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domingo, 25 de marzo de 2012

Aysén: Represión como en dictadura


Adolfo Soldan Coñuecar, modesto soldador, volvía de su trabajo cuando fue atacado

Denuncian “feroz golpiza” de Fuerzas Especiales a trabajador de Coyhaique

“Me agarraron entre cuatro y sin provocación alguna comenzaron a pegarme, tirándome al suelo, donde la golpiza continuó”, relata entre lágrimas de impotencia este patagón que aún no puede comprender lo que le está pasando.



A través de un correo electrónico, Adolfo Soldan Coñuecar, modesto soldador de Coyhaique, denunció haber recibido una “feroz golpiza” por parte de efectivos de Fuerzas Especiales de Carabineros.
Según su testimonio, volvía de su trabajo cuando fue sorprendido por un piquete de efectivos policiales que perseguían a manifestantes durante la jornada de protesta que por segundo día se vivió el 22 de marzo.
“Me agarraron entre cuatro y sin provocación alguna comenzaron a pegarme, tirándome al suelo, donde la golpiza continuó”, relata entre lágrimas de impotencia este patagón que aún no puede comprender lo que le está pasando.
Golpe2
“Luego de esto —continúa su relato— me arrastraron, en medio de insultos, hasta la micro donde tenían a otros detenidos”. Allí, denuncia, un efectivo luego de insultarlo le propinó una patada tipo karateca que le fracturó el hombro izquierdo, caído en el piso del vehículo policial continuaron los golpes, garabatos, burlas.
En ese sentido, narró que después de aquello —acostado en el piso—, “debió sufrir junto a otros detenidos, la continuación de las vejaciones que incluyeron puntapies y caminatas sobre las espaldas y cuerpos de los detenidos.”
Pero la pesadilla que debió sufrir Adolfo y el resto de los detenidos no terminó ahí, llevado a constatar lesiones al hospital local el medico de turno, a pesar del estado calamitoso en que fue presentado, no se atrevió a ordenar su internación, permitiendo que fuera retirado del centro de salud.
Golpe3
Ya en la comisaría, según su testimonio, se le pretendió inculpar en los desmanes, saqueos y otros delitos cometidos por antisociales durante las manifestaciones, para ello introdujeron en su mochila media docena de “miguelitos” y una “capucha”. Con esto te vamos a “cagar” le decían intentando que firmara el documento que consignaba esos elementos como suyos, cosa que, a pesar de su estado se negó.
Dada su gravedad debió ser internado en horas posteriores. Después de la visita del fiscal de turno quedó en libertad, sin cargo alguno, ordenándose el retiro del carabinero que lo vigilaba.
Según el parte médico Adolfo Soldan Coñuecar, obrero soldador presenta una fractura de clavícula izquierda, que en la hoja de evolución clínica se califica como “grave” y lesiones en el cuero cabelludo de mediana gravedad, agregando que las lesiones fueron causadas por “terceros”.
Golpe4




Uno ruega, a veces con desesperación, poder olvidar episodios traumáticos sufridos durante la Noche más negra y larga de nuestra Historia reciente: LA DICTADURA MILITAR.  Al ver las terribles imágenes de la información, y leyendo el contenido de ésta, mi memora retrotrae al instante al presente otro hecho similar que afectó a mi hija mayor, y luego a otro de mis hijos, durante el Golpe Militar.   Lo que describe la víctima en la entrevista, ES EXACTAMENTE LA MANERA DE ACTUAR DE LA FUERZA REPRESIVA COLUDIDA CON LA CNI  a partir del 11 de Septiembre de 1973.   Leía lo dicho por el trabajador y paralela e instantáneamente escuchaba venir desde el pasado, 1985, la voz desgarrada y sollozante de mi hijita, entonces de 18 años,  que gracias a la bondad de un gendarme, en la Primera Zona Naval, nos permitió unos minutos con ella cuando iba por un pasillo esposada junto a otros jóvenes rumbo a la sala donde estaba el Fiscal Naval : "-mamá por favor sácame de aquí..."   -me decía apretándose a mi pecho llorando-.." mira mi cuello, mis manos... me duele todo el cuerpo, nos tiraron al suelo de una micro de carabineros donde tenían unos feroces perros, ellos se burlaban porque yo gritaba  (mi hija siempre tuvo terror a los perros), luego pasaban sobre nuestros cuerpos cargando sus pesados bototos, pateándonos una y otra vez, amenazándonos, abriendo nuestras mochilas o bolsos y fingiendo encontrar "material subversivo" entre los cuadernos... mamá... sácame de aquí, sácame de aquí...".

Mi hijita era en ese entonces una niña delgadita y tímida que estudiaba en la UC de Valparaíso.
Sus días encarcelada,  y luego lo sucedido a otro de mis hijos,  marcó a sangre y fuego una huella de dolor inconmensurable e inolvidable, en mi corazón y mima conciencia, como a tantas miles de madres de Chile que además perdieron a sus hijos, asesinados por los criminales de Pinochet, dolor que a veces creemos suavizado, pero leyendo relatos como éste, nos damos cuenta de que está ahí, en un rincón oscuro de nuestros peores recuerdos, esperando agazapado para darnos un zarpazo.

Esta nueva Dictadura es talvez mas peligrosa porque aparenta ser Democracia y como una serpiente venenosa va infiltrando, o pretende, el Miedo entre el Pueblo, que hoy se defiende de distinta manera contra esta violencia descontrolada, heredada de las prácticas horrendas de Grupos Especiales de las Fuerzas Armadas y Carabineros, muchos de los cuales en ese entonces integraban la CNI de la Dictadura.

Me pregunto hasta cuando podremos soportar.   Nuestras dos mejillas ya sangran.
Julia

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