sábado, 23 de agosto de 2014
Libertad para Delfín Díaz: cristiano, mapucista, lautarino, preso político de la Nueva Mayoría
DELFÍN DÍAZ
QUEZADA
Nacido un 9 de diciembre de 1959, de un matrimonio modesto, él obrero de
la papelera y ella empleada doméstica. Crecí en la población de la empresa, en
el tercer bajo, hasta los quince años tuve una infancia feliz con tres
hermanos, más una prima que se crió con nosotros, una tía soltera, un tío de
cariño, me acuerdo que cada vez que la economía andaba mal toda mi parentela se
venían a pasar con nosotros esos momentos... el tener una familia extensa está
entre mis recuerdos más preciados.
No existió el tema político en mi sino hasta mediados del gobierno popular
(1972) por cuatro hechos mis años de básica fueron en la escuela Domingo Matte Mesías.
1 El colegio, que era de hermanitos de La Salle
en su administración y plan de estudios, trajo a hermanos nuevos, jóvenes muy
inspirados en los cambios sociales de la época popular, que incidieron con
fuerza para que el clima país, de entonces se viviera en el colegio.
... Que TOMA, de parte de Patria y Libertad.
... Que TOMA, de parte de los de de la Unidad Popular.
2 Del mismo modo, los permanentes foro-debates
de pasillo y recreos, las tomas, las reuniones con temas de cultura cívica, etc.,
se hicieron comunes y sin pretenderlo me fui viendo en un sector sin saber nada
de lo que ello entrañaba. Mi padre por entonces, se identificaba como Demócrata
Cristiano y yo era su hijo en esa idea, aunque no entendía nada. También por lo
mismo fui de la Universidad Católica y todo en torno a la papelera me daba
identidad y pertenencia... Algo que después descubrí como el producto de la gestión
de la empresa en torno a su personal y sus lealtades.
3 Mis padres estaban en un plan habitacional
para empleados de la empresa, y producto de la sicosis por las TOMAS DE TERRENO,
los socios de ese proyecto hacían guardia de noche para que no se tomaran los
terrenos los de la UP, yo acompañaba a mi papá.
4 También, sin saber nada de nada de los
asuntos políticos del momento, me vi tirando piedras, primero desde el colegio
a la industrial (que estaba al otro lado de la calle), para mí ellos nos agredían.
El sector de colegios en torno a la iglesia de Las Mercedes era muy
VARIOPINTO en sus identidades, al igual que en el colegio o en el curso. La politización
social nos había tocado a todos y cada uno de manera ineludible y especial, los
como yo, en un “sánguche” de compañeros de izquierda y de derecha (según
ellos). Todos éramos muy niños, tenía sólo trece años para el golpe militar.
Por cierto yo no era de la Unidad Popular, pero hasta el día de hoy valoro y
rescato algo de entonces... LOS TRABAJOS VOLUNTARIOS, la Unidad Popular fue un
gobierno sin recursos que administrar, pero con una gran RIQUEZA que DIRIGIR y
la VOLUNTAD DE UN SUEÑO POSIBLE. Siempre me abrazo a ésta apreciación, cosa que
habita, de algún modo, hasta hoy en mí y le dio fuerza a mis experiencias
subversivas.
Mi enseñanza media la hice en el liceo de Puente Alto, yo quería ir, me
gustaba pensar y prepararme para la universidad, jamás tuve entre mis proyectos
ser contador, mecánico u eléctrico, lo mío eran los ESTUDIOS, además el liceo
era mixto y la Matte no.
Ya en segundo medio mis ideas en torno a la realidad distaban a las
simpatías que pudo haber tenido el golpe, ya era una dictadura y asesina, más allá
de que mis búsquedas no eran desde la óptica de izquierda, sino de la iglesia
de los 70 post golpe. Lo de la Vicaría y lo de Medellín, la opción por los
pobres, lo de la teología de la liberación...
Fue a través de mi ingreso a la comunidad San Pablo, en donde iban mis
padres, que mi entender capturó el compromiso con lo popular, los pobres, los marginados,
los oprimidos, la libertad.
Hasta el día de hoy hay quienes dicen no entender como yo, un Subversivo,
hice mío el SER IGLESIA y les digo siempre lo mismo, me hice subversivo porque
mi compromiso de iglesia me motivó a ello, estamos hablando de los años 75, 76,
77...
Fui presidente del centro de alumnos del liceo el 76, y a la vez fueron
los tiempos de Andrés Labbé y Eugenio Pizarro como sacerdotes (entre otros) de
María Magdalena y Las Mercedes. También fue la época que conocí a Yulo.
El producto de mis búsquedas y decisiones fue apoyar y participar de la Resistencia,
como también pensar mejor aquello de ser cura o no.
Salido de cuarto medio, todo se tornó vertiginoso en mi vida.
El 78 por intermedio de Yulo conocí al hoy senador Carlos Montes, eran
tiempos de clandestinidad y reorganización del MAPU, iba a todas... Era de la
Resistencia del partido.
Mi primera detención fue en una marcha, algo espontánea de los
familiares de los ejecutados políticos en el invierno del 78.
También conocí a Jorge Díaz, mi hermano putativo. Conocí a Rosa que
luego sería mi esposa, en una jornada de jóvenes cristianos.
El 78, me tocaba el servicio militar, pero por papeles de universidad
quedé eximido, mi generación no estaba, por esas cosas que son parte de uno, el
conflicto del Beagle me cuestionaba, eso que se conoce como patriotismo, me llevó
a presentarme de voluntario al Regimiento, incluso hablé en la guardia pero el
sargento a cargo no estaba en ese momento, me dijeron que esperara, en esa
espera me vino el pensar que no le había dicho nada a mis padres, razoné
nuevamente y me fui.
Singular, pintoresco, como sea, uno es un poco de todo y mis búsquedas
tomaron finalmente un sólo norte, el perfil subversivo que me acompañó por los
siguientes 25 años.
El 4 de septiembre de 1979 caí preso nuevamente junto a otros 80 más.
Fue en una manifestación conmemorando la elección de Allende, a la iniciativa
nos convocó Carlos Montes. Pronto serán 35 años de ello, hoy él es senador y yo
preso político, de su gobierno, de la Nueva Mayoría; ¡¡ cosas de la vida!!
El 79 también fue la huelga de la papelera y también estuvimos ahí,
sacamos un informativo que llamamos EL GRILLO.
El 80 me casé con Rosita y a la vez fui padre.
El 81 ingresé al partido MAPU, cosas de difícil entendimiento me
llevaron a ingresar desde la sindical de Maipú. Lo concreto que ya en febrero
de ese año ya era mapucista.
El 82 participé de la creación del Mov. Juvenil Lautaro que salió en diciembre
de ese año a la luz pública.
El 83 ya éramos una realidad local reconocida y junto a muchos
levantamos, en las protestas a Lautaro como un referente de lucha social, joven
y popular.
Para aquél entonces, con Rosa éramos padres de tres hijos.
El 85 paso a formar parte del comité central de la organización y también
me hice parte de la estructura al 100 por ciento de dedicación. Ya los desates
eran integrales.
El 86 cubría tareas zonales y del área sindical además de las relaciones
políticas. Compartí con el padre Rafael Maroto del MIR, con aquellos de la
tercera izquierda, los pequeños, pero con la decisión que impulsaban las
protestas sociales.
El 87 se me asignó la zona norte y con vínculos con Osorno y Valdivia.
El 89 producto de la caída de gente en el norte tomé funciones allá.
Los 90 y la democracia me encuentra ya con cambio al norte, fueron dos
años intensos, además que a esas alturas paso a formar parte de la Comisión
Política.
El 92 se me elige como número dos del partido y un año después caigo
detenido, comenzando mis años de cautiverio.
Entre el 93 y el 2002 pasé por cinco cárceles, San Miguel,
Penitenciaría, Colina 2, Temuco, cárcel de Alta Seguridad, y en todas viví la
prisión combatiente, trinchera subversiva de esos años, hice 14 huelgas de
hambre y cumplí con una condena de diez años y un día por asociación ilícita
terrorista y creación de grupos de combate, quedando en libertad bajo fianza
por las condenas que hoy estoy cumpliendo otros diez años.
Veinte años pasé en esa situación de un proceso, en noviembre de 2012,
que me notificaron llegué al sector módulos en donde estoy actualmente por
hechos de 1992.
Hoy soy un preso político de la Nueva Mayoría, por nada que se precie
como punible, tal vez alguna vez tuvo sentido, hoy, después que en el 2004 se
legisló para terminar con la PRISION POLITICA SUBVERSIVA el que se RESTITUYA
con nuestra prisión NO CABE y se TORNA ARBITRARIO y VIOLENTADOR de los DD.HH.
míos como los de mi familia y comunidad.
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