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domingo, 5 de octubre de 2014

¿Dónde están los verdaderos socialistas en Chile?

¿Qué ocurrió con ellos?
Por: Arturo Alejandro Muñoz | Domingo, 06/05/2012 06:18 PM | Versión para imprimir

Desde octubre de 1973 a la fecha muchos socialistas, miristas y trotskistas, se transformaron en entes recauchados, serviles al modelo neoliberal y “tapagoteras” de los abusos e ilícitos cometidos por la dictadura


LA LIBERTAD DE prensa, en estricto rigor, nunca ha existido en Chile como tal, pues ella ha sido sólo el tipo de información, contenido y mensaje que el grupo económicamente dominante estableció como “legal, civilizado y moderno”, tornándolo lúdico y  recreacional a fuerza de burdas crónicas y múltiples amaños de las noticias mismas, con lo cual logra aprehender el pensamiento de la sociedad y, con ello, direccionar la opinión de las masas hacia objetivos que son vitales para quienes poseen el control de la férula. A todo lo anterior, tales mandantes lo han bautizado con el pomposo título de “libertad de pensamiento y expresión”.
Por cierto, los comerciantes propietarios de los medios de comunicación hacen ingentes esfuerzos para mantener a sus clientes absortos en una de las mentiras mejor estructuradas en nuestra corta Historia, cual es obnubilar la capacidad de reflexión de los lectores con el mito de que en Chile existe una absoluta y envidiable libertad de información. Aquello de ‘envidiable’  -que obviamente corresponde a una ironía- dice relación con un inefable lugar en el ranking continental respecto de las libertades, ya que nuestras autoridades (y también nuestra prensa oficial) han sido tenaces en el insistente afán de desacreditar a determinados gobiernos de países hermanos en estas materias, acusándolos de “asfixiar el derecho a la libre expresión”, pese a que en esas naciones la prensa cuenta con una multiplicidad y variedad tal de medios de comunicación que ellos completan el arcoiris de la política partidista.
En cambio, en nuestra república austral esa maravilla se encuentra distante y ausente. No obstante, tozudas y frescas de cutis, las autoridades -y gran parte de la supuesta oposición- lenguajean destacando como ‘excepcionalmente bueno’ su inefable panorama mediático, y lo hacen hasta los límites del ridículo, pues precisamente quienes más mienten y falsean la verdad son quienes llevan décadas asociados en el saqueo a la patria y en la venta de la misma, así como internacionalmente son criticados por su entreguismo al capital transnacional y a intereses económicos y geopolíticos de naciones que, por siglos, han impedido el desarrollo y crecimiento latinoamericano.
Esto último no es un problema (y gravísimo, a decir verdad) que ocurra en Chile solamente. Si miramos hacia el norte veremos que el noble pueblo venezolano –al que miles de chilenos le deben no sólo su tranquilidad económica sino también la vida- sufre, en menor medida pero igual enjundia, de un tumor similar a través de una prensa derechista –que allá no sólo existe en gran cantidad sino, también, tiene libertad absoluta para escribir y publicar lo que le venga en ganas- cuyo único objetivo, lejos de informar, radica en la sedición y el complot como paso previo a la indigna decisión de abandonar las raíces patrias para volver a entregarse a la avaricia norteamericana. Es en este punto donde algunos “eméritos políticos chilenos” han tenido destacada participación en orden a coadyuvar con la sedición golpista de la ultraderecha llanera. Ha sido el caso de Ricardo Lagos Escobar, un individuo cuyo ‘tartufismo’ en política alcanza niveles de aberración, mientras aún muchos chilenos –erradamente- le siguen considerando no sólo un ‘izquierdista de tomo y lomo’ sino, además, estadista de excepción, pues no han logrado (o no han querido) informarse respecto de cuán neoliberal y déspota es el susodicho ex Presidente. Ver:
Nuestra ‘independiente y objetiva’ prensa nacional dem oró décadas en reconocer que “algunos de sus asociados” habían cometido serios ilícitos apoyando –con su silencio y/o con sus abiertas mentiras- los crímenes y robos ejecutados por militares en ejercicio y ciertos agentes del estado durante los años de dictadura. Recientemente, el Colegio de Periodistas ha avenido a ratificar el comentario anterior mediante una publicación que ahorra cualquier comentario e inhabilita toda posible argumentación que pretenda establecerse en defensa de los delincuentes dictatoriales y sus adláteres.
“El Tribunal de Ética y Disciplina del Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas confirmó el fallo del fiscal y presidente de esa instancia, Alfredo Taborga, y condenó a ex directores de “El Mercurio”, “La Segunda”, “Las Últimas Noticias” y “La Tercera” y a una periodista, por falta a la ética y no cumplimiento con el deber “de entregar la verdad a la ciudadanía”, en las publicaciones que esos medios realizaron en los primeros años de la dictadura acerca del secuestro y desaparición de 119 prisioneros políticos en el montaje conocido como Operación Colombo.”
Pero ello es sólo una muestra, un ejemplo, un hecho individual, dentro del cúmulo de acciones anti libertarios y antidemocráticos que a diario realiza la prensa chilena, asuntos que por cierto no podrían ser realizados sin el concurso y apoyo del poder político. No se trata ya solamente del visto bueno otorgado por las tiendas derechistas –perennes totalitarias y clasistas- pues desde hace dos décadas se ha sumado el concurso de un bloque conformado por antiguos partidos políticos autodenominados “progresistas” (e incluso ‘izquierdistas’, en algunos casos, como el Partido Socialista) aglutinados en una coalición que hemos conocido con el nombre de Concertación de Partidos por la Democracia.
Esta nueva sociedad de intereses –Alianza/Concertación- ha hecho piel el non plus ultra ideológico de los dirigentes del imperialismo neoliberal, Estados Unidos de Norteamérica, al esquematizar la libertad de prensa asociándola exclusivamente con el pensamiento capitalista. De esa laya, todo lo que no corresponda al canal economicista y de libre mercado que esa ideología propugna, será considerado enemigo por la prensa que está en manos de directores y editores colocados en los cargos de máxima responsabilidad mediática por los gremios empresariales y los mandamases políticos. Resulta fácil entonces comprender los cambios de actitud y opinión que ciertos periodistas, conductores de televisión y comentaristas políticos, exteriorizan sin empacho ni rubor de un día para otro, como ha ocurrido, por ejemplo, a conocidos “hombres de prensa”. Tal es el caso de Fernando Villegas, Matías del Río, Patricio Navia, y muchos otros que han trocado opiniones y posiciones según sea el nuevo patrón, o respondiendo sin chistar a los vaivenes e intereses manifestados por el jefe de turno, el que generalmente resulta ser un megaempresario o un político, pero jamás (y reitero el término, “jamás”) un colega suyo, un periodista, pues tal cual lo aseguré en artículos anteriores, la prensa chilena lleva décadas en manos de bolicheros y mercachifles, pero no bajo la férula de periodistas profesionales. .
De esta forma esa misma prensa -llamada ‘oficial’- replica los interesados conceptos explicitados por sus mandantes reales, sitos en naciones extranjeras, los cuales machacan hasta el hastío la idea de que todo medio de información no capitalista es falaz, mugroso e hijo del ‘resentimiento’, término este último que sigue siendo el más usado por fundamentalistas del neoliberalismo a la hora de entregar respuestas a las argumentadas críticas de sus opositores. En este juego de ilusiones y mentiras ha sido atrapada también parte importante de la izquierda chilena, en especial aquella que no titubeó al momento de reconvertirse a la fe neoliberal y traicionar a los millones de chilenos que lucharon a cara descubierta contra la dictadura y votaron NO en el plebiscito de octubre de 1988.
¿Cómo explicarle a un viejo socialista “de verdad” -que en este país pueden ser millones-  la traición y revoltura de intereses manifestada por dirigentes del viejo partido de Allende y Ampuero, en relación no sólo a la política interna chilena sino, específicamente, a los ataques a una de las más importantes procesos revolucionarios de América Latina en los últimos cincuenta años? Me estoy refiriendo, claramente, a las abyectos y desinformados juicios de valor emitidos por socialistas como Ricardo Lagos, Fulvio Rossi y Marcelo Díaz –entre otros- contra el gobierno venezolano, contra su Presidente, su pueblo y la trascendental revolución bolivariana. Ver:
¡¡Ese es el ‘socialismo’ que el imperio estadounidense y sus asociados empresariales latinoamericanos –propietarios de los medios de información- han logrado internalizar en la piel y en los bolsillos de los mal llamados ‘nuevos socialistas’!! Un socialismo que la derecha acepta sólo como testimonial, pero jamás como estructura real de política concreta. Y en este torneo de acomodos, alianzas y repartijas familisteriales, personas como nuestros conocidos ex mandatarios concertacionistas –desde Aylwin a Bachelet- han jugado un rol tan significativo y exitoso que el mismísimo gobierno norteamericano decidió premiarlos con cargos internacionales, los que van desde la secretaría general de la inútil (pero bien pagada) OEA, hasta el inefable título de “ONU Mujer” pasando por el escritorio del ridículo y farandulero cargo “Capitán Planeta”. Como bien sabemos, Washington no premia a sus adversarios, sólo recompensa a sus obsecuentes servidores…pero sólo a los grandes, a los importantes…el resto de los cipayos recibirá algunas migajas que servirán de bono compensatorio, y nada más.  
Por ello, vuelvo a la frase con la que inicié este artículo: “la libertad de prensa, en estricto rigor, nunca ha existido en Chile”; y con esa afirmación me permito asegurar también que desde octubre de 1973 a la fecha muchos socialistas, miristas y troskistas, se transformaron en entes recauchados, serviles al modelo neoliberal, y “tapagoteras” de los abusos e ilícitos cometidos durante la dictadura por quienes son hoy sus patrones: los empresarios derechistas que a su vez son yanaconas de los intereses de Estados Unidos.
Y todo aquel que no esté de acuerdo con que lo anterior es “cristiano, civilizado, ‘democrático’ y occidental”, será tachado y juzgado por la prensa oficial como un “comunista de mierda, un ateo, un resentido y  un vago”.
arturoalejandro90@gmail.com

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