viernes, 31 de diciembre de 2010
Tenemos que unirnos los que no tenemos nada que perder
Mensaje de fin de año.
Este año 2010 que nos deja, estuvo cargado de conflictos y desastres de todo tipo: el terremoto-Tsunami, los Mapuche en Huelga, los mineros atrapados, el incendio en la cárcel de San Miguel y una infinidad de huelgas y movilizaciones obreras. A esto debemos agregarle el ascenso de Piñera y la extrema derecha al Gobierno, quizás como uno de los grandes desastres.
Pero ninguno de ellos, o la acumulación de todos éstos, terminó en un caos o en una gran polarización o radicalización de la situación política en Chile que hiciera pensar, aunque fuera por un rato, que vendría un cambio real o significativo.
Como presagiamos y expusimos, siguen muchas familias, miles de chilenos, viviendo en campamentos miserables y en las peores condiciones. Aunque por televisión anuncien que ya comenzó la erradicación de los campamentos de emergencia, que solo han sido unos pocos, miles de chilenos siguen sin ninguna solución por sus viviendas perdidas y las empresas constructoras siguen como si nada, sin asumir ninguna responsabilidad sobre los desastres provocados por la mala calidad de la construcción que llevaron a cabo; porque como dijo un obrero del sur, afectado por la caída de su casa, “mi casa no la botó el Terremoto, la botó la mala construcción”. Sin embargo, como hemos dicho tantas veces, ningún empresario fue preso o juzgado por cuasidelito de homicidio, mucho menos han respondido ni responderán las grandes empresas que tuvieron a cargo la construcción de carreteras, puentes, pasarelas, etc, que se cayeron porque las construyeron mal, y entiéndase por mal construir, el construir deficientemente para abaratar costos, en perjuicio de la vida de las personas.
Los mineros, en particular y todos los trabajadores en general, siguen trabajando en las mismas condiciones que antes del derrumbe en la mina San José. De hecho los accidentes fatales siguieron y todos, por trabajar en condiciones extremadamente inseguras y sin las necesarias medidas e implementos de seguridad. La parafernalia que se armó para identificar las fallas del sistema y corregirlas en beneficio de la seguridad de los trabajadores y establecer “Un nuevo trato” quedo en eso, en Parafernalia.
Respecto del conflicto que los chilenos poderosos tienen con el pueblo Mapuche, este salió a luz pública gracias a la Huelga de Hambre que los presos políticos Mapuche decidieron realizar, justamente para visibilizar el conflicto. Pero hay una cuestión que queda en el aire y que no todos asumen en la denuncia, y es que, una vez más el Estado privilegia por sobre la vida de las personas la supremacía de la Propiedad Privada de los poderosos. Porque los hermanos Mapuche sin haber matado a nadie y sin haber herido a nadie son condenados con penas extremadamente superiores a los asesinos y delincuentes que se encuentran en cualquier parte, incluso condenas superiores a las que reciben los asesinos de la misma dictadura que defendieron los que hoy están en el poder. Se les persigue, encarcela y se les asesina por defender sus tierras robadas por los empresarios forestales. ¿Qué quedará para el movimiento obrero, cuando éste se levante definitivamente y se decida a luchar con más decisión y por el establecimiento de una sociedad distinta?, ¿Nos tratarán con más delicadeza o se nos lanzarán con todo, como hoy lo están haciendo con nuestros hermanos Mapuche?
En la tragedia de la cárcel de San Miguel quedó también demostrado que para los ricos hay un solo enemigo común y este debe ser tratado con todo el peso de la ley que a los ricos defiende. Para el sistema penitenciario vale lo mismo un asesino en serie, un violador que un trabajador que cayó detenido por vender películas en la calle, y que llegó a eso porque este sistema lo dejó en la más absoluta indefensión. Esto es lo que le pasa a millones de chilenos que hoy sufren la cesantía.
Es impresionante constatar que, desde que surgió la crisis actual, las únicas fuentes de trabajo verdaderas que han aparecido y que todos pueden ver, son los malabaristas de semáforos, los vendedores de sopaipillas, empanadas, dulces, helados, películas y música piratas, vendedores de parches curitas, de ensaladas, de choripanes, completos, etc. etc… y todos ellos podrían irse presos y sufrir el más terrible de los hacinamientos y vejaciones, como les ocurrió a los reos de la cárcel de San Miguel.
Algunos para intentar instalar a Frei en el gobierno se sumaron al discurso de que sí llegaba la derecha al poder quedaría la grande en el país. Algunos dijeron: “junten miedo trabajadores”.
Eso no ocurrió así… lamentablemente.
Son muchas las huelgas y movilizaciones obreras que ha vivido este 2010, pero todas aisladas. Lo que no le resta merito a los trabajadores que las han llevado a cabo, sino que refleja una falta de coordinación tremenda del movimiento sindical y una conducción, desde la central “más representativa” tendiente a que eso suceda tal cual lo hemos visto.
Así vimos en este añito que se nos va, a dirigentes sindicales colaborando con los patrones para bajar las huelgas y las luchas de los obreros que se han decidido a no seguir perdiendo; aprovechándose, estos dirigentes, de la confianza que todavía les otorgan muchos trabajadores. Algunos, muy notables, están haciendo lo posible para hacer desaparecer del mapa a los dirigentes “más puntudos” y así quedarse ellos como los únicos representantes del sindicalismo chileno y seguir entregando las empresas estatales a cambio de unos pocos dólares o pesos.
Pero, aunque todo esto es cierto, cada día aporta con lo suyo y van juntándose compañeros que quieren hacer que esto cambie. Sin duda faltan muchos más.
Falta una coordinación real de todas aquellas organizaciones sindicales y dirigentes que están asqueados de tanta corrupción sindical y de tanto abuso y humillación empresarial.
Sin esa coordinación efectiva; en la que tendrían que estar todos los sindicatos de trabajadores más explotados, como mineros subcontratados, forestales, portuarios, trabajadores de la construcción, del retail, subcontratistas de todas las áreas; será imposible avanzar efectivamente, porque hoy se nos hace imposible solidarizar con todos aquellos que lo necesitan, aunque lo quisiéramos así.
Tenemos que unirnos los que no tenemos nada que perder. Y todos aquellos sindicatos poderosos deben y tienen la obligación moral de apoyar este esfuerzo de los más pisoteados. Deben concurrir a ayudar en el fortalecimiento de sus sindicatos, apoyar solidaria y económicamente a los sindicatos más chicos, porque así estarán contribuyendo al real levantamiento del movimiento obrero.
Con una coordinadora de este tipo y con sus objetivos y principios claros desde el comienzo y que deben ser clasistas, no importará si el presidente es Piñera, Frei, Lagos, Bachelet, porque se tendrá la fuerza para hacer lo que debemos hacer: Recuperar todo lo que nos pertenece, todo el cobre, todos los minerales, todas las aguas (dulces y saladas), los bosques, las tierras, la electricidad y trabajar y pensar en una sociedad para todos y desde todos. Donde los que manden, organicen y distribuyan todo, sean los que producen todo: LOS TRABAJADORES.
Jorge Peña Maturana
Presidente Siteco.
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