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domingo, 28 de diciembre de 2008

Carlos Carrasco.

Homenaje en su 55º aniversario Carlos Ruiz, Juan Daniel Brito, Teresa Brito. Movimiento de Acción Popular Unitaria Comité Local Carlos Carrasco Matus. Carlos Alberto Carrasco Matus nació el 30 de diciembre de 1953. Fue militante del MAPU desde 1970 y trabajó arduamente en la construcción del partido en el II Distrito (Santiago Norte) siendo uno de los fundadores del Grupo de Acción Política (GAP) del Partido MAPU de la Población Santa Victoria, en Conchalí, hoy comuna de Huechuraba, y del Comité Local Conchalí-Colina del Regional Santiago Norte-Costa. De pocas palabras, pero demostrando una dedicación y compromiso inusual considerando su juventud, Carlos fue un ejemplar activista del movimiento MAPU y uno de los cuadros juveniles que entregaron sin reservas su energía y vitalidad por los ideales del partido en esos tres años inolvidables de construcción socialista. “Tenía una hermosa sonrisa y demostraba una madurez excepcional repartiendo generosamente su tiempo entre sus estudios, las arduas labores como líder estudiantil, y también su militancia en el partido. Le agradaba escuchar y dada su seriedad y responsabilidad, rápidamente fue el encargado de tareas internas del movimiento y de labores de construcción partidista en su área,” dijo Teresa que le conoció cercanamente recordando que con Carlos y su familia se las arreglaban para hacer en los comienzos, banderas del Movimiento usando sábanas verdes desechadas de un hospital de Santiago a la que le agregaban en el centro y cosidas a mano, la estrella roja que recortaban de un modelo que habían copiado de una bandera oficial. “Eran las banderas más bonitas que lucíamos con orgullo en las primeras demostraciones callejeras y actos públicos entrenando ese símbolo de una esperanza para miles de personas que vieron en el MAPU un canal de expresión política en los años en que creíamos que era posible un cambio,” dijo un ex dirigente del Movimiento que fue parte de los primeros desfiles callejeros en los que Carlos con sus compañeros de enseñanza media respaldaban los primeros actos públicos del comité local Conchalí-Colina. Carlos inició su militancia política cuando era un joven estudiante de Enseñanza Media y era ya dirigente de su centro de alumnos, compartiendo sus ideales políticos con hermanas que le acompañaban en sus tareas de militancia. La familia Carrasco Matus era como la gran mayoría de la militancia del Comité Local Conchalí-Colina de extracción proletaria y fueron residentes en la población Santa Victoria, creada a partir de una toma de terrenos del antiguo fundo “Conchalí,” de propiedad de la acaudalada familia Aguirre Luco. Sus padres debieron construir con sacrificio su propio hogar al igual que otros cientos de miles de familias que adquirieron una propiedad en los “loteos” de terrenos anteriormente dedicados a tareas agrícolas en el Norte de Santiago y que lentamente a través de un lento proceso de urbanización; se transformaron en prototipos de otros cientos de poblaciones en los alrededores de Santiago que adquirieron nombres de personas celebres del proletariado chileno e internacional, tales como Violeta Parra, Ángela Davis, Martin Luther King, entre otras. En la medida que se ha logrado más información acerca de las circunstancias de la “desaparición” y muerte de Carlos, sus compañeros que le conocimos hemos ido a través de los años rehaciendo la historia de este joven victima de la dictadura. Después de su desaparición, su madre, la compañera Norma Matus, ha sido hasta hoy una incansable activista de la lucha por la verdad acerca de los detenidos desaparecidos. Ella es militante del PC y apenas acaecida la desaparición de Carlos, tuvo el valor de acudir a la sede del Comité de la Paz localizado en una oficina de la parroquia de San Gabriel en la comuna de San Miguel para solicitar ayuda para su hijo desaparecido. Desde allí fue referida al Comité Santa Mónica donde trabajadores sociales y abogados del Comité Pro Paz donde su peculiar caso fue analizado y se llevaron a cabo las gestiones para presentar un recurso de amparo. “La señora Norma llegó una mañana de verano de 1975 a mi oficina y me explicó, sin entrar en mayores detalles acerca de lo que hacía Carlos en el ejército, acerca de las circunstancias de su desaparición. A Carlitos Carrasco yo no lo veía desde enero del año 1974 cuando nos encontramos accidentalmente cerca de la sede del siniestro edificio Diego Portales. Ya no era el frágil adolescente que conocí en la población La Victoria, sino que dado el entrenamiento militar, un fornido y atlético joven que me saludó cálidamente a pesar de las reticencias de esos primeros meses después del golpe,” dijo Daniel, ex dirigente del partido, que dijo que éste iba acompañado de otro muchacho de civil y que le dio a entender que había sido seleccionado para otros servicios en el ejército. “Estamos asistiendo a unas conferencias,” terminó por agregar y se despidieron, sin hacer más preguntas, con un apretón de manos. Otros militantes del MAPU siguieron teniendo noticias acerca de él y se sabía, hasta antes de su desaparición que continuaba siendo amigo de uno de sus ex compañeros de GAP en la población La Victoria y que usaba documentos de identificación militares. “No sabíamos a ciencia cierta que era lo que hacía ni nadie preguntaba mucho, dado el ambiente de represión de ese período,” agrega Daniel. La sede del GAP de la Santa Victoria funcionó en una habitación de una casa de la población, de propiedad de otra familia con jóvenes militantes. El local anteriormente habría sido local comercial con entrada por la calle: este detalle muestra el desprendimiento de las familias y la simpatía de ésta hacia el MAPU, ya que sus propietarios no obtenían ningún provecho económico de este espacio en el que se llevaban a cabo reuniones casi diarias. Esta sede se encontraba en la calle Carlos Aguirre Luco, allí eran recibidos los dirigentes del Movimiento y se concertaban las actividades partidistas y los rayados murales que tenían lugar a altas horas de la madrugada con el riesgo de ser atacados a balazos por los grupos fascistas que acompañaban con pistolas y escopetas a los propagandistas a sueldo del partido Nacional y Patria y Libertad. Carlos fue así un cuadro político activo del Comité Local Conchalí-Colina y de la Enseñanza Media, hasta que en los primeros meses del año 1973 fue llamado, al cumplir 18 años y al igual que otros cientos de miles de jóvenes de todo Chile, a enrolarse al servicio militar obligatorio. No le interesó eximirse dada su calidad de estudiante, sino por el contrario, recibir formación militar para estar preparado para asumir cualquier tarea en defensa de la Revolución Chilena. En esos tiempos los partidos de izquierda exhortaban a sus jóvenes militantes a no evadir el servicio y así otros de sus compañeros militantes habían sido llamados ya a cumplir el servicio y habían regresado con experiencia en el manejo de armas y preparación militar. Carlos hizo su servicio en el Regimiento de Infantería Motorizada Nº 1, Buín, en la Avda. El Salto que se nutría de la juventud proletaria del Norte de Santiago. Ya en el servicio y seguramente por su capacidad de reserva, inteligencia y seriedad, Carlos fue invitado por sus superiores a formar parte del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), hecho que comunicó de inmediato al Comité Local, consultándonos acerca de lo que tendría que hacer. Este organismo interno en forma unánime aprobó que debiera ingresar a ese servicio para de este modo obtener información acerca de los planes militares, lo que debería ser útil a los intereses de la defensa del Gobierno Popular y así, continuó militando en el Partido, de acuerdo a sus posibilidades de tiempo, y con las reservas del caso. El golpe de Estado lo sorprendió haciendo el servicio militar y formando parte de uno de los primeros destacamentos en rodear por el Norte al palacio de la Moneda. Sabemos que obligado como miles de otros jóvenes a obedecer órdenes y disparar, vería con dolor el bombardeo del palacio y la caída del símbolo de los ideales de la Unidad Popular a la que pertenecía el MAPU. Carlos mantendría contacto con solamente uno de sus ex compañeros de GAP con el que pasaba su tiempo libre, pero saludaba siempre con alegría a otros de sus ex camaradas. “Se le veía mas serio, pero fue siempre gentil con todos nosotros. Eso si que no le agradaban los pacos (carabineros) y con ellos se portaba prepotente con gran alegría nuestra en los tiempos en que cualquier paco era abusador dadas las circunstancias. Varias veces les paró el carro durante eventos donde venían a echar la bronca. Cuando él les hablaba, los pacos agachaban el moño y se iban ligerito como si eran visto al diablo,” nos dijo un poblador de La Victoria. “Sabíamos por intuición proletaria que a pesar de las circunstancias no era uno de los demonios que andaban sueltos, sino que como se sabría más tarde, un angelito pa’ muchos de los que estaban desaparecidos,” compartiría años más tarde uno de sus amigos. Posteriormente, según el Informe Rettig y de acuerdo a la historia oficial, se supo que Carlos habría integrado la DINA, creada entre abril-mayo de 1974. De acuerdo a dicho informe, prestaba servicio como guardia en el recinto de Cuatro Álamos y fue detenido el 14 de marzo de 1975 en Conchalí, por miembros de ese organismo. Fue visto recluido en Villa Grimaldi y desde entonces, se encuentra desaparecido. Se sabe extraoficialmente y gracias a testimonios de testigos, incluidos otros agentes de ese servicio represivo, que ayudó a muchos como mejor pudo en una tarea que le hastiaba y le tenía deprimido. Su asesinato fue brutal ya que los líderes de la DINA cuando supieron de sus actividades clandestinas, decidieron matarle en forma ejemplar con horribles torturas en la que le exigían que dieran los nombres de sus contactos. Finalmente fue masacrado a cadenazos por agentes que no le conocían y que estaban drogados. La ubicación de sus restos mortales probablemente se conozca el día en que un gobierno se decida a localizar y juzgar a los miles de torturadores que pululan a través de todo Chile impunes al castigo que merecen dada la ley de amnistía que debiera ser derogada para así realmente crear una real reconciliación. Lo que si sabemos es que Carlos jamás fue un delator y que nadie que él conociera como compañero de partido fue arrestado, especialmente su único contacto en el sector donde vivía quien temeroso de una posible aprehensión, buscó ayuda para salir de Santiago el mismo día del arresto y desaparición de Carlos. “Este joven militante del mismo barrio donde vivía Carlos vino a mi casa un día apenas pasó el toque de queda a informarme que tenía temor de ser arrestado debido a la detención de su amigo y que necesitaba salir de Santiago lo antes posible. Yo, que trabajaba para un organismo de solidaridad de la iglesia Católica, le proporcioné dinero para el pasaje. Semanas más tarde uno de mis contactos con el Partido, en quien nunca confié, me vino a exigir que ayudáramos a Carlos a través del Comité de la Paz, pero yo le expliqué que los abogados tenían problemas dado su carácter oficial de agente de la DINA que en esos tiempos pondría en problemas políticos a una organización que estaba en la mira de la dictadura. Yo mismo no tenía mayor influencia en los círculos de decisiones de este organismo desde donde sería despedido en mayo de 1975 por otras circunstancias relacionadas con trabajo político en la zona sur de Santiago que precipitaron mi salida del país,” dijo un ex dirigente del MAPU. Carlos Carrasco ha sido reivindicado como mártir del Partido y muchos podemos atestiguar acerca de su conducta ejemplar como militante de base y su entrega a la causa que lo llevó a infiltrarse en el corazón del fascismo. Queremos que ante la izquierda y el pueblo, se repare su honra y reciba todos los honores a que tiene mérito su nombre y su memoria. El Comité Memoria MAPU, creado en el 2003, y que agrupa a ex-militantes unidos por el ejercicio de la memoria, ha cumplido con eficiencia y esmero la labor de llevar adelante la reivindicación de cada uno de los 41 mapucistas caídos entre 1973 y 1990, incluido Carlos, que fue objeto de un acto de reconocimiento y homenaje en el Memorial del MAPU en el Cementerio General, el sábado 27 de mayo de 2006. Pero hace falta que Carlos se haga presente en la memoria colectiva de nuestra militancia y de la izquierda de Recoleta, Conchalí y Huechuraba (el antiguo y gran Conchalí), que aprendamos de su ejemplo de entrega fraterna y exijamos justicia para los culpables. Los Colectivos MAPU de Recoleta y Conchalí nos hemos agrupado en un Comité Local, que por acuerdo unánime lleva el nombre de nuestro compañero detenido desaparecido. Contamos para ello con la autorización de sus padres, don Carlos y la señora Norma, con quienes estamos en contacto y a la espera de concretar la instalación de un Memorial que Carlos merece, en medio de la Población Santa Victoria a cuya gente él se dedicó y entregó hasta el fin. Debemos solicitar como Partido, a las autoridades civiles y militares del Estado, y en especial al Ministerio de Defensa Nacional (entre las que se han contado ex-militantes de nuestro Partido), que abran los archivos de la DINA para conocer la verdad sobre su participación en este organismo, y los detalles que sirvan para saber las circunstancias de su secuestro y desaparición y los responsables institucionales de ello y de su asesinato. Enlaces: Comité Memoria Mapu. http://www.memorialmapu.cl/mapu/18_agenda.php Memoria Viva. http://www.memoriaviva.com/Desaparecidos/D-C/car-mat.htm Testimonio sobre acción humanitaria de Carlos Carrasco en Villa Grimaldi: http://circulodeasistentessociales.blogspot.com/

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