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sábado, 22 de octubre de 2011

HOMENAJE A EUGENIO RUIZ-TAGLE ORREGO



Eugenio Ruiz-Tagle Orrego nació en Santiago el 17 de septiembre de 1947, en una familia acomodada y conservadora, de calle Alcántara, barrio El Golf. Estudió en el Colegio Verbo Divino (de la congregación del mismo nombre, conocidos como “los padres alemanes”). De niño, con su hermana Alicia, jugaban a plantar hortalizas en el amplio jardín de la casa: eran sus primeros contactos con la Madre Tierra. Escolar tranquilo, se fascinó con el fútbol, llegando a ser un buen centro-delantero en el equipo del colegio; le gustaba la UC. Ya joven, se dedicó a la caza submarina obteniendo premios sudamericanos. Durante las vacaciones recorría grandes distancias a pie, por la playa, practicando el buceo: de Algarrobo a Valparaíso, de Concón a Papudo...

Donde más destacó, fue en las matemáticas. Estudió Ingeniería Civil Industrial en la Universidad Católica. Participó en la histórica toma de la Universidad, del año 1967, liderada por Miguel Ángel Solar (estudiante de medicina) y otros que después formarían parte del MAPU. Hicieron célebre el lienzo con la consigna: “El Mercurio miente”. Acciones como esa, harían visible que el país necesitaba un cambio social mucho mayor que lo que ofrecía el reformismo de Eduardo Frei Montalva.

Por 1969-1970 se quedó algunos meses viviendo en Papudo, donde descubrió un mundo nuevo: el mundo de los pescadores artesanales. “Se hizo un amigo, un poco mayor que él, el Chamelo, quien ya tenía varios hijos. Eugenio se preguntaba cuáles serían las opciones de vida de esos niños. Se impresionó con ese mundo fuera de la casa, que comenzó a parecerle una burbuja inoperante”[1].

A su vuelta, retomó la Ingeniería y comenzó a militar en el MAPU. Rápidamente se hizo conocido por su responsabilidad y compromiso. Se dice de él que “jamás fue un activista. No era un líder de asambleas. Más bien, dicen, era un conductor, un orientador, un consejero”[2]. Es decir, era uno de los que construyen desde la base, en el trabajo de hormigas, silencioso y efectivo: aunque sin protagonismo individual, era uno de los “precisos”, como decimos hoy.

En 1970 fue candidato a la UC, junto a Solar, y estuvieron a 43 votos de ganar; triunfó la lista gremialista de Hernán Larraín.

En 1972 se casó con Mónica Espinosa Marty, psicóloga, y se fueron a vivir “a una villa en Pudahuel”, como dice el libro del Comité Memoria MAPU. Digamos más bien, en honor a la historia, que en esos años no eran villas sino poblaciones, y la comuna aún se llamaba Barrancas: se fueron a vivir a una población en Barrancas, no lejos de donde vivía el niño Luchín que inspiró a Víctor Jara.

Jóvenes del barrio alto, vivieron en extrema sencillez, acorde a valores tomados del compromiso revolucionario inspirado tanto en los rigores de la izquierda proletaria como en el ejemplo de Jesús, el que expulsó a los mercaderes del templo, arrojando las monedas y liberando a las palomas.

En enero de 1973, Eugenio y Mónica fueron padres de Josefa. ese mismo mes, Vicente Sota, de la dirección del MAPU, lo envió a hacerse cargo de la gerencia de la Industria Nacional de Cementos S.A., INACESA, en Antofagasta, intervenida como empresa estratégica que estaba en manos privadas.

El 29 de junio de 1973, se produjo el intento de golpe militar del Regimiento Tacna, de Santiago (Blindado Nº 2). En todo el país hubo manifestaciones del mundo popular defendiendo a su gobierno, los golpistas no siguieron adelante. Hoy se piensa que fue como los ensayos de la parada militar, un ensayo general del golpe, para ver quienes y cómo apoyaban al gobierno del compañero Salvador Allende. Incluso el traidor Pinochet, se alineó junto a Allende, acaso por mera táctica y disimulo.

Eugenio dirigió la salida a la calle de los trabajadores de INACESA, en apoyo al gobierno legalmente constituido. Esto le valió la enemistad y desconfianza de la derecha de Antofagasta. Al mismo tiempo, unos jóvenes del MIR, trabajadores de INACESA, robaron unos explosivos de una industria cercana y Eugenio debió asumir su responsabilidad como gerente de la empresa. El golpismo ya tenía una acusación grave en su contra.

El 11 de septiembre fue llamado a presentarse en la Intendencia de Antofagasta. Lo hizo al día siguiente, fue detenido y enviado a la base aérea de Cerro Moreno, donde sufrió terribles torturas. La Caravana de la Muerte selló su destino: el 18 de octubre fue trasladado con otras trece personas a la quebrada El Way, donde los masacraron.

El 21 de octubre, la madre de Ruiz Tagle Orrego vio el cadáver de su hijo en el ataúd: "Le faltaba un ojo, el izquierdo. Los párpados estaban hinchados, pero no tenía heridas ni tajos. Se lo sacaron con algo, a sangre fría. Tenía la nariz quebrada, con tajos, hinchada y separada abajo, hasta el fin de una aleta. Tenía la mandíbula inferior quebrada en varias partes. La boca era una masa tumefacta, herida, no se veían dientes (...) Su cabeza estaba en un ángulo muy raro, por lo que creí que tenía el cuello quebrado”[3].

Los golpistas y diarios como El Mercurio, siguiendo en su mentira, publicaban después inaceptables versiones acerca de los planes del MAPU para tomarse los centros militares, involucrando a los ejecutados con el inexistente Plan Z.

Las mentiras de El Mercurio y de los militares alimentaron por largo tiempo (y hasta hoy), la opinión desfavorable al gobierno popular de Allende y a todo el proceso de cambios liderado por la Unidad Popular. Hoy existe un 40% de la población, que constituye el núcleo duro de la ultraderecha y que siempre será un escollo para cualquier proceso de cambios.

Los que sufrieron las consecuencias de crímenes como los relatados tienen ya conciencia del papel que jugó el golpismo, y de los verdaderos motivos de la izquierda para plantear la necesidad de cambios estructurales en un país que no puede ser regido por una minoría que tiene todo el poder económico y que aplasta a las grandes mayorías, condenadas a una existencia sin horizontes para la verdadera realización de la vida humana en dignidad y plenitud.

El sistema capitalista mueve a militares, parlamentarios, gobernantes, periodistas a tervijersar los hechos para defender tal injusta forma de ordenar y administrar la sociedad. Los que defienden este sistema pareciera que no conocen o no quieren reconocer los horrores que él comete para perpetuarse.

INACESA fue “adjudicada” en 1978 por el Estado pinochetista a Cementos Biobío, empresa privada propiedad del poderoso Hernán Briones. El Chile de hoy, que para algunos es tan próspero (porque lo miden desde su propio éxito y no desde la desesperanza de las mayorías), está construido sobre el despojo de lo que fuera el sector económico de propiedad social o intervenida, y el milagro económico chileno, esa “revolución silenciosa” ensalzada por el escriba Lavín, están basados en la mentira, en la muerte y en la desaparición de los que soñaron un sistema socialista, que equilibrara las injusticias, las desigualdades, y fuera un ordenamiento distinto y mejor de la sociedad, en pos de la plena satisfacción de las necesidades de vida de los pueblos.

Eugenio Ruiz-Tagle representa el compromiso heroico de los que dejaron una vida cómoda, pero basada en un ordenamiento injusto de la sociedad, y optaron por dedicarse a la causa de la dignificación de los pueblos: del pueblo pescador, del pueblo minero, del pueblo industrial, del pueblo poblador.

El ejemplo de Eugenio hoy mismo ilumina a los estudiantes que se toman colegios y universidades, como él lo hiciera en la UC en 1967; a los pescadores que hoy se enfrentan a la depredación de la pesca industrial monopolizada en pocas empresas como las de los clanes Luksic y Angelini; a los deportistas, faltos de oportunidades en un Chile de gobiernos corruptos que robaron los recursos del Estado para el deporte; a los profesionales idealistas que optan por el bienestar de los pueblos y renuncian al consumismo y a la crápula del capital y sus lacayos.

Necesitamos más Eugenios Ruiz-Tagle, yéndose a compartir el pan de cada día en las poblaciones, haciendo el poder popular desde los talleres, los colectivos, organizando a los vecinos, a los sin casa, a los sin esperanza.

Ruiz-Tagle está en las barricadas, en los colegios y universidades tomados, está entre los populares de Pudahuel, de Antofagasta, entre los pescadores de San Antonio a Papudo, de Puerto Montt. Está junto a los verdaderos mapucistas, de Arica a Punta Arenas, y también junto a los que aún viven el exilio.




[1] Comité Memoria Mapu. Ausentes presentes. Vidas y memoria. Santiago, 2007, pp. 195-196.
[2] Ibíd.
[3] Coordinadora de ex presas y ex presos políticos de Santiago. Nosotros, los sobrevivientes, acusamos. Diciembre de 2004. http://www.purochile.rrojasdatabank.info/Nosotros.pdf [Visitado el 22 de octubre de 2011]

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