Esta historia, sin embargo, ha revelado no ser una simple historia. Se conjugan aquí su pensamiento, su trabajo político, su solidaridad, y la represión terrible que lo empujó a salir exiliado desde Chile a Panamá. Luego se revela que sus propias convicciones lo llevaron a trabajar en la Revolución Sandinista en Nicaragua, y finalmente en la lucha guerrillera revolucionaria en El Salvador.
Como todos los presos políticos Magallánicos, Mancilla Caro, fue arrastrado de cuartel en cuartel transformados en campos de prisioneros, incluyendo el campo de concentración construido exclusivamente con ese propósito, Isla Dawson. Desde Punta Arenas lo trasladan al campo Tres Alamos en Santiago, para partir exiliado a Panamá en 1975. Desde allí participó activamente en la solidaridad con la lucha revolucionaria que se daba en aquel entonces en Centro América. En 1979, Mancilla Caro, decide partir a trabajar en apoyo a la Revolución Nicaraguense. Desde esa barricada apoyada por muchos chilenos como Mancilla Caro, un grupo de miembros del partido MAPU (Garretón) se preparó para participar en la lucha guerrillera armada en El Salvador. Ocho compañeros del MAPU partieron a combatir junto al Frente Popular de Liberación (FPL) en Julio de 1981. En Octubre de 1981, Mancilla Caro, cayó acribillado por las balas de soldados del ejercito salvadoreño. De los ocho miembros del contingente internacionalista del MAPU, 6 sobrevivieron. En Chile, incluida su familia , habíamos perdido su pista, sus rastros, sus aspiraciones, sus ideas, su trabajo y al fin su sacrificio por la causa de la cual estaba convencido. Al hombre normal, lo había reemplazado en nuestra mente un mito. En la medida que vayamos leyendo las historias que nos cuentan dónde estuvo y qué hizo, veremos que su historia es mucho más importante e interesante que el mito. La historia de este joven magallánico convertido en guerrillero revolucionario es una historia mayor. En Magallanes lo percibimos equivocadamente como afuerino, cuando era más magallánico que el calafate. No supimos de su niñez. Supimos poco, casi nada, de su vida familiar. Cuando salió de Chile al fin no supimos más de él, que encontró amor, que siguió en la lucha, en Panamá, Nicaragua y al fin en El Salvador donde cambió de nombre para ser simplemente, Horacio, el guerrillero.
Sergio no alcanzó a ver el fin de los años de dictadura militar en su país para dar paso a la democracia capitalista “cautelada” (como finamente la han llegado a llamar algunos analistas políticos). No alcanzó a ver tampoco como algunos de sus dirigentes que ensalzaron su sacrificio combatiente revolucionario son ahora grandes capitalistas en el sistema que les heredó la propia dictadura. No alcanzó a ver que en el mismo país donde dejó su vida, el segundo comandante de la guerrilla donde participó es ahora presidente de El Salvador. El capital se solidificó en Chile, y sigue funcionando muy bien para los ricos con la ayuda de muchos de los que sobrevivieron la represión. Una ex-prisionera política y exiliada es presidenta de Chile por segunda vez y sigue siendo instrumental al capitalismo. Los que somos capaces de levantar una voz crítica sobre estas cosas, igual que ayer, seguimos siendo los menos. Estoy seguro que si Sergio estuviese vivo haría lo mismo con la valentía que lo caracterizó. Mientras Mancilla Caro decidió ser consecuente con sus ideales hasta el fin, el lector que algo conozca de la historia reciente de Chile, no se sorprenderá al encontrar en estos relatos a personajes que hoy gozan de una excelente posición dentro del capitalismo chileno.
Ya no está más desaparecido el compañero Sergio Mancilla Caro. Ya no hay más muerte presunta. Lo hemos encontrado en nuestra memoria colectiva y sabemos que murió luchando. Ya, después de leer este libro, sabremos sobre su vida y sobre su muerte. Los que lo quisimos como amigo y compañero, lo seguiremos queriendo, “normalito” como él quería. Y en base a su historia de hombre normal podremos reafirmar que fue un buen hombre, un buen compañero, un buen revolucionario, un buen valiente, un buen magallánico, un buen chileno, un buen internacionalista, consecuente hasta la muerte. Sergio Mancilla Caro, ¡Presente! – Compañero Horacio, ¡Presente! Algún día, después de muchas luchas como la tuya, estoy convencido que venceremos.
(*) Sergio Reyes, fue preso político en Magallanes desde 1973 a 1976. Vivió en exilio forzado en los Estados Unidos hasta 1989 cuando se levantó la prohibición sobre 6000 presos cuyo exilio fue extendido por decreto que le impedía regresar al país indefinidamente. Reyes actuó como coordinador de este proyecto de memoria colectiva y productor del libro digital.
Ficha Técnica:
Título: La Historia de Sergio Mancilla Caro, un Guerrillero Internacionalista Austral
ISBN-13: 9781483539515
Autor: Compilación de Sergio Reyes
Fecha de publicación: 1 de octubre de 2014
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