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jueves, 17 de diciembre de 2009

COMENTARIO A LAS ELECCIONES DE 2009

Informe político de la Coordinación General de Colectivos del MAPU, 17 de diciembre de 2009 La elección de Presidente entre Frei y Piñera es la oportunidad de escoger entre dos patrones con dos estilos con que pretenden operar la dominación del gran capital sobre la población de Chile. Los resultados no son novedad. Enríquez-Ominami quitó a Piñera y a Frei un número interesante de votos, lo que lo convierte en una figura interesante, que ambos contendores buscarán halagar y cooptar. Al final, voto a voto, todo volverá a su lugar. La figura de Arrate no aportó mayor apoyo a la centroizquierda y su negociación con la Concertación supone dejar fuera los grandes propósitos de los trabajadores y los pueblos. La ultraderecha no es mayoría absoluta, pero las políticas impopulares de ambos bloques capitalistas, se imponen gracias al consenso entre ellos. Se mantienen prácticamente las mismas proporciones de 1988 y 1989 entre los dos bloques en disputa. 20 años de elecciones y ejercicio republicano no han significado variar las condiciones sociales y económicas de los más necesitados, no se ha dignificado la vivienda, la salud y la educación, no se ha solucionado el problema de los pueblos originarios depredados y despojados de sus patrimonios material y cultural, no se ha solucionado la problemática ambiental, las riquezas naturales están en peores condiciones que en 1990, al haber sido privatizada el agua y negociado el subsuelo por el mismo Frei que ahora pretende volver al gobierno. En suma, el país no se ha democratizado, no hay avances en términos de progreso y justicia social. En cuanto a las elecciones parlamentarias, se demuestra que el sistema está diseñado para excluir a grupos minoritarios. Se mantienen los dos bloques, sólo que uno se ha ampliado con la centroizquierda representada por el PC, pero no hay una mayoría suficiente para reformar la constitución y generar leyes verdaderamente populares que rompan el esquema de desigualdad social. Los defensores de la Concertación nos seguirán chantajeando para perpetuarse en el gobierno y administrar el régimen de injusticias del capitalismo, en su versión neoliberal. Nos seguirán argumentando que ellos representan a la izquierda, al progreso y al mundo popular, enfrente de un Piñera que nos evoca la barbarie de Pinochet. No debemos olvidar lo que representa Frei: su conexión con los grandes capitales, su condición de golpista, su gobierno en el que la Concertación terminó de desmantelar la estructura económica del Estado, al traspasar bienes estratégicos estatales a los privados, como fue el caso de las aguas. No olvidemos que su régimen engañó a los mapuche, a los estudiantes (con un asesinado, Daniel Menco), a los trabajadores. No olvidemos a Pérez Yoma y las casas Copeva. No olvidemos que esto ha seguido bajo los gobiernos de Lagos y Bachelet, con nuevos engaños, escándalos, robos, asesinatos. Por otro lado Piñera representa lo más siniestro de la ultraderecha y de los golpistas, aunque él aparezca como “liberal” y hasta haya dicho haber apoyado al No en 1988. Aunque Schaulsohn lo haga aparecer como progresista, Piñera se ha puesto a la cabeza de una derecha sin dios ni ley, capaz de cualquier cosa por mantener el dominio del gran capital. Su enriquecimiento durante la dictadura sigue generando polémica, igual que la condición de irremediable vicioso de su hermano Miguel. Esto es lo que tenemos para elegir. ¿Porqué no escoger a los dos, si dan lo mismo? Hagámosle la raya a los dos, en honor a sus sobrados méritos en que uno no supera al otro. Nuestra elección será seguir llamando a anular el voto. Por mera dignidad y consecuencia. Anulemos el voto y marquemos alguna frase o concepto contra el sistema opresor que ambos candidatos representan. Marquemos preferencia por la Asamblea Constituyente, AC; rayemos alguna consigna, pongamos MAPU, MPT. Expresemos hoy nuestro descontento ante el país de injusticias en que estamos viviendo, a lo que tanto han ayudado Frei y Piñera con su quehacer político y empresarial. No nos hagamos cómplices con los opresores. Si mañana hay otra masacre, que no haya sido con nuestro voto. Análisis No ha cambiado mucho la preferencia política de los habitantes de Chile en los últimos 20 años. Los dos grandes bloques se mantienen casi igual que en 1988, entre dos límites que no se mueven mucho; los cerebros de la Concertación y la ultraderecha no necesitan ni les interesa cambiar esta situación. Los primeros han contado hasta hoy con el voto chantajeado a las clases populares. Ha desaparecido el centro, ayer expresado por la DC y los radicales. Hoy son todos neoliberales, o sea parte de la derecha capitalista, con un barniz de democracia. La izquierda electoral sigue incipiente, se estancó en su 6% y los renuevos neoliberales como Arrate no le aportan mayor apoyo, sólo han venido a reponer los votos huidos del PC hacia Frei en primera vuelta. El PC sacó tres de sus candidatos con ayuda de la Concertación y se compromete a cambio a mantener este régimen, pese a las declaraciones engañosas de que serán oposición y pese a condicionar el voto. Esa izquierda ya no puede crecer más, ya no es creíble para nuestros pueblos. El haber salido elegidos los tres dirigentes del PC más vinculados a la cúpula, demuestra que este partido tuvo candidatos de primera y de segunda clase. Muy pocos saben que hubo otros candidatos del PC a lo largo del país, a los que no se dio el mismo tratamiento mediático y financiero que a los representantes principales. De doce millones que tienen edad para votar, sólo siete concurrieron, un millón no asistió y cuatro no se inscriben. Esa es la representatividad del gobierno chileno y del parlamento elegido ayer. Cada vez hay menos personas que elijen por principios y por un programa. Los medios de comunicación social, la farándula, la imagen técnicamente construida por empresas asesoras, crean realidades que no son tales. A la vez, “todo lo sólido se desvanece en el aire” ante el poder del dinero. Nuestro espacio: la izquierda, el MPT. Nosotros representamos un colectivo que actúa por valores. Que propone un voto ético, que no se hace cómplice de los crímenes, de las injusticias, de la corrupción del régimen neoliberal. Hoy marcamos la diferencia con el pragmatismo de los que vendieron el voto por unos empleos fiscales o por la aprobación de un proyecto. Para nosotros, el MPT es una agrupación de organizaciones que va a crecer, que se va a hacer confiable, cuando nos comprometamos en la lucha del mundo laboral, estudiantil, poblacional; en los pueblos originarios, en la familia proletaria, en la dignificación de la mujer, en la educación popular a nuestros hijos e hijas. El MPT tiene dónde crecer, es la verdadera izquierda, porque ésta no puede ser tal si está aliada con la Concertación. Las derechas no tienen de dónde sacar más apoyo popular: ya no se superan, sólo se pueden anular entre sí. La izquierda se está refundando, lentamente, a medida que avanzan la crisis coyuntural y la gran crisis moral y valórica del capitalismo. En ese proceso de reconstrucción estamos nosotros. El desafío histórico, hoy. Nuestro desafío histórico es constituir y refundar una izquierda, no en torno a reproducir este sistema, sino en torno a los valores de las transformaciones revolucionarias de todos los tiempos y lugares, en torno al eje de la construcción y ejercicio del Poder Popular. En torno a los intereses de la clase proletaria y de los pueblos. Un partido, un movimiento revolucionario no sólo debe orientar el voto. Debe ser constructor de una alternativa, de un proyecto histórico, de un quehacer diario, de una forma de vida. No pretendemos “bajar la línea” verticalmente. El pensamiento y acción de un partido debe ser creación colectiva. El sólo hecho de plantearlo así, valida la necesidad de tener un instrumento político y marca la diferencia con otros modelos de partido impositivo, vertical, patriarcal. No queremos un partido burocrático, rígido, sectario. Proponemos en cambio la construcción colectiva, sin olvidar ni defraudar nuestro compromiso por los cambios revolucionarios, por los que seguiremos luchando. Lo que proponemos hoy, es sumarnos a esta construcción que significa luchar por los derechos de pueblos y trabajadores, crear una nueva cultura, un nuevo paradigma de convivencia humana, una nueva escala de valores. Y esto se hace ahora y siempre: no sólo en época de elecciones. Se hace sin necesidad de tener una cuota en el gobierno, es poder popular, es creación heroica, es nombrar, soñar y construir otro mundo, es moldear el hombre nuevo y la mujer nueva.

2 comentarios:

  1. Honestamente creo que falta autocrítica. En el 70 Rodrigo no se restó , no se marginó ni marginó al MAPU del proceso electoral aún sabiendo que la política de frente popular no era una política revolucionaria o "pura". Hoy Uds se dan de cabezazos contra la realidad restándose el sentir popular. Los procesos electorales permiten llegar a la gente común y corriente y no solo a los más conscientes. Una cosa es participar en esos procesos y otra muy distinta es entregarse a ellos.
    Amigos, nos alcanzará la parca jugando a perdedor. No estamos avanzando, asumamos nuestras responsabilidades y enmendemos.

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  2. DESCONOCIDO:
    No puedo llamarlo "estimado" ni "de nuestra consideración" por su condición de encapuchado virtual.
    Nuestra posición no es en absoluto marginarnos del proceso electoral, como no lo hicimos el 2008, llamando incluso a votar por algun*s candidat*s que nos daban confianza. No estamos al margen: estamos en la disidencia frente a las dos derechan que intentan tomarse el gobierno.

    El "sentir popular" es un rechazo a la concertación, no remediado por sus partidarios que siguen prefiriendo enfrentar a l*s que anularemos el voto y no a los de Piñera. Váyanse a las poblaciones a hacer lo que deben, ahí están los votos que les faltan.

    Un Movimiento con principios no juega a ganador ni a perdedor. Esto no es una lotería, y hay valores de por medio. Asumir las responsabilidades, me parece muy bien, eso incumbe a los que han gobernado, a los que han
    tenido sueldos, viáticos, "caja chica" para pagar delaciones y coimas. Asuman por qué a 20 años del NO, el "progresismo" sigue pegado en el 51%. Lean lo que nos dice Felipe Portales, ponderado y juicioso demócrata, honesto como pocos en este país.

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