Hoy publicamos una carta de Rosita Silva a su padre, Mario Silva Iriarte.
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viernes, 20 de octubre de 2017
A Mario Silva Iriarte
En estos días hemos recordado a algunos de los compañeros caídos a manos de la criminal "Caravana de la Muerte".
Hoy publicamos una carta de Rosita Silva a su padre, Mario Silva Iriarte.
Hoy publicamos una carta de Rosita Silva a su padre, Mario Silva Iriarte.
CARTA A PAPÁ
Quiero partir, papá, diciendo que después de tantos años sin
ti y a pesar de eso quiero contarte que sí estoy muy cansada pero no derrotada,
estoy muy triste pero no abatida, estoy llena de rabia, sí porque me mantiene
alerta, que sufro de insomnio de tanto soñarte, sí, que sufro de desesperanza
pero no falta de sueños; que tu partido Socialista ya no es lo que tú ayudaste
a construir, debo informarte que es un simple lugar en donde se encuentran
rateros y narcotraficantes, pero que a pesar de eso sí valió la pena la lucha
que diste y en la cual se te fue la vida, porque existen otras formas de
organizarse y que esta parte de la juventud está reinventándose y seguro
ganaremos, no sé cuando lo haremos.
Yo, ¿qué te puedo contar? solo que después que te fuiste,
has sido la razón de mi vida y el culpable que aún esté viva para seguir en la
lucha organizada, que no sé cuándo te iré a ver, seguro será luego y poder
recibir tus besos y tus caricias que me han hecho tanta falta y que he
necesitado tanto, como cuando mi madre se marchó a verte, y que seguro aún está
contándote de nosotros.
Como no extrañar tus historias, que siempre tenían una
enseñanza, y nos reforzabas la importancia de la conciencia y la lucha, tu risa
y tus ganas de compartir con el mundo en aquellos encuentros de comida y risas,
con las canciones de Javier Solís, Cuco Sánchez y tus películas, cómo no
escuchar los clásicos que nos enseñaste a disfrutar.
Solo puedo decirte que aún tengo tu aroma, tus sueños y tus
ganas de ser mejor en lo que hago y de disfrutar esa entrega maravillosa, tú y
mi madre son los forjadores de esta tu hija que sigue enamorada de tu historia
y tu hidalguía.
jueves, 19 de octubre de 2017
Caravana de la Muerte en Antofagasta
Publicado originalmente en:
El 19 de octubre de 1973 a la 01:.20 horas, fueron ejecutadas por efectivos del Ejército, cerca de Antofagasta, las siguientes personas:
- Luis Eduardo ALANIZ ALVAREZ, de 23 años de edad, estudiante de Periodismo de la Universidad del Norte, militante socialista; quien a fines de septiembre se entregó voluntariamente a las autoridades militares de Arica, ante el requerimiento público hecho por las autoridades de Antofagasta. Desde aquella localidad fue trasladado a la Cárcel de esta última ciudad, donde al parecer se le inició un proceso, acusado de poseer armas, el que no fue concluido.
- Dinator Segundo AVILA ROCCO, de 32 años de edad, empleado de la Sociedad Química y Minera de Chile (SOQUIMICH), militante socialista; quien fue detenido el 29 de septiembre en María Elena y trasladado primero a la Comisaría de Tocopilla y luego a la Cárcel de Antofagasta.
- Guillermo Nelson CUELLO ALVAREZ, de 30 años de edad, funcionario de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), militante socialista, quien se presentó voluntariamente el 13 de septiembre a la Comisaría de Antofagasta, desde donde fue llevado a la Cárcel de esa ciudad.
- Segundo Norton FLORES ANTIVILO, de 25 años de edad, asistente social de la Sociedad Química y Minera de Chile (SOQUIMICH) en María Elena, militante socialista; detenido el 1º de octubre en su domicilio de María Elena, desde donde es trasladado a Tocopilla y a la Cárcel de Antofagasta, posteriormente.
- Darío Armando GODOY MANSILLA, de 18 años de edad, estudiante de enseñanza media, militante socialista; detenido en Tocopilla y desde allí trasladado a la Cárcel de Antofagasta.
- José Boerlindo GARCIA BERRIOS, de 66 años de edad, trabajador marítimo y dirigente sindical, militante comunista; detenido en Tocopilla el 12 de septiembre, llevado a la Comisaría de esa ciudad y de ahí trasladado a la Cárcel de Antofagasta. En varias oportunidades, durante su detención, fue llevado junto a su hija a interrogatorios en Cerro Moreno.
- Miguel Hernán MANRIQUEZ DIAZ, de 25 años de edad, profesor, empleado de la industria de cementos INACESA, militante socialista; quien fue detenido el 20 de septiembre por detectives y efectivos militares y llevado al Cuartel de Investigaciones de Antofagasta y desde allí a la Cárcel Pública de esa misma ciudad.
- Danilo MORENO ACEVEDO, de 28 años de edad, chofer en la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) y dirigente sindical, militante socialista; quien se presentó voluntariamente el 8 de octubre al Cuartel de Investigaciones de Antofagasta ante un requerimiento público. Permaneció allí, incomunicado, hasta el 15 de octubre, cuando fue trasladado a la Cárcel Pública.
- Washington Radomil MUÑOZ DONOSO, de 35 años de edad, Interventor en la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU); detenido en Antofagasta en fecha indeterminada y recluído en la Cárcel de esa ciudad.
- Eugenio RUIZ ‑ TAGLE ORREGO, de 26 años de edad, ingeniero, Gerente de la Industria INACESA, militante del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), quien se presentó voluntariamente a la Intendencia de Antofagasta el 12 de septiembre, ante un requerimiento público. Desde ese lugar fue trasladado a la Base de Cerro Moreno, donde permaneció hasta el 23 de septiembre, cuando fue trasladado a la Cárcel de Antofagasta. La tortura a que fue sometido se relata en la parte general de este período.
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MARIO SILVA Y SU ESPOSA, GRACIELA ÁLVAREZ ORTEGA |
- Héctor Mario SILVA IRIARTE, de 38 años de edad, abogado, Gerente de la Corporación de Fomento de la Producción CORFO‑Norte, ex‑Regidor de Chañaral, Secretario Regional del Partido Socialista; quien viajó desde Santiago, donde se hallaba, para presentarse voluntariamente en la mañana del día 12 de septiembre ante las autoridades militares, junto a otras personas, en las oficinas de la Intendencia.
- Alexis VALENZUELA FLORES, de 29 años de edad, empleado de la Sociedad Química y Minera de Chile (SOQUIMICH), Presidente del Sindicato de esa empresa y Tesorero de la Central Unica de Trabajadores CUT Regional, Regidor de Tocopilla, militante comunista; detenido el 17 de septiembre en su domicilio de Tocopilla, llevado a la Cárcel de esa misma ciudad y trasladado el 15 de octubre a la de Antofagasta. Permaneció incomunicado durante toda su detención.
- Marco Felipe DE LA VEGA RIVERA, de 46 años de edad, ingeniero, Alcalde de Tocopilla, militante comunista; detenido el 15 de Septiembre por efectivos de la Policía de Investigaciones y Carabineros, llevado a la Comisaría de Tocopilla y el 15 de octubre, a la Cárcel de Antofagasta.
- Mario del Carmen ARQUEROS SILVA, de 45 años de edad, Gobernador de Tocopilla, militante comunista; detenido el 14 de Septiembre en su domicilio por efectivos de Carabineros y conducido a la Comisaría de Tocopilla, donde permanece hasta el 15 de octubre cuando es trasladado a la Cárcel de Antofagasta. Durante el período de su detención permaneció incomunicado.
El 21 de octubre de l973 se publicó en la prensa de Antofagasta un comunicado oficial que daba cuenta de la ejecución de Mario Silva, Eugenio Ruiz‑Tagle, Washington Muñoz y Miguel Manríquez, señalándose que "las ejecuciones fueron ordenadas por la Junta Militar de Gobierno...". El 24 de octubre apareció un segundo comunicado público que daba cuenta de las ejecuciones de Luis Alaniz, Danilo Moreno y Nelson Cuello, indicándose que por "resolución de la Honorable Junta de Gobierno, el día 20 en la madrugada se procedió al fusilamiento de tres personas...", las ya indicadas.
No hubo versión oficial de los restantes siete ejecutados del día 19 de Octubre.
Comunicados oficiales posteriores, tanto de autoridades provinciales como nacionales, hacen referencia a esas ejecuciones como si ellas fueran la consecuencia del cumplimiento de sentencias dictadas por Consejos de Guerra. En informes entregados por el Gobierno de la época a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se señalaba que Eugenio Ruiz‑Tagle y Héctor Silva, entre otros, habían sido procesados en la causa 349‑73 seguida ante el Primer Juzgado Militar de Antofagasta, comprobándosele a Ruiz‑Tagle "su participación en el delito de malversación de caudales públicos... y giro de fondos para adquirir armamentos para el Partido Socialista y el Movimiento de Acción Popular. Además se acreditó su responsabilidad en la organización de un plan terrorista preparado para los días 18 y 19 de septiembre de l973... el tribunal correspondiente le impuso la pena de muerte que se cumplió por fusilamiento el 19 de octubre de l973". En cuanto a Héctor Silva, según esa versión, se le habrían acreditado diversos delitos, entre ellos malversación de caudales públicos, atentado contra la Seguridad del Estado, tenencia ilegal de armamentos y explosivos, agregándose que "su participación en estos actos se comprobó fehacientemente ". En la causa confesó su participación, como propiciador, organizador y principal dirigente de una organización paramilitar...En el proceso respectivo ... se le condenó a la pena de muerte, que fue cumplida mediante fusilamiento el 19 de octubre de l973".
Tras analizar detenidamente los antecedentes recibidos y los testimonios recogidos de diversas fuentes, la Comisión se formó la convicción de que las muertes de las catorce personas antes individualizadas correspondieron a ejecuciones de responsabilidad de agentes del Estado que actuaron al margen de toda legalidad, lo cual constituyó una violación de sus derechos humanos, en especial a la integridad física, al justo proceso y a la vida. Fundamenta su convicción en las siguientes consideraciones:
Respecto de la mayoría de los ejecutados existen testimonios verosímiles de que mientras estuvieron privados de libertad y antes de ser muertos, fueron atrozmente torturados. Ello, desde luego, invalidaría cualquier confesión prestada.
La versión oficial que daba cuenta de la existencia de un proceso judicial que habría concluido en la condena a muerte de los catorce afectados es contradictoria con la primera información que daba cuenta de una decisión de la Honorable Junta de Gobierno;
Que a pesar de los requerimientos hechos por la Comisión, no fue posible obtener las piezas del proceso que se habría sustanciado en contra de los ejecutados, lo que junto a los demás antecedentes la lleva a concluír que este nunca existió;
Que, además, la primera versión acerca de la decisión de la Junta de Gobierno es coherente con el hecho que al momento de los fusilamientos se hallaba presente en Antofagasta una comitiva militar procedente de Santiago con autoridad delegada precisamente de las más altas autoridades nacionales;
Que a este último respecto, las versiones que han entregado los protagonistas son contradictorias en cuanto a la procedencia de las órdenes de ejecución, pero ninguna alega que haya existido un Consejo de Guerra;
Que en el evento que se hubiese realizado alguna especie de juzgamiento de los ejecutados, ello ocurrió sin conocimiento de sus familiares y abogados, lo que significó que los afectados carecieran de derecho a defensa;
Que, cualquiera que haya sido el origen de la orden de ejecutar a los catorce detenidos, en sus fusilamientos participaron oficiales y efectivos militares del Regimiento Antofagasta y oficiales integrantes de la comitiva procedente de Santiago.
(Informe Rettig)
Esta pagina fue modificada el 17/07/2010
Si posee cualquier información sobre este caso, nuevas o mejores imágenes, relatos, testimonios, etc., escribanos a info@memoriaviva.com
Agradecemos también enviar información a: mapusantiago@gmail.com
Estas paginas (de Memoria Viva.Com) han sido preparadas y son mantenidas por: Proyecto Internacional de Derechos Humanos - Londres © 1996 - 2015
ALGUNOS ENLACES RELACIONADOS:
SOBRE MARIO SILVA IRIARTE: http://loslatidosdelamemoria.cl/microbiografia/mario-silva/
SOBRE MARIO SILVA IRIARTE: http://loslatidosdelamemoria.cl/microbiografia/mario-silva/
Homenaje a Eugenio Ruiz-Tagle
La imaginación herida
HOMENAJE A EUGENIO RUIZ TAGLE
A la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos
Josefa Ruiz-Tagle
Publicado originalmente en: http://www.lashistoriasquepodemoscontar.cl/ert.htm
Cumplí 26 años -la edad que tenía mi
papá, Eugenio, al morir- en el verano de 1999 en el balneario de Calafquén. Mi
hijo Lucas tenía entonces cuatro meses y a mis días prácticamente los llenaban
las tareas de la lactancia y el juego. El tiempo que me quedaba lo usé para
pensar y tomar notas sobre el impacto que tuvo en mi vida y la de mi familia la
violencia en la historia reciente de nuestro país. En un principio, hice este
ejercicio pensando en entregar el resultado a mis compañeros de universidad en
el Diplomado de Crítica Cultural de la Universidad Arcis. Sin embargo, la
autorreferencia nunca ha sido bien vista en los ambientes académicos y el mismo
pudor del que trata el texto fue más grande de los sospechado: no sólo no lo
mostré ahí sino que no se lo mostré a nadie ni lo saqué del disco duro de mi
computador durante casi dos años hasta que hace algunos días decidí que fuera
leído en el contexto de un homenaje a mi papá organizado por quienes fueron sus
amigos. Desde ese verano las cosas han cambiado un poco. La detención de
Pinochet en Londres gatilló una avalancha de querellas en los tribunales
chilenos y la adopción de una fórmula en los medios de comunicación para tratar
"el tema de los derechos humanos". El silencio del que trata este texto
ya no es el mismo, es otro.
1.
Escribo sobre lo único que tengo
ganas de escribir en una época de retraimiento a lo privado. Es una suma de
historias personales, lamentos, percepciones sociales y citas culturales.
Escribo sobre el pensamiento doloroso, el pudor del dolor y el silencio. Sobre
la inadecuación y la desadaptación.
Al escribir rescato la invitación a
nombrar "lo que pasó" -y sus réplicas-, a buscar un lenguaje para
expresar una realidad solitaria e irreductible, pero que concierne al mundo
público.
2.
La memoria es el
recuerdo de algo. La facultad de recordar y la práctica de hacerlo. La
experiencia de la imaginación herida tiene su raíz en el pasado, pero no
enfrenta el "ahora" del recuerdo con el "antes" del objeto
recordado. Es un caudal de pensamiento sujeto a la metamorfosis y a las
inclemencias del tiempo. Circular, desaparece en las manos del olvido, para
reaparecer siempre como un virus, cuando bajan las defensas del organismo. Como
un trauma, se origina en el pasado y se alimenta de las heridas del presente.
3.
Hay quienes
pensaron que al dejar de nombrar la realidad de la violencia ésta dejaría de
existir y no repercutiría con su golpe sobre mi mente y mi cuerpo de niña. Pero
no sólo al ser nombrada se hace efectiva la violencia, también existe en la
omisión, el eufemismo y la mentira. Multiplica su potencial destructivo al
dejar que el cuerpo sufra toda la sintomatología negándole a la mente un
diagnóstico.
4.
La violencia de los
colegios, que enseñan la historia de Chile saltándose olímpicamente la de los
últimos treinta años.
La violencia de los medios de
comunicación, que degradan lo terrible al hacer equivaler el nuevo hallazgo en
el descubrimiento de cuerpos de detenidos desaparecidos con el gol de la
jornada, pasando en voz de Cecilia Serrano "a un tema más alegre".
Porque nadie quiere que nos vayamos a dormir asustados.
5.
No crecí en un
medio de izquierda ni en absoluto ideologizado. En el colegio donde estudié,
lleno de pequeños momiecillos, podía percibir que mi familia era diferente a lo
que a mi me parecían "todas" las demás familias, por estar marcada
por la persecución y la muerte.
Había que mentir por recomendación de
mis mayores. El mundo era peligroso y lo que había ocurrido podía volver a
ocurrir. Mis compañeros de curso, de seis o siete años, ya eran posibles espías
de los asesinos de mi padre que siempre estarían observando. No hablar, esa era
la norma.
6.
La desadaptación no
era un problema de la conducta, racionamiento típico de la sicología
educacional, sino un problema de la conciencia. La escuela no ayudaba a
entender un mundo de monstruos.
7.
En la última Feria del Libro se
presentó el documental de Silvio Caiozzi "Fernando ha Vuelto" sobre
el reconocimiento de uno de los cadáveres encontrados en el patio 29. Cada uno
de los cerca de 200 espectadores vive la experiencia de retraerse del espacio
público -copia feliz de la transición: banalizador del intelecto y celebratorio
del mercado- que es la Feria del Libro y se adentra, a través de la narración
-patética- de la historia de Fernando, en la propia relación dolorosa que cada
uno tiene con la represión. Experiencia amparada por la oscuridad de la sala,
la calidad de espectadores, la pretendida soledad de cada uno frente a la
pantalla. Cuando la película acaba todos estamos llorando. Por Fernando, por su
madre, su mujer y su hijo. Por el país y la historia que nos ha tocado vivir.
Por nosotros mismos.
Cuando se encienden las luces nos
apuramos en limpiarnos las lágrimas y guardamos silencio. Espiamos de reojo la
reacción de los demás y escondemos la propia. En lo que demoramos en recuperar
el habla pensamos que no tenemos palabras, no tenemos discurso que nos salve
del silencio. No sabemos qué decir. Sólo porque hay que decir algo decimos
"terrible", "espeluznante", como ha sido durante años
nuestra propia imaginación.
El silencio va haciendo de a poco el
efecto deseado. Nos maquilla el rostro, preparándonos para salir de la sala y
regresar a la fiesta de la Estación Mapocho.
Preferimos no hablar, es cierto, pero
tampoco sabemos cómo. Nos sentimos identificados con la madre de Fernando, esa
mujer a la que de pena le dio hemiplejia y perdió la capacidad de hacerse
entender.
8.
El silencio, que
cubre como un manto la violencia de nuestra historia, es en parte como dice
Nelly Richard "una resistencia a la ley que nos obliga a la articulación
fonética del sentido". Es también una resistencia al destino fatal de la
palabra en el mercado: convertirse en "una verdad entre otras". Pero
es además producto del pudor y del bloqueo, de la incapacidad para nombrar y de
la introyección de una norma muda. La falta de lugar para el recuerdo es el
resultado de un proceso de retroalimentación del silencio entre los espacios
públicos y privados.
9.
Así mismo como la
violencia, según Francesca Lombardo "desmantela toda idea de orden, de
medida y (...) hace por lo tanto toda relación improporcional", la
imaginación de la violencia está desprovista de la posibilidad de verse
reflejada de manera simple en el lenguaje. Inconmensurable, se convierte en autista
al chocar con las barreras que la cultura le impone a la expresión y de ella
también es imposible "rendir cuenta" .
10.
El silencio se
vuelve aún más patético al conocer su fatalidad: ser interrumpido apenas por
pequeños lapsus que no serán más que nuevo material para el olvido. Esto
sucede, por ejemplo, cuando la palabra, que supone un enorme esfuerzo
emocional, no encuentra respuesta alguna y la voz, aún temblorosa, tiene como
destino nuevamente el silencio, esta vez del medio social.
11.
A los 12 años me
fui enterando, a través de una serie de documentos, de cómo había muerto mi
papá. Documentos literalmente escondidos en la casa de mi abuela, encontrados
por mi como ayudada por un radar. Aún hoy me impresiona que se me haya ocurrido
buscar en un marco detrás de una foto, donde aparecía yo de dos años bañándome
en la tina. Como si detrás de mi mirada angélical tuviera que esconderse algo
terrible.
Le faltaba un ojo. Le habían
arrancado la nariz. Tenía profundas quemaduras en la cara. Tenía el cuello
quebrado. Tajos y heridas de bala. Los huesos quebrados en mil pedazos. Le
habían arrancado las uñas de las manos y los pies. Y le habían dicho que me
iban a matar a mi y a mi mamá.
Frases que leídas con resistencia y
horror quedaron tatuadas en mi mente. Con gran esfuerzo, logré silenciar su
repetición insistente en el pensamiento. Para poder disfrutar de la vida
cotidiana tuve que bloquear el recuerdo. Este silencio intrapersonal se
proyectaba sobre las relaciones interpersonales: no le dije nada a nadie hasta
muchos años después y aún hoy las he repetido pocas veces.
12.
El conocimiento de
la tortura me dio una lección sobre el corazón humano que me acompañará para
siempre.
13.
No existe, en el
caso de la memoria de la violencia, una guerra por la palabra y el sentido. Más
bien funciona como una tiranía del sentido. Una voz única que se levanta -la
del consenso- sobre un área devastada por la violencia. Su éxito, y
oportunismo, consiste en haber surgido antes de la recuperación de la voz de
los sectores sociales resentidos, y haber convertido en inaudibles sus tenues
intentos por hablar, subiendo el volumen de sus jingles.
14.
Existe una
retroalimentación continua entre el silencio como requerimiento del consenso y
parte constitutiva del pacto en el que se funda nuestra democracia y el olvido,
como forma defensiva de bloqueo mental para intentar, con o sin éxito, evitar
el dolor y la imaginación mórbida.
En el silencio y el olvido existe
siempre el riesgo de que la aparición desprevenida del duelo nos enfrente con
los otros y con nosotros mismos con una nueva brutalidad. Que haya piedrazos,
golpes, suicidios y asesinatos. Que vuelvan toda la pena y la rabia como si no
hayan estado haciendo otra cosa que crecer en algún lugar del inconsciente.
15.
Sueño que caminamos
mi abuela, mi bisabuela y yo, vestidas de luto, por el desierto de atacama. El
sol sobre nuestras cabezas nos hace arrastrar los pies de agotamiento. Tras
nosotros va un robot al que no le cuesta caminar porque tiene ruedas,
sonriendo.
16.
El duelo se
arrastra a través del tiempo, inmodificado, casi estático, sin más que pequeñas
variaciones de intensidad. No es algo que haya pasado (en mi caso y el de
muchos de mi generación), es algo que pasa, pasa en nuestras mentes y en
nuestras familias, nos convierte en desadaptados entre desadaptados, en
fingidores, en el mejor de los casos, en termitas en la pata de la silla del obispo.
17.
"Es parte de
las culturas humanas saber manejar simbólicamente la muerte. De lo contrario la
muerte sería eterna, inolvidable, se reproduciría en los parientes; cada muerte
asesinaría todo el entorno (...)"
José Bengoa, Carta Abierta a Eduardo
Frei Ruiz-Tagle
Mi abuela viste de luto hace 26 años.
Prometió terminar con el luto cuando acabara la dictadura, pero no lo hizo. El
duelo no ha acabado y el negro, signo silencioso, viene a ocupar el lugar
dejado por la palabra.
18.
Que haya sido una maquinaria
extranjera la que logró el fin de la omisión sistemática de los medios de
comunicación chilenos sobre la relación entre Dictadura Militar y
degeneramiento moral y político es, en parte, sintomático de la proyección del
silencio intra e interpersonal sobre el espacio público en forma de
desmovilización.
19.
Mi abuela me contó
que las mujeres que recibieron su testimonio en la Comisión Rettig, le dijeron
que ella y mi mamá eran las primeras personas entrevistadas que no lloraban al
contar su historia. Mi abuela estaba orgullosa de haber podido guardar la
compostura en el dolor, de nunca haber llorado en público. Su conciencia
"aristocrática" consideraba vergonzosas las demostraciones públicas
de afecto y eso me fue transmitido. Si no podía llorar, era mejor no hablar del
todo, porque una cosa podría llevar a la otra y quedaría expuesta a la
impudicia.
20.
-Tú eres hija de Brunner. ¿Por qué
entonces tu apellido?
Con seriedad en el rostro y una
mirada que siempre debe caer en los ojos del interlocutor:
-Porque mi papá murió poco después de
que yo nací. Brunner es mi papá adoptivo.
-¿De qué murió?
-Lo asesinaron los militares.
Este pequeño diálogo, que he repetido
un centenar de veces, ilustra cómo me veo obligada a comunicar una información
para mi terrible a cualquiera que se le ocurra preguntar.
21.
Estando obligada a interrumpir con mi
información de lo terrible la ligereza de ánimo de las conversaciones post-
dictatoriales, me resiento, odio la ligereza, le doy una nueva vuelta de tuerca
a mi proceso de desadaptación.
22.
Ahora mismo,
mientras escribo debo hacer un enorme esfuerzo para vencer el pudor. Qué
sentimentales y obvios parecen mis lamentos.
Sin embargo, a pesar de no sentir
"la culpa de olvidar" de la que habla Moulian, simplemente porque no es
posible olvidar, me siento, como se ha visto, cómplice del silencio. Si parece
este un lugar inadecuado, presento mis motivos para pensar que no lo es tanto:
ningún lugar es adecuado. La inadecuación es un elemento central de mi relato.
23.
Me contaron cuando
niña que mi papá había muerto fusilado. El certificado de defunción corcheteado
a la libreta de familia decía así: muerte por impacto de bala.
En el fusilamiento que inventó mi
familia, o en el que yo misma inventé según mi imaginación de "Tardes de
Cine", un pelotón de soldados disparaba al unísono sobre un hombre con los
ojos vendados. Este acto hacía que todos se sintieran inocentes pues nunca
sabrían si había sido su bala la que había dado muerte al hombre. Así también
en mi mente era el sistema el que se dejaba caer sobre mi padre; eran hombres
sin rostro, que de a uno eran inocentes y que sólo sumados se volvían asesinos,
los que lo habían matado.
Cuando me enteré de los detalles de
su larga agonía durante su detención en la Base Aérea de Cerro Moreno y en la Cárcel
de Antofagasta, tuve que ocupar toda mi imaginación para lograr representarla
(no había un símil en "Tardes de Cine"). Imaginé, y lo sigo haciendo,
esas sesiones de tortura y todos los posibles rostros de sus torturadores y
asesinos.
24.
Los dogmas
cristianos sirven para explicarse la brutalidad con la que actuaron
torturadores y asesinos: si el diablo existe, ellos son sus hijos y si el alma
existe, ellos no la tienen. Pero para el pensamiento laico la realidad es menos
fabulosa y más terrible, no hay un Dios a quién culpar, a quién acusar de
irresponsable. La brutalidad no es más que un producto de la cultura y la
naturaleza, una posibilidad ofrecida por la condición humana.
25.
Me veo a los siete
u ocho años leer una revista en la que describen cómo a una mujer detenida por
la DINA le introdujeron ratas vivas en la vagina. Me veo dando vuelta páginas y
páginas de declaraciones de tortura. Me sudan las manos y siento cómo me sube
la sangre a la cabeza. Ya no quiero leer lo que he escrito aquí, ni siquiera
para corregir la ortografía. Sueño que bombardean el Arcis y se me abre la
herida de la cesárea. No le hablo a nadie de lo que escribo y dudo de mi
capacidad de mostrarlo alguna vez.
26.
Cuando nació mi
hijo supe que él heredaría esta historia de violencia. Me puse a llorar porque
supe cómo mi abuela había querido a mi padre y cómo mi padre me había querido a
mi. Cómo cada uno desea poder proteger a sus hijos del sufrimiento y la
brutalidad. Y como, de forma más o menos radical, todos fracasaremos.
Algún día mi hijo Lucas llorará por
su abuelo que murió a los 26 años, sentirá rabia, tomará partido y hará
imposible la reconciliación de nuestra sociedad.
Los hijos y los nietos de los
asesinos y sus amigos heredarán argumentos que justifiquen los crímenes y
nuestros hijos heredarán la imaginación herida.
Enero 1999, Calafquén.
lunes, 13 de febrero de 2017
Gabriel Gonzalo VERGARA MUÑOZ: ¿Fue del MAPU?
Gabriel Gonzalo VERGARA MUÑOZ
Gabriel Gonzalo Vergara Muñoz, nacido el 10 de
enero de 1951, en Villaseca, a 6 kilómetros de Ovalle, fue campesino, uno de
los fundadores del Centro de Reforma Agraria Luis Emilio Recabarren y llegó a
ser presidente del sindicato agrícola Ranquil, de Villaseca. Fue detenido el 12
de octubre de 1973 y asesinado por orden de la “Caravana de la Muerte” el 16
del mismo mes.
En el Informe Rettig fue individualizado como
militante del MAPU. Sin embargo, el Comité Memoria MAPU, formado por
ex-militantes, llegó a la conclusión de que Vergara nunca había militado en el
MAPU sino que en el Partido Comunista, el cual lo reivindica y recuerda por
medio de un festival que se realiza en Villaseca cada año.
No tenemos antecedentes para juzgar si Gabriel
fue o no del MAPU. Las y los mapucistas, de todas formas lo recordamos y
honramos en cada aniversario de su muerte, junto con todos los asesinados por
la comitiva criminal, ya que entre ellos figura nuestro ejemplar militante y
dirigente, Carlos Alcayaga Varela.
Podemos señalar que Vergara aparece como
mapucista en todos los documentos oficiales, incluido el auto de procesamiento contra
el tirano Pinochet. En ningún caso el Partido Comunista ni otras personas
(salvo el propio comité de ex-mapucistas), han desmentido esta militancia.
Solicitamos la colaboración de quienes
estuvieron ligados al proceso de reforma agraria y a la militancia en el MAPU a
la fecha del golpe cívico-militar, para esclarecer si lo debemos incluir entre
nuestros mártires.
Agradecemos enviar información a mapusantiago@gmail.com
Homenaje 16 de octubre de 2016 |
Gabriel Vergara Muñoz. Fuente: www.memoriaviva.com |
Resumen del Informe
Rettig:
-
Gabriel Gonzalo VERGARA MUÑOZ, 22 años, campesino, militante del Movimiento de
Acción Popular Unitario (MAPU). Fue detenido el 12 de octubre de l973 por
efectivos de Carabineros de Ovalle; luego de permanecer dos días en la
Comisaría de esa localidad, es trasladado al Regimiento «Arica» de La Serena.
En ambos lugares permaneció incomunicado. Luego es trasladado a la Cárcel de La
Serena.
Respecto
de Hipólito Cortés Alvarez, Jorge Jordán, Gabriel Vergara, Oscar Cortés, se
dijo que habían: «ocultado bajo tierra una gran cantidad de quince armas,
abundante munición, explosivos, con la intención de atacar a Carabineros de
Ovalle el día 17 de septiembre». Se señaló, además, que habían «participado
como instructores de guerrillas en la zona».
El
16 de octubre de 1973 quince personas que permanecían prisioneras en la Cárcel
de La Serena fueron fusiladas en el Regimiento «Arica», de esa ciudad:
- Oscar Gastón AEDO HERRERA, 23 años, técnico forestal, militante comunista. Fue detenido por Carabineros de la Comisaría de Salamanca el 6 de octubre. Permaneció incomunicado hasta el 12 de octubre, fecha en que es trasladado a la Cárcel de Illapel y desde allí conducido al Regimiento de La Serena, recinto al cual llega en la madrugada del 16 de octubre.
- Carlos Enrique ALCAYAGA VARELA, 38 años, albañil, Secretario Regional de la Central Unica de Trabajadores (CUT), Gobernador de Vicuña y militante del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU). Fue detenido el l2 de septiembre por Carabineros de Vicuña y llevado a la Comisaría de esa ciudad, lugar desde el cual es trasladado a la Cárcel de La Serena.
- José Eduardo ARAYA GONZALEZ, 23 años, campesino, militante del Partido Comunista. Fue detenido en Salamanca y llevado a la Cárcel de esa localidad; al cabo de cuatro días es trasladado a la Cárcel de Illapel, lugar en el cual permanece hasta el l5 de octubre, fecha en que es conducido a la Cárcel de La Serena.
- Marcos Enrique BARRANTES ALCAYAGA, 26 años, supervisor en la Planta de Manufacturas de Neumáticos S.A. (MANESA), militante socialista. Fue detenido en su lugar de trabajo el 16 de septiembre por efectivos militares, conducido al Regimiento de La Serena y desde allí a la Cárcel local.
- Jorge Abel CONTRERAS GODOY, 31 años, campesino, sin militancia política conocida. Fue detenido por Carabineros, conducido a la Comisaría de Illapel y desde allí a La Serena. Permaneció incomunicado.
- Hipólito Pedro CORTES ALVAREZ, 43 años, obrero, funcionario municipal, dirigente del Sindicato de la Construcción y militante del Partido Comunista. Detenido en su lugar de trabajo por Carabineros de Ovalle, trasladado hasta la Comisaría de esa localidad y desde allí a la Cárcel de La Serena.
- Oscar Armando CORTES CORTES, 48 años, campesino, militante del Partido Comunista. El 22 de septiembre fue detenido en su domicilio por efectivos de Carabineros de Ovalle y llevado a la Comisaría. Posteriormente es trasladado a la Cárcel de La Serena.
- Víctor Fernando ESCOBAR ASTUDILLO, 22 años, técnico agrícola, funcionario de la Empresa de Comercio Agrícola (ECA) y Secretario Comunal del Partido Comunista. El 1º de octubre es detenido por Carabineros de Salamanca y conducido a la Subcomisaría de esa localidad. Trasladado a la Cárcel de Illapel y luego a la Cárcel de La Serena.
- Jorge Mario JORDAN DOMIC, 29 años, médico, militante del Partido Comunista. Se presentó a la Comisaría de Ovalle el 12 de septiembre luego de ser requerido por un bando. Estuvo detenido un día y luego permaneció bajo arresto domiciliario. El l6 de septiembre es detenido nuevamente y conducido al Regimiento de La Serena, desde allí es llevado a la Cárcel de la ciudad.
- Manuel Jachadur MARCARIAN JAMETT, 31 años, agricultor, militante del Partido Comunista. Detenido el 16 de septiembre, en Los Vilos, por efectivos de Carabineros. Fue conducido a la Cárcel de Illapel, Recinto en el cual permanece hasta el 18 de septiembre, fecha en que es trasladado a la Cárcel de La Serena.
- Jorge Ovidio OSORIO ZAMORA, 35 años, profesor universitario, militante socialista. Fue detenido por funcionarios de Investigaciones en las dependencias de MANESA el l7 de septiembre y conducido a la Cárcel de La Serena.
- Jorge Washington PEÑA HEN, 45 años, músico y profesor universitario. Militante socialista. Es detenido el l9 de septiembre por funcionarios de Carabineros de La Serena, trasladado a la Comisaría y luego a la Cárcel de esa ciudad, Recinto en el cual es visitado por su familia.
- Mario Alberto RAMIREZ SEPULVEDA, 44 años, profesor universitario, militante del Partido Socialista. Se presentó al Cuartel de Investigaciones de La Serena el 27 de septiembre luego de ser citado. Fue detenido e inmediatamente trasladado al Regimiento y luego a la Cárcel de esa ciudad. Su familia sólo pudo visitarlo en dos oportunidades. La mayoría del tiempo permaneció incomunicado.
- Roberto GUZMAN SANTA CRUZ, 35 años, abogado, asesor de la Compañía Minera Santa Fe y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR). El l4 de septiembre se presenta voluntariamente al Retén de Incahuasi luego de informarse que había sido requerido por las autoridades de La Serena. Es detenido y desde allí conducido a la Cárcel de La Serena. Procesado por infracción a la Ley de Seguridad Interior del Estado. En Consejo de Guerra del 27 de septiembre es condenado a la pena de presidio por 5 años. El 26 de junio de 1975, cuando ya había sido ejecutado, por decisión del Comandante en Jefe, se modificó la sentencia y su condena fue rebajada a 541 días.
- Gabriel Gonzalo VERGARA MUÑOZ, 22 años, campesino, militante del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU). Fue detenido el 12 de octubre de l973 por efectivos de Carabineros de Ovalle; luego de permanecer dos días en la Comisaría de esa localidad, es trasladado al Regimiento «Arica» de La Serena. En ambos lugares permaneció incomunicado. Luego es trasladado a la Cárcel de La Serena.
La Jefatura de Plaza, a través de la Prensa, entregó un comunicado oficial en el cual señala:
«Se informa a la ciudadanía que hoy 16 de octubre a las 16:00 horas fueron ejecutadas las siguientes personas conforme a lo dispuesto por los Tribunales Militares en tiempos de Guerra...».
Respecto de Mario Ramírez, Jorge Peña, Marcos Barrantes, y Jorge Osorio, se dijo que: «habían participado en la adquisición y distribución de armas de fuego y en actividades de instrucción y organización paramilitar con fines de atentar contra las Fuerzas Armadas y Carabineros y de personas de la zona».
Respecto de Oscar Aedo Herrera, Víctor Escobar, José Araya y Jorge Contreras, se dijo que: «formaban parte de una agrupación terrorista que tenía planificado para el 17 de septiembre apoderarse del Cuartel de Carabineros de Salamanca, matar al personal y a los hijos de éstos mayores de 8 años, además de eliminar físicamente a un grupo de personas de la ciudad que alcanzaba un número de 30, cuya nómina no es del caso dar a conocer por razones obvias».
Respecto de Hipólito Cortés Alvarez, Jorge Jordán, Gabriel Vergara, Oscar Cortés, se dijo que habían: «ocultado bajo tierra una gran cantidad de quince armas, abundante munición, explosivos, con la intención de atacar a Carabineros de Ovalle el día 17 de septiembre». Se señaló, además, que habían «participado como instructores de guerrillas en la zona».
Respecto de Carlos Alcayaga, se señaló que había sido fusilado por: «sustraer explosivos a viva fuerza desde el polvorín de la mina Contador, en Vicuña, el día 11 de septiembre de 1973, explosivo que le fue encontrado oculto bajo tierra y listo para ser usado» y que «era Instructor de manejo de explosivos en una Escuela de Guerrilleros que funcionaba en Vicuña».
Respecto de Manuel Marcarian, se dijo que fue ejecutado por: «haberle encontrado explosivos para asaltar el Cuartel de la Subcomisaría de Los Vilos, haciendo caso omiso de los Bandos y de las advertencias hechas personalmente por Carabineros».
Respecto de Roberto Guzmán, se dijo que su ejecución fue: «por incitar a los mineros del Campamento de Desvío Norte y sus alrededores a apoderarse de los polvorines y oponer resistencia armada a la Junta de Gobierno».
Los cuerpos no fueron entregados a las familias para su sepultación.
La información oficial entregada por la autoridad militar de la zona, da cuenta de la celebración de un Consejo de Guerra el día 16 de Octubre el que habría dispuesto las condenas a muerte de los quince detenidos; y que el tribunal sentenciador habría «venido especialmente de Santiago”.
Esta Comisión acredita la presencia en la zona de una comitiva especial llegada desde Santiago, con facultades para revisar la situación de los detenidos del lugar. Se han recibido testimonios verosímiles acerca de las nóminas de los arrestados por las autoridades militares de dicha comitiva, y de la elección que éstas hicieron de las personas cuya situación debía ser revisada.
En relación a todas estas muertes la Comisión recibió abundantes y calificados testimonios concordantes en ciertos hechos: los 15 prisioneros individualizados precedentemente fueron ejecutados al margen de todo proceso legal por agentes del Estado. Avalan dicha convicción, los siguientes antecedentes:
- Testimonios verosímiles respecto de la secuencia en que se produjeron los hechos que condujeron a la muerte de los quince detenidos, ya que casi no medió tiempo entre la revisión de los casos y la ejecución, lo que hace imposible que en ese lapso se desarrolle un Consejo de Guerra ajustado a Derecho.
-
El hecho que, de haberse celebrado el supuesto Consejo de Guerra, no existió
derecho a defensa de los acusados, toda vez que no hubo presencia de abogados
ni posibilidad alguna de efectuar descargos. Incluso, Roberto Guzmán, según se
señaló precedentemente, ya había sido condenado por un Consejo de Guerra a una
pena de cinco años, la que fue rebajada en el año 1975 a 541 días.
-
Pese a los requerimientos e indagaciones reiteradas de la Comisión no pudo
obtenerse copia de una sentencia judicial o de cualquier pieza procesal
referida al juicio que habría sido realizado en contra de los quince ejecutados.
Por tanto y considerando que, los acusados carecieron de toda posibilidad de defensa; los cargos no aparecen acreditados en documento alguno a que esta Comisión haya tenido acceso. Esta Comisión se ha formado la convicción que las quince ejecuciones constituyen una violación de los derechos humanos atribuible a agentes del Estado.
Los cuerpos no fueron entregados a las familias para su sepultación.
La información
oficial entregada por la autoridad militar de la zona, da cuenta de la
celebración de un Consejo de Guerra el día 16 de Octubre el que habría
dispuesto las condenas a muerte de los quince detenidos; y que el tribunal
sentenciador habría “venido especialmente de Santiago”.
Esta Comisión
acredita la presencia en la zona de una comitiva especial llegada desde
Santiago, con facultades para revisar la situación de los detenidos del lugar.
Se han recibido testimonios verosímiles acerca de las nóminas de los arrestados
por las autoridades militares de dicha comitiva, y de la elección que éstas
hicieron de las personas cuya situación debía ser revisada.
En relación a todas
estas muertes la Comisión recibió abundantes y calificados testimonios
concordantes en ciertos hechos: los quince prisioneros individualizados
precedentemente fueron ejecutados al margen de todo proceso legal por agentes
del Estado. Avalan dicha convicción, los siguientes antecedentes:
– Testimonios
verosímiles respecto de la secuencia en que se produjeron los hechos que condujeron
a la muerte de los quince detenidos, ya que casi no medió tiempo entre la
revisión de los casos y la ejecución, lo que hace imposible que en ese lapso se
desarrolle un Consejo de Guerra ajustado a Derecho.
– El hecho que, de
haberse celebrado el supuesto Consejo de Guerra, no existió derecho a defensa
de los acusados, toda vez que no hubo presencia de abogados ni posibilidad
alguna de efectuar descargos. Incluso, Roberto Guzmán, según se señaló
precedentemente, ya había sido condenado por un Consejo de Guerra a una pena de
cinco años, la que fue rebajada en el año 1975 a 541 días.
Pese a los
requerimientos e indagaciones reiteradas de la Comisión no pudo obtenerse copia
de una sentencia judicial o de cualquier pieza procesal referida al juicio que
habría sido realizado en contra de los quince ejecutados.
Por tanto y
considerando que, los acusados carecieron de toda posibilidad de defensa; los
cargos no aparecen acreditados en documento alguno a que esta Comisión haya
tenido acceso. Esta Comisión se ha formado la convicción que las quince
ejecuciones constituyen una violación de los derechos humanos atribuible a
agentes del Estado.
Informe
Rettig
Ejecutados Políticos de la región Coquimbo
Gabriel Gonzalo
Vergara Muñoz
Tenía 22 años al
momento de su detención, soltero, sin hijos, campesino de la localidad de
Villaseca.
Era presidente del
sindicato campesino Ranquil y militante del MAPU, Movimiento de Acción Popular
Unitaria. Fue detenido el 12 de octubre por efectivos de carabineros de Ovalle
quienes lo recluyeron en la comisaria local. Permaneció allí incomunicado
durante dos días.
El 14 de octubre fue
trasladado al regimiento Arica de La Serena donde continuó su incomunicación
hasta que lo enviaron a la cárcel de La Serena.
El 16 de octubre de
1973 fue enviado nuevamente al regimiento Arica de La Serena, donde fue
asesinado por agentes del Estado.
Gabriel Vergara
aparece sindicado como reemplazante del monitor de guerrilla, Hipólito Cortés durante
sus ausencias.
Fue sobreseído el 20
de diciembre por encontrarse muerto. Es decir, sus mismos ejecutores lo
encontraron inocente de todo cargo y hubiera sido dejado en libertad si no lo
hubieran matado antes.
Sus restos descansan
en el Cementerio de Ovalle, junto a tres de sus compañeros. Tienen una placa
recordatoria que los sindica como hombres que perdieron su vida luchando por la
Democracia.
especial para G80
“BARBECHO” UNA
HISTORIA PARTICULAR DEL VALLE DEL LIMARÍ
Villaseca es una localidad rural situada a pocos kilómetros de Ovalle, la capital de la Provincia del Limarí. Su población actual no sobrepasa los 100 habitantes, los que viven en unas 30 casas, según el Sistema de información de recursos naturales (SIREN). Técnicamente es lo que se llama un caserío y su historia se remonta a fines del siglo XVIII.

“Barbecho” - auspiciado por la Junta de Vecinos Chile Nuevo de Villaseca con financiamiento del Gobierno Regional - es el tipo de obra literaria que toda comunidad organizada y con historia desearía tener. Es una especie de vitrina que muestra en síntesis (poco más de 100 páginas) la historia de este pueblo campesino, su génesis, su desarrollo, sus luchas, sus tragedias y su actualidad.
En la Villaseca del Limarí -porque existe otra en el Valle del Elqui- descrita por Luna, tenemos la posibilidad de estudiar una micro realidad como si la observásemos con una lupa, pero al mismo tiempo es como si echásemos una ojeada a una macro realidad, más compleja pero no totalmente distinta.
“Las primeras muestras del nacimiento de la organización social en Villaseca aparecen en los años 40, con la reconocida fiesta de la primavera que se organizó en el pueblo”, sostiene el autor y precisa que aunque no fue un hecho político probó la capacidad de organización de los vecinos.
En 1951 los vecinos pudieron reconstruir la Iglesia del pueblo (afectada por un terremoto en 1943) y en esa década la organización social se limitaba a un club deportivo. A fines de los 50 llega a la zona el empresario Guillermo Prohens quien invierte en la producción de uva y genera un “cambio radical” en la actividad productiva local.
En la voz de uno de los villasecanos antes de la llegada de Prohens, “era un pueblo con pobreza, como un pueblo fantasma, y cuando se vienen los trabajadores para acá, esto toma vida…”
A fines los años 60 -con una reforma agraria a nivel nacional- se funda el Sindicato Norte Chico que agrupa a trabajadores de Villaseca, de Cerrillos de Tamaya y de otras localidades de Ovalle. “…eran 21 comités y llegamos a tener antes del golpe (de Estado de 1973) más de mil socios, cada comité tenía su propia directiva. Todos los presidentes de los comités eran legales y tenían fuero…”, relata uno de los fundadores y luego presidente de la entidad.
La organización social del poblado aumentó con la elección Salvador Allende como Presidente de la República en 1970, surge la Junta de Vecinos Chile Nuevo de Villaseca, así como también se crea un Baile religioso. Pero el salto cualitativo se da en 1972 cuando con acuerdo del empresario el Gobierno expropia el fundo a Prohens, quien se quedó con sus 80 hectáreas básicas y fue indemnizado por el resto. Esta expropiación era parte de un plan que implicaba la creación de Centros productivos, en este caso, como hacienda estatal.
La buena relación entre los trabajadores a cargo del Centro productivo estatal y el empresario permitió que en ambos terrenos se produjera uva y alcohol. “Esta relación que llegamos a tener fue algo increíble, nunca lo pensé”, relata uno de los trabajadores de la época.
Tal experiencia productiva en un pequeño centro agroindustrial en la provincia, era una expresión de lo que Allende llamaba la Revolución “con empanadas y vino tinto”, pero como se sabe no tuvo un buen final. Con el golpe militar se cerró, se expropió las casas a los trabajadores, se parceló la propiedad agrícola.
“Los militares se encargaron de eliminar todo rastro del gobierno de Salvador Allende”, señala Luna y añade que en Villaseca los principales dirigentes fueron arrestados. Fue asesinado el presidente del Sindicato Gabriel Gonzalo Vergara Muñoz, el 16 de octubre de 1973, producto del paso de la caravana de la muerte. El villasecano era uno de los menores (tenía 22 años) entre los 15 fusilados en el entonces Regimiento Arica.
“Barbecho” da cuenta de la historia de este pueblo, muy poco conocido fuera del Limarí, y concluye con la reorganización del tejido social en el poblado, con nuevas entidades como el Comité de regantes, el Sindicato de regantes, el Sindicato de exonerados y la Unión comunal de juntas de vecinos rurales, entre otras.
Este libro es un buen ejemplo de valoración de la historia de una comunidad específica y puede servir a otros autores como inspiración para narrar la historia de tantos otros pueblos de nuestro país.
Gabriel Canihuante
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