Este artículo nos invita a la
reflexión.
Creo que para nosotr«s
no se trata de establecer si el Presidente del CELAM miente, sino de
diagnosticar (desde el mundo popular) si hay factores que hacen que la Teología
de la Liberación esté en crisis. Que digamos qué signos de vitalidad presenta
la TL, qué situaciones se han vivido en los últimos 20 ó 30 años que nos
demuestren que esta línea de pensamiento-acción está en crecimiento, como toda
fuerza viva.
Es cierto que hay una crisis de visibilidad
en la Iglesia popular. En nuestro país, sólo conocemos de ella a través de
algunos rituales de memoria: Via Crucis en Viernes Santo, Misa de Joan Alsina y
unas pocas conmemoraciones más; algunas publicaciones virtuales como esta
misma.
Es cierto que ha disminuido el
número de agentes pastorales en ejercicio pleno, que comparten la TL como forma
inspiradora de fe y vida. ¿Hay suficiente relevo frente al retiro o la pascua
de nuestr«s
antigu«s
conductor«s?
Pero ello es consecuencia de la crisis de vocaciones que es transversal a toda
la Iglesia.
Frente al auge del evangelismo
(financiado por el imperialismo), ¿qué ofrece la Iglesia Popular?
Cuando hay situaciones
escandalosas (como el maltrato y pésima remuneración de la Fundación Hogar de Cristo
frente a sus trabajador«s,
obligad«s
a deponer su huelga), ¿qué queda como conclusión?
Es comprensible que se produzca
la laicización de l«s
activistas cristian«s.
Es más, es conveniente que ést«s entreguen sus fuerzas en otros
ambientes, como la política popular, el activismo social, ambiental, su
identidad con sus territorios y pueblos de origen. Pero sin abandonar el campo
de la fe revolucionaria.
También hay que destacar que para
no poc«s
de nosotr«s,
esta fe es la que sostiene el quehacer en un mundo tan adverso. Que hay una
forma de hacer política con espiritualidad, donde no todo es conveniencia
personal, no todo puede ser “políticamente correcto”, porque hay una ética y
unos valores que nos obligan en conciencia.
Si Aguiar cree necesario haya una "teología de la liberación con una base bíblico espiritual", ello no es incorrecto en el fondo, pero esta corriente siempre ha existido en la TL. No se crea que ésta no está inspirada en el Evangelio, comúnmente citado por esta teología. Pero también es correcto que esta línea puede y debe ser acentuada, en respaldo de la acción y del pensamiento.
Por último, el declarar
muerta a una institución transformadora parece ser una táctica comunicacional
para hacernos creer que es así, para crear un hecho. Así han tratado de hacer
con nuestro Movimiento (Ver: 45 años del MAPU. Akí estamos - CONMEMORAMOS 45º
ANIVERSARIO DEL MAPU).
No busquen entre los muertos al
que está vivo.
Queridas y estimados Compañer@s
Un saludo Fraterno
Les envío interesante artículo sobre la Teología de la Liberación, que
puede servir para la reflexión personal y/o comunitaria.
Fraternalmente.
Isolemio Alejandro Toledo
Forestal + I.C.
LA
TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN, ¿UNA ANCIANA MORIBUNDA?
JUAN
JOSÉ TAMAYO
“Efectivamente, las figuras relevantes de la
Teología de la Liberación (TL) son personas ancianas y, como tal, como la
expresión de lo que fue, está muy está anciana, si no es que ya está muerta...
Hoy en día no está más el tema de la teología de la liberación, que había sido
planteada con una base sociológica que no cuadraba con la base teológica”.
No, no son afirmaciones estas de sectores
lefebvristas, neoconservadores o integristas, ni de la Congregación para la
Doctrina de la Fe, tan propensa a desacreditar las tendencias teológicas que no
coinciden con la teología romana. Han sido pronunciadas por monseñor Carlos
Aguiar Retes, todopoderoso presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano
(CELAM), y difundidas por la Agencia Católica de Información ZENIT. Las ha
hecho en un momento tan significativo como el encuentro del CELAM con el papa
Francisco, cuando el Vaticano está dando muestras de acercamiento a dicha
teología.
Ante las críticas recibidas por tamaño
desprecio hacia la TL, el propio arzobispo Aguiar ha querido matizarlas en unas
declaraciones a Noticelam, pero, a mi juicio, se ha puesto más en evidencia su
rechazo hacia dicha teología. Recuerda la existencia de una corriente basada
“en el análisis marxista que llevó a una ideologización del mensaje evangélico”
y cree necesario re-direccionarla a través del desarrollo de “una teología de
la liberación con una base bíblico espiritual”.
¿Qué revelan las primeras afirmaciones tan
irrespetuosas en boca de un dignatario tan cualificado como mal encarado de la
Iglesia católica, que se arroga la representación de varios cientos de millones
de católicos del continente y las segundas declaraciones tan desenfocadas sobre
la teología de la liberación: ignorancia, manipulación o, más sencillo todavía,
confundir el deseo con la realidad? Fuere una cosa, otra, la tercera o las tres
a la vez, me gustaría informar, siquiera someramente, al presidente del CELAM
del estado actual de la Teología de la Liberación (TL), que hoy está muy lejos
de la ancianidad y mucho más todavía de la muerte.
La TL, nacida en América Latina a finales de
la década de los sesenta del siglo pasado –apenas ha cumplido 45 años- es una
de las corrientes más creativas del pensamiento cristiano nacidas en el Sur,
lejos de los centros de poder político, económico y religioso, con señas de
identidad y estatuto teológico propios. No es, por tanto, una sucursal de la
teología elaborada en el Norte. Todo lo contrario: ha quebrado el
norte-centrismo teológico, sea el moderno o el postmoderno, el europeo o el
norteamericano.
Viene siendo objeto de sospecha desde sus
orígenes, y muy especialmente durante los pontificados de Juan Pablo II y
Benedicto II. Ha recibido acusaciones de lo más gruesas e indemostrables como
defender la violencia, ser una sucursal del marxismo, introducir la lucha de
clases en la Iglesia, politizar partidistamente el cristianismo... Muchos de
sus cultivadores han sido condenados, destituidos de sus cátedras y sus libros
sometidos a una férrea censura. La más grave de las condenas -comparable a la
del Syllabus del papa Pío IX contra el modernismo-, fue la
llevada a cabo por la Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de
la Liberación, de 1984, redactada por el cardenal Ratzinger cuando era
presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe y ratificada por Juan
Pablo II.
Mas, a pesar de la persecución de que ha sido
objeto, la TL no se ha rendido a la ortodoxia vaticana, ni ha renunciado a sus
primeras intuiciones ni al principio-liberación, pero tampoco se ha quedado en
la foto fija de sus orígenes, ya que no es una teología perenne, inmune a los cambios, ni de la
razón pura, sino una teología de la razón práctica, histórica, in fieri,
que se reformula y reconstruye en los nuevos procesos de liberación.
Lo mismo que la TL en sus orígenes intentó
responder a los desafíos sociales, económicos, religiosos, espirituales,
culturales del continente latinoamericano, hoy sigue haciéndolo y se elabora a partir de los nuevos sujetos que están
emergiendo y protagonizan los cambios estructurales en la sociedad y en las
religiones: las mujeres doble o triplemente oprimidas por las dictadura del
patriarcado, del capitalismo y del colonialismo en alianza, la Tierra, sometida
a la depredación del sistema de desarrollo científico-técnico y económico
voraz, el campesinado sin tierra, los pueblos indígenas y las comunidades
afroamericanas, humilladas durante siglo de dominación imperial, las
colectividades, cada vez más numerosas, excluidas por mor de la globalización
neoliberal, las religiones otrora destruidas por el cristianismo imperial, las
identidades estigmatizadas y perseguidas.
Son todas ellas alteridades
negadas que conforman los diferentes rostros de la pobreza y la marginación, a
quienes la TL reconoce como sujetos activos, consciente de que se están
empoderando y, desde su empoderamiento, contribuyen a la superación del
racismo, el sexismo, el clasismo, la homofobia, así lideran la lucha contra los
etno-cidios, geno-cidios y bio-cidios causados por el paradigma de desarrollo
de la modernidad occidental.
De aquí han surgido nuevas tendencias teológicas de la
liberación, todas ellas contra-hegemónicas: teología feminista, indígena,
afrodescendiente, campesina, ecológica, queer, teología del
pluralismo religioso, de la diversidad sexual. Todo un mosaico de teologías y
sabidurías que conforman el plural panorama de la TL, que no es una anciana
moribunda, sino que sigue viva y activa intentando responder a los nuevos
desafíos del continente latinoamericano.
Hoy está presente en todo el Sur, pero
también en los ámbitos de marginación del Norte y se ha hecho visible en el
Foro Social Mundial, donde ha creado su propio espacio religioso
alter-globalizador, el Foro Mundial de Teología y Liberación, que cuestiona las
creencias crédulas, revoluciona las conciencias de los creyentes y no creyentes
y pretende transformar sus prácticas alienantes en emancipatorias desde la
convicción de que “Otra teología es posible” ¡y necesaria! en plena sintonía
con la consigna de los Foros Sociales “Otra epistemología es posible!” y con
las epistemologías del Sur que se están desarrollando en las diferentes
disciplinas y saberes.
Si
monseñor Aguiar Retes quiere enterrar la teología de la liberación, debe saber
que lo hará con una realidad viva, y eso es un delito mayor y más grave que el
de considerarla anciana o muerta. ¡Qué lejos está el actual presidente del
CELAM de los obispos que dijeron adiós al paradigma de la Iglesia
conquistadora, colonial y desarrollista de la conquista e iniciaron el
paradigma de la Iglesia de la liberación en la II Conferencia del Episcopado
Latinoamericano en Medellín en 1968! Estos pusieron las bases de la Iglesia de
los pobres, que el papa Francisco quiere recuperar. Con sus declaraciones,
monseñor Retes lo que hace es dinamitar dichas bases.
Juan
José Tamayo es director de la
Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría” de la
Universidad Carlos III. Sus libros más recientes son: La teología de la
liberación en el nuevo escenario político y religioso (Tirant lo
Blanch, 2010); Otra teología es posible. Pluralismo religioso,
interculturalidad y feminismo (Barcelona, 2011); Invitación a la
utopía. Ensayo histórico para tiempos de crisis (Trotta, Madrid,
2012); Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica (Fragmenta,
Barcelona, 2013).
La pobreza, la exclusión y la desigualdad debilitan el funcionamiento democrático de la
sociedad.
SI TU y YO NO LE HACEMOS LÍOS A LOS ABUSADORES... ¿¡ ENTONCES QUIEN ?!
Jesús fue ayer en el templo y ahora : "UN INDIGNADO"
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Se nos va gente muy entrañable y necesaria. Pero esta es una carrera de relevos y ahora les toca a otr«s |
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