Atentado
Charlie-Hebdo
Nuevo Partido Anticapitalista (NPA, Francia): UNA LOCURA BÁRBARA Y REACCIONARIA. TODOS A LA PLAZA
DE LA REPÚBLICA
COMUNICADO DEL NPA
El ataque a la sede del
diario Charlie Hebdo provoca la indignación y la rabia ante una violencia tan
indiscriminada y mortal contra los periodistas, los trabajadores. Su objetivo
es sembrar el terror, contra la libertad de expresión, la libertad de prensa y
en nombre de prejuicios reaccionarios y oscurantistas.
A menudo hemos tenido la
ocasión de participar, debatir y tratar de polemizar con los dibujantes y
periodistas de Charlie Hebdo, y con quienes también hemos compartido luchas
comunes. El NPA muestra su solidaridad con los familiares y cercanos de la
víctimas, periodistas y trabajadores del diario Charlie Hebdo.
Pero no estaremos en
ninguna “unidad nacional” con aquellos aprendices de brujo que juegan con el
racismo, avivan el odio contra los musulmanes, los extranjeros, o se sirven de
este caso para establecer unas nuevas leyes liberticidas. Tienen una gran
responsabilidad en el clima xenófobo y venenoso que hoy conocemos. Unos y otros
son enemigos de la democracia, de la libertad, son enemigos de las y los
trabajadores, de las clases populares, enemigos de un mundo de solidaridad.
El NPA llama a
manifestar su solidaridad con Charlie Hebdo a las 17h en la Plaza de la
República de París.
Traducción de Tomás Martínez
para Izquierda Anticapitalista
Lo más peligroso es la islamofobia
El atentado fascista en
París contra la redacción del semanario Charlie Hebdo, que ha arrebatado la
vida a 12 personas, entre ellas a los cuatro dibujantes Charb, Cabú, Wolinsky y
Tignous, deja una doble o triple sensación de horror, pues está agravada por
una especie de eco amargo y sucio y por una sombra de amenaza inminente y
general. Está sin duda el horror de la matanza misma por parte de unos asesinos
que, con independencia de sus móviles ideológicos, se han situado a sí mismos
al margen de toda ética común y por eso mismo fuera de todo marco religioso, en
su sentido más estricto y preciso.
Pero está también el
horror de que sus víctimas se dedicaran a escribir y a dibujar. No es que uno
no pueda hacer daño escribiendo y dibujando -enseguida hablaremos de esto-; es
que escribir y dibujar son tareas que una larga tradición histórica compartida
sitúa en el extremo opuesto de la violencia; si se trata además de la sátira y
el humor, nadie nos parece más protegido que el que nos hace reír. En términos
humanos, siempre es más grave matar a un bufón que a un rey porque el bufón
dice lo que todos queremos oír -aunque sea improcedente o incluso hiperbólico-
mientras que los reyes sólo hablan de sí mismos y de su poder. El que mata a un
bufón, al que hemos encomendado el decir libre y general, mata a la humanidad
misma. También por eso los asesinos de París son fascistas. Sólo los fascistas
matan bufones. Sólo los fascistas creen que hay objetos no hilarantes o no
ridiculizables. Sólo los fascistas matan para imponer seriedad.
Pero hay un tercer
elemento de horror que tiene que ver menos con el acto que con sus
consecuencias. Ahora mismo -lo confieso- es el que más miedo me da. Y es
urgente advertir de lo que nos jugamos. Lo urgente no es impedir un crimen que
ya no podemos impedir; ni tampoco condenar asqueados a los asesinos. Eso es
normal y decente, pero no urgente. Tampoco, claro, espumajear contra el islam.
Al contrario. Lo verdaderamente urgente es alertar contra la islamofobia,
precisamente para evitar lo que los asesinos quieren -y están ya consiguiendo-
provocar: la identificación ontológica entre el islam y el fascismo criminal.
La gran eficacia de la violencia extrema tiene que ver con el hecho de que
borra el pasado, el cual no puede ser evocado sin justificar de alguna manera
el crimen; tiene que ver con el hecho de que la violencia es actualidad pura, y
la actualidad pura está siempre preñada del peor futuro imaginable. Los
asesinos de París sabían muy bien en qué contexto estaban perpetrando su infamia
y qué efectos iban a producir.
El problema del fascismo
y de su violencia actualizadora es que se trata siempre de una respuesta. El
fascismo está siempre respondiendo; todo fascismo se alimenta de su
legitimación reactiva en un marco social e ideológico en el que todo es
respuesta y todo es, por tanto, fascismo. El contexto europeo (pensemos en la
Alemania anti-islámica de estos días) es la de un fascismo rampante. En Francia
concretamente este fascismo blanco y laico tiene algunos valedores intelectuales
de mucho prestigio que, a la sombra del Frente Nacional de Le Pen, llevan
calentando el ambiente desde púlpitos privilegiados a partir del presupuesto,
enunciado con falso empirismo y autoridad mediática, de que el islam mismo es
un peligro para Francia. Pensemos, por ejemplo, en la última novela del gran
escritor Houellebecq, Sumisión (traducción literal del término árabe “islam”),
en la que un partido islamista gana al Frente Nacional las elecciones de 2021 e
impone la “charia” en la patria de Las Luces. O pensemos en el gran éxito de
las obras del ultraderechista Renaud Camus y del periodista político del diario
Le Figaro Eric Zemour. El primero es autor de Le grand remplacement, donde se
sostiene la tesis de que el pueblo francés está siendo “reemplazado” por otro,
en este caso -obviamente- compuesto de musulmanes extraños a la historia de
Francia. El segundo, por su parte, ha escrito El suicidio francés, un gran
éxito de ventas que rehabilita al general Petain y describe la decadencia del
Estado-Nación, amenazado por la traición de las élites y por la inmigración.
Hace unos días en Le Monde el escritor Edwy Plenel se refería a estas obras
como depositarias de una “ideología asesina” que “está preparando Francia y
Europa para una guerra”: una guerra civil- dice- “de Francia y Europa contra
ellas mismas, contra una parte de sus pueblos, contra esos hombres, esas
mujeres, esos niños que viven y trabajan aquí y que, a través de las armas del
prejuicio y la ignorancia, han sido previamente construidos como extranjeros en
razón de su nacimiento, su apariencia o sus creencias”.
Este es el fascismo que
estaba ya presente en Francia y que ahora “reacciona” -puro presente- frente a
la “reacción” -pura actualidad asesina- de los islamistas fascistas de París.
Da mucho miedo pensar que a las 7 de la tarde, mientras escribo estas líneas,
el trending topic mundial en twitter, tras el tranquilizador y emocionante “yo
soy Charlie”, es el terrorífico “matar a todos los musulmanes”. La islamofobia
tiene tanto fundamento empírico -ni más ni menos- que el islamismo yihadista;
los dos, en efecto, son fascismos reactivos que se activan recíprocamente,
incapaces de hacer esas distinciones que caracterizan la ética, la civilización
y el derecho: entre niños y adultos, entre civiles y militares, entre bufones y
reyes, entre individuos y comunidades. “Matad a todos los infieles” es
contestado y precedido por “matad a todos los musulmanes”. Pero hay una
diferencia. Mientras que se exige a todos los musulmanes del mundo que condenen
la atrocidad de París y todos los dirigentes políticos y religiosos del mundo
musulmán condenan sin excepción lo ocurrido, el “matad a todos los musulmanes”
es justificado de algún modo por intelectuales y políticos que legitiman con su
autoridad institucional y mediática la criminalización de cinco millones de
franceses musulmanes (y de millones más en toda Europa). Esa es la diferencia
-lo sabemos históricamente- entre el totalitarismo y el delirio marginal: que
el totalitarismo es delirio naturalizado, institucionalizado, compartido al
mismo tiempo por la sociedad y por el poder. Si recordamos además que la mayor
parte de las víctimas del fascismo yihadista en el mundo son también musulmanas
-y no occidentales- deberíamos quizás medir mejor nuestro sentido de la
responsabilidad y de la solidaridad. Pinzados entre dos fascismos reactivos,
los perdedores son los de siempre: los inmigrantes, los izquierdistas, los
bufones, las poblaciones de los países colonizados. Una de las víctimas de los
islamistas, por cierto, era policía, se llamaba Ahmed Mrabet y era musulmán.
Del yihadismo fascista
no espero sino fanatismo, violencia y muerte. Me repugna, pero me da menos
miedo que la reacción que precede -valga la paradoja einsteiniana- a sus
crímenes. El “matad a todos los musulmanes” está de algún modo justificado por
los intelectuales que “preparan la guerra civil europea” y por los propios
políticos que responden a los crímenes con discursos populistas religiosos
laicos. Cuando Hollande y Sarkozy hablan de “un atentado a los valores sagrados
de Francia” para referirse a la libertad de expresión, están razonando del
mismo modo que los asesinos de los redactores del Charlie Hebdo. No acepto que
un francés me diga que defender los valores de Francia implica necesariamente defender
la libertad de expresión. Por muy laica que se pretenda, esa lógica es siempre
religiosa. No hay que defender Francia; hay que defender la libertad de
expresión. Porque defender los valores de Francia es quizás defender la
revolución francesa, pero también Termidor; es defender la Comuna, pero también
los fusilamientos de Thiers; es defender a Zola, pero también al tribunal que
condenó a Dreyfus; es defender a Simone Weil y René Char, pero también el
colaboracionismo de Vichy; es defender a Sartre, pero también las torturas de
la OAS y el genocidio colonial; es defender mayo del 68, pero también los
bombardeos de Argel, Damasco, Indochina y más recientemente Libia y Mali. Es
defender ahora, frente al fascismo islamista, la igualdad ante la ley, la democracia,
la libertad de expresión, la tolerancia y la ética, pero también defender la
destrucción de todo eso en nombre de los valores de Francia. Da mucho miedo oír
hablar de “los valores de Francia”, “de la grandeza de Francia”, de ”la defensa
de Francia”. O defendemos la libertad de expresión o defendemos los valores de
Francia. Defender la libertad de expresión -y la igualdad, la fraternidad y la
libertad- es defender a la humanidad entera, viva donde viva y crea en el dios
que crea. La frase de “los valores de Francia” pronunciada por Le Pen,
Hollande, Sarkozy o Renaud Camus no se distingue en nada de la frase “los
valores del islam” pronunciada por Abu Bakr Al-Baghdadi. Son en realidad el
mismo discurso frente a frente, legitimado por su propia reacción asesina, que
bombardea inocentes en un lado y ametralla inocentes en el otro. Pierden los de
siempre, los que pierden cuando dos fascismos no dejan en medio ni el más
pequeño resquicio para el derecho, la ética y la democracia: los de abajo, los
de al lado, los pequeños, los sensatos. De eso sabemos mucho en Europa, cuyos
grandes “valores” produjeron el colonialismo, el nazismo, el estalinismo, el
sionismo y el bombardeo humanitario.
Mal empieza 2015. En
1953, “refugiado” en Francia, el gran escritor negro Richard Wright escribía
contra el fascismo que “temía que las instituciones democráticas y abiertas no
sean más que un intervalo sentimental que preceda al establecimiento de
regímenes incluso más bárbaros, absolutistas y pospolíticos”. Protegernos del
fascismo islamista es proteger nuestras instituciones abiertas y democráticas
-o lo que queda de ellas- del fascismo europeo. La islamofobia fascista, en
Europa y en las “colonias”, es la gran fábrica de islamistas fascistas y una y
otro son incompatibles con el derecho y la democracia, los únicos principios
-que no “valores”- que podrían aún salvarnos. Buena parte de nuestras élites
políticas e intelectuales están más bien interesadas en todo lo contrario.
Descansen en paz
nuestros alegres y valientes compañeros bufones del Charlie Hebdo. Y que nadie
en su nombre levante la mano contra un musulmán ni contra el derecho y la ética
comunes. Esa sí sería la verdadera victoria de los fascismos de los dos lados.
Wolinski ha muerto con los lápices en las manos
Pepe Gutiérrez
El atentado de París es
un desastre total por muchas razones. Obviamente, por las víctimas entre las
que se encontraba Georges Wolinski, cofundador y el veterano (Túnez, 1934) del
grupo Charlie Hebdo, sobre el que me gustaría registrar algunos detalles.
Wolinski es uno de los dibujantes más ácratas de la viñeta francesa, un
veterano del 68 que se hizo célebre con sus dibujos de enrâge, un autor
absolutamente irreverente que molestaba a todos los integrismo comenzando por
el del mercado. No fue en vano que Georges fue galardonado con el Premio
Internacional Gat Perich, un galardón que nos recuerda al Perich, seguramente
el mayor genio de la viñeta catalana y estatal sin cuyos trabajos no se puede
entender lo que fue el franquismo, lo que significó la Transición. Desde aquí
invito a todos y a todas que se den una vuelta sobre el apartado “Imágenes” que
se abre con el Google de los demonios. Wolinski se mofaba de todo empezando por
sí mismo, era un talento turbulento capaz del detalle y del trazo más incisivo,
alguien incontenible que había trabajado en la prensa de izquierdas y de
derechas siempre fiel a sí mismo.
Wolinski ya había
publicado decenas de albums, había ganado su prestigio y sus dineros, pero
siguió trabajando en su Charlie Hebdo a pesar de las amenazas que sabían no
eran baladronadas. Era un artista que trabajaba en un territorio minado, que
enriquecía cada día palabras mal utilizadas como libertad de expresión, por eso
decía que los señores hablan de libertad de expresión de diarios que no
expresan nada fuera de lo establecido.
En segundo lugar porque
por la extrema crueldad de sus métodos, por su carácter religioso-fascista,
desprestigia cualquier causa relacionada con el mundo árabe. Servirá de
combustible para el resurgimiento de tendencias fascistoides, tan presentes en
Francia con el FN (es ahí donde inciden muchas viñetas sobre el desastre),
extendiendo los sentimientos xenófobos como los que he escuchado tan
normalmente esta mañana en la panadería. Allí como en cualquier otro lugar
puede escuchar estas palabras: “Desde luego ya no me voy a mirar igual a mis
vecinos moros”, cuando me he adelantado para preguntarle porqué, su respuesta
ha sido: “Hombre, con lo que son capaces de hacer”.
Esta persona no era una
vulgar fanática, ha escuchado mis argumentos, razones que ignoraba como las
proclamadas por Guillermo Toledo pero que no he escuchado en los debates de la
Cuarta y la Sexta al mediodía, normalmente mucho más avanzados de lo que es
propio. Los primeros han evocado las palabras de Iñaki Gabilondo que han
insistido en el matiz, advirtiendo sobre la injusticia de la amalgama, pero no
ha dicho ni media palabra sobre el contexto que ha subrayado “”Willi”, como si
la guerra de Irak y de Afganistán y todo lo demás fuesen tan lejanas como las
“cruzadas” y no fruto de los intereses del Imperio y de sus aliados. Como sí en
un lugar u otro no existieran atentados iguales o peores casi cada día.
Entre una cosa y otra ha
cabido alguna reflexión seria, expresada por alguien que no habla como un
tertuliano y mucho menos como esos comisarios de La Razón, el ABC o El Mundo,
fijos en plantillas como fiscales a los que no puedes recusar. Se ha hablado
del “impasse” del mundo árabe, de las esperanzas abiertas con la (soñada)
“primavera árabe”, bloqueadas entre dos fuegos, entre los poderes establecidos
y el integrismo religioso al final del cual aparecen los movimientos de signo
fascista como el que ha preparado y actuado en París. Se trata –se dice citando
un escritor argelino- de una juventud sin pasado ni futuro que sueña con las
glorias de un Islam hecho a su medida, una medida que alimentó los Estados
Unidos para derrocar el régimen prosoviético de Afganistán. Una amiga
finlandesa que trabaja que ha trabajado como doctora en Afganistán cuando se lo
permiten, recuerdo aquel régimen como modélico, no tanto por sí mismo sino en
comparación con lo que4 vino después. Al igual que en el Vietnam, se trata de
destruir áreas geográficas para facilitar los planes del Imperio. Los que han
asesinado a 12 personas en París sirven ante todo a los planes del Imperio y a
proyectos como el Le Pen que también tiene su acomodo en esa asociación para la
delincuencia llamado PP. Les ayuda porque el pueblo llano que no puede pensar
por sí mismo, que no sabe contrastar los hechos con la historia, reacciona de
la peor manera posible. Seguro que entre los cinco millones de árabes franceses
o el millón de ellos españoles, han podido comprobar que desde ayer algunos
vecinos y vecinas les miran de otra manera, también lo habrán visto los niños
en las calles o en los colegios. La hegemonía casi absoluta del pensamiento
único está pensada para que la mayoría no vea ni relaciona los innombrables
desastres humanitarios que la codicia depredadora del capitalismo causa entre
los pueblos mayoritarios, en especial en el mundo árabe. Por lo mismo, la mejor
reacción que se me ocurre para “hacer algo” en contra de esta siniestra
tendencia de ocultar la barbarie imperial, la naturaleza destructiva y
arrogante del ultracapitalismo. Y por supuesto, a luchar contra toda
instrumentalización fascista del Corán. Para ello es muy importante que hombres
y mujeres de procedencia árabe jueguen el papel más destacado posible en todo
lo alternativa que se está moviendo después de varias décadas de cretinismo
conformista.
¿Yo no soy Charlie...?
lepcf
Traducido del francés para Rebelión por
Caty R.
|
Sería un una afrenta a las impertinencias que han sido asesinadas
acallar los debates que suscita la unidad nacional promovida al unísono por las
instituciones y los medios... ¿Una reacción a contracorriente?
Post del camarada Loch Lomond:
«Todos somos Charlie», proclama Libération.
Yo no.
No hice campaña a favor del Tratado de Maastricht. No soy Charlie.
Nunca he comparado al Partido Comunista con el Frente Nacional. No
soy Charlie.
Nunca he apoyado los bombardeos de la OTAN en Yugoslavia. No soy Charlie.
Nunca hice campaña por el SÍ en el referéndum de la Constitución
Europea en 2005. No soy Charlie.
Nunca he querido hundir a Denis Robert ni he defendido el caso
Clearstream. No soy Charlie.
Nunca he pensado que Cuba es una dictadura. No soy Charlie.
Nunca pensé que Chávez era un dictador. No soy Charlie.
Nunca aprobé el bombardeo de Libia. No soy Charlie.
Nunca me alegré del asesinato de Gadafi. No soy Charlie.
En 2006 estuve en contra del ataque de Israel a Líbano. No soy Charlie.
No tomo partido sistemáticamente por Israel contra los palestinos.
No soy Charlie.
No cierro los ojos al nazismo en Ucrania. No soy Charlie.
Opino que Femen es un movimiento procedente de la extrema derecha
ucraniana. No soy Charlie.
No creo que Rusia sea un país peligroso para la paz mundial. No
soy Charlie.
No creo que Rusia sea responsable de la situación en Ucrania al
contrario que la UE y la OTAN. No soy Charlie.
No llamé a la intervención en Siria. No soy Charlie.
Nunca he considerado héroes a los opositores sirios, siempre he
pensado que son fanáticos islamistas más o menos manipulados. No soy Charlie.
Los periodistas de Charlie, como los policías y el encargado
de mantenimiento muertos, obviamente son inocentes y sus asesinatos
injustificables, pero no inventemos héroes…
Rendir homenaje a las víctimas, por supuesto, pero no es alrededor
de Charlie y sus «valores» donde querría ver
reunirse al pueblo francés… y rechacemos esta unión nacional que enmascara la
intención real de los terroristas y las responsabilidades aplastantes de los
dirigentes franceses en el odio suscitado por nuestro país…
Comparto al cien por cien este texto. Acabo de responder así a
alguien que quería proponerme firmar una petición en favor de Charlie. El asesinato de varios periodistas
es un asunto muy grave. Pero yo no soy Charlie. No me gusta esa publicación a la que
no gustamos los comunistas y que muy a menudo desprecia a la gente corriente.
La prensa tiene grandes dificultades y la libertad de expresión está muy
cuestionada desde hace muchos años. Y desde ese punto de vista el grupo
Lagardère, así como otros mercaderes de armas, tiene una gran responsabilidad
en lo que ha pasado. Por lo tanto considero totalmente hipócrita que el grupo
Lagardère, que suministra armas a todos los regímenes reaccionarios del mundo
árabe, se ponga al frente de la campaña de la aparición de la revista. El CNR
tiene las cosas muy claras sobre la libertad de prensa, en particular contra la
prensa monopolista y sus grandes concentraciones. Exijamos el cumplimiento de
la ley y la vuelta a la ordenanza del 45.
Gilbert Rémond es militante del Partido Comunista Francés.
Reflexión sobre los
atentados en Francia
"Oh, merde"
Ayer no quise escribir ni una palabra sobre lo sucedido con Charlie Hebdo. Por un lado,
tardé mucho en interiorizarlo. Y por otro, cualquier cosa que no fuera silencio
me parecía oportunismo.
Hoy el dolor ha crecido, la interiorización avanza y me siento en
cierta forma obligado a hacer público este sentir. Por la particular
perspectiva en la que me ha situado la vida.
Durante casi la mayoría de mi vida adulta (aquella parte posterior
a la eterna resaca de la postadolescencia) viví en Francia. Llegué allí como
inmigrante pobre no cualificado para sufrir en primera persona la realidad más
descarnada de muy diferentes explotaciones. Tras casi un año de diferentes
trabajos mi situación económica mejoró lo suficiente como para empezar a
entregarme a un lujo que desde entonces me acompaña: cafés al sol, en la plaza,
leyendo la prensa del bar. Y así comenzó mi relación con Charlie Hebdo, y con Le canard enchainé, o Le monde diplo. Sobre todo los
dos primeros representaron algo importante en mi educación política. La
realidad me había mostrado ya su cara más fea. Y la universidad –mal que bien–
me había preparado para comprenderla. Pero esos diarios, esa forma satírica,
aguda, profundamente informada, ese periodismo de alta calidad, aportaron algo
que resultaría fundamental en mi posicionamiento político. Un algo difícil de
definir y que se sitúa en un espacio íntimo, vital para el paso a la acción,
vital para aceptar lo que nadie quiere aceptar: que sí, que eres un sujeto
explotado, que lo que estudiaste y leíste no son viejas teorías, que está ahí,
que te jode la vida, que no es culpa tuya, que te están puteando y que encima
te escupen a la cara. Y eso, tan importante para mi posicionamiento, me llegó
en parte a través de esa prensa, a través del distanciamiento y la posibilidad
de verdad que otorga la risa. Un poso que serviría como detonante para un
"que no, que te follen", íntimo, real y alegre, que a partir de
entonces yo me vería capaz de devolver a la estructura de un sistema injusto y
explotador.
Parecerá demasiado personal esto, pero creo sinceramente que no
estoy hablando de un fenómeno individual sino de una aportación que esa forma
de periodismo ha ido dejando en la población francesa. Una aportación
fundamental en la politización y el anclaje de voluntades de transformación y
resistencia, especialmente destacable entre los estratos de población menos
privilegiados.
Charb, Cabu, Oncle Bernard (Bernard Maris) pasaron así a formar
parte de la familia. Me acompañaron en miles de cafés. Me hablaron. Me
influyeron. E incluso discutí a menudo con ellos. Parte de lo que hacían no me
gustaba. Incluso la figura de Philippe Val (director de la publicación anterior
a Charb) llegaría a ser para mí motivo de numerosos sarpullidos intelectuales.
Tiempo después comenzaría accidentalmente mi andadura en la
edición de libros. Y entre los primeros títulos seleccionados para traducir en
lo que luego sería La Oveja Roja se encontraba el Antimanual de economía de Bernard Maris, que pronto
descartaría por lo que juzgaba excesos keynesianos. Años después trabajaría
encantado traduciendo las magníficas ilustraciones de Charb al Capitalismo en 10 lecciones, de
Michel Husson, que justo este verano me explicaba cuán fácil y grato había sido
el trabajo con el primero. Durante este tiempo participé también en la
organización de un Salón del Cómic Social impulsado por otro gran amigo francés,
Albert Drandov, que trabajó un par de años para Charlie Hebdo. Y que ahora se
encuentra en estado de shock absoluto. Conoce a buena parte de los fallecidos y
heridos. Gente que ha estado tanto tiempo en los rededores de mi vida. Gente a
la que han matado. Por hacer lo que hacían. Por hacer lo que hace Albert. Por
hacer lo que en parte también yo hago. Resulta difícil de interiorizar. Mi
amigo dice "aquí nos parece que intentaron matar 200 años de luchas por la
libertad de pensar y escribir. Matar a mis colegas, matar mi trabajo. Matarme a
mí también. Es como un 11 de septiembre intelectual".
De fondo traslucen cuestiones sociales profundas que a nadie le
está apeteciendo evocar. El individuo es una creación social. Y su odio
también. Tres tipos resultantes de un contexto social indefendible han
asesinado a más de una decena de personas que luchaban por cambiar ese mismo
contexto social.
Sí, el problema de la islamofobia es real en Francia. Al igual que
en otros sitios. El clasismo de muchas instituciones republicanas es en
ocasiones ultrajante y su langue
de bois hiere en lo más
profundo a quien sufre la explotación cotidiana. La historia colonial del país
y su papel geopolítico actual tampoco tienen nada de enaltecedor. No me caben
dudas sobre ello. Pero nada, absolutamente nada se acerca a esbozar la más
mínima justificación de lo sucedido.
Viene a mi mente otra viñeta, ésta mucho más antigua que las de
Charb y compañía. "El sueño de la razón produce monstruos", reza su
leyenda. Y los monstruos nos están devorando. Hacer llamados vacuos a la
libertad de expresión y retomar la langue
de bois republicana no
cambiará nada. Hay que mirar el fondo de ese pozo e intentar afrontar lo que
vemos con nuestras armas, con las armas que tan bien esgrime (esgrimía) la
gente de Charlie Hebdo.
Repito: el blablá de la sociedad civilizada frente a la barbarie
terrorista no servirá de nada, ni siquiera mitigará el dolor. Ni será digno de
quienes han sido asesinados. Las balas que ayer les arrebataron la vida
comenzaron su movimiento en las partes más oscuras de nuestro sistema:
clasista, explotador, ultrajante. La indignación no frenará su movimiento. Ni
ayudará a comprenderlo. La montaña de derivaciones sociales sobre la que se
articula esta matanza es extraordinariamente compleja. Y jamás bastará
quitárnosla de encima con un manotazo que apele a los supuestos valores de la
civilización o la República.
Pasarán los días. Y puede que incluso lleguen a repetirse horrores
parecidos si seguimos mirando para otro lado, haciéndonos los inocentes. ¿Quién
será luego?, me iba a preguntar. ¿Quién de nosotros?, podría incluso añadir.
Pero ¿acaso no son nuestros los caídos cada día en los rincones más oscuros de
las ciudades? ¿O en los barrios más degradados? Caída, además, que no está exenta
de relación con el movimiento de las balas que ayer segó esas vidas. No es éste
el momento ni el lugar de desarrollar esos argumentos. Pero quede aquí esa
afirmación: la indignación altiva no servirá de nada.
Despertemos cuanto antes la razón. Y pongámosla a nuestro
servicio.
Rebelión ha publicado este artículo con
el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su
libertad para publicarlo en otras fuentes.
Communiqué d'AL,du MOC, du NPA et du PCOF
Pour la liberté d'expression et contre l'union sacrée
Le
carnage perpétré au siège de Charlie Hebdo a suscité une vague d’indignation et
de colère parfaitement légitime que nous partageons. Nous condamnons sans réserve
ce massacre qui vise à semer la terreur et à réduire au silence des
journalistes qui défendaient la liberté d’expression. Nous condamnons avec la
même détermination la violence antisémite meurtrière qui s'est déchaînée contre
les client-es du supermarché casher de la porte de Vincennes.
Nos pensées vont tout d'abord aux proches
des victimes et nous leur exprimons tout notre soutien.
Tout laisse à penser que cette attaque est
l’œuvre de fascistes religieux qui rêvent d’imposer leurs illusions mortifères
à la société. Nous devons être très clairs en dénonçant sans réserve ce
fanatisme. Nous combattons tous les fascismes, qu’ils prospèrent sur fond de
nationalisme ou d’obscurantisme, et quels qu'en soient les guides ou les
prophètes.
Ils
veulent terroriser, provoquer délibérément l’horreur et la peur, créer une
situation de tension extrême. En celà ils sont parfaitement complices du FN et
de l'extrême droite.
Et
comme nous le redoutions, nous constatons dès à présent que cette tuerie sert
de prétexte pour alimenter les discours racistes et justifier des attaques
contre des lieux de culte musulmans. Nous entendons déjà les scribouillards
réactionnaires et les politiciens opportunistes reprendre en boucle la théorie
fumeuse du "choc des civilisations" et profiter de cet événement pour
renouveler leurs charges contre les immigré-es, les étranger-es, les
musulman-es.
Nous
ne sommes pas moins choqués de la récupération politique en particulier par le
gouvernement Hollande. L’appel à « l’unité nationale » n’est rien de moins
qu’une vaste opération de confusion visant à justifier :
les
interventions militaires de la France en Irak, au Mali, en Centrafrique. Le but
premier de ces interventions étaient de protéger les intérêts impérialistes des
entreprises françaises dans ces régions et les dictateurs en place, pas de
combattre le djihadisme, que la France n’a pas hésité à armer dans d’autres
situations
une
nouvelle offensive liberticide. Comme après le 11 septembre 2001, les
gouvernements en place vont sous couvert d’antiterrorisme imposer de nouveaux
dispositifs de fichages, qui ont montré depuis qu’ils étaient majoritairement
utilisés contre les militant-e-s politiques et syndicaux.
la
politique antisociale du gouvernement. En surfant sur le choc émotionnel qui
nous touche toutes et tous, Valls et Hollande entendent bien faire passer au
second plan leur politique austéritaire, en particulier le projet de loi
Macron, qui sera présenté à l’Assemblée nationale fin janvier et prévoie son
nouveau lot de remises en cause des moyens de défense des salarié-e-s
(prud’hommes, inspection du travail…), de facilitation des licenciements, de
banalisation et de baisse de la rémunération du travail de nuit et
du dimanche.
Plus
généralement, parmi les forces politiques qui s’indignent aujourd’hui, bon
nombre sont en grande partie responsables du climat délétère de par leur
stigmatisation des travailleurs-ses immigré-e-s et de leurs enfants, en
particulier lorsqu’ils sont supposés musulmans.
Cette
récupération est d’autant plus indigne que les journalistes de Charlie
Hebdo assassinés n’hésitaient pas à condamner les politiques des Hollande,
Sarkozy ou Le Pen. S’il avait fallu écouter le PS et l’UMP, le FN aurait dû
être invité à leur « marche républicaine » de dimanche. Qu’auraient pensé
de tout cela les journalistes assassinés?
Nous
regrettons la transformation de la manifestation
de dimanche prochain, initiée par les organisations antiracistes, en
une « marche républicaine » dont Valls se voudrait l’organisateur et où Sarkozy
défilera. Farouches opposants de « l’unité nationale
» pour les raisons décrites plus haut, nous ne participerons pas à cette
marche. Il est de toute première urgence que celles et ceux qui sont
révolté-e-s par cet attentat fasciste et refusent de défiler derrière Sarkozy
et Valls, qui veulent résister au racisme et combattre les discriminations, qui
s'opposent aux politiques sécuritaires et liberticides se regroupent et
reprennent l'offensive.
Paris,
le 10 janvier 2015
Signataires
: Alternative libertaire, Mouvement des Objecteurs de Croissance, Nouveau Parti
Anticapitaliste, Parti Communiste des Ouvriers de France
Après l'ignoble attentat contre
Charlie Hebdo
L'union
nationale est un piège
Unissons-nous
pour la démocratie, la solidarité contre le racisme
L'attaque à l'arme lourde qui a fait 12
morts dans les locaux du journal Charlie Hebdo à Paris suscite dans tout le
pays l'émotion, l'indignation, la colère et la révolte. Cette attaque
terroriste est insupportable. L'exécution des salariés et des dessinateurs du
journal est un crime qui nous vise toutes et tous, un crime contre la
démocratie et la liberté d'expression. Notre solidarité est pleine et entière
avec les victimes de cette folie meurtrière.
Ceux qui ont commis ces crimes veulent
terroriser, provoquer délibérément l’horreur et la peur, créer une situation de
tension extrême, précipiter l’affrontement et la radicalisation. Le danger
est immense de voir le racisme et l’islamophobie déferler. D’ores et déjà les
actes contre les musulmanNEs (attaque contre des mosquées, agressions…)
se multiplient. Il est décisif d’y
opposer une condamnation et une résistance sans concession. Plus que
jamais nous devons combattre toutes stigmatisations, toutes discriminations. Il
faut aussi refuser toutes les mesures sécuritaires et liberticides.
Hollande appelle à l'union nationale, le
PS, l'UMP organisent dimanche des marches d'union nationale auxquelles le FN,
reçu par Hollande le 9 janvier, a demandé à être invité. Les uns et les autres
cherchent ainsi à masquer leur propre responsabilité dans la dégradation
sociale et politique, le climat délétère que nous connaissons aujourd'hui. Tout en
s'en défendant, ils cultivent un climat xénophobe et raciste, la peur de
l'étranger, la peur de l'autre, terreau de la haine. Ils veulent ainsi diviser
les classes populaires, les soumettre à leur politique, à leur ordre social qui
engendrent la barbarie qu'ils prétendent combattre. Le comble du cynisme
revient à Marine Le Pen qui a fait de la xénophobie, de la dénonciation des immigrés
et des étrangers son fonds de commerce.
Une
politique qui engendre le désespoir et la barbarie
Cette violence meurtrière et barbare ne vient pas de rien. Elle se
forme au cœur de la violence sociale et morale que connaît une large fraction
de la jeunesse des quartiers, la violence du racisme et de la xénophobie, des
discriminations, la violence du chômage et de l'exploitation. Cette violence
barbare est l'enfant monstrueux de la guerre sociale que mènent la
droite et la gauche au service de la finance. Et aussi des guerres contre
les peuples qui se sont enchaînées depuis la première guerre contre l'Irak, en
Afghanistan, en Libye, en Afrique, en Syrie. C’est aussi la guerre engagée
depuis des décennies contre le peuple palestinien. Des guerres qui ne visent
qu'à maintenir la domination des multinationales, leur droit à piller les
richesses alimentent ainsi les pires fondamentalismes réactionnaires.
Cette violence militaire barbare engendre une autre violence barbare. Il n'y a
pas de réponse à la décomposition sociale dont le crime contre Charlie
Hebdo est la dramatique expression sans combattre les politiques qui
l'engendrent.
Pour
la solidarité entre les travailleurs et les peuples
Notre solidarité avec Charlie Hebdo, avec les victimes de ce crime
terroriste odieux dont certaines ont été souvent partie prenante de nos
combats, c'est la lutte contre toutes les bêtises réactionnaires qui dressent
les hommes et les peuples les uns contre les autres, contre tous les préjugés
obscurantistes. La démocratie et la liberté d'expression ne se divisent
pas, pas plus que le respect des hommes, des peuples ou de la vie humaine.
C'est pourquoi, sur nos lieux de travail et d'études, sur
nos lieux d'habitation nous pouvons discuter, nous rassembler, manifester pour
construire la solidarité nécessaire pour faire vivre la démocratie et la
liberté, en toute indépendance des forces réactionnaires et du gouvernement.
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