miércoles, 19 de noviembre de 2008
Respuesta a comentarios de Manuel Cortés, exPS, hoy en el MAS
Entrevista a Manuel Cortés, miembro de la escolta personal de Allende y militante del MAS
"El Partido Socialista está igual que la UDI"
Legendario como la utopía necesaria, Manuel Cortés Iturrieta, “El Patán” para sus allegados, hasta el 6 de noviembre pasado fue miembro del Comité Central del Partido Socialista de Chile. Joven, fue miembro del Ejército de Liberación Nacional que colaboró logísticamente con la guerrilla del Che en Bolivia...
Junto al senador Alejandro Navarro y un buen número de militantes, dejó tras de sí décadas de militancia en el Partido Socialista dirigido actualmente por Camilo Escalona. Habla golpeado, sencillo y derrocha confianza. A sus 66 años es un muchacho rebelde lleno de ideas.
“Yo considero que el PS está cautivo por una “legión extranjera”, que son los que vienen del MAPU, que no tienen cultura partidaria y siempre trabajaron en cúpulas. El fundador del MAPU, Rodrigo Ambrosio dijo que había que seguir la tesis del virus, insertarse en los partidos de izquierda y cambiarles el ADN. Ahora son todos empresarios y “lobbistas”, como Enrique Correa, Garretón y Lagos. Mientras tanto, los trabajadores siguen siendo explotados y engañados.”
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COMENTARIOS MAPUCISTAS:
Parece saludable que haya socialistas de verdad que traten de mantener los ideales de Allende y que, aunque tarde, tomen distancia de la corrupción que impera en nombre de esas mismas ideas. Es muy apreciable que pese al fuerte arraigo por el Partido, su historia y su símbolos, haya compañeros/as que a esta altura tengan la entereza de dejar atrás esa tradición.
El compañero Cortés fue parte de esa tradición y por su antigüedad y méritos como combatiente, bien debe conocer lo que se oculta detrás de la fachada de la que fue su tienda.
Pero los mapucistas no podemos permitir que se inventen y reinventen mitos en torno a la historia de nuestra organización, que no es la historia de los neoliberales sino la de miles de militantes de base que creyeron, y muchos cayeron, por la lealtad al proceso revolucionario que Allende impulsó.
Los socialistas, rebeldes o no, no deben buscar chivos expiatorios para excusar los errores que fueron cometiendo en su propia historia. Ahora está de moda culpar al MAPU de todo. Si pierde Ravinet, es porque hay un MAPU detrás, como si solo los ex-MAPU hubiesen sido sus asesores. Si el gobierno (con gobernadores y burócratas socialistas en la región de la Araucanía) no logra satisfacer las demandas del pueblo mapuche y mis hermanos protestan, es porque hay otro MAPU levantándolos, como si por siglos no hubiesen sido capaces de enfrentarse al invasor con plena autonomía. Así se crean los mitos. ¿Porqué tanta bronca, no sólo con los exMAPU, sino básicamente con lo que este movimiento representa? Por algo será...
Allende pudo ser presidente en 1958, si muchos socialistas no hubiesen seguido engolosinados en el ibañismo, y se ha hubiesen jugado mejor por conseguir esos 40.000 votos que al compañero le faltaron. Por seguir una ortodoxia ideológica, laical y masónica, le faltaron también muchos votos que se fueron tras el volador de luces de Zamorano, el cura de Catapilco, candidato alimentado por la derecha, que hoy también puede levantar alternativas similares para engañar al pueblo. Pero no culpemos sólo a Zamorano, también faltó la amplitud de criterio para haber involucrado en un frente amplio, revolucionario y popular, al segmento de pueblo (cristiano, proletario pero sin formación política ni conciencia de clase) que creyó en el Catapilco.
No hay que olvidar que el aporte electoral del MAPU el 70 fue decisivo en el triunfo de Allende. La diferencia entre éste y el Paleta fue casi exacta con la de la cantidad de adherentes del MAPU: unos 35.000 que seguramente habrían votado por Tomic si no se crea nuestro Movimiento.
Aceptemos en echar parte de la culpa de la crisis del PS a los exMAPU que se volvieron neoliberales. Pero el renegar del pasado socialista no fue privilegio de los MAPU como Garretón, Gazmuri y Correa.
El compañero Manuel Cortés trata de inculpar del empoderamiento logrado por los exMAPU a Rodrigo Ambrosio, nuestro fundador y querido conductor, al que le inventa una tesis del virus, de “insertarse en los partidos de izquierda y cambiarles el ADN”. No hace falta decir eso de Ambrosio, para justificar lo que pasa en el PS.
Ambrosio era un adolescente cuando la mayoría de los socialistas creyeron en el ibañismo en 1952. El PS que llegó a 1973, era una federación de fracciones, que abarcaba un espectro mucho mayor que el de hoy.
Ni Ambrosio ni el verdadero MAPU (el de la base que dio vida a lo que hubiera podido ser un pequeño movimiento de profesionales bien inspirados e idealistas) necesitaban ni creían en el plan de insertarse en los partidos de izquierda para “cambiarles el ADN”, ¿para qué? ¿Para acceder al poder? Muchos ya tenían poder en la Democracia Cristiana en 1969. ¿Para qué crear un movimiento nuevo en 1969, si de acuerdo a la tesis era mejor meterse a los partidos de izquierda y ya teníamos el PS y el PC, con votaciones crecientes cada uno, con credibilidad, con senadores y presidenciables? Si de llegar al poder se trata, no hacía falta formar el MAPU.
La frase, malintencionada al final, no considera que en los días de Ambrosio, muy pocos políticos hablaban de ADN, ni menos de virus cambiando el ADN, algo que apenas se conocía. Cualquiera pudo haber dicho que había que infiltrar otros partidos, eso lo hicieron todos.
Los MAPU, dice Cortés, “no tienen cultura partidaria”. La odiosidad frente a los que desplazaron del poder a los “históricos” hace inventar cosas como ésta. Cualquiera de los exMAPU aludidos, tenía bastante “cultura partidaria” dentro de la DC. ¿O llama “cultura partidaria” al centralismo democrático? Cualquiera “histórico” sabe que en el PS nunca afianzó bien el centralismo democrático y las decisiones fueron tomadas por las cúpulas que lograban manejar mejor el asambleísmo. “Ahora son todos empresarios y lobbistas”, desconoce la realidad de nuestra militancia de base, que muchas veces ha tenido que doblar la rodilla ante un socialista burócrata para conseguir una pega, o para recibir una ayuda para la calidad de exonerado, cuando hasta ha habido una organización que cobra coimas por tramitar ese derecho a la reparación que cualquier exonerado por ley debiera recibir gratuitamente, y eso lo hacen usando el nombre del compañero Allende.
“Mientras tanto, los trabajadores siguen siendo explotados y engañados”. Claro que es así, y así era en 1990, cuando el ministro de Hacienda Alejandro Foxley (PDC) abrazó el neoliberalismo defraudando a todos los que creíamos que la alegría estaba llegando, y Carlos Ominami lo mismo, siendo socialista. Y así ha seguido sucediendo en todos estos últimos 18 años. Menos mal que ahora algunos se están dando cuenta.
Hace pocos días, un periodista mentecato, proclamaba una vez más la muerte del MAPU a partir de la derrota de neoliberales como Ravinet, y culpaba de esto a la política de cuadros, tipo MAPU. Ahora, resulta que los neoliberales exMAPU llevaron al glorioso partido que los acogió, el PS, la política de cúpulas. ¿En qué estamos? “El PS está igual que la UDI”. No, compañero Cortés, la UDI gana las elecciones por seguir una política de cuadros, y el PS las gana donde también sigue esa política, y las pierde donde es una montonera de grupos disputándose el escaso poder de una alcaldía o una concejalía.
¿Porqué no ha habido mayores protestas de socialistas consecuentes con el allendismo, ante situaciones, por ejemplo, como las votaciones de los gobiernos socialistas contra Cuba revolucionaria? ¿O cuando la represión ha azotado a nuestro pueblo, con intendentes y gobernadores socialistas?
Nunca es muy tarde para volver a las izquierdas, compañeros del MAS, bienvenidos al baile de los que sobran. Pero, Patán, no te pases de listo.
Carlos Ruiz
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