Norma Vergara Cáceres murió en una emboscada preparada por Carabineros de Chile, siendo Patricio Aylwin Presidente, Enrique Krauss Ministro del Interior, Subsecretario del Interior Belisario Velasco, General Director de Carabineros Rodolfo Stange Oelckers, también responsable y procesado por el Caso Degollados, acusado de "incumplimiento de deberes militares y obstrucción a la justicia". La sangre de Norma manchará por toda la eternidad la memoria de estos defensores de la injusticia social.
Norma era militante del complejo partidario MAPU (Lautaro), su padre era el prestigioso y honorable ex dirigente sindicalista campesino, don Humberto Vergara (1931-2011), mapucista histórico, miembro del MAPU Obrero Campesino. Don Humberto desde 1969 no creyó más en la “revolución en Libertad” y en que “todo tiene que cambiar” bajo la dirección pro-capitalista del PDC y fue uno de los rebeldes que fundaron el MAPU. Norma creyó (en dictadura y en post-dictadura) que había que luchar por un Chile Popular, y no creyó en la “política de los acuerdos”, en la “vuelta a la democracia” bajo la conducción neoliberal de la Concertación y también fue rebelde, actuando en el MAPU de los 80 y 90 hasta su asesinato.
A la “inteligencia” policial no le hubiera costado detener a Norma y procesarla. Prefirieron darle muerte inmediata, hacer actuar la ley de la selva o del Oeste.
La recordamos no solo como cuadro armado, también como activista, defensora de la cultura popular, de las tradiciones del campesinado chileno. Junto a su familia, bailando y cantando.
Por eso es tan legítimo y hermoso el homenaje que le hacen otras cultoras de la danza, la música, de las culturas de los pueblos.
Y es muy válido el homenaje que la hacemos las y los militantes que seguimos creyendo en que es posible otro Chile, otra América, otro sistema mundial. No bajamos las banderas, estamos reconstruyendo la casa, renovando las ideas y los métodos.
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