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jueves, 2 de mayo de 2013

Nuestros ausentes presentes de mayo


Rodrigo Ambrosio

RODRIGO AMBROSIO BRIEVA
El principal gestor y constructor del MAPU. Secretario General desde el Primer Congreso, noviembre de 1970.
Falleció trágicamente el 19 de mayo de 1972.
Hasta hoy, a 40 años de su partida, nos siguen iluminando sus claras palabras y lúcida conducción. Ha sido inmenso su aporte teórico y práctico a la construcción de una izquierda proletaria, transformadora, creativa y desde luego, revolucionaria.
LEER:
Rodrigo Ambrosio y la caracterización de clases sociales...

Seguimos con la tarea pendiente: analizar la estructura de clases sociales en Chile, los mecanismos del capitalismo, y lo más importante, cómo vencer al sistema y proponer una sociedad que supere todas las limitaciones opresoras, explotadoras y destructivas del sistema actual, sin repetir los errores ni los crímenes de éste.


26.05.1976
Fecha de la desaparición de Elizabeth Mercedes Rekas Urra. Asistente social. Secuestrada por la DINA en Alameda con Lord Cochrane, junto a su marido Antonio Elizondo Ormaechea (español). En el departamento de éstos fue secuestrado Juan Bosco Maino Canales, estudiante de Ingeniería en la UTE.
Fueron llevados a Villa Grimaldi y a Colonia Dignidad, desde donde desaparecieron.
Todos trabajaban en la reconstrucción del MAPU durante la dictadura militar.


Segundo Armando Maureira Muñoz.
Nació el 19 de mayo de 1949. Obrero agrícola.
Uno de los hermanos Maureira, que con su padre Sergio Maureira Lillo fueron asesinados en los Hornos de Lonquén el 08.10.1973.

Los mapucistas honramos a nuestros hermanos y hermanas caídas, doblemente: en acciones de memoria, como la romería del próximo sábado 19 de mayo (a las 11 en el Memorial del Cementerio General), y en el accionar de cada día, luchando, creando poder popular.

sábado, 5 de mayo de 2012

NUESTROS AUSENTES PRESENTES DE MAYO


Rodrigo Ambrosio



RODRIGO AMBROSIO BRIEVA
El principal gestor y constructor del MAPU. Secretario General desde el Primer Congreso, noviembre de 1970.
Falleció trágicamente el 19 de mayo de 1972.
Hasta hoy, a 40 años de su partida, nos siguen iluminando sus claras palabras y lúcida conducción. Ha sido inmenso su aporte teórico y práctico a la construcción de una izquierda proletaria, transformadora, creativa y desde luego, revolucionaria.
LEER:
Rodrigo Ambrosio y la caracterización de clases sociales...

Seguimos con la tarea pendiente: analizar la estructura de clases sociales en Chile, los mecanismos del capitalismo, y lo más importante, cómo vencer al sistema y proponer una sociedad que supere todas las limitaciones opresoras, explotadoras y destructivas del sistema actual, sin repetir los errores ni los crímenes de éste.





26.05.1976
Fecha de la desaparición de Elizabeth Mercedes Rekas Urra. Asistente social. Secuestrada por la DINA en Alameda con Lord Cochrane, junto a su marido Antonio Elizondo Ormaechea (español). En el departamento de éstos fue secuestrado Juan Bosco Maino Canales, estudiante de Ingeniería en la UTE.
Fueron llevados a Villa Grimaldi y a Colonia Dignidad, desde donde desaparecieron.
Todos trabajaban en la reconstrucción del MAPU durante la dictadura militar.


Segundo Armando Maureira Muñoz.
Nació el 19 de mayo de 1949. Obrero agrícola.
Uno de los hermanos Maureira, que con su padre Sergio Maureira Lillo fueron asesinados en los Hornos de Lonquén el 08.10.1973.

Los mapucistas honramos a nuestros hermanos y hermanas caídas, doblemente: en acciones de memoria, como la romería del próximo sábado 19 de mayo (a las 11 en el Memorial del Cementerio General), y en el accionar de cada día, luchando, creando poder popular.


sábado, 14 de enero de 2012

RODRIGO AMBROSIO Y LAS CLASES SOCIALES EN CHILE

Reeditamos un artículo sobre el análisis de las clases sociales en Chile.


LEER:
Rodrigo Ambrosio y la caracterización de clases sociales...


Seguimos con la tarea pendiente: analizar la estructura de clases sociales en Chile, los mecanismos del capitalismo, y lo más importante, cómo vencer al sistema y proponer una sociedad que supere todas las limitaciones opresoras, explotadoras y destructivas del sistema actual, sin repetir los errores ni los crímenes de éste.






Homenaje a Rodrigo en su natalicio



martes, 4 de enero de 2011

Rodrigo Ambrosio y la caracterización de clases sociales en Chile


1941-2011
En saludo al 70º aniversario del nacimiento de Rodrigo Ambrosio Brieva.

Carlos Ruiz

En distintos foros y congresos, hemos ido escuchando que en el Chile de hoy “hay muy pocos trabajadores”, “ya no hay obreros”. Parece absurdo, irreal, y es que lo es. Significa no saber quien es trabajador/a y quien no lo es.

También se debate a favor y en contra del papel protagónico de los “trabajadores” o de “la clase obrera”, liderando las transformaciones revolucionarias que nos han de llevar a crear una nueva sociedad, una nueva cultura.

¿Es que ya no se trabaja en Chile? ¿Vivimos como en una reducción norteamericana, de un subsidio estatal para que nos vayamos muriendo de tedio? ¿A dónde se van esos millones de personas que salen a las 6 de la mañana de la casa y no vuelven hasta las 21 horas? ¿A tirar migas de pan a las palomas, y quién paga ese pan que no va a la sopa?

Hay quienes sostienen que los movimientos sociales más dinámicos no son los trabajadores. Es cierto que ha habido movilizaciones de estudiantes, de pueblos originarios (especialmente mapuche y ahora también, rapa nui), de defensores del ambiente, y que han sido más masivas que las convocadas por las organizaciones tradicionales de los trabajadores. Pero la comparación lleva a esas conclusiones, porque el movimiento sindical se ha movido muy poco, y los mapuche un poco más. Pero no se trata de movilizaciones que puedan provocar grandes cambios. Es que el grueso de la clase proletaria no ha entrado en la pelea.

Si se emiten planteamientos tan absurdos como los que estamos escuchando, es porque se ha conceptualizado mal el término “trabajador”.

Hace 40 años, Rodrigo Ambrosio (junto a l*s verdader*s mapucistas, si bien revueltos en 1970 con algunos Judas del capital), nos enseñaba que incluso la palabra trabajadores no conceptualizaba correctamente lo que queríamos decir y ya desde entonces, los mapucistas empezamos a hablar del proletariado. Y entonces, había sectores diferentes del proletariado, a partir de su origen en la producción: un proletariado de los mineros, nacido en el norte al calor de la pampa, de los cachuchos y de la palabra de Recabarren, de ahí nació el POS y se hizo PC; otro proletariado industrial incipiente, que dio origen al PS desde los 30. Y un proletariado producto del neocapitalismo desarrollista de los 60, de donde salió el MAPU. Así, destacamentos proletarios, todos necesarios y que debían unirse, no fusionarse aun. En los nuevos sectores proletarios hay “campesinos” convertidos en obreros agrícolas, trabajador*s temporer*s del campo y la ciudad, oficinistas, intelectuales dependientes de un patrón, el "proletariado de cuello y corbata"(1). Junto a esta clase, existen otros sectores y clases explotadas, que son aliados estratégicos del proletariado.

El MAPU tras su Primer Congreso (noviembre de 1970, inmediato al triunfo de la Unidad Popular y en los días previos a la asunción del gobierno de Salvador Allende), y bajo la conducción de su Secretario General, Rodrigo Ambrosio, definió que la contradicción central de clases sociales, era entre la minoría del país, que eran los burgueses, y la mayoría, que éramos los proletarios, y que éstos podían aliarse con otros sectores explotados. Los documentos emanados de la Comisión Política y los escritos del compañero Ambrosio, nos aclaraban que se debía desterrar de nuestro vocabulario, categorías como “pobres” y “ricos”, y el concepto tan manoseado de la “clase media”, para usar un lenguaje acorde al instrumento de análisis de la realidad que el MAPU había aprobado, y que era el materialismo histórico, no dogmático y no excluyente. Desde entonces, tenemos claro que se puede hablar de trabajadores, clase obrera, pero hay que precisar cada concepto, y que el término real que designa al explotado/a por una empresa capitalista, es proletario.

Las categorías de ricos y pobres, según Ambrosio y la Comisión Política del MAPU, corresponden a un lenguaje que oculta el carácter de la explotación que ejercen unas clases contra otras. El uso del término “los pobres” corresponde más a la ideología cristiana que al método científico de interpretación de la economía política. El concepto de “clase media” y su variante “capas medias”, es un mito, “son en verdad nociones inventadas por la burguesía, que sólo sirve para confundir al proletariado haciéndolo creen que hay un ‘puente’, una manera de pasar de una clase a otra. El MAPU debe luchar por destruir estos mitos, y utilizar un lenguaje con contenido real”(2).

La diferencia entre burgueses y proletarios es que los primeros pueden comprar medios de producción y fuerza de trabajo, y los proletarios no pueden comprarlos, “viéndose obligado a vender su energía humana, su fuerza de trabajo, a cambio de un salario con el cual poder comprar alimentos, ropa y demás medios de consumo que necesita. Esa es la diferencia esencial y no el que unos sean más ricos y otros más pobres”(3). Sigue el documento, explicando que “hay capitalistas con mucho dinero y otros que apenas pueden mantener una pequeña empresa... Dentro del proletariado hay también trabajadores que ganan altos sueldos y otros que apenas tienen para comer, hay quienes son empleados y quienes son obreros; pero todos tienen de común el que no poseen nada que se use para la producción, no son dueños de cosas con las cuales producir y, por tanto, tienen que vender su potencialidad de trabajo a los capitalistas, que les pagan por ello”(4). Concluye el apartado, definiéndose que “por ser la única clase social que no dispone de ningún medio de producción, el proletariado es la única que no tiene ningún interés particular en mantener la propiedad privada sobre esos medios, y por eso es la única clase que puede dirigir una revolución capaz de abolir toda propiedad privada sobre los medios de producción, y por lo tanto, toda diferencia de clases, o sea, lo que se llama una revolución socialista o proletaria. Esto no impide, claro, que sectores de otras clases puedan aliarse con el proletariado en esta lucha; pero como es el proletariado el que dirige, y como el enemigo es el núcleo más sólido de la burguesía, puede decirse que la lucha consiste, en términos generales, en una lucha del proletariado contra la burguesía, una lucha que persigue la abolición de las clases sociales, la abolición del hecho de que algunos pocos puedan apropiarse de los medios de producción que debieran ser de todos, o sea, la construcción de una sociedad en que estos medios son propiedad común de todos los que trabajen, es decir, una sociedad sin clases”(5).

Situar a estudiantes (hij*s de trabajador*s), indígenas, temporer*s, poblador*s, comerciantes ambulantes, feriantes, "coler*s"(6), etc., como no trabajadores, no puede aceptarse, si nos ponemos agudos para el análisis.

Ha habido muchos cambios en 40 años, pero no ha habido un análisis que arroje luz sobre las posiciones más o menos "correctas" que debemos seguir hoy.

La pobreza dura, la desigualdad, siguen peor, según las estadísticas. Todo encubierto por la ideología, por los medios de comunicación, por la farándula, la Cuarta en reemplazo del Reader's Digest. Nuestra lucha está más vigente que nunca, pero no se conocen bien las estructuras de clase de la sociedad chilena actual, salvo estadísticas que confirman el predominio numérico de l*s explotad*s.

En estricto rigor, deberíamos hablar del proletariado, categoría científica, y no solo de trabajadores (Piñera también trabaja, a su manera, y las FFAA y los sapos igual). Estamos de acuerdo con que "la clase obrera" ha cambiado mucho y no puede reducirse al obrero industrial, minero o agrícola.

Un estudio verdaderamente acucioso (y que no podemos acabar por ahora) nos debe demostrar que hoy la producción supone que parte de proceso es llevado a cabo por temporer*s, por trabajador*s extern*s, de jornada parcial, y por un ejército de promotor*s, vendedor*s, etc., que forman parte de la cadena productiva hasta llegar al consumidor. De acuerdo a esta hipótesis, hasta el vendedor ambulante de helados, es obrero de la fábrica de helados, al que se ha despojado de su identidad proletaria, de su sindicalización, del techo de la fábrica, de los derechos laborales. El sistema presenta a este sujeto como dueño de un supuesto "capital" (a veces de 20 lucas) que día a día cambia por helados para la venta, haciendo de un explotado, un "capitalista".

(CONTINUARÁ)

NOTAS:
(1) MAPU. El carácter de la revolución chilena. Comisión Política,  1ª ed, Santiago, 1971.
(2) El carácter... 3ª edición, agosto de 1972, pp. 58-59.
(3) Ibíd., 28.
(4) Ibíd., 28-29
(5) Ibíd., 30-31.
(6) Colero/a: comerciante semiambulante que se instala "a la cola" de las ferias libres, sin permiso municipal. Los feriantes establecidos suelen entrar en contradicción con  ellos, por efecto de la ideología dominante, siendo que unos y otros son aliados estratégicos en la lucha por el derecho al trabajo que está en peligro dado el desarrollo actual del capitalismo y la competencia que les presentan los grandes supermercados y el retail.


sábado, 11 de diciembre de 2010

CONTRADICCIONES AL INTERIOR DEL GOBIERNO DE SEBASTIÁN PIÑERA

Por Manuel Acuña
http://www.continente.nu/castellano/artiklar/artiklarlista.cfm?sammaKategori=A
Resumen
INTRODUCCIÓN

El gobierno de Sebastián Piñera Echenique no tendrá una duración diferente a la que tuvo el de su predecesora Michelle Bachelet Jeria, es decir, cuatro años. Ha recorrido ya nueve meses, lapso idéntico al que dura la gestación de un ser humano, casi la cuarta parte que ha de durar el período de su mandato presidencial; el tiempo transcurrido invita a reflexionar acerca de los objetivos que se ha propuesto, a evaluar su marcha y precisar su carácter de clase. Pero, como todas las empresas de esta naturaleza, previo es recordar algunos presupuestos esenciales que nos entrega la teoría.

Comencemos repitiendo algo básico:

Las formaciones sociales que existen (conocidas, corrientemente, con el nombre de ‘países’) son estructuras segregadas en clases sociales una de las cuales domina a las demás. La forma de organización que adoptan es la de ‘estado’ pues éste permite el ejercicio permanente de la dominación. No obstante, las clases dominantes se fragmentan en fracciones de diversa índole durante la rotación del capital. Divididas así, no pueden conducir al conjunto social. Se organizan, entonces, dentro del mismo estado, en torno a un ‘Bloque en el Poder’; de esas clases y/o fracciones de clase tan sólo una impone sus intereses por sobre las demás y conduce hegemónicamente al conjunto de todas ellas para ejercer la dominación. En la fase de expansión que recorre el ciclo de vida del sistema capitalista mundial, hemos dicho que la fracción hegemónica dentro del Bloque en el Poder, tanto nacional como planetario, es la burguesía bancaria en estrecha alianza con la burguesía comercial.

El Bloque en el Poder, sin embargo, no es una estructura monolítica. Por el contrario: en su interior, los intereses de esas clases y/o fracciones de clase se encuentran permanentemente en pugna. Sus contradicciones se hacen presentes continuamente, pero se resuelven también de esa manera, porque hay un interés hegemónico que subordina al resto.


Títulos de los apartados:
CARÁCTER DE CLASE DEL GOBIERNO DE SEBASTIÁN PIÑERA

En nuestro documento intitulado, precisamente, ‘El carácter de clase del gobierno de Sebastián Piñera’ [ http://www.continente.nu/castellano/artiklar/artikelPost.cfm?show=2721&sammaKategori=A ] aseverábamos que, en primer lugar, dicho gobierno no era un gobierno de la alianza con cuyo respaldo el candidato fue elevado a la primera magistratura de la nación (‘Coalición Por el Cambio’), sino algo más personal...

DIFERENCIAS ENTRE EL GOBIERNO DE SEBASTIAN PIÑERA Y LOS DE LA CONCERTACIÓN

REPRESENTACION POLÍTICA DE LOS DOS GRANDES PARTIDOS DE LA CLASE DE LOS COMPRADORES DE FUERZA O CAPACIDAD DE TRABAJO

NO SIEMPRE LAS CONTRADICCIONES ENTRE PERSONEROS SON CONTRADICCIONES DE CLASE

CAMPAÑAS PRESIDENCIALES ANTICIPADAS

LA REFORMA EDUCACIONAL DE JOAQUÍN LAVÍN

LA BATALLA DE LA BANCA

CARACTERÍSTICAS DE LA ACTIVIDAD BANCARIA

LAS MEDIDAS EMPRENDIDAS POR EL MINISTERIO DE HACIENDA

REACCION DE LA FRACCIÓN HEGEMÓNICA DENTRO DEL BLOQUE EN EL PODER

¿QUÉ ROL DESEMPEÑA, ENTONCES, EL GOBIERNO DE SEBASTIÁN PIÑERA?

DOCUMENTO COMPLETO:

http://www.continente.nu/castellano/artiklar/artikelpost.cfm?show=2763&sammaKategori=A



La Concertación y la Alianza: como el higo y la breva, dos frutos del mismo árbol.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

CHILE: DATOS DE LA CAUSA

De acuerdo a un conjunto de cuadros otorgado por el académico chileno, Alejandro Saavedra, al 2002, las relaciones y porcentajes de las clases en Chile se dividían en un 62 % de trabajadores que viven de un salario a cambio de la venta de su fuerza laboral a uno o más capitalistas; un 7 % de empleadores; un 2,9 % de empleados públicos; un 0,4 % de directivos del Estado; un 5,1 % de directivos de la empresa privada; un 16,6 % de trabajadores por cuenta propia; y un 5,4 % de empleados domésticos. En términos convencionales, de acuerdo a la distribución de la población, la burguesía correspondería a casi un 7 %; la pequeña burguesía a un 30,46 %, y los trabajadores asalariados a un 62, 6 %. En general, la población urbana económicamente activa es casi un 90 % respecto de un 11 % de población económicamente activa que se desempeña en el campo. Según datos ofrecidos por el diario La Tercera en octubre de 2006, en Chile existen a lo menos 6 familias multimillonarias (patrimonio superior a los mil millones de dólares); 126 familias de grandes millonarios (patrimonio entre 20 y 100 millones de dólares); 506 familias de millonarios consolidados (5 a 20 millones de dólares líquidos); y 3.417 familias de millonarios emergentes (entre 1 y 5 millones de dólares). Lo anterior correspondería a la composición de la denominada “gran burguesía” chilena, donde se encontrarían las familias Angelini, Matte, Lucsik, Solari, Paulmann; Piñera, Cueto, Saieh, etc. Las propiedades diversificadas de la burguesía mandante se encuentran en las industrias minera, forestal y celulosa, bancos, electricidad, telefonía, grandes tiendas, transporte aéreo, vapores, agua potable, bebidas y vino, gas, combustible y pesca. Los capitales funcionan combinadamente entre los propietarios nativos (de tendencia expansiva hacia los países aledaños) y los transnacionales (especialmente españoles, canadienses y norteamericanos, entre otros). Datos de 2004, afirman que las 20 mayores empresas exportadoras son extranjeras en un 40 %, privadas chilenas en un 22 %, y del Estado en un 38 %. La naturaleza rentista de la clase que domina en Chile y que determina el contenido del Estado se encuentra en el despojo privatizador del subsuelo (especialmente para el extractivismo minero); los recursos marinos, los acuíferos, y los ligados al suelo y la propiedad territorial. Los monopolios en el ámbito de los servicios funcionan de manera especial en las industrias de la electricidad, gas y agua; teléfonos y comunicaciones; gran comercio; servicios financieros: transporte aéreo y autopistas. Al 2002, la mediana y pequeña burguesía organizaba su propiedad en casi un 20 % en el sector primario; casi un 20 % en la industria manufacturera y la construcción; y un 60 % en servicios. Este sector de la sociedad chilena, hace 7 años, correspondía a 500 mil personas. En el mismo año, los trabajadores asalariados se dividían en un 14,8 % en el sector primario; un 26, 6 % en la industria manufacturera y construcción; y un 58, 6 % en servicios. Hace 7 años, en total sumaban a más de 3 millones 600 mil personas. Si se estima tendencialmente el movimiento del capital asociado al aumento de la población y la incorporación de mujeres y jóvenes al trabajo, al número anterior es preciso agregarle alrededor de 500 mil asalariados más, de un universo que todavía no llega a los 7 millones de personas. El diferencial se completa con la proliferación de los trabajadores por cuenta propia y la informalidad laboral creciente. Hacia el 2010, la tendencia del capitalismo en Chile obra concentrando la propiedad, proletarizando formal, pero más informalmente a un gran número de personas provenientes del empleo ampliado de mano de obra femenina y juvenil, cuyo precio promedio de sueldo es ostensiblemente inferior que el de los asalariados hombres por las mismas tareas. Al respecto, la movilidad social en la actualidad no está asociada al ascenso social, sino, por el contrario, a la migración, la precarización de las relaciones contractuales, la flexibilidad laboral y la intensificación de la explotación. En este sentido, vale relevar la ausencia de derechos sociales adecuados, los cuales, simplemente, reproducen las relaciones polares de clase: una minoría tiene educación, salud, vivienda y recreación de “primer mundo”, mientras la inmensa mayoría está condenada a los mismos servicios, pero de “tercer mundo”. Con un casi un 10 % de cesantía oficial en Chile producto de los efectos de la crisis capitalista, la contracción de la oferta laboral disminuye drásticamente el precio de los salarios; propala el endeudamiento plástico y usurero de las casas comerciales (las cuales han reconocido que ya más de la mitad de sus utilidades provienen de los préstamos caros, más que de la propia venta de mercancía tradicional). La gran mayoría de la gente en Chile no se endeuda para hacerse de mercancías suntuarias, sino para comprar los alimentos básicos en medio de la proliferación de supermercados altamente segmentados socialmente. La organización del trabajo cada vez más fragmentada; leyes laborales antipopulares y que destruyen las posibilidades de organización sindical en cualquiera de sus formatos posibles (aun en ellos más inofensivos y con nimia capacidad de negociación); el endeudamiento asfixiante, y el control unidimensional de los medios de comunicación de masas (entretención barata que encabeza el panorama recreativo de las grandes mayorías), operan con violencia en el campo de la alienación social fundado en el miedo, el consenso forzado y la resignación. De este modo, la lucha de clases se expresa soterrada y episódicamente, facilitando el aumento de una verdadera industria delincuencial –con división muy bien organizada de tareas-, conflictos laborales aislados que pocas veces alcanzan el reajuste salarial, multiplicación de psicopatologías ligadas a la incertidumbre, un movimiento popular que no alcanza a revelar sus intereses históricos y que es presa fácil del clientelismo político; la insatisfacción generalizada, el descrédito del debate y hacer en el ámbito público como automovimiento y regulación desde abajo; la desorientación y el subsecuente acuartelamiento en los intereses inmediatos de la sobrevida a escala individual. Los diagnósticos (donde se incluyen vergonzosamente estas mismas líneas) se multiplican a puerta cerrada, toda vez que se precisa de la construcción simbólica y resignificación –de acuerdo a los tiempos políticos y la propia conciencia popular- de los aspectos convocantes y que ofrezcan sentido contemporáneo a las claves de la emancipación social. Sobre lo último, la asociación entre ética y política es una matriz desde donde enarbolar la edificación del paradigma propio de la liberación de las mayorías. Ahora mismo, las elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo fin de semana han contado con la indiferencia más extendida desde el comienzo de los gobiernos civiles. La competencia entre tres candidatos estratégicamente de la Concertación (más allá del programa del candidato Arrate de la izquierda tradicional, finalmente llamará a votar por Frei en la segunda vuelta) y uno de la derecha convencional, ha provocado una suerte de confusión e indolencia electoral. Lo cierto es que iniciativas políticas anticapitalistas, como el MPT, pronto deben ser capaces de establecer superiores niveles de sintonía popular, superando la reagrupación inicial que lo justifica. Razón y fuerza siempre van de la mano. Y no hay más remedio que apelar al peruano luminoso, reunir y propiciar el movimiento real de los pueblos y los trabajadores territorializados en Chile, y provocar, una vez más, “la creación heroica”, ya no más copia, ya no más calco. Adiós manuales, facilismos y “vías rápidas”. Sólo lucha, inteligencia, disciplina y corazón. Andrés Figueroa Cornejo 7 de diciembre.