Nadie lloró por nosotros
ni vino la televisión
ni hablaron los mandatarios
nadie organizó marchas
nadie condenó al sionismo
nos dejaron tirados en el suelo
como si no fuéramos nada
nadie lloró nuestra muerte
y no éramos doce
sino seiscientos
y nos dejaron solos
tirados sobre el pavimento
Marta Manriquez Morales
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