resonar en la conciencia de los estadounidenses, en su lectura de la documentación del Padre Giraldo, acerca del reino de terror en el que se vio sumida Colombia durante la “Guerra Sucia”perpetrada por las fuerzas de seguridad del estado y sus paramilitares asociados, desde principios de los años 80. El primero es que la “Democra-tadura”de Colombia, como Eduardo Galeano denomina el actual laberinto de formas democráticas y terror totalitario, ha pasado a encabezar el índice de vulneración de los derechos humanos en todo el hemisferio, en los últimos años, lo cual es sin duda toda una proeza, vista la competencia. El segundo es que Colombia ha contado para sus crímenes con ciertos cómplices, de entre los cuales, el gobierno de EE.UU. se lleva la palma, si bien, Gran Bretaña, Israel, Alemania y demás han colaborado en el adiestramiento y el aprovisionamiento de armas a los asesinos y torturadores que forman la red de terratenientes narco-militares que gestiona la “estabilidad”de un país rico en promesas, que se tornan en pesadilla para mucha gente. En julio de 1989, el Departamento de Estado de EE.UU.A. anunciaba sus planes de subvencionar la venta de armamento militar a Colombia con supuestos “fines contra el narcotráfico”. La venta se “justificaba”en el hecho de que “Colombia cuenta con una forma de gobierno democrático que no presenta indicios permanentes de violación de derechos humanos reconocidos universalmente.

Unos meses antes, la Comisión de Justicia y Paz, presidida por el Padre Giraldo, hacía público un informe documentando las atrocidades cometidas en el primer semestre de 1988, que incluían 3000 asesinatos de carácter político y 273 campañas de “aniquilación social”. El peaje humano era de ocho asesinatos políticos al día, de los cuales siete personas eran asesinadas en sus propios hogares o en plena calle y una desaparecía. En su alusión a este informe, la Oficina de Asuntos Latinoamericanos en Washington (WOLA) añadía que “la gran mayoría de los desaparecidos en los últimos años son organizadores de base social, campesinos y dirigentes sindicales, militantes de izquierda y activistas pro derechos humanos y demás actores sociales”, un total de más de 1.500 personas, en el momento en el que el Departamento de Estado elogiaba a voces la democracia Colombiana y su consideración por los derechos humanos. Durante la campaña electoral de 1988, 19 de los 87 candidatos a alcalde del único partido político independiente, el UP, fueron asesinados, junto con más de 100 del resto de sus candidatos. La Organización Central de Trabajadores, coalición de sindicatos instituida en 1986, había perdido ya a más de 230 de sus miembros afiliados, quienes aparecían muertos tras haber sido salvajemente torturados. Pero el “sistema de gobierno democrático”colombiano salía airoso, sin tacha ni “indicios consistentes de graves violaciones”de derechos humanos. Para cuando el Departamento de Estado de los EEUUA publicara su informe, los tan encomiables métodos, según el informe, se llevaban a la práctica con extraordinaria eficacia. El índice de asesinatos políticos entre 1988 y 1989 ascendía a 11 personas al día, según un informe de la sucursal colombiana de la Comisión de Juristas Andinos. Entre 1988 y principios de 1992, 9.500 personas resultaban asesinadas por motivos políticos, 830 personas desaparecían y se perpetraban 313 matanzas (1988-1990) de campesinos y gente humilde.

A lo largo de todos estos años las principales víctimas del terrorismo de estado han sido, cómo no, los campesinos. En 1988 las organizaciones sociales de uno de sus departamentos sureños denunciaban una “campaña de aniquilación total y tierra quemada, al estilo Vietnam,”llevada a cabo del modo más vil por las fuerzas del ejército, “aniquilando a hombres, mujeres, ancianos y niños. Hogares y cosechas eran arrasadas y los campesinos eran expulsados de sus propias tierras.”También fue en 1998 cuando el gobierno de Colombia estableciera un nuevo régimen judicial llamando a la “guerra sin cuartel al enemigo interno,”autorizando la “máxima criminalización de toda suerte de oposición social y política,”según un informe Europeo - Latino Americano presentado en Bruselas, en el que se examinaba la “consolidación del terrorismo de estado en Colombia”. Cuando se hizo público el informe del Departamento de. Estado Norteamericano, un año después de estos sucesos, el Ministro de Defensa colombiano reincidía en la doctrina de la “guerra sin cuartel”desde todos los poderes del estado “en el ámbito político, económico y social”. La Guerrilla era el objetivo oficial, pero como ya observara un alto mando militar en 1987, sus organizaciones eran de escasa importancia: “el peligro real,”explicaba, es “lo que los insurgentes han venido a denominar la “guerra política y psicológica,”sus esfuerzos por “controlar a los agentes sociales”y la “manipulación de masas”. Los “rebeldes”buscan influencia en los sindicatos, las universidades, los medios de comunicación y un largo etcétera, y el gobierno debe atajar esta “guerra”con su propia “guerra sin cuartel en el ámbito político, económico y social.”Vista la doctrina y la práctica, el estudio de Bruselas concluye, con los pies en el suelo, que el “enemigo interno”del aparato terrorista del gobierno se extiende a “organizaciones laborales, movimientos populares, organizaciones colectivas indígenas, partidos políticos de oposición, organizaciones agrarias, sectores intelectuales, corrientes religiosas, colectivos de jóvenes y estudiantes, comunidades de vecinos,”de hecho, cualquier sector o colectivo susceptible de verse indeseablemente influenciado. “Todo individuo que, de una u otra forma, comulgue con los objetivos del enemigo debe ser considerado un traidor y tratado como tal,”según un manual militar colombiano. El manual data de 1963. Por aquel entonces, la violencia en Colombia se veía “exacerbada por factores externos”, escribía el Presidente de la Comisión Permanente de Derechos Humanos colombiana y antiguo Ministro de Asuntos Exteriores, Alfredo Vásquez Carrizosa, unos años atrás, en un repaso de sus consecuencias. “Durante el mandato de Kennedy,”continuaba, Washington “se las ingenió para transformar nuestros ejércitos regulares en brigadas de contrainsugencia, integrando la nueva táctica de los escuadrones de la muerte.”Estas iniciativas “indujeron a lo que actualmente se conoce en América Latina como la “doctrina de la Seguridad Nacional,... no un sistema de defensa contra el enemigo externo, sino el medio de hacer de la institución militar amo y señor de la jugada... [con] derecho a actuar contra el enemigo interno, doctrina introducida por Brasil y adoptada en Colombia: es el derecho de maniobra y aniquilación de los agentes sociales, miembros de sindicatos, hombres y mujeres que no apoyan el sistema y son, por tanto, extremistas comunistas.”La “Guerra Sucia”se potenció a principios de los años 80 -- no sólo en Colombia -- conforme la administración Reagan fue extendiendo sus programas por toda la región, dejándola devastada y repleta de cientos de miles de cadáveres de personas torturadas y mutiladas, que cabe no apoyaran lo suficiente al sistema o, incluso, estuvieran bajo la influencia de los “subversivos.”Los norteamericanos no debieran permitirse el lujo de olvidar los orígenes de la doctrina de Brasil, la de Argentina, la de Uruguay, la de Colombia,”y algunas otras. Fueron diseñadas y aplicadas por alumnos adiestrados y equipados aquí mismo. Las nociones básicas provienen de los manuales norteamericanos de contrainsurgencia y “conflictos de baja intensidad”.

Estos tecnicismos son simples eufemismos del terrorismo de estado, práctica ampliamente extendida en América Latina. Cuando el Arzobispo Oscar Romero se dirigió por escrito al Presidente Carter en 1980, poco antes de su asesinato, pidiéndole en vano que pusiera fin al apoyo de E.U.A. los estados terroristas, éste comunicaba al rector de la Universidad Jesuita, Padre Ignacio Ellacuria, que se veía atado al “nuevo concepto de estrategia de guerra especial, la cual consistía en la supresión de cualquier intento de organización popular bajo acusación de Comunismo o terrorismo...”De modo que el Padre Ellacuria informaba, poco antes de ser asesinado por la misma mano negra, una década más tarde, que los hechos revestían la década asesina de un simbolismo tan espeluznante como eficaz.

“Estos agentes terroristas del estado reciben adiestramiento de EE.UU. para garantizar su debida asimilación y orientación para con los objetivos norteamericanos”, comunicaba el Secretario de Defensa Robert McNamara al Asesor del Consejo de Seguridad Nacional, McGeorge Bundy en 1965. Este es un asunto de particular relevancia “en el ámbito cultural de la América Latina, donde se reconoce al ejército el poder de destituir a los gobernantes de sus cargos, si, a juicio de los militares, su conducta es injuriosa para con el bienestar de la nación. Es derecho del ejército, y de aquellos que se encargan de proporcionarle la debida orientación, el privilegio de determinar el bienestar de la nación, y no de las bestias de carga que duramente trabajan, sufren y mueren en sus propias tierras.

Cuando el Departamento de Estado hizo público el envío de una nueva remesa de armamento como recompensa a los logros de Colombia en el terreno de los derechos humanos y la democracia, sin duda tenía acceso al historial de atrocidades recopilado por la principal organización pro Derechos Humanos en Colombia. Tenía pleno conocimiento del papel de los EE.UU. en la implantación y el respaldo de un régimen de terror y opresión. El ejemplo, desgraciadamente, sigue un típico patrón que apenas varía, además de ser perfectamente verificable. Conforme la “Guerra Sucia”de la década de 1980 fue alcanzando su cada vez más fatídico peaje en vidas humanas, los EE.UU.A. fueron estrechando su colaboración. Entre 1984 y 1992, 6.844 soldados del ejército colombiano eran adiestrados bajo el auspicio del Programa Internacional de Adiestramiento Militar estadounidense. Más de 2.000 colombianos eran adiestrados entre 1990 y 1992, periodo en el que la violencia alcanzaba niveles sin precedentes”, bajo la presidencia de César Gaviria, según informes de la Oficina de Asuntos Latinoamericanos de Washington, corroborando las conclusiones de diversos observatorios internacionales pro Derechos Humanos. El presidente Gaviria era un predilecto de Washington tan admirado que la administración Clinton lo impuso como Secretario General de la Organización de Estados Americanos, en un juego de poder que suscitó gran resentimiento. “[Gaviria] Ha mostrado una gran visión de futuro en la creación de instituciones democráticas en un país en el que, en ocasiones, resulta peligroso hacerlo,”manifestaba un representante de OAS -- sin ahondar, no obstante, en la causalidad del “peligro”. El programa de adiestramiento dirigido a los oficiales del ejército colombiano es el más importante de todo el hemisferio, y la ayuda militar que proporciona EE.UU. a Colombia actualmente constituye la mitad del total destinado al hemisferio. Y se ha incrementado con Clinton, según un informe de Human Rights Watch, que añade que planeaba incrementar su capacidad de emergencia de endeudamiento ante la eventualidad de que el Pentágono pudiera resultar insuficiente dada la necesidad de incremento. La tapadera oficial para la colaboración en el delito es “la guerra contra los grupos insurgentes y los narcotraficantes”. En su informe de nuevas ventas de armamento de 1989, el Departamento de Estado se basaba en sus propios informes sobre los Derechos Humanos, en los el monopolio de la violencia se atribuía a los grupos insurgentes y a los narcotraficantes. Así es como EE.UU. “justificaba”su suministro de equipamiento y adiestramiento militar a los torturadores y exterminadores de masas. Un mes más tarde, George Bush anunciaba el mayor envío de armamento jamás autorizado, en virtud de las disposiciones de emergencia contempladas en la Ley de Ayuda Internacional. El destinatario de las armas, no obstante, no era la Policía Nacional, actual responsable de la práctica totalidad de las operaciones contra el narcotráfico, sino el ejército. Los helicópteros y los aviones de transporte, como ya se apuntara en el momento, son inútiles en la guerra contra las drogas, aunque, no para otras finalidades. Los grupos pro Derechos Humanos puntualmente informaban del bombardeo de aldeas y demás barbaries. Resulta insólito también que Washington no estuviera al corriente de que las fuerzas de seguridad a las que apoyaba estuvieran estrechamente implicadas en operaciones de narcotráfico, y, textualmente, como claramente reconocen sus líderes, el objetivo fuera el “enemigo interno”, susceptible de apoyar o, de una u otra forma, dejarse influir por los “subversivos”.

En una conferencia sobre el terrorismo de estado organizada por los Jesuitas en El Salvador y celebrada en enero de 1994, se advertía de a la “pertinencia de investigar... el peso que la cultura del terror ha tenido en la domesticación de las expectativas de la mayoría con respecto a alternativas que no fueran las de los poderosos.”Este es el punto crucial, cuando tales métodos se emplean para subyugar al “enemigo interno.”La física israelí Ruchma Marton, quien forma parte de la vanguardia en la investigación de los métodos de tortura empleados por las fuerzas de seguridad de su propio país, apunta a que, dado que las confesiones obtenidas bajo tortura carecen de valor, el verdadero propósito de la tortura no es la confesión, sino que es más bien el silencio, “el silencio inducido por el miedo.”“El miedo es contagioso,”proseguía, “y se extiende a los demás miembros del grupo oprimido, silenciándolos, paralizándolos. La inducción al silencio mediante el suplicio es el verdadero objetivo de la tortura, en su sentido más profundo y fundamental.”Lo mismo atañe a todos los demás aspectos de las doctrinas que han sido urdidas y aplicadas, con o sin orientación y apoyo, a base de una serie de procedimientos fraudulentos. La imposición del silencio del enemigo interno es vital en las democracia-duras que la política de Estados Unidos de América pretende imponer en sus dominios, desde que “asumiera, en base a sus propios intereses, la responsabilidad del bienestar del sistema capitalista mundial”, según profería el diplomático e ilustre historiador de la CIA Gerald Haines, en un debate sobre la invasión norteamericana de Brasil en 1945 -- e incluso antes, lo cual habría de tener también importante repercusión interna. Es vital imponer el silencio, máxime, en la región donde se dan las mayores desigualdades del mundo, gracias, en gran medida, a las políticas de la superpotencia que prácticamente la controla. Es necesario imponer el silencio y hacer que cunda el pánico en países como Colombia, donde el selecto 3% de la elite posee más del 70% de la tierra cultivable, mientras el 57% de los campesinos más pobres subsisten con el 3% --, en un país donde el 40% de la población vive en la “más extrema pobreza”, incapacitado para cubrir sus necesidades de subsistencia más básicas, a tenor de un informe oficial del gobierno de 1986, y el 18% de sus gentes vive en la “absoluta miseria”sin posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas de nutrición. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar calcula que cuatro millones y medio de niños menores de 14 años, la mitad de los niños del país, son pasto del hambre. Recordemos que se trata de un país de enorme potencial y recursos, que cuenta con “una de las economías más saludables y florecientes de América Latina,”según aseguraba el experto en la materia, John Martz, en Current History, loando este triunfo del capitalismo en una sociedad con “estructuras democráticas”, que, al margen de sus inevitables defectos, figura entre los más consolidados del continente,”modelo de “una bien instituida estabilidad política”--, conclusiones que no resultarían desacertadas, si no fuera por el sentido que se les pretende dar.

Los efectos del adiestramiento y la venta de armamento de EE.UU. no se limitan a Colombia. El historial de los horrores está plagado. En el diario Jesuita América, el Reverendo Daniel Santiago, sacerdote radicado en El Salvador, informaba en 1990 de la historia de una campesina que, un día, al llegar a casa, se encontró a su madre, hermana y tres hijos sentados alrededor de una mesa, en la que sus cabezas seccionadas yacían frente a sus mutilados cuerpos y sus manos colocadas sobre sus propias cabezas, “cual si estuvieran dándose palmaditas.”A los asesinos de la Guardia Nacional Salvadoreña les había resultado difícil conseguir que las manos del bebé de 18 meses se mantuvieran en su sitio, de modo que las habían clavado en su cabeza. Un enrome cuenco de plástico repleto de sangre presidía el centro de la mesa. Dos años antes, el grupo salvadoreño pro Derechos Humanos, que se mantenía al pie del cañón pese al asesinato de sus fundadores y directores informaba de la aparición de 13 cadáveres en las dos semanas siguientes, de los que la mayoría presentaba signos de tortura y entre las que se hallaban dos mujeres que habían sido colgadas del pelo a un árbol, siéndoles seccionados sus pechos, y sus rostros pintados de rojo. Los hallazgos son el pan de cada día, pero el momento resultaba significativo puesto que Washington se hallaba a punto de concluir con éxito la cínica exención de sus criminales clientes de los términos de los acuerdos de paz de Centro América, proclamando la “justicia, la libertad y la democracia”imperante, “el respeto por los derechos humanos,”y las garantías de “integridad e inviolabilidad de toda forma de vida y libertad.”El historial es interminable e interminablemente asolador. Tan macabras escenas, raramente reflejadas en la prensa convencional de los EE.UU., están diseñadas para la intimidación. Más adelante Santiago describe que “los escuadrones de la muerte no sólo asesinan a la gente -- la decapitan y luego los empalan en altas estacas que luego utilizan para ornamentar el panorama. La Guardia del Tesoro Salvadoreño no se contenta con destripar a los hombres, sino que tiene que seccionar sus genitales y rellenar con ellos sus bocas. La Guardia Nacional no sólo viola a las mujeres salvadoreñas, sino que les extrae sus úteros y los utiliza para cubrir sus rostros. No les es suficiente con asesinar a los niños, los arrastran sobre alambre espinoso hasta que se les desprende la carne de sus huesos, mientras sus padres son obligados a presenciarlo. La estética del terror en El Salvador es religiosa. El propósito es asegurarse de que el individuo quede totalmente subordinado a los intereses de la Madre Patria, razón por la que, en ocasiones, los escuadrones de la muerte son denominados por el partido gobernante, ARENA, “Ejércitos de Salvación Nacional”. Lo mismo ocurre en la vecina Guatemala. En la tradicional “cultura del miedo”, el experto en asuntos latinoamericanos Piero Gleijeses escribía, “la paz y el orden se garantizaban mediante una feroz represión, y, sus coetáneos, siguen el mismo curso: “Al igual que a los indios se les tildó de bestias salvajes para justificar su explotación, también los grupos sociales son tachados de terroristas, traficantes de drogas o como quiera que sea el término artístico actual. La razón fundamental, no obstante, sigue siendo la misma: las bestias salvajes pueden caer bajo la influencia de los “subversivos”que cuestionan el régimen de injusticia, opresión y terror, que debe reinar al servicio de los intereses de los inversores extranjeros y de los privilegios nacionales.

Durante estos espeluznantes años, no ha habido nada tan inspirador como el coraje y la dedicación de todos aquellos que han luchado por superar la cultura del miedo en sus atormentados países. En el camino han caído abatidas las voces de las víctimas silenciadas por el poderoso -- un crimen tras otro. Pero han recogido el testigo de la lucha y la excelente labor del Padre Giraldo, cuyas elocuentes palabras no sólo debieran servirnos de aliento, sino de fuerza de inspiración para actuar y poner fin a estos actos de terror en la medida de lo posible. Su testimonio aquí constituye una “urgente petición”. Debiera hallar una respuesta, pero no ha de quedar sólo en eso, porque nuestras responsabilidades van mucho más allá. El destino de los colombianos y de mucha otra gente depende de nuestra disposición y capacidad para reconocer y atajar este tipo de actuaciones.



Noam Chomsky

Cambridge, MA

Mayo de 1995


Lunes, 31 de mayo de 2010; La intervención de Noam Chomsky en París

El texto en francés de la intervención de Noam Chomsky.

El audio efectivamente un poco pesado es necesario sólo para el que prefiere escuchar la voz y las intervenciones.

Me hace pensar a menudo en Bertrand Russel por su inteligencia y su aguda libertad .
En lingüística sus aportes son considerables, ni siquiera hay que decirlo.


JEAN-PIERRE P. EDBERG

16, rue Pétrarque - 75116 Paris
Tel : +33.(0)1.42.15.55.23
Mobile : +33.(0)6.73.91.11.51
Skype : jp.edberg


Apreciado lector.

La anterior, es la carta con la que mis amigos de Topolacan (espacio para el estudio del psicoanálisis, coordinado por el Dr. Jean Pierre Edberg) me hicieron llegar esta mañana esta noticia, importante para todos.


Espero que esta traducción realizada para ustedes, sirva en estas épocas electorales en mi país, para tomar conciencia de por quién votar, quién es el candidato que sería más apto para oponerse a la corrupción mundial, en materia de economía, política y religión, aquellos temas que hacen que suframos en lo inconsciente: mecanismo inherente a lo humano, estructurado como un lenguaje y que determina nuestros actos y decisiones de la vida diaria, insistiendo en hacerse saber. ¿Saber qué? Saber sobre todo aquello que imposibilita la vida!

Lo inconsciente es como el sonido de los ejes de la carreta cuando chirrean por que no se les da limpieza, recuerdan la canción “los ejes de mi carreta”? y el mugre que los hace chirrear está constituido justamente por los sistemas económico, político y religioso. Aquellos sistemas que quieren educar y gobernar, pero no psicoanalizar. Aquellos sistemas que no quieren saber de sí mismos ni de los efectos de su denegación.

Por qué estos sistemas? porque atraviesan el discurso (lenguajero) con el que nosotros nos constituimos en tanto que sujetos (de la lengua -noción lacaniana-), y frente a lo cual, lo inconsciente aparece haciéndose oír. Lo inconsciente, el mecanismo que trabaja protegiendo la vida, es totalmente ético, y allí en donde hay basura, molestándonos, chirrea. Ese chirrido es la manifestación de lo que nos obstaculiza la vida y se presenta como música de fondo de todo sufrir (souffrance), de todo mensaje que está en trayecto para llegar a su destino, de todo aquello que en nosotros insiste, repite, para hacerse saber. 

ça fait ça. esos sistemas hacen eso. 


Margarita Mosquera
Psicoanálisis.
traductora del francés al español.
http://analiz-arte.blogspot.com/
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Contornos del orden mundial. Continuidades, cambios y desafíos
La intervención de Noam Chomsky en París



Texto de la conferencia consagrada por Noam Chomsky al teatro de la Mutualidad el sábado 29 de mayo de 2010. El registro sonoro de las diversas intervenciones y de las preguntas de la sala están disponibles al final del texto, más abajo.


traductores del inglés al francés. 
Thomas Legoupil, Sam Levasseur et Anne Paquette,www.chomsky.fr
Margarita Mosquera traductora del francés al español. http://analiz-arte.blogspot.com/ 


Entre los temas que aparecen en el título, el más importante para mí, y presumo que también para ustedes, son los desafíos actuales, son muy reales y en efecto en ciertos aspectos, horrorosos. Ciertos desafíos conciernen incluso la supervivencia de las especies, si se habla de armas nucleares y de amenazas que afectan el medio ambiente, estos temas tratados durante las recientes conferencias de Copenhague sobre el clima y de Nueva York sobre el Tratado de no Proliferación (TNP), en ambos casos con resultados apenas favorables. Entre otros importantes desafíos encontramos el futuro de la Unión Europea (actualmente muy incierto) y el papel de las economías emergentes y sus diferentes configuraciones en un mundo que se diversifica, con la Organización de la cooperación de Shanghai, el BRIC [Brasil, Rusia, la India, China], la Unión de las naciones sudamericanas (Unasur) y otras. A otra escala, el financiamiento de la economía de los Estados Unidos y de otras economías de primer orden (estrechamente vinculadas al aumento del sistema de producción asiático) que tuvo un impacto superior en nuestras sociedades y en el sistema mundial. Para tomar un ejemplo, Martín Wolf, muy respetado comentador del Financial Times, aprueba la conclusión según la cual el origen de la crisis de las deudas públicas que pone en peligro la supervivencia de la zona euro “es el desenfreno ocurrido en amplios segmentos del sector privado, en particular del sector financiero “. Los mercados financieros, escribe, “financiaron la orgía y ahora, ante el pánico, se niegan a financiar el saneamiento que surge de ésta. En cada etapa, actuaron de modo procíclico “, transformando la crisis en una catástrofe potencial. El economista Juan Talbott añade: “Si alguien debe ser censurado por estas crisis, son los bancos que prestaron demasiado y son pues los que deberían pagar el precio mayor de la reestructuración“. Sin embargo, apartándose de prácticas anteriores, el plano de salvamento adoptado por Europa repite un sistema inventado en el curso de la crisis actual por la Reserva federal americana [FED] y el ministerio de las finanzas, garantizando a los bancos salir indemnes. En los Estados Unidos, los efectos durables para el país, incluyen un estancamiento para una mayoría de la población y un crecimiento radical de las desigualdades, con consecuencias potencialmente explosivas. El poder político de las instituciones financieras bloquea toda reglamentación seria, mientras que las crisis financieras regulares que en estos treinta últimos años hemos conocido, se volverán entonces, más severas aún.


No es difícil seguir: no carecemos de desafíos para superar. Pero no podemos comprenderlos ni atacarlos de manera seria sino inscribiéndolos en una perspectiva más amplia.


A nivel muy general, es útil de tener presente, varios principios de amplio alcance y de gran significado. El primero es la máxima de Tucídides: “los fuertes hacen como lo entienden, y los débiles sufren como se debe“. Esta máxima tiene un corolario importante: los sistemas de poder cuentan con especialistas en gestión de doctrina, a la que le queda mostrar que lo que hacen los fuertes es noble y justo, y si los débiles sufren, es por su falta. Se trata de una tendencia que avergüenza a la historia intelectual y que se remonta a sus más antiguos orígenes. 


Los contornos persistentes del orden mundial reflejan esta misma máxima. Desde la Segunda Guerra mundial, los Estados Unidos dominan el mundo de los negocios y continúan haciéndolo en amplias proporciones, a pesar de cambios importantes. Durante la guerra, altos responsables comprendieron que después de todo, los Estados Unidos detentarían un poder sin precedente en el mundo y cuidadosamente planificaron la organización del mundo de la postguerra. Delimitaron una “vasta zona “en la cual los Estados Unidos detentarían “un poder indiscutible “con “supremacía militar y económica”, velando por la “limitación de todo ejercicio de soberanía“ por parte de los Estados que pudiera interferir con sus intenciones planetarias. La vasta zona debía incluir por lo menos al Lejano Oriente y al antiguo imperio británico, incluyendo los recursos energéticos de Asia occidental; El control de estos recursos aportaría “un importante control sobre el mundo“, hizo ver más tarde un influyente planificador. Mientras Rusia aventajaba sobre los ejércitos nazis después de la batalla de Stalingrado, los objetivos de la vasta zona se extendieron tan lejos como fue posible en Eurasia, por lo menos en su base económica en Europa del oeste. Siempre ha quedado entendido que Europa podría escoger seguir una vía independiente, posiblemente la visión gaullista de una Europa desde el Atlántico hasta el Ural. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha sido destinada en parte a duplicar esta amenaza y el problema sigue siendo hoy, completamente actual.


Los Estados Unidos continuaron protegiendo con celo su propia soberanía, rechazando las reivindicaciones del mismo orden que provenían de otros países. Los Estados Unidos contribuyeron a la creación de las jurisdicciones internacionales, pero aceptaron su autoridad sólo con reservas decisivas: en particular, los Estados Unidos no estarían sometidos a los tratados internacionales, incluida la carta de la ONU. Del mismo modo, firmando el Convenio sobre el genocidio 40 años más tarde, los Estados Unidos se eximieron de su aplicación. Estas dos reservas han sido invocadas ante la Corte internacional de justicia y por estos motivos, la Corte liberó a los Estados Unidos de las acusaciones de agresión y de genocidio. Otra ilustración es surtida por la doctrina Clinton que prevé que los Estados Unidos se reserve un derecho de “recurso unilateral de la fuerza militar“ para asegurarse “un acceso sin restricción a los mercados claves, al aprovisionamiento en energía y a los recursos estratégicos“. Clinton hacía eco de un tema familiar. En los primeros años que siguen a la Segunda Guerra mundial, el diplomático americano Jorge Kennan explicó que en América Latina “la protección de nuestras materias primas“ debe ser una preocupación superior. “Nuestras materias primas”, que el azar quiere que se encuentren en otro lugar, nos pertenezcan de derecho. Tales son las prerrogativas de la potencia según la máxima de Tucídides.


La segunda máxima importante ha sido formulada por Adam Smith. Observó que en la Inglaterra de su época “los principales arquitectos” de la política eran los “vendedores y los fabricantes”. Éstos se aseguraban que sus propios intereses fueran bien servidos sin tener en cuenta los efectos “nefastos” sobre otros, incluidos aquellos sobre el pueblo inglés, pero más grave aún, los efectos sobre los que sufrían en otros lugares “la injusticia salvaje de los europeos “, en particular en la India británica (que fue su principal preocupación).


En las democracias industriales de hoy, los principales arquitectos de la política son las instituciones financieras y las sociedades multinacionales. Una versión actual de la máxima de Adam Smith, en una versión más sofisticada, es la “teoría de inversión de la política” desarrollada por el economista político Thomás Ferguson, que considera las elecciones como ocasiones para que grupos de inversionistas se alíen con el fin de controlar el Estado. Esta teoría permite hacer predicciones políticas y muy buenas sobre un amplio período. Desde los años 1970, la parte de las instituciones financieras aumentó fuertemente entre los beneficios de las empresas, hasta alcanzar hoy en día, cerca de un tercio de los Estados Unidos. Su poder político evolucionó de concierto, llevando al desmantelamiento del aparato de reglamentación que había evitado las crisis financieras desde la Gran Depresión. Estas instituciones financieras también abastecieron lo esencial del sostén de Barack Obama, ayudándole a llevarle a la victoria. Esperaban ser recompensadas, y lo fueron, con un plano enorme de salvamento, financiado por los contribuyentes, pretendiendo así salvarlos de las consecuencias del hundimiento destructor de la economía de la que tienen la mayor parte de la responsabilidad.

Uno de los temas principales en la elaboración de las políticas de los poderosos es lo que podríamos llamar el “principio de la Mafia “. El padrino no tolera “desafío acertado”. Hasta el acto más pequeño de desobediencia es peligroso. Podría tornarse un “virus” que “difundirá el contagio“, para tomar las palabras de Henry Kissinger cuando preparaba la caída del gobierno de Allende. En otros términos, el virus es un dominó que podría hacer derribar toda la hilera. El principio ha sido invocado muchas veces por los Estados Unidos durante su período de dominación mundial, y tiene por supuesto numerosos antecedentes.


Los principios en vigor en la elaboración de una política a veces entran en conflicto. Cuba es un ejemplo muy instructivo. En creciente y aplastante mayoría, el mundo se opone al embargo de los Estados Unidos, concebido, como lo sabemos a partir de los archivos internos, para castigar a la población por su incapacidad de derribar un gobierno desobediente. Durante décadas, la población estadounidense fue también favorable a la normalización de las relaciones. No es raro que los responsables no tengan en cuenta la opinión pública mundial y nacional, pero que, lo que es más interesante aún, en este caso, es que poderosos sectores de la economía particular son también favorables a la normalización, particularmente sectores de la industria agroalimentaria, la industria farmacéutica y las empresas del sector energético. La política que consiste en castigar a los cubanos, persiste no obstante, como violación a la máxima de Adam Smith, pero de acuerdo con “principio de la Mafia “. Entre los intereses más amplios del Estado sobresalen los intereses comerciales locales. Las mismas personas pueden tomar decisiones diferentes con arreglo al papel que juegan en las instituciones, en otros casos también como el Irán de hoy, con los interesantes precedentes que remontan a la caída del régimen parlamentario en los Estados Unidos y el Reino unido [en 1953]: empresas del sector energético han sido forzadas por el Estado, que toma el 40 % de la concesión británica, en desacuerdo con sus preferencias a corto plazo pero de acuerdo con la planificación estatal más amplia.


En el caso de Cuba, los archivos y los documentos históricos son ricos e instructivos. Algunos meses después de que Cuba hubiera obtenido su independencia (en enero de 1959), los Estados Unidos tomaron iniciativas para derribar el régimen. Una de las principales razones adelantadas en los documentos internos a la administración era el “desafío acertado” que representaba Cuba para las políticas estadounidenses (remontando a la doctrina Monroe de 1823); se trataba allí de una afrenta intolerable y de una amenaza de contagio. La amenaza inmediatamente fue reconocida por el gobierno de Eisenhower, pero más explícitamente por los “liberales (1)“ del equipo de Kennedy que llegó al poder dos años más tarde. Antes de su toma de posesión, el presidente Juan Fitzgerald Kennedy puso en pie una misión para América Latina, dirigida por el historiador de izquierda Arthur Schlesinger. En su informe al nuevo presidente, Schlesinger no dejó de prevenir que otros países podrían ser infectados por la propagación “de la idea castrista de encargarse de sus propios asuntos“, un peligro particularmente grave, añadía “cuando la distribución de las tierras y de otras formas de riqueza nacional favorece las clases poseedoras y qué los pobres y desfavorecidos, animados por el ejemplo de la revolución cubana, exigen entonces condiciones decentes de vida“. El conjunto del sistema de dominación podría deshacerse si la idea de encargarse de su destino debiera extender sus funestos tentáculos.


Una vacuna contra el virus de la política

En tales circunstancias, las prescripciones políticas son sin ambigüedad: es necesario destruir el virus y vacunar a las víctimas potenciales. Este tratamiento estándar fue aplicado inmediatamente: primero en el momento de la invasión de la bahía de los Cochinos [en 1961], y, después de este jaque, una vasta campaña fue aplicada para llevar “los espantos de la tierra“ a Cuba, para repetir las palabras utilizadas por Schlesinger en su biografía del hermano del presidente, Robert Kennedy, que se asigna rápidamente esta tarea como misión prioritaria. Esto no fue un asunto delicado, aparte del hecho de que esto llevó el mundo a una amenaza de guerra nuclear. Mientras tanto la región fue protegida de la infección por la plaga de una represión sin precedente desde la época de los conquistadores. Esta represión se presentó con un golpe de Estado militar en Brasil en 1964, planificado por el gobierno Kennedy que instaló el primero de una serie de Estados policiacos represivos que comprendieron Chile, Uruguay, y los asesinos argentinos (contando entre los queridos del presidente Ronald Reagan). Esta calamidad se extendió en América central bajo el gobierno Reagan, desarrollando la tortura, las matanzas en serie y otros crímenes.


Un hecho pasado prácticamente inadvertido en Occidente tiene sin embargo una gran importancia: la vacunación de las víctimas potenciales consistió en una amplia medida en una guerra contra la Iglesia, dejando detrás de ella una lista sangrienta de mártires religiosos. En 1962, en el momento de Vaticano II, el Papa Juan XXIII estuvo al principio de un esfuerzo histórico para rehabilitar en el Cristianismo los Evangelios que habían sido destruidos en el cuarto siglo, cuando el emperador Constantin había hecho del Cristianismo la religión del Imperio romano, convirtiendo “la Iglesia perseguida” en una “Iglesia de la persecución”, para repetir las palabras de distinguido teólogo Hans Küng. Inspirándose en Vaticano II, los obispos de América latina adoptaron “la opción preferente por los pobres“, renovando con pacifismo radical los Evangelios. Sacerdotes, monjas y laicos les llevaron el mensaje de los Evangelios a los pobres y a los perseguidos animándoles a tomar su destino en sus manos y a trabajar juntos para superar la miseria de la supervivencia bajo la coacción del poder estadounidense.


La reacción ante esta grave herejía que constituía en la teología de la liberación, fue inmediata. El golpe de Estado en Brasil constituyó la primera etapa. La guerra contra los Evangelios ha sido consumada en noviembre de 1989, algunos días después de la caída del muro de Berlín, cuando seis intelectuales latinoamericanos de primer plano, sacerdotes jesuitas, fueron asesinados por un batallón de élite del Salvador, sacado frescamente de la escuela especial de guerra “Juan F. Kennedy“ [Juan F Kennedy Special Warfare School]. La responsabilidad del aplastamiento de los esfuerzos hechos para hacer renacer el Cristianismo no fue enmascarada. Esta escuela de formación para la guerra fue luego renombrada como Escuela de las Américas [School of the Americas]. Célebre por su entrenamiento de los asesinos de América latina, anuncia orgullosamente en su mensaje publicitario que la teología de la liberación fue “vencida con la ayuda del ejército americano “, con un pequeño golpe del Vaticano que utilizó medios más suaves: la expulsión y la autocensura.


Aprendemos mucho sobre nosotros mismos comparando un acontecimiento que dominó la actualidad del noviembre último [2009], con un no acontecimiento en el mismo mes. El acontecimiento fue la celebración eufórica del vigésimo aniversario de la emancipación de Europa del este de la tiranía rusa, saludada como una victoria de la acción sin violencia y del idealismo, y se trata bien de esto. El no acontecimiento fue el silencio que rodeó, al mismo tiempo, la consumación de la rencorosa guerra que atropellaba a la teología de la liberación y destruía a “las organizaciones populares que combatían para defender los derechos humanos más fundamentales”, para retomar las palabras pronunciadas por el arzobispo Oscar Romero, “la voz de los sin voz”, algunos días antes de su asesinato por aquellos mismos que perpetran esta guerra. La comparación entre lo que pasó en los años 1980 en el seno de las esferas de influencia de Rusia y de los Estados Unidos (así como las reacciones que esto suscitó en Occidente), aclara mucho todo esto pero regularmente es presa de una historia inaceptable.


Las guerras de Indochina, que se cuentan sin duda entre los crímenes más horribles de la postguerra, también ilustran el funcionamiento del “principio de la Mafia “. Cuando los Estados Unidos decidieron sostener la guerra mortífera de Francia para reconquistar su antigua colonia, la preocupación central era para que la independencia de Vietnam no pueda constituirse en un virus que contamine otros países, posiblemente hasta Indochina, rica en recursos y hasta finalmente Japón, lo que el historiador Juan Dower llamó el “dominó super”. Japón podría convertirse en el centro industrial de un continente asiático independiente, y esto estableciendo el Nueva Orden que había procurado crear en los años 1930. Los Estados Unidos no estaban dispuestos a perder la fase Pacífica de la Segunda Guerra mundial aunque Washington tenía entonces la intención de abastecer en Japón “una suerte de imperio hacia el sur“, algo como una Nuevo Orden para repetir la frase de Jorge Kennan, pero ahora en el seno del sistema mundial dominado por los Estados Unidos, entonces aceptable.


Allí también, los medios convencionales para hacer frente a un virus fueron puestos en ejecución con brutalidad extrema. El virus fue suprimido demoliendo la resistencia meridional-vietnamita, luego una gran parte de Indochina. La región fue vacunada colocando en los países vecinos feroces dictaduras militares. Indonesia fue protegida de la contaminación por lo que Nueva York Times llamó la “sorprendente matanza en masa“ de 1965 - un “rayo de luz en Asia“ pregonó su corresponsal de izquierda, exprimiendo así la euforia occidental desembridada por, de una parte, la matanza de centenas de millares de personas (la inmensa mayoría de los campesinos sin tierra) y, por otra parte, la destrucción del único partido político de masas, mientras que el país se abría a la libre explotación occidental, cuyos crímenes han sido comparados (por la CIA) con los de Hitler, Stalin y Mao. El consejero de la seguridad nacional de Kennedy y Johnson, McGeorge Bundy, hizo observar a posteriori que la guerra de Vietnam habría podido fácilmente pararse después que Indonesia hubiera sido vacunada con toda seguridad por este oportuna “sorprendente matanza en masa “.


Revisión de la historia


Después de la ofensiva de Têt de enero de 1968, la comunidad de asuntos estadounidenses concluye que era inútil prolongar la guerra que por entonces, perjudicaba la economía del país. El gobierno siguió de mala gana. Como la política del gobierno evolucionó, la opinión de las élites también cambió, y una historia imaginaria fue inventada tras la cual todo el mundo era una “paloma” que se ignoraba (tan bien escondida que no encontrábamos ningún rastro en los archivos). Los equipos de Kennedy reescribieron sus primeros cuentos para responder a las nuevas exigencias. Esta revisión de la historia fue un éxito completo, como lo fue la conservación de estrictos límites sobre las críticas aceptables. Al final de la guerra, los más disidentes en el seno de la corriente dominante, juzgaron que la guerra era “un error”, que se había presentado con “torpes esfuerzos para hacer el bien “, y que, finalmente, nos costaba demasiado caro (según Anthony Lewis). Muy asombrosamente, para el 70 % de la población poco esclarecida, la guerra era “fundamental y moralmente un dolor“, y no “un error”. Las críticas formuladas por las élites que conciernen a la guerra en Iraq son muy similares. Obama, por ejemplo, es considerado como un crítico de principio de esta guerra porque la juzgó como siendo un “error estratégico”. Críticas semejantes a la invasión rusa en Afganistán habían aparecido en Pravda. No los juzgábamos “fundadas sobre principios”, mientras que era aquello en lo que debía pensar la clase de los comisarios antiguos. Por todas partes las reacciones están completamente conformes con la norma histórica y con los mismos principios.

Generalmente, convenimos que la guerra de Vietnam fue una derrota para América. Es exacto si se toma en consideración los objetivos máximos: Vietnam no ha sido transformado en un país como los filipinos. Si no obstante se toma en consideración los objetivos principales, la guerra fue más bien un éxito. El virus ha sido destruido y la región vacunada con éxito contra la contaminación. Las consecuencias durables son mitigadas, pero el éxito siegue siendo considerable. Un título reciente de Financial Times da un ejemplo significativo: “Tokio acepta la derrota de la base naval de Okinawa”. El artículo indica que “el primero ministro japonés reconoció ayer una derrota que concernía a sus esfuerzos para desalojar de Okinawa una base marítima estadounidense cuya presencia es controvertida, sugiriendo que el sur de la isla debía continuar “llevando esta carga” con el buen fin de la alianza entre Tokio y Washington”, a pesar de la oposición aplastante y popular. Japón es el principal poseedor de deuda con los Estados Unidos, pero se queda al abrigo en el seno del sistema mundial. Es una de las continuidades que merece nuestra atención.

Observen en cambio la guerra en Iraq. Los Estados Unidos han sido forzados a ceder paso a paso bajo las presiones populares que reclaman la democracia y la independencia. Se trata de una gran victoria para la resistencia no violenta. Las fuerzas de invasión podían matar a los insurrectos y destruir a Falloujah, comitente de crímenes horribles de guerra, pero no fueron capaces de hacer frente a centenas de millares de manifestantes que exigían elecciones, y repetidas veces Washington debió retroceder frente al nacionalismo iraquí.


Recientemente todavía, en enero de 2008, Washington valoraba siempre firmemente sus principales objetivos de guerra: el presidente le señaló así al Congreso que no tendría en cuenta ninguna ley que pueda obstaculizar el empeño de los Estados Unidos con miras a establecer bases militares “permitiendo el estacionamiento permanente de las fuerzas estadounidenses en Iraq” o “permitiendo a los Estados Unidos controlar los recursos en petróleo de Iraq”. Algunos meses más tarde, los Estados Unidos también debieron abandonar estos objetivos. Washington ha sido forzado de aceptar la derrota en Iraq ante la resistencia nacional iraquí. Pero la oposición a la agresión en el seno del país agresor es otro elemento que hay que tomar en consideración. Es la oposición que impidió a los demócratas “liberales” recurrir a ciertas medidas de las que podían disponer en los Estados Unidos en los años 1960. Esto cuenta entre los verdaderos éxitos de la militancia política de los años 1960 y de los rastros que dejó, contribuyendo civilizando la sociedad estadounidense. Esto también se produjo en otro lugar.

Un vencedor: Irán


Iraq fué prácticamente destruido y los Estados Unidos vencidos, pero existe un ganador: Irán. Pocos analistas serios discutirían la conclusión del respetado corresponsal de Financial Times en Oriente Medio que escribiría que la invasión “aumentó muchísimo la influencia del islamismo en la chiíta iraní” (David Gardner) para el desengaño más grande de los Estados Unidos, de su cliente israelí y de su protectorado saudí, éste que perseguirá una relación con los Estados Unidos que “durará hasta el momento que el último barril de petróleo haya sido extraído de las reservas subterráneas saudíes“, como lo hizo ver al catedrático universitario Gilberto Achcar.


Los analistas en política exterior suponen que con su programa nuclear, Irán constituye la superior crisis actual. Ninguna persona sana mentalmente desea que Irán, o cualquiera otro, desarrolle armas nucleares. No obstante, es un poco engañoso decir que Irán desafía a la “comunidad internacional “prosiguiendo, con desprecio de las órdenes del Consejo de seguridad y del AIEA, su programa de enriquecimiento nuclear. De hecho, el mundo está mayoritariamente opuesto al régimen muy duro de sanciones que los Estados Unidos procuran y, con miras a endurecerse más aún. La oposición no incluye solamente a los disidentes iranís, sino también a las potencias regionales: Turquía y la Liga Árabe. Esta oposición también comprende Brasil, posiblemente el país más respetado por el hemisferio meridional, que vigorosamente apoyó el derecho de Irán a enriquecerse de uranio, como signatario del TNP. También hay que hacer un cierto esfuerzo para olvidar que tres Estados nucleares se negaron directamente, a firmar el TNP: Paquistán, la India e Israel, todos tres, aliados de los Estados Unidos, y cuyos programas nucleares gozan siempre, de la asistencia estadounidense.


El pasado septiembre , el Consejo de Seguridad adoptó la resolución 1887, que, aparte de su condena a Irán, invita a todos los Estados a firmar el TNP y a resolver sus conflictos de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas, que prohíbe la amenaza de intervención por la fuerza. Dos Estados violan los términos de esta resolución: los Estados Unidos e Israel, que insisten en que “todas las opciones sean abiertas”, incluido las más violentas. La India respondió a la resolución 1887 anunciando que puede ahora fabricar armas nucleares con el mismo rendimiento que las superpotencias. El enviado de Obama inmediatamente informó a la India, que no está sometida a esta resolución. La India y Paquistán continúan desarrollando armas nucleares. Las relaciones militares entre los Estados Unidos, la India e incluso Israel están estrechándose. Gozando de las importaciones “para uso doble [civil y militar NDT]” procedente de los Estados Unidos (y de Francia también), la India pasa ahora a las técnicas más avanzadas de destrucción: éstas comprenden plataformas de armas láser en el espacio y satélites destructores, según el comandante de las fuerzas aéreas.


En el mismo momento, el AIEA adoptó una resolución que pedía a Israel adherirse al TNP y facilitar el acceso de las inspecciones internacionales. A pesar de las objeciones de Europa y de los Estados Unidos, que procuraron bloquear la resolución, ésta ha sido adoptada. Así como en el caso de la India, Obama informó inmediatamente a Israel que no estaba sometido a estas exigencias, renovadas todavía en estas últimas semanas. En los Estados Unidos, pasó en silencio casi todo esto, supongo que también en Europa, pero es fácil ver por qué las acusaciones de hipocresía hechas por el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad pueden encontrar eco en otro lugar.


Obama también reaccionó a la resolución 1887 por otros medios. El Pentágono anunció que iba a acelerar la entrega de las armas más asesinas disponibles, a excepción de las armas nucleares. Se trata de bombas de 13 toneladas concebidas para destruir búnkeres profundamente escondidos y protegidos por 5 toneladas de hormigón armado. Aquello para lo que van a servir estas bombas no es para un secreto. La planificación de este “obús de artillería maciza” empezó en los años de Bush, pero se estacionó hasta la toma del poder por Obama; entonces pidió que fueran acelerado inmediatamente, su desarrollo y su despliegue. Luego, Obama envió estas armas a las islas Diego García, en el Océano Índico; se trata de una base importante para el bombardeo de Oriente Medio y de Asia Central. También envió a Diego García un edificio de sostén de submarinos con el fin de prestar asistencia a los submarinos de ataque rápido y lanza-misiles que operan en las aguas de Oriente Medio y de África del oeste, según el anuncio de la marina estadounidense, no confirmado. Estas son nuevas amenazas contra Iran, en violación de la resolución 1887 y de la Carta de las Naciones Unidas.


Existe un contexto más amplio. Para aquellos que se empeñaron seriamente en la no proliferación, ciertas medidas pueden ser emprendidas. Una de ellas sería la creación de zonas sin armas nucleares [nuclear weapons-free zonas, NWFZ]. La Unión africana alcanzó recientemente un acuerdo para crear una zona de este tipo, pero este acuerdo no puede ser puesto en ejecución. La Gran Bretaña y los Estados Unidos insisten para que la isla Diego García no sea incluida, porque los Estados Unidos la utilizan para almacenar armas y submarinos nucleares. Una zona sin armas nucleares en el Pacífico meridional tiene los mismos problemas. Al principio era Francia la que bloqueaba porque quería utilizar sus islas para ensayos nucleares, ahora son los Estados Unidos que bloquean insistiendo para que sus islas del Pacífico gocen de una derogación.


El caso más significativo se encuentra por supuesto en Oriente Medio dónde las tensiones regionales podrían ser atenuadas por la creación de una zona sin armas nucleares. Es una cuestión caliente en la región desde hace cierto tiempo, y ha sido formulada una vez más, el pasado mes, durante la conferencia conjunta de las Naciones unidas y del TNP. Egipto, que preside el movimiento de no alineados contando a 118 naciones, hizo circular un llamado para la creación de una zona sin armas nucleares en Oriente Medio, como esto había sido convencional con Occidente (incluido los Estados Unidos) en 1995 en el momento de la conferencia de revisión del TNP. Washington oficialmente se comprometió pero insiste en que Israel sea la excepción, y en que no se dé a entender que estas disposiciones se aplicarían a ellos mismos. La secretaria de Estado Hillary Clinton declaró en el momento de la conferencia del TNP, que no era todavía el momento de crear una zona sin armas nucleares en Oriente Medio. Washington insistió por otro lado, en que no sean aceptadas las proposiciones que piden a Israel someterse al control del AIEA o que invitan a los firmantes del TNP (los Estados Unidos en particular) a hacer públicas las informaciones relativas “a las instalaciones y a las actividades nucleares israelíes, incluida la información que tiene relación con las transferencias precedentes de tecnología nuclear a Israel “.


La técnica para ocultarse es adoptar la posición de Israel, pidiendo que toda proposición sea subordinada a un reglamento total de paz. Si es está sometido a una interdicción efectiva por parte de los Estados Unidos, existe un acuerdo casi-unánime sobre el modo de ajustar el conflicto israelí-árabe, y esto desde el 1976. Data desde el momento en que países árabes de la región introdujeron una resolución en al Consejo de seguridad, apelando a un acuerdo para una solución para los dos Estados que comprendían la frontera internacional y toda garantía prevista por la resolución 242 (el documento de base por acuerdo común). Los Estados Unidos opusieron su veto a esta proposición de resolución en 1976, y otra vez en 1980. Todo se prosiguió de idéntico modo. Los principios de base prácticamente son sostenidos por el mundo entero, incluido la Liga árabe, la Organización de la conferencia islámica (comprendiendo Irán) y los actores concernidos que no son unos Estados, entre los que están Hamas. Un acuerdo según estos términos está bloqueado por los Estados Unidos e Israel, que están a la cabeza del frente de desestimación desde hace 35 años, aunque existe una excepción decisiva y muy instructiva. Durante su último mes en la presidencia de los Estados Unidos, en enero de 2001, Bill Clinton empezó negociaciones israelí-palestinas en Taba, en Egipto, en las que casi se alcanzó un acuerdo (según las declaraciones de los participantes) antes de que Israel pusiera fin a las negociaciones.

Es importante recordar que los Estados Unidos y el Reino unido poseen una responsabilidad única en el proceso de creación de una zona de no proliferación de armas atómicas en Oriente Medio. En su tentativa de 2003 de abastecer una mínima cobertura jurídica para su invasión de Iraq, citaron la resolución del Consejo de seguridad 687 (de 1991) que pedía a Iraq poner fin a su programa de desarrollo de armas de destrucción masiva. Los Estados Unidos y el Reino unido pretendieron que esto no se había hecho. No necesitamos este pretexto pero anotamos que esta resolución compromete a sus firmantes a crear una zona de no proliferación de armas atómicas en Oriente Medio.



La destrucción del medio ambiente


Dije que la proliferación de las armas nucleares era uno de los dos desafíos que ponen literalmente en peligro la supervivencia de nuestra especie. Esta cuestión no es tomada en consideración a pesar de la impresionante retórica y desplegada. Lo mismo ocurre con la segunda amenaza: la destrucción del medio ambiente. Lo que pasa en los Estados Unidos es particularmente importante, como siempre, pero es también muy revelador. El sector de las empresas aplica una campaña masiva de propaganda para que la opinión pública abandone sus preocupaciones concernientes al cambio climático vinculado con las actividades humanas, y con el éxito más grande ya que, esta convicción bajó y reúne ahora exactamente, a solo un tercio de la población. Los responsables de esta tarea propagandista, que pretenden luchar contra esta convicción, saben tan bien como nosotros que la “novatada progresista “es muy real y que las perspectivas son poco divertidas (2). Cumplen de hecho el papel que las instituciones les asignaron. En una economía de mercado, estos responsables deben actuar para maximizar las ganancias a corto plazo. Si no lo hacen, serán reemplazados por otros, que lo harán. Por otra parte, según el derecho anglo-americano de las sociedades, se trata de una obligación jurídica. Lo que significa que no deben tener en cuenta externalidades (el impacto de una operación por fuera de la empresa). En este caso, la suerte de la especie humana es un externalidad que deben apartar en la medida en que la economía de mercado prevale. La lógica tiene curso hasta cuando los directores de sociedades financieras no tomen en consideración el riesgo sistémico, sabiendo que actuando de este modo provocarán una crisis financiera. En este caso, su comportamiento no es irracional. Saben que después del hundimiento del castillo de naipes que construyen, pueden ir a ponerse a cubierto de lo que llaman el Estado nutricio, cerrando los libros de Hayek, Friedman y Rand. No existen tales recursos cuando las externalidades vinculadas a la destrucción del medio ambiente son ignoradas. No es fácil no obstante superar las necesidades institucionales. Las dos grandes amenazas que son un peso para nuestra supervivencia permanecen temibles.


La borradura de las naciones


Pasemos a otro tema, hay de momento muchas agitadas discusiones en lo que concierne a un gran cambio de poder en el mundo. Las especulaciones van a buen paso para saber si (o cuando) China podría, con la India, reemplazar a los Estados Unidos como la potencia dominante mundial. Si esto debiera ocurrir, significaría que el sistema mundial volvería a ser cercano a lo que era antes de las conquistas europeas. Las tasas de crecimiento del PIB chinas e indio fueron, en efecto, espectaculares últimamente. Pero hay que añadir algo. El índice de desarrollo humano (IDH) de las Naciones unidas indica que la India ocupa siempre un sitio bajo en la clasificación: la 134, ligeramente por encima de Camboya, debajo de Laos y de Tadzhikistán. China se coloca en el 92, lugar un poco por encima de Jordania, debajo de la República Dominicana e Irán. La India y la China también sufren de muy fuertes desigualdades, si, aunque más de un mil millones de sus habitantes se encuentran mucho más bajo en esta clasificación. Además, una contabilidad precisa iría más allá de las medidas hechas actualmente tomando en consideración los costos muy serios, que China y la India no pueden ignorar más; la ecología, la disminución de los recursos naturales y el bien de otras cosas más aún. Las especulaciones sobre el cambio de poder en el mundo descuida algo que todos nosotros sabemos: las naciones, al no ocupar ya más el mismo lugar en el sistema interno de distribución del poder, no son los verdaderos actores en el seno de los asuntos internacionales, un truismo que ha llamado nuestra atención por este incorregible radical de Adam Smith, como ya hemos hablado al respecto.


Sin dejar de considerar el truismo radical de Adam Smith, percibimos que existe en efecto un cambio de poder en el mundo pero no el que ocupa la delantera de la escena. Se trata de un desplazamiento que va de la mano de obra mundial hacia el capital transnacional, este desplazamiento que distintamente se ha intensificado durante los años de neoliberalismo. El coste es muy pesado incluso para los trabajadores estadounidenses que son víctimas de la financiación de la economía y de la deslocalización de la producción y que llegan a mantener sus rentas sólo endeudándose y creando burbujas de valores. Los campesinos indios son matados a punta de hambre y millones de trabajadores chinos están en la lucha: la parte del trabajo en la renta nacional disminuye allí más rápidamente que en la inmensa mayoría de los otros países.


China desempeña un papel de primer plano en el cambio real del poder mundial, se constituyó en gran parte, en una fábrica de ensamblaje en el seno de un sistema regional de producción. Martín Hart-Landsberg trató esta cuestión en una importante obra (3). Japón, Taiwán y otras economías de Asia exportan piezas y componentes hacia China y también le abastecen la mayor parte de la tecnología de punta. Nos preocupamos mucho con el aumento del déficit comercial de los Estados Unidos con China pero hicimos menos caso del creciente déficit comercial de los Estados Unidos con Japón y otros países de Asia en el momento en el que el sistema regional de producción se ubica. Wall Street Journal concluye que si únicamente se cuente el valor agregado de los constructores chinos, el verdadero déficit comercial entre los Estados Unidos y China sería reducido en una proporción del 30 % mientras que el déficit comercial entre los Estados Unidos y el Japón aumente al 25 %. Los constructores estadounidenses siguen el mismo camino al abastecer piezas y componentes a China que los ensambla y los exporta de vuelta, en gran parte hacia los Estados Unidos. Para las instituciones financieras, los gigantes de la distribución, los propietarios y los gerentes de las industrias fabricantes así como para los sectores estrechamente vinculados a estos centros de poder, todo esto es maravilloso. Pero no es el caso para la mayoría de los estadounidenses cuyas rentas se estancan desde hace treinta años en medio de una sorprendente concentración de riqueza, del hundimiento de los sistemas de ayuda y de las infraestructuras; Todo esto es lo que conduce a una situación interior de los más inquietantes. Observamos desarrollos similares en Europa y en otro lugar.


La situación en Afganistán


Finalmente, deberíamos decir algunas palabras respecto a Afganistán. En la primera operación de la nueva estrategia de Obama, las Marinas estadounidenses conquistaron a Marjah, una ciudad pequeña que formaba parte de la provincia de Helmand, el principal núcleo de la insurrección. Nueva York Times señala que:


“Las Marinas se toparon con la identidad de los talibanes, una identidad tan dominante que podemos describir este movimiento como un partido único cuya influencia toca a todo el mundo en la ciudad. Debemos reconsiderar nuestra definición de la palabra “enemigo” declaró Larry Nicholson, comandante de la brigada Marine expedicionaria en la provincia de Helmand. “La inmensa mayoría de la gente aquí se considera como los talibanes... Tenemos que reajustar nuestra manera de pensar para no cazar a los talibanes de Marjah, es al enemigo a quien tratamos de cazar“, declaró. “


Las Marinas están confrontadas con un problema que siempre hostigó a los conquistadores. Se trata de un problema bien conocido de los antiguos Marinos en Vietnam. El mayor erudito del gobierno antiguo se lamentaba que el enemigo era el “único verdadero partido político que posee asiento popular“ y que todos los esfuerzos hechos para medírsele en el plano político se parecería a un enfrentamiento entre la morralla menuda y una ballena. Justo utilizando nuestra ventaja comparativa - la violencia - nosotros debimos superar pues, su fuerza política. Otros tuvieron problemas similares, por ejemplo los rusos en Afganistán en los años 1980: ganaron todas las batallas pero perdieron la guerra. Después del triunfo de Marjah, las fuerzas dirigidas por los Estados Unidos están a punto de dar el salto sobre la ciudad principal de Kandahar donde, según los sondeos del ejército estadounidense, el 95 % de la población se opone a la operación militar y 5 personas de cada 6, consideran a los talibanes “nuestros hermanos afganos”. Una vez más, esto hace eco de las conquistas anteriores.



Control cerebros


En estas condiciones, no es asombroso que las autoridades estén preocupadas por el hecho de que el sostén interior pueda corroerse más aún. Una “huida” reciente que emana de un informe del CIA, hace ver que “las pocas informaciones libradas al público concernientes con la misión en Afganistán permitieron a los dirigentes alemanes y franceses no tener en cuenta la oposición popular y aumentar regularmente su contingente militar para la Fuerza internacional de asistencia y de seguridad (FIAS). Berlín y París respectivamente conservan la tercera y la cuarta fila en términos de fuerzas militares presentes en el seno de la FIAS, a pesar de la oposición del 80 % de los alemanes y de los franceses al aumento del despliegue de las tropas en el seno de la FIAS (según un sondeo que databa del último otoño). Pues es necesario “adaptar el mensaje“ para “prevenir o por lo menos contener reacciones eventuales y violentas“. Para Francia, la CIA recomienda recurrir a una propaganda elaborada para tomar en consideración la “profunda preocupación por los ciudadanos y los refugiados“ y para provocar el sentimiento de culpabilidad de los franceses vinculado a su abandono. El informe recomienda poner por delante particularmente, la cuestión de la educación de las chicas que puede convertirse “en un lugar de reunión de la opinión pública francesa en gran parte laica, y darle a los electores una razón para sostener una causa necesaria a pesar de las víctimas“. Los hechos, como de costumbre, no tienen la menor importancia. Podemos tomar por ejemplo los progresos de la educación de las chicas en Kabul en el momento de la ocupación rusa, o el impacto verdadero de las operaciones militares.


El informe de la CIA debe recordarnos que los Estados poseen un enemigo interior: su propia población, que debe ser controlada cuando se opone a la política del estado. Este problema lo conocen los Estados totalitarios. Alemania nazi debió disputar así una guerra “armas y mantequilla “para tener a raya el público. En las sociedades más democráticas, el recurso a la fuerza debe ser reemplazado por una propaganda eficaz en la “batalla eterna para controlar el cerebro de los hombres“ y para “fabricar un consentimiento“ gracias a “ilusiones necesarias“ y por una “simplificación extrema y poderosa emocionalmente“. (Para citar a Reinhold Niebuhr, el filósofo preferido de los jefes de empresa y del Obama venerado por las personalidades del establishment por motivos de interés pero qué voy a deber dejar a un lado.) La batalla para controlar al enemigo interior es en este momento hecha completamente a propósito, y debería ser una preocupación de primera importancia para los que quieren hacer frente de manera constructiva a los desafíos graves de hoy.



Introducción de Serge Halimi

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Conferencia de Noam Chomsky
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Preguntas del público, respuestas de Chomsky
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Noam Chomsky

Texto traducido del inglés al fracés por Thomás Legoupil, Sam Levasseur y Anne Paquette.

Texto traducido del francés al español, por Margarita Mosquera.

notas de pie de página.

(1) En los Estados Unidos, los liberales son unos adeptos del liberalismo político y reivindican, en materia económica, una forma de progresismo que da importancia al Estado, a los servicios públicos, a la protección social y a la utilidad de la nueva distribución fiscal, a NDT.


(2) En los Estados Unidos, una parte de los climato-sépticos presenta el recalentamiento climático como una novatada ofrecida por el campo progresista que procuraría así tomarse el poder, NDT.


(3) Martín Hart-Landsberg y Pablo Burkett, China and Socialism, Market Reforms and Class Struggle, Monthly Review Press, Nueva York, 2005.