jueves, 21 de marzo de 2013
¿SOLIDARIDAD O COMPETITIVIDAD?
El deceso del Presidente de la
República Bolivariana de Venezuela, Comandante Hugo Chávez Frías, ocurrido en
Caracas el pasado 5 de marzo, ha conmocionado tanto a sus seguidores como a sus
detractores. La prensa ha destacado los
aspectos anecdóticos de Chávez, dejando de lado que su elección como
Presidente, a fines de 1998 fue el inicio del fin de los partidos políticos que
se turnaban en el poder desde 1958, facilitando a reducidos sectores que
profitaran de los bienes y del producto del trabajo perteneciente a todos los
venezolanos.
Chávez encabezó la búsqueda de la
superación del mundo unipolar expresado en la dictadura internacional de los
mercados y que constituye una amenaza para la paz y la democracia, además de
considerar a las personas como mercancías.
De allí la relevancia de tender a transformar la economía mundial basada
en la competencia por una economía basada en la solidaridad entre los pueblos a
través de la integración política, cultural y también económica.
El Presidente Chávez recibió un
legítimo mandato popular y que él tradujo en la extensión del derecho a la
educación; en el acceso a la salud; en la construcción de viviendas; en la
comunidad energética de los países del Centro y del Cono Sur de América,; en la
Constitución surgida desde las bases populares; en el establecimiento del ALBA
como alternativa al ALCA, y que no se funda en ventajas comparativas, sino en
ventajas cooperativas destinadas a reducir las asimetrías de los países
adherentes; en el Banco del Sur frente a
la opresión ejercida por el BM, el FMI y la OMC; en la nacionalización del
petróleo; en la reforma agraria para revitalizar el campo y entregar tierra a
los campesinos; en las leyes acerca de la no discriminación por razones de
raza, sexo y otras; en la relevancia dada a los países productores de petróleo
reunidos en la OPEP; en la integración con soberanía a través de UNASUR y
CELAC; en las Misiones en los barrios; en la participación ciudadana; en la
disminución de la pobreza, como lo indica el último Informe de Desarrollo
Humano de la ONU; en el establecimiento de relaciones con países vecinos
fundadas no en transacciones comerciales tradicionales, sino en el trueque; en
la Operación Milagro, que ha permitido recobrar la visión a miles de chilenos
que no tienen cabida en los servicios de salud de su propio país; etc…, etc…,
etc…
Chávez contribuyó al despertar de
la conciencia de su pueblo y de los pueblos de América Latina: es así como en varios países han accedido al
poder gobiernos opuestos a las experiencias neoliberales, tales como Argentina,
Bolivia, Ecuador, Brasil, Nicaragua, Uruguay, Paraguay. A pesar de la propaganda interesada y la
desinformación, Venezuela ha hecho retroceder la pobreza y la desigualdad,
invirtiendo la renta petrolera en gasto social.
Pero el fracaso del llamado
Consenso de Washington no amilana a las grandes transnacionales. Frente al influjo del “Socialismo del siglo
XXI” se ha levantado el denominado Tratado Trans Pacífico (TPP por su sigla en
inglés), iniciado hace tres años entre Estados Unidos, CHILE, México, Perú,
Colombia, Singapur, Brunei, Australia, Nueva Zelandia, Vietnam y Malasia,
realizándose de manera secreta, buscando dar continuidad al frustrado Área de
Libre Comercio de las Américas (ALCA), a través de los Tratados de Libre
Comercio (TLC). La pretensión de
promover por esta vía una reforma de las reglas del comercio global a nivel
internacional, contraría el multilateralismo y erosiona las reglas de la
democracia, puesto que afectará el acceso a los medicamentos; amenaza el acceso
a la libre información, el uso de Internet y los bienes culturales; promueve el
modelo de protección de inversiones; acrecienta la desregulación del sector
financiero; profundiza la privatización de los servicios públicos; facilita la
apropiación de recursos naturales; desincentiva el trabajo decente; amenaza la
soberanía y la seguridad alimentaria; pone en riesgo la sobrevivencia de los
pueblos originarios; afecta los procesos de integración regional. Es la antítesis del bien de los pueblos
postulado por Chávez.
La partida de Chávez debe ser un estímulo para insistir en la
organización popular, nutriendo las luchas contra el hambre y la esclavitud,
contra los regímenes que niegan la tierra, el pan y el agua que pertenecen a
todos. No es posible aceptar que
alrededor de 230 familias se apropien del 80% de la riqueza del planeta. Esto es contrario al Buen Vivir y al Buen
Convivir que postuló Chávez al construir caminos para humanizar a la humanidad.
Hervi Lara
Comisión Etica contra la Tortura
(CECT-Chile).
Santiago de Chile, 21 de marzo de
2013.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario