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martes, 10 de diciembre de 2013

ESPECIAL MANDELA

Hay interesantes publicaciones sobre Nelson Mandela, en Resumen Latinoamericano.

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Interesad«s, soliciten copia del Especial Mandela a: mapusantiago@gmail.com

Algunas publicaciones llegadas:

Compas queridos,

Esta noche, hora europea, nos deja a los 95 años, NELSON MANDELA “MADIBA”.
Con el ejemplo de estos hombres y mujeres que nos demuestran con su ejemplo que se debe avanzar sin tranzar con el enemigo. Nuestra senda está llena de Madibas, a por ello compañeros!
Avancemos creando el poder popular
¡ AMANDLA!!!! ANC, NI PERDON NI OLVIDO!
Abrazos,
Victoria

UN PEQUEÑO HOMENAJE A UN GRANDE DE LA HISTORIA...
A UN LIBERTARIO DE LA HUMANIDAD: NELSON MANDELA

FRASES Y REFLEXIONES DE DON NELSON MANDELA, LÍDER DE LA LIBERTAD

1.- “Si yo tuviera el tiempo en mis manos haría lo mismo otra vez. Lo mismo que haría cualquier hombre que se atreva a llamarse a sí mismo un hombre”.

2.-  “No es valiente aquel que no tiene miedo sino el que sabe conquistarlo. ... El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo”.

3.- “Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo”.

4.- “Me gustan los amigos que tienen pensamientos independientes porque suelen hacerte ver los problemas desde todos los ángulos”.

5.-”Solo los hombres libres pueden negociar (...). Vuestra libertad y la mía no pueden separarse”.

6.- “La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la eternidad”.

7.- “Yo no tenía una creencia específica, excepto que nuestra causa era justa, era muy fuerte y que estaba ganando cada vez más y más apoyo”.

8.- “Mucha gente en este país ha pagado un precio antes de mí, y muchos pagarán el precio después de mí”.

9.- “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario”.

10. “Siempre parece imposible hasta que se hace”.

11. “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

12. “Porque ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás”.

13. “La mayor gloria no es caer, sino levantarse siempre”.

14. “Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento”.

A propósito de la muerte de Nelson Mandela

¿De cuál Mandela estamos hablando?

De Madiba a Cuito Cuanevale

MADIBA, significa “padre”, en lengua xoxa, es como hasta sus noventa y cinco años se conocía popularmente a Nelson Rolihlahla Mandela, quien nació un 18 de julio de 1917. Hoy Mandela es un símbolo de la convicción de los mas altos ideales de la humanidad que lo llevaron a prisión en 1962, donde paso 27 años humillantes aislado en una celda sin comunicación con el mundo.

En esa época de combate, de constante lucha contra el Apartheid, nadie daba apoyo a ese antiguo militante y solo Cuba contribuyó a formar el Wunkhoto We Sizwe (La Lanza de la Nación) que era el brazo armado del Congreso Nacional Africano. Para esa época no existían quienes hoy le rinden homenaje, quienes lo buscan para los flashes de los periódicos y medios de difusión o aquellos que buscan parecidos forzados con frases y oraciones bien escritas y estructuradas de sensibilidades falsas.

El actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hizo un prólogo al último libro de Nelson Mandela “Conversaciones sobre mí mismo”, un prólogo bien escrito obedeciendo a una estrategia de venta de los editores, pero también es una búsqueda forzosa para compararse con Mandela.

No por casualidad la primera dama de USA, Michel Obama, estuvo en el mes de junio del 2011 en Sudáfrica y hacerse una publicidad anticipando el aniversario de Mandela quien estaba abatido de un cáncer de próstata desde el año 2001. Cuando Obama dice en el prólogo al libro de Mandela que “es un ser humano que eligió la esperanza sobre el miedo, y el progreso en vez de prisión del pasado”, pretende interpretar al estilo muy romántico hollywoodense de que Mandela no tuvo “temor” a morir, y todos tenemos temor, miedo, pero Mandela no tuvo pánico, que es distinto, pues, como dice Pablo Freire, todos en algún momento de nuestras vidas tenemos miedo, pero lo que no debe es envolvernos el pánico y Mandela no lo tuvo, se armó con su fortaleza interna que desde afuera se la daban las luchas de los movimientos de liberación de África, América Latina, el Caribe y el heroico Vietnam, el estímulo de la creación de la Organización de Estados Africanos, con la fuerza de Jomo Kenyata, Kwame Kruma, Sekou Toure, la solidaridad activa cubana, proceso que culminaría con la derrota de la invasión Sudafricana a Angola en 1988 con la Batalla de Kuito Kuanavale donde se selló la independencia total de Angola, Namibia y la desestructuración del régimen del Apartheid que conduciría a la libertad de Nelson Mandela en febrero de 1990, contando con la fuerza militar cubana, la Swapo donde destacan los nombres del angolano General Luis Faceira (con quien hemos conversado sobre estos temas) al igual con el General Cinta Frías (de Cuba), leyendas vivientes que lograron derrotar la “operación del desierto” sudafricana constituida por más de cien mil hombres contra 40 mil entre angolanos, namibianos y cubanos. Y eso no lo reconocen ni lo reconocerán jamás Estado Unidos ni el actual inquilino de la casa Blanca. Hablar de esperanza para el caso de Nelson Mandela es hablar de la esperanza redimida que ese hombre sintió cuando se produjo la derrota del apartheid y la liberación de Namibia, como el mismo lo dijo en uno de sus discursos.

No me atrevo a encasillar a Mandela entre la izquierda y la derecha, lo considero un hombre que luchó contra el peor régimen racista que haya conocido la historia colonial y contemporánea en África como lo fue el Apartheid. El es consciente de que la mayoría del apoyo que recibió en los tiempos más difíciles procedió de la izquierda planetaria, no fue del imperialismo norteamericano, inglés, francés o israelí, pues todos ellos fueron cómplices de sus 27 años de prisión.

Fue un hombre que se ubicó en el contexto sudafricano donde 4 millones de blancos por la vía de la fuerza y la represión dominaban 18 millones de Xoxa, Zulu, Koishan entre otros pueblos originarios sudafricanos, más los migrantes hindúes como Mahatma Ghandi, quien sufrió el racismo en Sudáfrica. Si eso es ser de izquierda, Mandela fue de Izquierda. Se opuso a la guerra de Irak cuando acusó sarcásticamente al presidente de Inglaterra, Tony Blair, como una especie de Ministro de Relaciones exteriores de Estados Unidos cuando ese ex presidente justificó, al lado de la ONU, Collin Power y George Bush las falsedades de la posesión de armas nucleares que supuestamente tenía Sadan Hussein para justificar la invasión de parte de la OTAN.

Mandela....un sueño incompleto

La lucha de Mandela dio sus frutos políticos; en primer lugar derribó todas aquellas teorías falsamente científicas y moralmente injustificables de la incapacidad del africano para dirigir su propio país, teorías inventadas por el régimen del Apartheid. En segundo lugar, dejó un camino abierto en el poco tiempo que estuvo en la presidencia (1994-1999), para la reconciliación nacional, avanzar en la derrota contra la discriminación, el racismo, y eso no es nada fácil pues hay que tomar en cuenta que en solo 17 años que lleva el Congreso Nacional Africano en el poder, partido donde milita Mandela, no es posible acabar con la aberración social y psicológica acumulada por más de 400 años, pero se hace el esfuerzo y creemos que Sudáfrica avanzará hacia una sociedad más justa y equilibrada. Esos avances lo vimos cuando visitamos ese país hace justamente una década en el marco de la Conferencia Mundial contra el Racismo celebrada en la ciudad de Durban en el año 2001.

Hoy Mandela, al igual que Chávez y Fidel Castro, es un símbolo para los pueblos del Sur, aunque los occidentales lo han querido momificar y objetualizar, lo han querido convertir en un objeto de consumo y de moda como hicieron con el Che Guevara. Hoy más que nunca debemos revisar los discursos de Mándela y su agradecimiento a Fidel Castro, su condena a la Guerra de Irak, no podemos dejar que lo pongan en el sueño eterno de Martin Luther King con aquel famoso discurso de “Tengo un sueño”. Los sueños de Mandela por una sociedad más justa no se logró en el corto tiempo que ejerció el poder... la incertidumbre en la Sudáfrica postmandela no es muy alentadora. Hoy Mandela, junto con Graza Machel, ex esposa del lider mozambicano Samora Machel, también asesinado por los sudafricanos, son referentes para la reconciliación planetaria.

- Jesús Chucho García, desde Bamako, Mali. (La voz de Afroamérica).


Mandela: político, no santón

Mandela no fue una imitación de Cristo, como se insinúa por estos días. Fue un político. Ser político es inmiscuirse en un mundo en el que para alcanzar fines que se estiman buenos es  inevitable usar medios —la violencia, el engaño, la sorpresa, a veces incluso el crimen— que condenan el alma y ensucian las manos.

CARLOS PEÑA / domingo 8 de diciembre 2013 / El Mercurio

La excepcionalidad de Nelson Mandela deriva del hecho de que fue un político, cuya vida desmiente lo que (en ocasiones con razón) suele creerse en estos días: que ser político siempre equivale a carecer de escrúpulos, o a ser mediocre, o embaucador, o tonto, o flojo.

Un vistazo a las caracterizaciones que del político se encuentran en la literatura ayuda a medir a Mandela. La primera es muy antigua y alcanza uno de sus puntos culminantes en las descripciones de Maquiavelo. 
Según ella, ser político es inmiscuirse en un mundo en el que para alcanzar fines que se estiman buenos es inevitable usar medios —la violencia, el engaño, la sorpresa, a veces incluso el crimen— que condenan el alma y ensucian las manos: apoyar la dictadura para llegar a la democracia; ejercer la violencia para obtener la paz; sacrificar a algunos para poner el bienestar al alcance de muchos. 

 La segunda imagen la sugiere Kant en su escrito sobre la paz perpetua. La política, dice allí Kant, siempre debe inclinarse ante la moral. Nunca al revés. Y el buen político es el que sabe abrirse paso, con astucia y prudencia, en medio de la selva de la realidad para realizar esos principios. El político, como cualquier ser humano, sabe lo que debe hacer y, en consecuencia, lo hace. ¿Siempre obtiene el éxito al seguir su deber? No, por supuesto; pero en esta vida, dice Kant, no se trata de obtener la felicidad, el éxito o el triunfo, sino que se trata de ser digno de ser feliz, exitoso o triunfador (aunque no se llegue a ser ni feliz ni exitoso ni triunfador). No es la búsqueda del éxito entonces, sino la construcción de la dignidad lo que debe guiar al político. 

Ambas imágenes suelen mezclarse en los políticos reales; pero siempre una de ellas prevalece sobre la otra. La primera, por ejemplo, prevalece en Henry Kissinger o, para no ir tan lejos, en Jaime Guzmán. 
La segunda, en cambio, no cabe duda, predomina en Nelson Mandela.

A menudo (especialmente por estos días aliñados por la rara mística que despierta la muerte) se presenta a Mandela como un santón que puso una y otra vez la otra mejilla, como un sujeto movido por el amor espontáneo a los demás, como alguien que después de la purga espiritual de la cárcel, fue capaz de perdonar los crímenes y abusos que se infligieron a él y a su pueblo. Mandela habría estado movido por el combustible de la reconciliación y el perdón, y al modo de un padre amoroso, habría contagiado a todos los demás. Su mérito habría sido el amor y no el deber.  Ese punto de vista hace de la figura de Mandela (como dijo con alegría comercial uno de sus biógrafos) una de esas que surgen cada mil años. Una especie de Jesucristo revivido. Algo notable y excepcionalísimo que casi por un azar histórico difícil de comprender cambió la historia de Sudáfrica.

Pero Nelson Mandela no fue eso. Fue un político. Su gracia consiste en haber sido un político excepcional, no un santón estándar.

Él supo transitar en medio de la jungla de la realidad y del abuso sudafricanos con “astucia de serpiente”. Hasta su discurso en Cape Town en 1990, reconoció la lucha armada como un camino legítimo. Y más tarde, con la “candidez de la paloma” negoció y sedujo (esa fue la expresión que él mismo empleó) a los blancos que dominaban a él y a su pueblo, hasta derrotarlos. Cuando alcanzó el triunfo, fue generoso y convenció a todos, a enemigos y partidarios, a negros y a blancos, que habían estado presos de una misma condena.

En suma, Mandela probó, en 95 años, que la política puede ser sublime. Pero sublime no por la limpidez de sus medios o la claridad de sus resultados, sino por los fines que la orientan y la dignidad con que se la ejerce.  Mandela merece el recuerdo y la admiración no por ser un santo (que no lo fue) ni por haber prodigado el perdón o la reconciliación a raudales (después de todo, hizo eso una vez que venció) ni tampoco por haber sido una sencilla paloma (a veces se comportó también como serpiente), sino por haber sido un político moral. Moral no porque se golpeara el pecho, se arrodillara para perdonar o hiciera ascos a los caminos torcidos de la política, sino porque mostró a todos que en esta vida no se trata de alcanzar el poder o el éxito sin más, sino de ser dignos del uno o del otro (aunque, como ocurrió en su caso, se demoren en llegar).




OPINION

Madiba, más allá de la leyenda

Por Ariel Dorfman

No puedo evocar bien la primera vez que supe de la existencia de Nelson Mandela. Podría haber sido en 1962, cuando al futuro presidente de Sudáfrica lo condenaron a prisión perpetua en el roquerío destemplado de Robben Island. Podría haber sido en esa fecha, pero no lo fue.

Yo era a la sazón un joven de veinte años que, como tantos de mi generación en Chile, predicaba la revolución. Bajo el menor pretexto local, nacional o internacional, salía, junto a otros estudiantes, a las calles de Santiago a exigir justicia contra un viento y una marea de policías armados. Y, sin embargo, entre esa multitud de protestas no hubo una, que yo recuerde, que se organizara para reclamar la libertad de Mandela. Entendíamos, con borrosa claridad, que el apartheid sudafricano era una lacra racista, el sistema más inhumano y cruel en el mundo, pero su lucha era un mero resplandor lejano frente a la urgencia de una América latina empobrecida y ardiente. Ni siquiera durante los tres años de la presidencia de Salvador Allende –cuyo programa de liberación nacional pudo haber sido calcado de la Freedom Charter de la African National Congress– me llamó la atención la figura de Mandela.

Fue recién en 1973, cuando el golpe militar contra Allende me arrojó al exilio, me dejó sin ancla ni país, que el nombre de Mandela se fue convirtiendo en una especie de hogar y refugio, una llamarada de esperanza que me alentó los días del de-sarraigo con un feroz y tierno ejemplo de lealtad. Su significado creció más todavía debido a la torcida colusión de los dos regímenes parias, el de Pinochet y el de Vorster y Botha, que intercambiaban medallas y embajadores y exportaciones (incluyendo armas y gases lacrimógenos). Esas dictaduras hermanadas en su obsesión por eliminar toda rebeldía, toda disidencia, hicieron crecer aún más mi identificación con el destino de Mandela, hicieron que sintiera yo, como tantos que buscaban un mundo más decente e insobornable, que su lucha era la mía, era la nuestra.

No obstante lo cual, tuvo Chile que recuperar su democracia en 1990 –el mismo año en que Mandela finalmente emergió triunfalmente de la cárcel– para que yo comenzara a comprender que aquel ex preso político era bastante más que un símbolo o un eco. En un momento en que Sudáfrica y Chile y muchos otros países encaraban los dilemas turbulentos de una transición a la democracia, en que nos preguntábamos cómo hacer frente a los terrores del pasado sin ser rehenes del odio que ese pasado seguía engendrando, fue Mandela el que nos sirvió de modelo y guía. Al lograr que su patria se deshiciera pacíficamente del apartheid, al negociar con sus enemigos y mantener, sin embargo, su dignidad inquebrantable, nos dio, a tantos que habíamos luchado durante décadas contra la injusticia, una lección fundacional. Teníamos que aprender que puede ser éticamente más complicado navegar las tentaciones y matices de la libertad que mantener en alto la cabeza y el corazón batiendo fuerte en medio de una opresión que separa, sin ambigüedad, el bien del mal.

Admirable ese hombre que, pese a haber pasado casi treinta años en la cárcel, quizá porque pasó tanto tiempo coexistiendo con sus más enconados adversarios, comprendió que la reconciliación es posible, siempre, nos advirtió que no se traicione la memoria, siempre que se exija el arrepentimiento ajeno. Más que admirable. Porque justo cuando pensamos que no se lo podía venerar más, justo entonces decidió no eternizarse en la presidencia. Decidió dar un ejemplo de probidad y confianza en la democracia. Uno de los hombres más populares del planeta y un ídolo en su país prefirió no acumular todo el poder en su persona, prefirió preparar a su patria para el momento inevitable de su desaparición.

Ese momento ahora ha llegado.

Ahora tendrá el mundo, y en especial Sudáfrica, que poner rumbo al futuro incierto sin su prodigiosa presencia, lo que me atrevo a llamar su luz en nuestra oscuridad.

Y es ahora, por supuesto, que Mandela se nos irá haciendo cada vez más peligrosamente legendario. Si no se pudo defender en vida de la santificación insensata, ¿cómo podrá lograr desde la muerte que se lo trate, muy simplemente, como un ser humano de carne y hueso, alguien que, como todos los seres de nuestro universo, nace y come, come y ama, ama y muere?

Quisiera, entonces, en este instante doloroso en que Mandela se nos empieza a escapar entre los discursos y los encomios, los parabienes y los paramales, los monumentos y las estatuas, quisiera rescatar a ese hombre real, tangible, corpóreo.

Tuve la suerte de encontrarme con Madiba (su nombre de clan) el 28 de julio de 2010 cuando visité Sudáfrica para dar la Mandela Lecture, una conferencia que cada año se pronuncia en su honor. Cuando me cursaron la invitación –la primera a un latinoamericano y a un escritor–, mis anfitriones me dijeron que Mandela nos recibiría a mí y a mi mujer Angélica en su casa para almorzar, siempre, claro, que no estuviera enfermo. Resultó que su salud no permitió tal agasajo, pero sí pudimos juntarnos durante una hora en la sede de la fundación que lleva su nombre. Sería uno de los últimos encuentros de Mandela con una visita extranjera, alguien que no perteneciera a su entorno inmediato.

Me llamó la atención su fragilidad, la lenta precariedad de sus movimientos, la firmeza de su mano cuando empuñó la mía, la forma en que su cara se transformaba, como un sol al amanecer, cuando se ponía a sonreír. Y sus mayores sonrisas eran para Graça Machel, su segunda esposa, que lo ha cuidado en su vejez, a quien le debemos que un hombre tan maltratado en la cárcel haya sobrevivido hasta los 95 años.

¿De qué hablamos? De Allende, por cierto. Y de los ataques xenofóbicos a los foráneos y forasteros que son, según Mandela, una vergüenza nacional. Y de sus esperanzas para Sudáfrica.

Todo lo cual era predecible.

Lo especial viene cuando habla de su padre y su madre. Como todos los hombres de edad avanzada, vive una gran parte de cada día en el pasado remoto y, en esta ocasión, debido a que conversamos acerca de su cumpleaños, él menciona un incidente en que su padre golpeó a su madre, una degradación que no está consignada en ninguna de sus biografías.

De pronto, aparece otro Mandela. Alguien que adora a su padre, pero que lo critica. Alguien que quiere a su madre, pero que queda abochornado por su deshonra. Alguien que, mucho antes de ser el gran protagonista que salvó a su patria y ofreció un ejemplo moral inigualable a nuestra especie descarriada, fue un niño, chiquito e indefenso, dándose cuenta de que la injusticia siempre comienza por los actos más pequeños, los más aparentemente insustanciales. Un niño que presencia ese ataque contra su madre –o quizá se lo cuentan, quizá ocurrió antes de su nacimiento, no es evidente en su relato– y que se pregunta ante la inmensidad desolada del continente africano por qué existe el dolor, se pregunta acerca de un mundo autoritario que parece inalterable y que, sin embargo, necesita rectificarse, necesita ser mejor.

Ese es el Mandela del que me quiero acordar.

El que vivió día a día su siglo terrible y no salió dañado de su cautiverio.

El que cultivó un jardín en la cárcel.

Gozaba plantando y cosechando bajo la lluvia y bajo el sol, sabiendo que tal como ejercía un mínimo control sobre esa parcelita de tierra, también podía controlar su dignidad y sus memorias y la fidelidad con sus compañeros. El que compartía fruta y vegetales con los otros presos, pero también con sus carceleros, prefigurando el tipo de nación que deseaba y soñaba.

Es así como quiero recordar a Madiba.

Como un jardín que crece, así como crece la memoria. Como un jardín que crece como debería crecer la justicia. Como un jardín que nos reconcilia con la existencia y la muerte y las pérdidas irreparables. Como un jardín que crece, como crece Mandela adentro de todos nosotros, adentro del mundo que él ayudó a crear y que tendrá que encontrar a tientas un modo de serle fiel.

CON AGRADECIMIENTOS A:
Victoria Herrera
Carlos Aznárez


jueves, 21 de marzo de 2013

Falleció longko Pascual Pichun Paillalao

A las 9.45 horas del miércoles 20 de marzo, falleció el longko de la comunidad Antonio Ñiripil, de Temulemu, comuna de Ercilla, don Pascual Pichun Paillalao.

Su sepultación se realizará el sábado 23, a las 16 horas, en el cementerio de la comunidad, en Temulemu.

El longko Pichún, junto con Aniceto Norín, longko de la comunidad de Didaico, sufrieron una cruel persecución y prisión, desde que el latifundista Juan Agustín Figueroa los acusara de "incendio terrorista". Luego de haber sido absueltos por la Corte de Apelaciones de Temuco, fue la Suprema (donde el poderoso Figueroa desplegó todas sus influencias) la que los condenó.
Pichún y Norín desplegaron una emblemática lucha contra la usurpación de tierras, sin que hayan recurrido a métodos condenados por la "justicia" de este país, que ya sabemos para qué intereses ha sido establecida. Por haber sido consecuentes a este proceso, fue que el sistema los condenó. Las usurpaciones de tierras en Temulemu y los abusos de los Figueroa están patentes y constan en documentos históricos, publicaciones de prensa de la década de 1960, cuando ya el longko Pichún, padre del fallecido longko actual, sostenía una lucha frente a los que habían usurpado parte del territorio comunitario.

Don Pascual era una de las autoridades ancestrales que presentarán al gobierno y a la sociedad chilena, una propuesta de autogobierno.

Nos unimos al dolor de la familia y al clamor de su comunidad y de su pueblo, en esta lucha por la recuperación de los derechos territoriales y culturales del pueblo nación mapuche.

Presentamos algunos enlaces a publicaciones donde defendimos la inocencia de los longko Pichún y Norín, y el derecho de sus comunidades a la tierra y el territorio que les perteneció desde sus ancestros.


Figueroa y su mala memoria - (Lo que no recordó en el juicio oral) –
Por Carlos Ruiz
Consejería Indígena Urbana
Una información de prensa, del año 1969, bastaba para contradecir una parte de las declaraciones del usurpador Juan Agustín Figueroa en contra de los lonko Pascual Pichún y Norín Aniceto y de otros acusados del incendio de su casa en el Fundo Nancahue. Era falso que la relación entre las comunidades colindantes y el padre del primero, Rafael Figueroa, fuese excelente. Ya habían tenido conflictos en dicho año, a partir de problemas de más larga data.
En el fallo absolutorio del pasado 28 de julio, que hoy leemos gracias a su publicación en Mapuexpress, se lee:
“Juan Agustín Figueroa Yávar y Juan Agustín Figueroa Elgueta, testificaron que son propietario y administrador del Fundo Nancahue, respectivamente, el que fue adquirido alrededor de 1942, por el padre y abuelo de cada uno de ellos, predio forestal con plantaciones de pinos y eucaliptos. Colinda con las Comunidades de Temulemu y Didaico; la relación con los pobladores de dichas comunidades era excelente, y su primer propietario se preocupó de crear una escuela pública y una posta de primeros auxilios para los habitantes del sector. Iniciada la década del 90 las Comunidades colindantes comenzaron a reclamar reivindicaciones de tierras que decían les había sido usurpadas. En el año 2001, empezaron las hostilidades; comenzaron a recibir amenazas verbales y escritas -estas últimas se acompañaron a un juicio en Traiguén”.
Pero leamos lo que el diario El Siglo informaba con fecha 10 de febrero de 1969, pág. 5: “Contra los abusos se tomaron un fundo en Traiguén. Unas 300 personas entre campesinos y mapuches, se tomaron ayer el fundo Nancahue, ubicada en el departamento de Traiguén y de propiedad del momio radical Rafael Figueroa González. La toma del fundo se realizó ante el cansancio de los trabajadores por continuos abusos del dueño, quién, entre otras cosas, hace 16 años que no les tiene contrato de trabajo a sus inquilinos...Los mapuches por su parte han solidarizado con el movimiento ante la usurpación de terrenos de que fueron objeto por el latifundista mencionado”.
De la información se desprende directamente, que la comunidad mapuche propietaria ancestral de las tierras que ocupó el fundo Nancahue, reivindicaba en 1969 su derecho a tierras usurpadas. Es falso que haya habido una buena relación entre la comunidad y el latifundista y militante radical Rafael Figueroa González (padre de los Figueroa Yávar). Del mismo modo, se acusa a Rafael Figueroa de no haber hecho contratos a los trabajadores de su fundo durante 16 años, es decir a partir de 1953.

Juan Agustín Figueroa, asesor de Marco Enríquez-Ominami... ¿¿¡¡!!?? ¿¿??!! ¿Qué les parece?
indigenasurbanos.blogspot.com
Página de la Consejería Indígena Urbana, organización que agrupa a indígenas res...Ver más


Mi carta a Lagos x la libertad de los Presos Políticos Mapuche:

Rebelión es un medio de información alternativa para las noticias que no son c...Ver más



Carta del longko Pascual Pichun a Ricardo Lagos. abril de 2003
“…sepa usted que otros mapuches seguirán peleando por lo que nos pertenece en justo derecho y otros lonkos asumirán el lugar que yo y tantos otros hermanos ocupamos hoy. Eso no debe usted olvidarlo nunca señor Presidente”

Longko Aniceto Norín al centro,atrás longko Pascual Pichun

El longko Pichun es el primero de la izquierda. Al centro, otros longko y el werken Aucan Huilcaman. Acto en el cerro Welen, 18 de septiembre de 2010.






lunes, 25 de julio de 2011

Asesino de Noruega es nazi

El asesino de Oslo las tiene todas: ultraderechista, fundamentalista católico, racista, nazi, sionista, depredador de animales. ¿Tendrá el ADN de los "jóvenes" de Chacarillas? ¿Habrá quedado picado por no haber sido llamado al gabinete de Piñera? ¿Le habrá hablado algún fantasma? ¿Lo habrán preparado en West Point o en Panamá? Si lo sueltan, está pintado para senador designado.
La policía no llegó a atajarlo, no pudo poner tantos explosivos él solito: esto es conspiración y el infeliz es sólo la punta del iceberg.


Fuente: http://resumenlatinoamericano.blogspot.com/


DOBLE MATANZA EN NORUEGA
El ultra noruego buscaba golpear al marxismo y al Islam
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Noruega y toda Europa siguen estupefactas ante la doble masacre de Oslo y Utoya, y más aún al conocer que ha podido ser cometida por una sola persona: un joven de 32 años, ultraderechista y fundamentalista católico, que está detenido. Anoche se supo que horas antes había anunciado sus planes por internet. En Utoya se hallaron también explosivos sin detonar. La Policía sopesa que puede haber más fallecidos en el agua o bajo los escombros de Oslo. 


El epicentro del horror tiene un nombre: la isla de Utoya. Y también una cara: la de Anders Behring Breivik, 32 años, autodefinido como islamófobo. Una para- doja remarcable si se recuerda que en el primer momento del doble atentado, en la tarde del viernes, se privilegiaba la tesis de que los autores eran grupos islamistas.Aunque la investigación se lleva a cabo en total secreto, tanto de los testimonios recogidos en la isla como de las hipótesis policiales se desprende la probabilidad de que Breivik actuara solo, lo que aumenta el estupor general por el tamaño de la matanza causada. Sólo contradirían esta tesis algunos relatos de jóvenes que citan haber oído disparos desde dos direcciones diferentes, pero sin demasiada convicción al parecer.

Esta tesis se apuntaló anoche al trascender que Breivik colgó horas antes un manifiesto de doce minutos de duración en Youtube en el que describía los ataques que iba a perpetrar, según informaron fuentes policiales a la cadena TV2.
En el vídeo Breivik -bajo el nombre de usuario 'BerwickAndrew'- se compara con los caballeros templarios y anima a sus seguidores a participar en una guerra contra el marxismo y el Islam. En el minuto 12, aparece armado con un rifle automático, vestido con un traje de neopreno y con un parche en el brazo en el que pone «cazador de marxistas».
De igual modo, el joven ultra habría publicado en diferentes foros un panfleto de 1.500 páginas de longitud en el que describe con minuciosidad sus planes para atentar contra el Gobierno noruego.
La isla de Ut0ya, a 40 kilómetros de la capital noruega, se convirtió en el principal exponente de lo que el primer ministro, Jens Stoltenberg, califica de «peor tragedia desde la Segunda Guerra Mundial»
Ahí irrumpió armado el viernes sobre las 17.30 el presunto agresor, y allí provocó al menos 85 víctimas mortales.Se sospecha que, tras activar el artefacto de Oslo, se desplazó a la idílica isla donde 560 personas participaban en un campamento de las juventudes socialdemócratas -el partido de Stoltenberg-, con uniforme policial y armado con armas semiautomáticas.
Hora y media de tiroteo
Debido a las peculiares condiciones geográficas y al anterior estallido del coche-bomba ante los edificios gubernamentales de Oslo, la Policía noruega necesitó cerca de media hora para llegar al lugar tras haber recibido el primer aviso. Algunos de los jóvenes que participaban en el campamento del partido socialdemócrata dieron la alarma a través de métodos como mensajes de twitter.
Tras los disparos, muchos de ellos trataron de huir de la isla a nado, por lo que ayer se buscaban cadáveres también en el mar. Además, la llegada de la Policía motivó nuevas escenas de pánico, dado que también el atacante había actuado vestido con ese uniforme.
La Policía considera que la matanza había sido minuciosamente preparada. Se prolongó durante cerca de hora y media en total, en la que aparentemente Breivik actuó con total sangre fría y sin parar.
Según se ha sabido a través de los relatos de los jóvenes supervivientes, muchos de ellos todavía en estado de shock, el autor de la matanza les reunió en tono tranquilo afirmando que iba a darles detalles sobre lo que estaba ocurriendo en Oslo, ya que a la isla ya había llegado noticia sobre la explosión del coche-bomba. Lógicamente, el hecho de que fuera vestido de policía hizo que nadie sospechara de sus intenciones reales. Cuando decenas de ellos ya estaban ante él, empezó a disparar.
El pánico hizo que los jóvenes se refugiaran entre los árboles y las rocas de la zona, o bien que saltaran directamente al mar. Según uno de los heridos, el hombre siguió tirando contra quienes nadaban: «La gente moría en el agua. Yo me tenía que proteger detrás de ellos, rezando para que no me viera. En medio del tiroteo, una bala me alcanzó la espalda», narró.
Algunas fuentes afirman que habría todavía unos 20 jóvenes sin aparecer en el campamento, por lo que si se confirman los peores presagios la matanza podría haberse costado más de cien vidas. Sin embargo, la Policía rebaja la cifra de desaparecidos hasta «cuatro o cinco».
Pese a la opacidad de la investigación, un portavoz de la Policía noruega sí apuntó que Breivik se rindió sin oponer resis- tencia, dejando sus armas en el suelo, en el mismo tono calmado que usó para perpetrar la masacre.
«El atacante ha confesado que se encontraba en la isla, que tenía acceso a armas y que había abierto fuego», declaró el jefe policial en funciones, Sveinung Sponheim. Breivik, apuntó, está siendo interrogado en la comisaría de Policía de Oslo. Según las leyes de aquel país, disponen de tres días para los interrogatorios, antes de ponerlo a disposición judicial.
¿Más bombas en Oslo?
El ataque en la isla se produjo dos horas después del de la capital, cuando en los medios noruegos se sucedían las imágenes de escenas de caos en Oslo, con personas heridas tendidas en las aceras y ciudadanos ensangrentados entre ambulancias y equipos sanitarios.
La potente detonación había causado graves destrozos en cuatro edificios gubernamentales y otros inmuebles vecinos, y la policía procedía a evacuar la estación central de ferrocarril, centros comerciales y redacciones de los principales medios del país.
Tras saltar la noticia del tiroteo, las informaciones sobre ambos atentados se solaparon durante horas. Si inicialmente toda la atención se centró en la capital, de la que llegaban imágenes de edificios destrozados y ciudadanos heridos, con las horas se trasladó a la isla, donde finalmente, ya de madrugada, se confirmó la matanza de dimensiones catastróficas.
El mismo portavoz policial que dio detalles de la detención de Anders Behring Breivik invitó a no descartar que haya más explosivos todavía en Oslo que no han estallado, al igual que los hallados ya en la isla, sobre los que no hay más detalles por ahora.
Y junto a ello, se apunta con bastante certeza que la cifra de víctimas mortales por la deflagración de la capital puede aumentar en la medida en que se vayan retirando los escombros provocados en varios edificios de la zona. Tampoco hay datos oficiales por ahora sobre el explosivo y su cantidad, pero el estallido fue devastador.
Abono químico y armas
El presunto agresor había comprado desde la primavera pasada hasta seis toneladas de abono químico, como explicó a medios noruegos la portavoz de un mayorista de estos productos, con los que podría haber preparado la bomba de Oslo.
No levantó sospechas, añadió esa fuentes, puesto que constaba como distribuidor de productos agrícolas. También se sabe que era aficionado a la caza, lo que le habría permitido el acceso a las armas de fuego que utilizó luego en Utoya.
Además de los muertos, se sabe que unas 30 personas permanecen hospitalizadas en estado grave en centros sanitarios de Oslo por la doble masacre, según informó el diario ``Aftenposten''.
El director del hospital de Oslo, Pal Aksel Naess, explicó que hay 30 heridos graves, de los cuales 20 están muy graves y que otras 35 personas habían sido atendidas por heridas de menor gravedad.
Stoltenberg, firme
El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, se vio afectado no sólo políticamente sino también personalmente por la matanza, dado que conocía a algunos de los jóvenes abatidos, por ser miembros de su partido. En una comparecencia hecha tras visitar a algunos heridos, confió en que el doble atentado no afecte «al carácter abierto y democrático» del país nórdico.
«Espero que podamos mantener Noruega como es, abierta y democrática», aseguró Stoltenberg al ser preguntado sobre las consecuencias que podría tener en la población la «mayor tragedia nacional desde la II Guerra Mundial».
«Noruega es un país donde los políticos tienen una relación cercana con la gente, donde los jóvenes son políticamente activos sin tener miedo. Voy a hacer todo lo que pueda para mantener esto así», agregó.
A continuación, abogó por dejar trabajar a las fuerzas de seguridad, en las que tiene «total confianza».
Mandatarios de todo el mundo expresaron su solidaridad con la población noruega; entre ellos estaba el secretario general de la ONU, Ban-Ki Moon; Barack Obama, presidente de Estados Unidos; Dimitri Medvedev, presidente de Rusia; o Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo. Se les unieron gobiernos árabes y latinoamericanos.
El estupor por la matanza y su localización se palpó en reacciones como la de José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, que indicó que un ataque así no es algo que uno espera ver en una nación a la que se asocia «con la paz tanto en el propio país como por sus esfuerzos por lograr acuerdos de paz en el extranjero».
 
La ultraderecha noruega, un partido antiislámico que ya es segunda fuerza
Las primeras sospechas tras el doble atentado de Oslo apuntaron a los grupos yihadistas. Antes de que se conociese la identidad del primer detenido, buena parte de los medios de comunicación occidentales ya tenían elaborados los informes que culpaban a organizaciones islámicas y señalaban a la publicación de las caricaturas de Mahoma, en el año 2005, como base argumental para los ataques. Sin embargo, el arresto de Anders Behring Breivik como principal sospechoso ha puesto en evidencia que las bombas y el tiroteo están más cerca del atentado de Oklahoma, perpetrado por ultraderechistas el 19 de abril de 1995, que del 11-S. No se puede obviar que las ideas islamófobas y conservadoras han cobrado fuerza durante los últimos años en toda Escandinavia. También en Noruega, donde el Partido del Progreso (FrP en sus siglas en noruego) representa ese discurso que mezcla antiinmigración, valores conservadores y liberalismo económico.
«Esto me entristece todavía más después de saber que esta persona fue miembro de nuestro partido», declaró ayer. a través de un comunicado, Siv Jensen, la presidenta del Partido del Progreso, tras reconocer que el detenido fue miembro de su formación entre 1999 y 2006. La lista ultraderechista es,, desde las elecciones de 2009, la segunda fuerza en el parlamento, con 41 escaños y el 23% del porcentaje total de votos. El FrP ha experimentado un ascenso imparable desde los años 80, pasando de ser un grupo prácticamente marginal con apenas 4 escaños hasta convertirse en la gran referencia derechista, desbancando al Partido Conservador (30 escaños) y haciendo desaparecer al resto de partidos ultras.
Paradójicamente, en un país con una fuerte tradición de asilo como es Noruega, un mensaje como el de Jensen, centrado en la crítica contra los inmigrantes (especialmente los musulmanes), ha encontrado un progresivo respaldo entre los votantes. Un ejemplo de este discurso se encuentra en sus campañas electorales, donde se muestran imágenes de personas con rasgos árabes armados con pistolas o cuchillos. A. PRADILLA
Noruega, escenario de dolor y confusión
Oslo fue ayer escenario de una tremenda explosión que destrozó el complejo gubernativo, algunos edificios ministeriales y las sedes de varios medios de comunicación, y que conmocionó a la sociedad noruega y al conjunto de Europa. Poco después, el tiroteo ocurrido en un campamento de las juventudes del Partido Laborista incrementaba la tragedia. Se daba por seguro que al menos diecisiete personas han perdido la vida. Junto a la sorpresa y el dolor, llegó la confusión, ya que en apenas unas horas se comenzaron a difundir a través de la prensa noruega y los medios internacionales distintas versiones sobre las pistas que «privilegiaban» los encargados de la investigación. El único dato oficial que ofreció el ministro de Justicia e Interior es que la persona arrestada -la única hasta ese momento- en relación a estos hechos es de nacionalidad noruega.
Pese a la prudencia oficial, desde el primer momento fuentes «oficiosas» y muchos analistas internacionales privilegiaron la «pista islamista», recordando que Noruega forma parte del contingente que la OTAN mantiene en Afganistán, por lo que el escenario bélico que se vive en esa región asiática habría vuelto a hacerse presente de forma virulenta en Europa. Pero también hubo quien puso de relieve que el objetivo de ambas acciones podría ser el propio Partido Laborista, que se encuentra al frente del Gobierno y cuyo secretario general Jens Stoltenberg es primer ministro desde 2005.
Con el paso de las horas se despejarán esas dudas, pero sobre la sociedad noruega pesará por mucho tiempo el trágico resultado del doble atentado de ayer. Si los países escandinavos han ofrecido en las últimas décadas una imagen de convivencia ciudadana digna de ser imitada, también existen en su seno fuerzas que abogan por instalar un sistema «securatista», en el que el orden policial se imponga sobre la libertad de elección personal en todos los órdenes de la vida.
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NORUEGA
Un granjero ultra e islamófobo al que le gusta ver «Dexter»
Por Iker Bizkarguénaga
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Una persona con una creencia equivale a 100.000 personas que sólo tienen intereses». Este es el último men- saje que difundió en su cuenta de Twitter, el pasado 17 de julio, Anders Behring Breivik, la persona que permanece detenida como presunto responsable de la matanza del viernes en Noruega. Las especulaciones fueron ayer constantes tanto sobre su perfil como sobre las razones que le habrían llevado a cometer los hechos de los que se le acusa, aunque fuentes de la Policía noruega, que le está sometiendo a constantes interrogatorios desde su detención, le definían como «fundamentalista cristiano», «islamófobo» y cercano a la extrema derecha. Así, en el registro realizado en su domicilio habrían sido hallados mensajes colgados en internet con contenidos ultraderechistas y antimusulmanes.
También se difundió que hace unos meses compró seis toneladas de fertilizantes, que podrían haber sido utilizados para confeccionar los explosivos que anteayer sacudieron el centro de Oslo, aunque una gran cantidad de ese fertilizante fue encontrada en su granja. Asimismo, perteneció a un club de tiro y tenía varias armas registradas a su nombre de forma legal, señalaron desde la Policía.
Lo cierto, sin embargo, es que al igual que la víspera, las informaciones llegaron ayer con cuentagotas. Lo que sí podía leerse es el perfil que Behring Breivik presenta de sí mismo en Facebook. Así, el granjero rubio y alto que presuntamente ha causado una escena de terror inédita en Noruega se define como «cristiano y conservador», en el apartado de prefencias religiosas y políticas, y explica que es aficionado a la caza y al equipo de fútbol FK Lyn, que hace un año perdió la categoría en la Liga profesional noruega a causa de sus problemas financieros.
En lo que a gustos musicales de refiere, Behring Breivik, de 32 años de edad, se decanta por la música clásica, aunque también le gusta la música electrónica, concretamente el Vocal Trance, un subgénero del Trance que es ampliamente escuchado en Alemania, Suecia, Holanda, Bélgica y Gran Bretaña.
En su perfil llama la atención el amplio espacio que ocupan sus gustos literarios. Entre las obras que el detenido asegura que le gustan se encuentran títulos tan referenciales como «1984», de George Orwell; «El proceso», de Franz Kafka; «Guerra y Paz», de León Tolstói; «La Iliada» y «La Odisea», atribuidos a Homero; «Crítica de la razón pura», obra principal del filósofo Immanuel Kant; «La riqueza de las naciones», de Adam Smith, padre del capitalismo moderno; «Leviathan», de Thomas Hobbes; «La Divina Comedia», de Dante Alighieri; y «La República», de Platón. Se ve, por tanto, que es un aficionado a los clásicos de la literatura universal.
Por contra, no parece ser muy cinéfilo y apenas son tres las películas que señala como preferidas: «Gladiator» -«El Gladiador»-, «300» y «Dogville». Entre las series de televisión que más le atraen aparecen algunas más propias de los gustos de un adolescente: «True Blood», «Stargate» y «Dexter» no pasarán a la historia de las grandes series televisivas. Al parecer, Behring Breivik también es aficionado a jugar a las consolas, siendo «World of Warcaft» y «Modern Warfare II» sus juegos preferidos. Asimismo, se declara seguidor del que fuera primer ministro británico Winston Churchill y de Max Manus, un conocido miembro de la resistencia noruega que luchó contra la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial.
Un perfil que puede dar algunas pistas sobre la personalidad del supuesto responsable de la muerte de cerca de un centenar de personas, pero que seguramente no será muy diferente al de muchos noruegos treinteañeros. Las fuerzas policiales del país escandinavo tratan por tanto de descubrir qué es lo que habría llevado a esta persona a cometer tan terribles acciones y si contó con la colaboración de otras personas o si actuó en solitario. «No estaba en nuestro radar, habría estado si hubiese estado activo en grupos neonazis en Noruega», indicaron fuentes policiales a la agencia AP. Al parecer, «apareció de la nada».
Por su parte, otra agencia de noticias, Reuters, informó de que Breivik perteneció al Partido del Progreso, segundo en número de votos en Noruega, aunque el líder de esta formación sostenía ayer que dejó de pagar su cuota de afiliado y se marchó hace cuatro o cinco años.
En esa misma agencia también apuntaban que escribió varios comentarios en blogs de internet, firmados con su propio nombre, en los que criticaba las políticas europeas que tratan de hacer convivir las culturas de distintos grupos étnicos. «¿Cuándo el multiculturalismo dejará de ser una ideología diseñada para destruir la cultura europea, las tradiciones y la identidad de las naciones-estado?» se preguntaba hace año y medio en la web ultra www.documento.no.
Un periodista del diario «DagBladet» lo definía como «islamófobo, proisraelí, antiinmigrante e hipernacionalista que creció en la zona rica y burguesa de Oslo». Bastante información para alguien que «apareció de la nada»..., pero que anticipó sus planes en Youtube.
fuente: GARA

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NORUEGA

Terror en el país del bien
por ÁLVARO A. RICCIARDELLI 
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| Ålesund 23/07/2011
 
"Noruega es un lugar en el que nunca pasa nada" es una frase típica con la que retratan este tranquilo país los extranjeros que, provenientes de otras latitudes menos afortunadas, han decidido establecerse en este paraíso del Estado del bienestar. Y la frase no es despectiva: que no pase nada quiere decir en realidad que no pasa nada malo, y eso es bueno. Pero ayer todo cambió. Y es que, hasta ayer, Noruega era ese país en el que las noticias sobre guerras, atentados y crisis económicas pasaban de largo, haciendo algo de ruido, pero sin realmente llegar más allá de la superficie. Esas cosas no pasan aquí. Aquí se puede dejar la puerta abierta, y la bici sin atar, y se puede ir a las dos de la mañana por el centro de Oslo sin mirar por dónde, y los niños juegan tranquilos en cualquier sitio y, en general, no hay que preocuparse demasiado por nada. Pero ayer muchas cosas cambiaron. La frase de ayer era: "Ya ni en Noruega se puede estar seguro".

Iván pasa todos los días por la zona en la que ayer un coche bomba mató al menos a siete personas en el centro de Oslo. Pasa camino del trabajo, aunque ayer, por suerte, libraba, y la explosión la escuchó desde su casa. "Tembló todo, pensé que era una especie de terremoto", comenta. Llegó a Oslo hace algo más de un año, después de pasar una temporada en España, primer destino tras decidir probar suerte fuera de Argentina, su país. Tanto para el como para muchos otros este es un lugar de futuro y de oportunidades. Si se consigue superar el duro clima, y el hecho de que nunca pase nada, uno está en su lugar. Y, de hecho, este es el lugar de miles de argentinos, españoles, chilenos, somalíes, pakistaníes que, escapando de países en los que pasan demasiadas cosas, buscan la tranquilidad que solo es posible encontrar en un país con menos de un 5% de paro, donde todo el mundo tiene acceso a una sanidad y a una educación pública de calidad, donde se fomenta construir una familia y donde tu mayor problema puede ser, aunque parezca mentira, el aburrimiento.

Oslo, a pesar de su condición de capital, es una ciudad pequeña. Por eso la bomba de ayer se sintió en casi toda la ciudad. Marcos regenta un restaurante en la calle Storgata, a 300 metros del lugar de la explosión. "Oí un estruendo enorme y pensé que algo había explotado dentro del restaurante", asegura. Al salir a la calle lo que vio fue algo parecido a "una zona de guerra". "He visto a muchos heridos por los cristales que caían de los edificios reventados". Un centro comercial cercano tenía todas sus ventanas completamente destrozadas, comenta. "Uno viene de Argentina escapando de un montón de cosas y resulta que aquí también pasan". Marcos estuvo antes en Italia e Irlanda. Noruega, para él y para muchos otros, es siempre el último destino, ese lugar donde se está totalmente seguro de que no se va a encontrar nada mejor.

La zona de la explosión de ayer está cerca de Youngstorget, una plaza de aire soviético dominada por un majestuoso edificio sede del Partido Laborista, uno de los principales responsables de la construcción del Estado del bienestar noruego y, al parecer, objetivo del hombre que supuestamente colocó la bomba y que posteriormente disparó y mató a decenas de personas en la isla de Utøya, en una reunión de las juventudes del partido. A pesar de que todavía hay muchos cabos por atar, el hecho de que el autor haya podido ser un noruego ha añadido más confusión a una sociedad en estado de choque.

Marit regenta una cafetería en un pequeño pueblo a las afueras de Ålesund, en los fiordos noruegos. "Esto es horrible, jamás he visto nada parecido", asegura. Marit lleva una vida cómoda y tranquila, con vacaciones en Canarias, los hijos en Oslo y un negocio que le da para vivir bien. es una noruega típica, horrorizada hoy por unos acontecimientos que jamás había sospechado podía tener en la puerta de su casa, y su sentimiento es compartido por todo el mundo.

Iván salió ayer a la calle, tras el atentado, y se encontró con que en el centro de Oslo no solo había seguridad (normalmente no se ve ni un policía), sino que, ahora, los agentes llevaban metralletas. Aquí la policía rara vez aparece, y cuando lo hace, suele ser para, pacíficamente, desalojar de un bar a alguien que ha bebido demasiado o resolver algún conflicto entre vecinos. Un joven superviviente del tiroteo de Utøya contaba en el diario Aftenposten que lo primero que la gente exclamó, al ver a un hombre vestido con uniforme de la policía abriendo fuego, fue: "¿Qué pasa? ¿Por qué la policía dispara contra nosotros?". Aquí los agentes, al igual que el Estado, realmente protegen al ciudadano, seguro dentro de un sistema con décadas de buen funcionamiento. El Gobierno apunta a movimientos locales antisistema y uno se pregunta: ¿quién podría estar en contra de este sistema?

Hoy Noruega amaneció distinta. Tras el primer atentado de toda su historia, los noruegos han experimentado por primera vez lo que siempre habían visto por la tele: imágenes de lugares destrozados por explosiones, y gente herida, y muertos, y miedo en la calle. Ayer ese lugar era Oslo, capital de un país que llegó a ser un oasis en medio de un desierto de problemas, un lugar intocable, un lugar al final del camino. Ayer la frase era distinta, y no la decía un extranjero, sino un noruego: "Noruega se ha dado cuenta, de la peor de las maneras, de que también está en el mundo".

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NORUEGA

Anders Behring Breivik, un ultraderechista que no estaba en el radar de la policía
La policía identifica a supuesto autor de los atentados de Noruega como un "islamófobo" de ideas de ultraderecha.- Escribió mensajes contra el multiculturalismo en Internet.- Perteneció al segundo mayor partido de Noruega y fue masón
 Madrid - 23/07/2011
 
Anders Behring Breivik "apareció de la nada", según la policía, y abrió fuego de forma indiscriminada en la isla noruega de Utoya, donde se celebraba un acto del gubernamental Partido Laborista con la asistencia de entre 400 y 600 personas. Según varios testigos, lo hizo vestido con un uniforme de policía y se identificó como tal para acceder al campamento juvenil donde se celebraba la jornada. De momento es el único detenido tras el doble atentado que ha causado la muerte a al menos 91 personas (84 en Utoya y 7 por la bomba en el centro de Oslo).

Behring, de 32 años y nacionalidad noruega, es un hombre alto y rubio, de apariencia claramente nórdica. La policía noruega lo ha calificado de "islamófobo" tras llevar a cabo anoche un registro en su domicilio, donde encontraron mensajes puestos en Internet con "opiniones hostiles al Islam" y de carácter ultraderechista. "No estaba en nuestro radar, habría estado si hubiese estado activo en grupos neonazis en Noruega", han dicho fuentes de la policía a la agencia AP. "Aún así, pudo haberse inspirado en su ideología". Según la agencia de noticias noruega NTB, Breivik perteneció a un club de tiro y tenía varias armas registradas de forma legal.

La agencia Reuters ha informado hoy de que Behring perteneció al Partido del Progreso, segundo en votos en Noruega, y que escribió en blogs de Internet atacando el multiculturalismo y el Islam. Los comentarios que aparecen en la web con su nombre critican las políticas europeas que tratan de hacer convivir las culturas de distintos grupos étnicos y aseguran que una significativa minoría de los jóvenes musulmanes británicos apoyan la militancia islámica radical.

"¿Cuándo el multiculturalismo dejará de ser una ideología diseñada para destruir la cultura europea, las tradiciones y la identidad de las naciones-estado?", decía Behring en una entrada escrita el 2 de febrero de 2010 en la web de ideología derechista www.documento.no.

"Según dos estudios, el 13% de los jóvenes musulmanes británicos con edades entre los 15 y los 25 años apoyan la ideología de Al Qaeda", decía en otro comentario del 16 de febrero de 2010.

Anders Behring Breivik fue miembro del Partido del Progreso, el segundo en número de escaños en el Parlamento, de 2004 a 2006, y perteneció a las juventudes de esa formación de 1997 a 2006-2007, según el jefe de Comunicación de este partido, Fredrik Farber. El Partido del Progreso aboga por mayores restricciones a la inmigración. El líder de esta formación, Siv Jensen, ha asegurado que Behring ya no es militante: "Me apena que lo fuera hace tiempo. Nunca fue muy activo, y nos ha costado encontrar a alguien que supiera algo de él", ha dicho. "Participó en la sede local de Oslo, pero dejó de pagar su cuota de afiliado y se fue en 2006 o 2007".

Un periodista del diario DagBladet lo define como "islamófobo, proisraelí, antiinmigrante, hipernacionalista y relativamente intelectual, que creció en la parte oeste de Oslo, la zona rica y burguesa".

Según Reuters, el presunto asesino también fue masón.

Los otros datos que se tienen de Behring han sido obtenidos también de su supuesta página de Facebook (bloqueada por la policía), donde, según Reuters, se dice que es soltero, cristiano, de ideas políticas conservadoras, con intereses que van del culturismo a la masonería pasando por la caza o la música trance. Según este perfil de la red social, a Behring le gustaban los videojuegos World of Warcraft y Modern Warfare y los libros 1984, de George Orwell y El príncipe, de Maquiavelo. También se especifica que es director de la empresa Breivik Geofarm, una granja en Rena, al este del país, que gestionaba y que, según la policía, pudo usar durante los últimos dos años para comprar grandes cantidades de fertilizante (utilizado para hacer explosivos) sin levantar sospechas.

A Behring se le atribuye también un perfil en la red social Twitter en el que solo hay un mensaje, publicado el 17 de julio, que es una cita del filósofo Stuart Mill: "Una persona con una creencia equivale a la fuerza de 100.000 que solo tienen intereses".